2. Modulo EL AMOR Filial EN LA VIDA Y OBRA DE Cesar Vallejo PDF

Title 2. Modulo EL AMOR Filial EN LA VIDA Y OBRA DE Cesar Vallejo
Author Giancarlo Esquivel
Course Lenguaje
Institution Universidad Nacional de Trujillo
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2. MODULO EL AMOR FILIAL EN LA VIDA Y OBRA DE CESAR VALLEJO...


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Programa de Formación General Cátedra Vallejo

SESIÓN 02

El amor filial en la obra de César Vallejo

RESULTADO DE APRENDIZAJE Elabora un cuadro comparativo para expresar las diferencias y similitudes entre la familia, expresada en la obra de Vallejo con la familia actual.

I.

CONTENIDO El amor filial en la vida y obra de Vallejo y la familia en la actualidad: Pasos lejanos y Enereida, A mi hermano Miguel.

RECOJO DE SABERES PREVIOS Y PROBLEMATIZACIÓN Actividades: Responde las preguntas. Tahona estuosa de aquellos mis bizcochos pura yema infantil innumerable, madre. Oh tus cuatro gorgas, asombrosamente mal plañidas, madre: tus mendigos.

He almorzado solo ahora, y no he tenido madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua, ni padre que, en el fecundo ofertorio de los choclos, pregunte para su tardanza de imagen, por los broches mayores del sonido. (Trilce, poema XXVIII)

Las dos hermanas últimas, Miguel que ha muerto y yo arrastrando todavía una trenza por cada letra del abecedario. (Trilce, poema XXIII) Madre, me voy mañana a Santiago,

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa.

a mojarme en tu bendición y en tu llanto.

¡Donde nos haces una falta sin fondo!

Acomodando estoy mis desengaños y el rosado

Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá

de llaga de mis falsos trajines.

nos acariciaba: Pero, hijos... (Trilce, poema LXV)

1.

(Los heraldos negros, 1919)

¿Cuál es el tema que predomina en los versos? _______________________________________________________________________________________

2.

Describe dos características de la familia del contexto histórico cultural en la que vivió César Vallejo. _______________________________________________________________________________________ _______________________________________________________________________________________

3.

¿Qué característica infieres de la familia de aquel entonces, según vallejo? _______________________________________________________________________________________ _______________________________________________________________________________________

4.

Escribe una diferencia entre la familia del contexto de Vallejo con la actual. _______________________________________________________________________________________ _______________________________________________________________________________________

1

II. CONSTRUCCIÓN DEL APRENDIZAJE Actividad 1: Lee la información e interpreta los poemas y luego elabora sus respectivas conclusiones.

El amor filial en la poesía de Vallejo En la obra poética de César Vallejo, la familia y sobretodo la madre ha ocupado un lugar de indiscutible importancia; en su imagen confluyen otras, como la de la amante, la de los hijos, la de la tierra y la de toda la humanidad con sus diferentes formas de vida. Particularmente en Trilce, el tema aparece enunciado bajo diferentes modalidades, entre ellas sobresale la madre como dadora de vida y unidad armónica de todos los elementos vitales. La figura de la madre invade los versos de Trilce; obra en la que, en varios casos, aparece como núcleo central y en otros de manera secundaria, quizá como reflejo del inmenso dolor causado por su muerte, acaecida en agosto de 1918, un año antes de la gestación de la obra (1919), publicada en 1922. En este poemario a menudo aflora el sentimiento de orfandad ligado a la ausencia materna y al hogar, pero más allá de este elemento biográfico y de las implicaciones de inmadurez que pudieran adjudicarse al poeta, el tema trasciende estos aspectos y la madre se transforma en el gran símbolo afectivo y de creación, así también en el pretexto para construir poemas de gran cohesión estética, en los que se logra articular la forma para transmitir las más hondas emociones. A diferencia de Trilce, en Los heraldos negros el tema no tuvo la misma importancia; en este último, la imagen de la madre se muestra unas diez veces y no exhibe el carácter de angustia que adquirió después, aunque sí de tristeza; en él la figura materna se presenta, en ocasiones, personalizada en la misma progenitora de Vallejo, en otras, despersonalizada y en algunas más reemplazando a la mujer amada. En poemas posteriores a Trilce la madre alcanza una gran identidad afectiva y dimensiones cósmicas, con mayor presencia verbal e impersonal.

