Constancia perceptiva PDF

Title Constancia perceptiva
Course Procesos psicologicos basicos
Institution Universidad de Oviedo
Pages 5
File Size 188.7 KB
File Type PDF
Total Downloads 80
Total Views 154

Summary

Constancia Perceptiva....


Description

PPB, C.F.14 1.5. La constancia perceptiva del tamaño y el Mecanismo de Calibración

Tamaño-Distancia1.

El fenómeno de la constancia perceptiva del tamaño pertenece a un conjunto de fenómenos que llamamos “constancias perceptivas”. Las constancias perceptivas son procesos psicológicos que nos permiten comportarnos funcionalmente en un mundo en el que la estimulación se ofrece a nuestros receptores sensoriales en continuo cambio. En términos físicos es muy diferente el color de los objetos dependiendo del tipo de iluminación que incida sobre ellos, o es muy diferente la forma de los objetos dependiendo de la perspectiva que adoptemos con respecto a los mismos. Ahora bien, los seres humanos y el resto de sujetos desarrollamos ciertos procesos a lo largo de nuestras vidas que nos aseguran la percepción relativamente constante de las propiedades de los objetos independientemente de la forma específica con que incida en nuestros receptores sensoriales la caótica estimulación procedente de los mismos. En concreto, el fenómeno de la “constancia percibida del tamaño” consiste en que el tamaño de los objetos tal como lo percibimos permanece aproximadamente constante con independencia de la distancia a la que éstos se encuentren de nosotros. La función de los procesos responsables de este fenómeno parece evidente, ¿nos podemos imaginar la vida en un mundo en el cual los objetos cambian de tamaño a medida que nos acercamos o nos alejamos de ellos? Para explicar esta capacidad de estimar de forma aproximada el tamaño real de los objetos con independencia de lo alejados que se encuentren se ha propuesto un proceso psicológico: el Mecanismo de Calibración Tamaño-Distancia (MCTD, en adelante)2. Pero antes de ver en qué consiste este mecanismo y cómo actúa debemos pararnos en el concepto de “imagen retiniana”, resultante de los procesos de carácter fisiológico sobre los que se asienta nuestra percepción visual de los objetos (sin ver las deficiencias y contradicciones a las que nos llevaría afirmar que nuestra percepción visual depende única y exclusivamente de tales procesos fisiológicos no podríamos comprender la necesidad de incorporar el MCTD a nuestra explicación).

1.5.1. Tamaño percibido e Imagen Retiniana. La imagen retiniana, como su nombre indica, es el resultado de la incidencia de la estimulación lumínica, reflejada en los objetos, sobre nuestra retina donde se forma una imagen invertida a escala del objeto. El tamaño de esta imagen retiniana viene determinado por el ángulo visual (resultante de extender dos líneas desde el ojo de un observador a los extremos del objeto observado); este, a su vez, depende críticamente de dos factores: a) la distancia a que se encuentra el objeto y b) el tamaño real del objeto.

SITUACIÓN 1 SITUACIÓN 2

SITUACIÓN 3

1

Basaremos nuestra exposición del ejemplar de la constancia perceptiva del tamaño en el manual de percepción de E. Bruce Goldstein Sensación y percepción (1988). 2

El nombre de Mecanismo de Calibración Tamaño-Distancia es realmente equívoco. Nos referimos con este nombre a un proceso psicológico que se desarrolla a lo largo de la ontogénesis del sujeto y que requiere una explicación ulterior en términos una teoría del desarrollo (Vg.: en términos de sucesivos ciclos de asimilación y acomodación de estructuras perceptivas)

~ 16 ~

PPB, C.F.14 En la situación 1 vemos como el ángulo visual (y consecuentemente el tamaño de la imagen retiniana) varía para dos objetos de igual tamaño colocados a distintas distancias. En la situación 2, por el contrario, vemos como varía el ángulo visual creado por dos objetos de distinto tamaño colocados a la misma distancia del observador. Por último, en la situación 3 podemos darnos cuenta la paradoja a la que nos llevaría interpretar nuestra percepción del tamaño de los objetos exclusivamente como función del tamaño de nuestra imagen retiniana: dos objetos, siendo el tamaño de uno el doble del otro, situados el mayor al doble de distancia que el otro, provocan un mismo ángulo visual y, por lo tanto, una imagen retiniana de idéntico tamaño. Si no dispusiéramos de algún otro tipo de índice, juzgaríamos que ambos objetos tienen el mismo tamaño, lo cual queda desmentido por nuestra experiencia con los objetos en la vida real (esto es, somos perfectamente capaces, en una situación como la anteriormente planteada, de distinguir el tamaño relativo de ambos objetos con un alto grado de aproximación). Para salvar esta paradoja se ha propuesto la intervención de lo que se ha dado en llamar Mecanismo de Calibración Tamaño-Distancia (MCTD); este “mecanismo” sería el responsable de compensar el tamaño percibido del objeto, “corrigiendo” la imagen retiniana del mismo de acuerdo con la información proveniente de las claves de profundidad existentes en la situación que nos hacen estimar la distancia a la que se encuentran los objetos. Así, a medida que el objeto se aleja y su imagen retiniana se va haciendo más pequeña, el MCTD aumentaría su tamaño percibido para mantener constante su “tamaño real” 3. Lo contrario ocurriría cuando el objeto se acerca.

