Arqueología postprocesual PDF

Title Arqueología postprocesual
Author Matias Mendoza Marin
Course Arqueología Prehistórica
Institution Universitat de les Illes Balears
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Martín Mendonça

Arqueología postprocesual 1.- Contexto histórico (B.Trigger, G. Ruibal y A.Vila y V.Lull) 1.1 Precedentes (B.Trigger) La arqueología postprocesual1 nació de las alternativas a la arqueología procesual, que habían comenzado a desarrollarse en los años sesenta. Uno de sus primeros precedentes, lo sentó el antropólogo social Edmun Leach, con sus trabajos sobre cambio cultural en la universidad de Sheffield. Otro de sus precedentes, lo sentó B.Trigger, arqueólogo canadiense que en su estudio sobre teoría arqueológica, determinó que existían tres influencias importantes sobre la arqueología posprocesual: la primera de ellas era la antropología social de inspiración marxista que se había desarrollado en Francia durante la década de 1960 y que ya había influido en la antropología social británica. Esto, señaló Trigger, tenía sus raíces no en el marxismo ortodoxo sino en los esfuerzos por combinar el marxismo y el estructuralismo de antropólogos como Maurice Godelier, Emmanuel Terray y Pierre-Phillipe Rey. La segunda influencia principal fue el posmodernismo, que enfatiza la naturaleza subjetiva del conocimiento y abarca el relativismo extremo y el idealismo. Habiéndose originado entre las disciplinas de la literatura comparada, la crítica literaria y los estudios culturales, el pensamiento posmodernista había comenzado a desarrollarse dentro de la arqueología. La tercera influencia identificada por Trigger fue el movimiento de Nueva antropología cultural dentro de la disciplina antropológica cultural. Los nuevos antropólogos culturales denunciaron que los estudios de evolución cultural son etnocéntricos e intelectuales y moralmente insostenibles en un entorno multicultural y poscolonial.

1.2 Orígenes en Inglaterra (B.Trigger) La arqueología posprocesual comenzó en Gran Bretaña a fines de la década de 1970, encabezada por varios arqueólogos británicos que se habían interesado en aspectos de la antropología marxista francesa. Ian Hodder (nacido en 1948), un antiguo procesualista que destacó por su análisis económico de los patrones espaciales y el desarrollo temprano de estudios de simulación, particularmente relacionados con el comercio, los mercados y la urbanización en la Edad del Hierro y la Brtiannia romana. Habiendo sido influenciado por la Nueva Geografía y el trabajo del procesualista David Clarke, a medida que su investigación avanzaba, se volvió cada vez más escéptico de que tales modelos y simulaciones realmente probaran o demostraran algo, llegando a la conclusión de que un patrón particular en el registro arqueológico podría producirse mediante una serie de diferentes procesos simulados, y que no había manera de probar con precisión cuál de estas alternativas era correcta. En efecto, llegó a creer que, incluso utilizando el enfoque procesual para comprender los datos arqueológicos, todavía había muchas maneras diferentes de interpretar esos datos, y que, por lo tanto, diferentes arqueólogos podrían plantear conclusiones diferentes, a pesar de la afirmación del procesualismo de que usar el método científico servía para obtener datos objetivos del registro arqueológico. Como resultado de esto, Hodder se volvió cada vez más crítico con el enfoque procesualista, desarrollando un interés en cómo la cultura daba forma al comportamiento humano. Fue apoyado en este nuevo esfuerzo por muchos de sus estudiantes, incluido Matthew Spriggs. En 1980, estos primeros posprocesuales celebraron una conferencia en la Universidad de 1

No sería bautizada como posprocesual hasta 1985 por uno de sus fundadores: Ian Hodder.

Martín Mendonça Cambridge, en virtud de la cual se produjo un libro titulado Arqueología simbólica y estructural (1982), que fue editado por el propio Hodder y publicado por la Cambridge University Press.

1.3 Desarrollo en los EUA La arqueología postprocesual se desarrolló en gran parte de forma independiente en la comunidad arqueológica en los Estados Unidos. Como tal, su principal influencia fue la teoría crítica, a diferencia de la antropología marxista francesa, que había sido la principal influencia sobre sus homólogos británicos. Muchos arqueólogos estadounidenses habían empezado a reconocer los problemas de sesgo dentro de la comunidad científica y dentro del propio movimiento procesual que intentaba ser científico. También comenzaron a notar elementos de prejuicio étnico dentro de la arqueología, en particular con respecto a los pueblos nativos americanos, que comúnmente no habían tenido la oportunidad de participar en su propia gestión del patrimonio hasta la década de 1990. Muchos arqueólogos estadounidenses también comenzaron a tomar nota de un sesgo de género en la interpretación arqueológica y en la disciplina en general, ya que las mujeres habían sido en gran medida marginadas. En la década de 1980, finalmente se publicaron estudios arqueológicos que trataron este tema, a través del documento de Joan Gero sobre "Sesgo de género en la arqueología: una perspectiva intercultural" (1983) y el documento de Margaret Conkey y Janet Spector sobre "Arqueología y Estudio de género "(1984). Entre los posprocesualistas, se puso menos énfasis en la corrección de los sesgos de clase en el registro arqueológico estadounidense que en el estudio de las diferencias de género y étnicas. En cambio, fue sobre todo entre los arqueólogos históricos (los que estudian la arqueología del período histórico o alfabetizado del pasado), que se llevó a cabo tal investigación en clases marginadas, como los trabajadores y los esclavos.