César Vallejo, poeta de hogar y de fogón En la obra del poeta peruano César Vallejo se aluden aspectos como el amor por el hogar y el mundo de la familia que son claves para entender la adhesión de Vallejo a la casa y a la familia universal. El fuego, elemento indispensable en el fogón. Viene del latín focus que se refería al sitio donde se prendía la lumbre para cocinar y calentar la vivienda. Desde épocas prehistóricas el fuego es un símbolo de poder y unión. Según Elena Reyes Barreto, mujer santiaguina: “el fogón donde se cocinan los alimentos andinos, representa el munay, el cariño, que tiene una madre, una mujer que transmite con su energía el amor y la vida que genera”. En el poema “El pan nuestro” el sujeto lírico vallejiano expresa un amor resolutivo y comprometido con su prójimo cuando dice: “tocar todas las puertas, / y suplicar a no sé quién, perdón,/ y hacerle pedacitos de pan fresco/ aquí, en el horno de mi corazón...!” El amor de Vallejo no se limita a su entorno familiar, sino que trasciende absolutamente a todos los seres humanos. Vallejo implora por la fraternidad y el amor universal que solo se cuece en un fogón de afecto: “Y como tal [el fogón] en su esencia es esperanza y coraje”. Críticos como Roberto Paoli, Alberto Escobar, Zoilo León Ordoñez han explorado el espacio cotidiano y el entorno hogareño en la obra de César Vallejo. Jorge Basadre (2003)en su artículo “Un poeta peruano”, anota que: “Hay en Vallejo no solo un gran poeta localista, sino también un gran poeta del hogar” Danilo Sánchez Lihón manifiesta que César Vallejo “hunde su raíz, templa su arpa y pule su quena para entonar la endecha o el madrigal de la casa familiar (…) A lo largo de toda su trayectoria [la poesía de Vallejo]tiene resonancias de huerto, de aldea, de patio interior, y hasta de cocina y fogón que humea y abriga”. Sánchez Lihón le ha dado a Vallejo el calificativo de “poeta de hogar, de familia y de fogón” . El fogón es muy simbólico del espacio andino y se relaciona con el hogar, el alimento y el calor humano. El fogón es el espacio donde todos los seres humanos nos unimos y nos volvemos más solidarios y fraternos. Por eso Vallejo exclamó en “Telúrica y magnética”: “¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo,/ y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!” , porque en el fogón absoluto prevalece el amor y la fe donde la angustia se vuelve esperanza, lo

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obscuro se ilumina. Este nos une, nos abriga y nos fortalece ante los desafíos; enseñándonos a entregar algo de nosotros mismos. El escenario, en gran parte de la obra vallejiana, es el espacio familiar en donde se exploran vivencias importantes que el poeta tuvo como niño y adolescente. El autor de Tierra natal subraya: “volvemos porque nos hemos quedado eternamente subyugados por el aroma antiguo de nuestra casa soñada en el amanecer de un día propicio”. Para este escritor, el hogar insustituible de Vallejo, “es su casa materna o paterna, es su horno nativo”. Su morada, “es donde el vate universal fue oriundo, hijo y vástago”. Aunque la memoria no puede ser exacta, Vallejo rescata lo esencial porque: “aquello que ha resistido al olvido, lo que ha perdurado, es siempre lo más importante”. James Higgins anota: que: “[En Vallejo] el hogar provinciano es el escenario de una infancia inocente y segura donde la madre desempeña un papel análogo al de Dios”. Efectivamente, la madre del poeta es la réplica de la bondad y del amor celestial que se anida en la madre andina. El hogar fue para él un espacio íntimo que evocó en su obra y va a cantar constantemente a la vivienda con la calidez del fogón, y a su familia, alimento físico y espiritual; fusionándolo con su terruño amado y su gente pueblerina. La casa de la infancia es irreemplazable y representa para Vallejo su espacio añorado y, aunque se encuentre lejos, lo recrea a menudo. “Porque la casa es nuestro rincón del mundo. Es –se ha dicho con frecuencia– nuestro primer universo Es realmente un cosmos”. La casa de la infancia es inolvidable, nos brinda paz, calor humano, afecto y estamos adheridos a ella: “La casa natal es más que un cuerpo de vivienda, es un cuerpo de sueño. (Ibídem, p.46)

Los pasos lejanos

A mi hermano Miguel de César Vallejo

de César Vallejo In memoriam Mi padre duerme. Su semblante augusto figura un apacible corazón; está ahora tan dulce... Si hay algo en él de amargo, seré yo. Hay soledad en el hogar; se reza y no hay noticias de los hijos hoy. Mi padre se despierta, ausculta la huida a Egipto, el restañante adiós. Está ahora tan cerca; si hay algo de él de lejos, seré yo. Y mi madre pasea allá en los huertos saboreando un sabor ya sin sabor. Está ahora tan suave, tan ala, tan salida, tan amor. Hay soledad en el hogar sin bulla, sin noticias, sin verde, sin niñez. Y si hay algo quebrado en esta tarde, y que baja y que cruje, son dos viejos caminos blancos, curvos. Por ellos va mi corazón a pie.