1.5.2. Ilusiones visuales y MCTD. La teoría del MCTD se ha utilizado para interpretar algunos de los fenómenos conocidos en la psicología de la percepción como “ilusiones visuales”. La mejor forma de comprender el funcionamiento de un sistema es investigar la causa por la que dicho sistema falla. Veamos la explicación que el MCTD hace de algunos de los “fallos” en los que incurre nuestro sistema perceptivo para comprobar, en primer lugar, la comprensión de la teoría y, en segundo lugar, para hacernos una idea de la bondad de la misma. 1.5.2.1. La ilusión de Müller-Lyer: seguramente una de las ilusiones más famosas en la literatura de la psicología de la percepción. Consiste, muy brevemente, en que dos líneas exactamente del mismo tamaño nos parecen de diferente tamaño cuando van acompañadas de líneas que forman determinados ángulos en sus extremos. Una de sus versiones más espectaculares es la siguiente:

Como se puede observar, la línea comprendida entre los ángulos abiertos (a la izquierda) se percibe de mayor tamaño que la comprendida entre los ángulos cerrados (a la derecha). Por supuesto, ambos trazos tienen exactamente el mismo tamaño (si alguien desconfía de esto, puede proceder a medirlos con una regla), se encuentran a la misma distancia de nosotros y, por tanto, provocan un idéntico tamaño de la imagen retiniana correspondiente. Históricamente se han propuesto multitud de interpretaciones sobre los procesos responsables de esta ilusión: los ángulos abiertos “alargan” el trazo de línea correspondiente, el todo es más que la suma de las partes..... (véase Gregory,1965 para una exhaustiva revisión), pero todas han sido falseadas por la profusa experimentación que se ha realizado sobre el fenómeno. Una interpretación plausible es la realizada desde el punto de vista del MCTD: los ángulos que acompañan a los trazos de la línea aportarían, según ésta interpretación, índices de profundidad que “engañarían” a nuestro sistema perceptivo haciendo que el trazo comprendido entre los ángulos abiertos se nos apareciera como más lejano que el trazo comprendido entre los ángulos cerrados (cuando, como sabemos, se encuentran a la misma distancia de nosotros). Para comprender por qué se produce este efecto podemos fijarnos en las esquinas o rincones de los edificios o habitaciones. Las líneas que convergen en los “rincones” producen ángulos abiertos como los del trazo izquierdo de nuestra ilusión, mientras que las líneas que convergen en las “esquinas” producen ángulos cerrados. A través de nuestra larga historia de interacción desde la más tierna infancia con 3

Es conveniente recalcar que la terminología que estoy usando tiene fines de procurar una mejor comprensión. En realidad ni el MCTD hace nada (es un sujeto el que lo hace haciendo uso de los mecanismos psicofisiológicos de la percepción visual), ni lo que hace es “corregir” (aumentando o disminuyendo) el tamaño de la imagen retiniana que está dada en un plano estrictamente fisiológico y que, como vimos, depende única y exclusivamente del ángulo visual. Es siempre un sujeto, en definitiva, el que por sus experiencias anteriores con los espacios visuales que habita, “hace uso” de esta imagen retiniana para estimar el tamaño del objeto.

~ 17 ~

PPB, C.F.14 estos espacios “cúbicos” hemos desarrollado procesos para estimar la distancia basados en los ángulos abiertos o cerrados que caracterizan a estos espacios. La ilusión de Müller-lyer se produce cuando el sujeto “interpreta” de la misma forma las claves de profundidd útiles y atinadas en un espacio tridimensional cúbico, que las claves de profundidad que aportan los ángulos de la ilusión en un espacio bidimensional 4. Pero veamos si estos mismos principios pueden explicar otra ilusión visual especialmente significativa.

1.5.2.2.- La “ilusión de la luna”: percibimos la luna de un mayor tamaño cuando la vemos cercana al horizonte que cuando la vemos en el cenit. Imagen simulada de la presentación simultánea de la luna en el cenit y en el horizonte

Este fenómeno resulta difícil de explicar en términos de mecanismos fisiológicos de la percepción visual, ya que la imagen retiniana producida por la luna es idéntica en el horizonte y en el cenit al estar situada a la misma distancia de nosotros. La explicación en términos de MCTD se basa en la distinta percepción de la distancia que tenemos hasta el horizonte o el cenit. En el siguiente gráfico se ve como nuestra percepción del cielo adopta forma de bóveda aplanada. Esto es, percibimos una mayor distancia hasta el horizonte (debido a los múltiples índices de profundidad de que disponemos en esta situación: recorrido visual por el terreno, accidentes geográficos, etc.) que hasta el cenit ( situación en que carecemos absolutamente de índices de distancia o profundidad)5.