1.4 La crisis de la reflexión: el pensamiento postmoderno en la arqueología (Lull) El movimiento posmodernista, posee una serie de características que tendrán su reflejo en la arqueología. Desde este modo, desde lo posprocesal surgen cuestionamientos de ámbito filosófico y vivencial de la práctica arqueológica. Sin embargo, cabe destacar que, no todos los términos expresados por los posprocesualistas son de nuevo cuño. Toman en ocasiones temas ya tratados por los marxistas o los estructuralistas. Por tanto, la novedad radica en cómo se entremezclan diferentes elementos de otras corrientes para plasmarse en textos plurales que abandonan la pretensión de crear senderos unilineales y claros. •

Antidualista: Los posmodernos aseveran que la filosofía occidental creó dualismos y así excluyó del pensamiento ciertas perspectivas. Por otro lado, el posmodernismo valora y promueve el pluralismo y la diversidad (más que negro contra blanco, occidente contra oriente, hombre contra mujer). Asegura buscar los intereses de "los otros" (los marginados y oprimidos por las ideologías modernas y las estructuras políticas y sociales que las apoyaban).



Cuestiona los textos: Los posmodernos también afirman que los textos (históricos, literarios o de otro tipo) no tienen autoridad u objetividad inherente para revelar la intención del autor, ni pueden decirnos "qué sucedió en realidad". Más bien, estos textos reflejan los prejuicios y la cultura particular del escritor.



El giro lingüístico: El posmodernismo argumenta que el lenguaje moldea nuestro pensamiento y que no puede haber ningún pensamiento sin lenguaje. Así que el lenguaje crea literalmente, realidad.

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La verdad como perspectiva: Además, la verdad es cuestión de perspectiva o contexto más que algo universal. No tenemos acceso a la realidad, a la forma en que son las cosas, sino solamente a lo que nos parece a nosotros.

2.- Ontología posprocesualista: el texto en su contexto (V.Lull) El planteamiento posprocesual sigue tres líneas de argumentación claras entorno a las ideas de pasado y cultura material: 1. Cultura material entendida como un texto por descifrar. 2. El pasado no existe como algo real guardado fragmentariamente en lo material. El pasado ya no existe, y hay un vacío inquebrantable entre él y nosotros. 3. El pasado no va más allá del quehacer arqueológico. Dicho pasado no puede ser entendido como una única realidad, ya que es construida continuamente por distintos individuos, sin elementos venidos de antemano. Por tanto, no ha habido ni habrá una única realidad objetiva. Sólo puede existir un pasado heterogéneo.

2.1 cultura material como texto Los planteamientos teóricos de la Arqueología Postprocesual surgen desde una crítica a la Nueva Arqueología. La principal crítica apunta a su afán cientificista de buscar leyes generales sobre el comportamiento humano, suponiendo que la cultura material es un reflejo directo de la conducta humana. Ante esto, Hodder plantea que la cultura material tiene un rol activo en la sociedad y no es posible acceder a la “función” en el sentido objetivo de la Nueva Arqueología, pues la función está condicionada por los marcos simbólicos que cada sujeto le otorga a la cultura material, lo cual varía en cada sujeto y en cada cultura. De esta manera, la construcción de leyes y las “teorías de rango medio” son simples reduccionismos que no sopesan todas las variables en juego, anulando la particularidad de las culturas. La cultura material según Hodder es más bien una transformación de la conducta que un reflejo de la misma, es producto de acciones y decisiones individuales que se insertan en una sociedad con una cultura y un desarrollo histórico particular. Las ideas, creencias y significados se interponen entre la gente y las cosas que crean y utilizan. Es por esto que las leyes y generalizaciones a partir de la cultura material no pueden tener la solidez suficiente si no consideran el contenido del significado de la misma. Esto nos lleva a que hay un componente simbólico que es clave y que es irreductible. De esta forma, la Arqueología Postprocesual rescata la particularidad de las culturas humanas y el rol activo de los sujetos o “agentes”. Por ello, se trata de un medio de comunicación simbólico que interviene en la creación de realidades sociales en la que actúan los individuos. Por tanto, la capacidad de los objetos para transmitir o evocar significados los integra en las prácticas individuales y sociales que conforman la realidad. De ese modo, la realidad de tales prácticas se construye simbólicamente tanto en el lenguaje como en los objetos materiales. De este modo la cultura material se considera como un texto, un conjunto estructurado de diferencias que los individuos leen y reescriben continuamente. ‘’Es un sistema de significantes con significado que debe ser leído e interpretado’’. Esta idea de lo material como medio de comunicación simbólico, surge de los planteamientos de Max Weber:

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R.Barthes sugirió a partir de esta idea, que toda práctica cultural, toda cotidianidad donde los objetos se encuentran involucrados, los hace estar impregnados de significado, que todo material posee un significado que a su vez, remite a uno o varios significados más. De este modo, la idea de Barthes nos remite a sistemas de objetos-signo, en cuyo interior los significados se establecen mediante relaciones de diferencia/oposición entre significantes. E.Leach, introductor del estructuralismo en el mundo anglosajón desde los sesenta, se refería a las dimensiones no verbales de la cultura: estilos de vestir, trazado de la aldea, arquitectura, mobiliario, alimentos, forma de cocinar, música, gestos físicos etc. El autor entendía que estos aspectos se organizaban en conjuntos estructurados para incorporar información codificada de manera análoga a los sonidos y palabras y enunciados de un lenguaje natural. Por ello, entendía que era igualmente significativo hablar de las reglas gramaticales que rigen el vestido que hablar de las reglas gramaticales que rigen las expresiones verbales. En este sentido, los posprocesuales proponen que no existe un único significado en cada objeto, sino que se da una multitud de ellos de forma variable. Estos objetos, pueden participar en el mantenimiento de relaciones de poder, o servir a su ver para la subversión del mismo en virtud de la ideología política. Esta idea, vendría a relacionarse tanto con la filosofía estructuralista contemporánea como con las aportaciones del neomarxismo. De este modo, se trastoca la idea clásica de la materialidad como un elemento pasivo, neutral y objetivo en contraposición a los documentos escritos. Al contrario, para los posprocesualistas, lo material responde siempre a intereses parciales. Hacia donde apunta el planteamiento de Hodder es a que la cultura material interfiere en la construcción de la sociedad a través de las acciones de los individuos, a que ésta es “investida” de significados sociales como parte de estrategias sociales como parte de una serie de recursos que los agentes utilizan para negociar su posición en el sistema social. Si la cultura material tiene un componente simbólico, entonces toda la Arqueología se ve afectada, aún cuando ésta no se pregunte directamente por los aspectos simbólicos de una sociedad. Aquí entonces radica la importancia de preocuparse por el contenido del significado para interpretar la cultura material. Por esto mismo, la consecuencia de estos planteamientos en arqueología, va encaminado a entender que la cultura material constituye códigos significativos según la situación de los significantes en sus contextos de expresión. Por ello, su análisis debe plantearse más allá de una reducción a términos funcionales, como hacía la New Archaeology.

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2.2 Cómo la arqueología entiende la dinámica social a través de la materialidad. ¿Cómo se entiende el funcionamiento de la dinámica social? Nuestra sociedad contemporánea como cualquier otra anterior, posee unas características generales. Conforme a ellas, la realidad no se funda en un consenso unitario de voluntades. Los principios simbólicos de cultura y las estructuras de significado que orientan la sociedad no conforman un todo coherente de sentido, sino que presentan contradicciones y su naturaleza no es estática. Así pues, individuos con intereses de poder enfrentados manipulan los objetos que vehiculan tales principios, y en esta práctica los transforman. El mundo material es en consecuencia, fruto de procesos de categorización inmersos en estrategias sociales. En este sentido, los objetos poseen ideas de forma temporal que sirven para representar o deformar estrategias y posiciones sociales. De este modo, un mismo objeto puede tener un significado diferente según el contexto en el que se encuentre, movilizando el sistema simbólico en cada momento. Por ello, el arqueólogo debe situarse en ese continuum histórico en el que la vida social se articula en base a la lectura (organización previa de la experiencia de cada actor) y escritura (acción política y social que implica el uso de las materialidades). Situarse en ese continuum supone entender que, en base a un contexto político determinado, el arqueólogo redacta un marco teórico a partir de la lectura del material arqueológico, siempre desde una posición subjetiva en el horizonte de la época que le toca vivir. Estas ideas, enunciadas por Hodder son la adaptación anglosajona del estructuralismo francés, y enfatizan lo siguiente: •

Prioridad del orden simbólico-lingüístico sobre el orden práctico (en contra de las teorías materialistas).