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa. ¡Donde nos haces una falta sin fondo! Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá nos acariciaba: Pero, hijos... Ahora yo me escondo, como antes, todas estas oraciones vespertinas, y espero que tú no des conmigo. Por la sala, el zaguán, los corredores. Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo. Me acuerdo que nos hacíamos llorar, hermano, en aquel juego. Miguel, tú te escondiste una noche de agosto, al alborear; pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste. Y tu gemelo corazón de esas tardes extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya cae sombra en el alma. Oye, hermano, no tardes en salir. ¿Bueno? Puede inquietarse mamá.

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«Enereida»

XXIII

Mi padre, apenas, en la mañana pajarina, pone sus setentiocho años, sus setentiocho

Tahona estuosa de aquellos mis bizcochos pura yema infantil innumerable, madre.

ramos de invierno a solear. El cementerio de Santiago, untado en alegre año nuevo, está a la vista. Cuántas veces sus pasos cortaron hacia él,

Oh tus cuatro gorgas, asombrosamente mal plañidas, madre: tus mendigos.

y tornaron de algún entierro humilde.

Las dos hermanas últimas, Miguel que ha muerto

¡Hoy hace mucho tiempo que mi padre no sale!

y yo arrastrando todavía

Una broma de niños se desbanda.

una trenza por cada letra del abecedario.

Otras veces le hablaba a mi madre de impresiones urbanas, de política;

En la sala de arriba nos repartías

y hoy, apoyado en su bastón ilustre

de mañana, de tarde, de dual estiba,

que sonara mejor en los años de la Gobernación

aquellas ricas hostias de tiempo, para

mi padre está desconocido, frágil,

que ahora nos sobrasen

mi padre es una víspera.

cáscaras de relojes en flexión de las 24

Lleva, trae, abstraído, reliquias, cosas,

en punto parados.

recuerdos, sugerencias. La mañana apacible le acompaña

¡Madre, y ahora! Ahora, en cuál alvéolo

con sus alas blancas de hermana de la caridad.

quedaría, en qué retoño capilar,

Día eterno es éste, día ingenuo, infante,

cierta migaja que hoy se me ata al cuello

coral, oracional;

y no quiere pasar. Hoy que hasta

se corona el tiempo de palomas,

tus puros huesos estarán harina

y el futuro se puebla

que no habrá en qué amasar

de caravanas de inmortales rosas.

¡tierna dulcera de amor!,

Padre, aún sigue todo despertando;

hasta en la cruda sombra, hasta en el gran molar

es enero que canta, es tu amor

cuya encía late en aquel lácteo hoyuelo

que resonando va en la Eternidad.

que inadvertido lábrase y pulula ¡tú lo viste tanto!

Aún reirás de tus pequeñuelos, y habrá bulla triunfal en los Vacíos.

en las cerradas manos recién nacidas.

Aún será año nuevo. Habrá empanadas; y yo tendré hambre, cuando toque a misa en el beato campanario el buen ciego mélico con quien departieron mis sílabas escolares y frescas, mi inocencia rotunda. Y cuando la mañana llena de gracia,

Tal la tierra oirá en tu silenciar, cómo nos van cobrando todos el alquiler del mundo donde nos dejas y el valor de aquel pan inacabable. Y nos lo cobran, cuando, siendo nosotros pequeños entonces, como tú verías,

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desde sus senos de tiempo,

no se lo podíamos haber arrebatado

que son dos renuncias, dos avances de amor

a nadie; cuando tú nos lo diste,

que se tienden y ruegan infinito, eterna vida,

¿di, mamá?

cante, y eche a volar Verbos plurales, jirones de tu ser, a la borda de sus alas blancas de hermana de la caridad, ¡oh, padre mío!

III. TRANSFERENCIA DEL APRENDIZAJE Actividad 1: Elabore un cuadro comparativo entre la familia tradicional, según el contexto de vallejo, con la familia actual.

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