Código cultural como medio y consecuencia de las acciones individuales



Alteración de significados en contextos determinados.



Concepto de individuo como agente reflexivo, arqueológicamente invisible. Éste, articula roles y manipula normas según su capacidad de maniobra en cada contexto, constituyendo en este sentido, el motor de la historia.

3.- Epistemología posprocesualista: Contexto, discurso e interpretación(V.Lull) Los posprocesualistas, atacaron con dureza la práctica arqueológica anterior, haciendo hincapié en las actitudes ético-políticas del discurso, además de las bases filosóficas empiristas y positivistas que habían caracterizado el panorama teórico hasta los 80. Las hipótesis anteriores, se creían enunciados incontestables, cuya eventual aceptación por parte de la comunidad científica significaba además el sustento de una determinada ideología. Para criticar este hecho, los posprocesualistas entienden la arqueología como una práctica estrictamente contemporánea, que no concierne al pasado, sino a su propio presente, constatable en su propio quehacer: excavación y elaboración teórica. Shanks y Tilley explicaban lo siguiente ‘’Vamos desde un texto de cultura material a un texto arqueológico apoyando nuestro argumentos y afirmaciones con la cita de artefactos’’. Esta idea, nos sirve para entender el discurso de la intertextualidad. Hacer arqueología, es interpretar mediante un proceso crítico y una labor teórica, la vinculación del pasado con el presente. El texto -materialidad- no copia el pasado, sino que la imita. Por tanto, ¿debe la arqueología plantearse como una práctica reconstructiva del pasado? PUES NO (Cardell 1983). El discurso arqueológico crea pasados desde el presente, asumiendo una inevitable subjetividad desde todos los estadios de trabajo. Pretender que,

Martín Mendonça mediante la recopilación de datos -bajo un criterio supuestamente objetivo- nos dotará una lectura clara y unánime es erróneo, pues la explicación de la realidad no responde a una única verdad. Por ello, lo que la ciencia nos releva con cada investigación, es una hipótesis desarrollada de antemano, y que cumplirá los requisitos previos para el consenso académico, sobre el cual se establece una ideología determinante. ¿Existe una neutralidad arqueológica? ¿existe planteamientos asépticos? No. La arqueología posprocesual nos indica que, la pretensión de una idea neutra es algo erróneo, pues en ella se encuentra el cientificismo y el enfoque hermenéutico como único apropiado para la arqueología. Dicho enfoque, deshace la división entre sujeto y objeto, permitiendo proponer relator, capaces de expresar la diversidad de las situaciones y experiencias de lo que se denomina pasado. Por el contrario, las arqueologías posprocesuales (de género o indigenistas) no tratan de exponer representaciones más fieles del pasado. Tampoco pretenden dejar obsoleto el proyecto cientificista. Sugieren, por tanto, desmantelar los límites de control sobre el pasado, denunciando las arqueologías que no son críticas con las estructuras de conocimiento (universidades por ejemplo), las cuales imponen un sistema normativo a toda actitud de conocimiento.

3.1 contexto y su significado En toda interpretación arqueológica, se delimitan contextos. Este se definiría como la totalidad del medio relevante en la que ‘’relevante’’ se refiere a la relación significativa con el objeto o relación necesaria para discernir el significado del objeto(Hodder). En todo caso, la noción de la relevancia dependerá siempre de los análisis inductivos como de la capacidad teórica de cada autor. Dicha delimitación de contextos comienza con un examen de datos empíricos y la constatación de contrastes y/o asociaciones temporales, espaciales y tipológicas. Los límites del contexto aparecen en ausencia de semejanzas y diferencias significativas. Por ello, el contexto se define a posteriori tras percibir las pautas significativas en las dimensiones de variación. No pueden exponerse parámetros universales, dado que se trata de una operación imaginativa. Tampoco existe una escala de análisis prefijada, ya que ésta varía en función de los elementos seleccionados. Según los posprocesuales, es tan válido centrarse en una pequeña estructura como grandes regiones. El mismo proceder se aplica a la dimensión diacrónica, a criterio del arqueohistoriador. De este modo ‘’los contextos constituyen los eventos discretos de lectura-escritura/interpretación-prátcica, cuyo encadenamiento produce el texto global de la cultura material. El contexto configura un microuniverso de significación donde cada elemento material posee un significado. Para las arqueologías posprocesuales el significado nunca se presenta completo en si mismo, siempre remite a otros, que se encuentran ausentes (temporalmente y espacialmente). Aquí es cuando entra el concepto de HUELLA, en la obra de Tilley y Shanks. Por ello se reconoce un excede...


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