Cenit Horizonte

Debido a la estimación de una mayor distancia hasta el horizonte, nuestro MCTD aumenta el tamaño percibido de la luna en el horizonte haciendo que la percibamos de mayor tamaño que cuando se encuentra en el cenit.

1.5.3. El MCTD, la constancia perceptiva del tamaño y la dialéctica estructuraciónreestructuración. Una vez entendido el modo en que funciona nuestro MCTD, podemos proyectar los principios de su funcionamiento sobre la ilusión de Müller-Lyer para ilustrar los conceptos gestaltistas de estructuración y reestructuración y criticarlos a la vez que damos una salida a la dicotomía establecida por la Gestalt entre lo que llamábamos ámbito de la necesidad y ámbito de la libertad. Veámoslo. Los distintos ejemplos que venimos analizando en términos de ilusiones (vg: Müller-Lyer) pueden ser caracterizados en términos gestaltistas como estructuras perceptivas que vienen “dadas” en la comunión entre nuestros sistemas perceptivos y el resto de estructuras de la realidad; comunión que vendría explicada en términos del funcionamiento de las leyes gestaltistas de la percepción (Vg: tendencia al cierre, al agrupamiento, etc.) y en última instancia, en términos del funcionamiento de nuestros sistemas psicofisiológicos (teoría del isomorfismo). Así, estas ilusiones se situarían en el ámbito de lo mecánico, de lo necesario, su característica más 4 Vimos anteriormente como los autores de la Gestalt utilizaban este mismo “truco” en alguna de sus tareas más paradigmáticas. Por ejemplo, vimos lo difícil que les resultaba a los sujetos construir cuatro triángulos equiláteros con 6 palitos de idéntica longitud por su renuencia a concebir la construcción en un espacio tridimensional. 5

En clase de prácticas hemos visto otra serie de fenómenos e ilusiones (ilusión de Ponzo, tu cara en el espejo, diferentes versiones de la ilusión de Müller-Lyer, habitación de Ames, imagen retiniana del sol y la luna, ...) que ejemplifican el funcionamiento del MCTD y la posibilidad de que un proceso como este integre en una misma explicación diferentes fenómenos ilusorios.

~ 18 ~

PPB, C.F.14 definitoria es la incapacidad que tenemos los sujetos de “salirnos” de ellas, de reestructurarlas desde puntos de vista innovadores que nos permitan “solucionarlas”, percibirlas de forma distinta (esto es, de ejercer el “verdadero” pensamiento desde el ámbito de la libertad). Ahora bien, desde la explicación ensayada de dichas ilusiones en términos del MCTD podemos ver las carencias de una teoría como la gestaltista. Como vimos, esas estructuras perceptivas no nos son de ninguna forma “dadas”, sino que son fruto de procesos constructivos de un “sujeto” que hace uso de los mecanismos de que dispone (mecanismos en el sentido estrictamente fisiológico que representamos en su producto final como imagen retiniana) para establecer regularidades en ambientes específicos en los que los ángulos abiertos o cerrados pueden ser utilizados como índices fiables de la distancia a la que los objetos se encuentran de nosotros. Cuando estos ambientes “cúbicos” son altamente estables, los procesos de estimación de distancias basados en dichos ángulos se “fijan” en hábitos que garantizan la adaptación a dichos entornos con una gran economía. Estos hábitos fuertemente establecidos y de apariencia mecánica no deben hacernos olvidar su origen: procesos constructivos en términos de sucesivos ciclos de asimilación y acomodación a características muy específicas de los ambientes con que interactuamos. Desde este punto de vista, podemos superar el callejón sin salida en el que se había metido la Gestalt: la reestructuración se puede concebir ahora como un proceso gobernado por los mismos principios que la formación de estructuras. La única forma en que un sujeto puede dejar de caer en la ilusión de Müller-Lyer es mediante un proceso de “deconstrucción” en el que los procesos de adaptación a espacios cúbicos utilizando los ángulos como índices de profundidad, ya no tengan razón de ser. En última instancia, el sujeto debería ser sometido por el tiempo necesario a ambientes en los cuales no existan ángulos y por lo tanto no puedan ser utilizados como índices de profundidad. Un experimento utilizando ratas como ejemplo podría resultar aclaratorio: las ratas, como los humanos, sufren la ilusión de Müller-Lyer debido a que habita en los mismos espacios cúbicos. Si se enseña a una rata a escoger la línea más larga entre dos opciones y en la fase de prueba se le presentan dos líneas absolutamente iguales acabadas en ángulos abiertos y cerrados, las ratas escogerán la línea acompañada del ángulo abierto debido a la acción del MCTD. El grupo experimental resulta obvio, no tenemos más que criar a este grupo de ratas en jaulas esféricas en las sea imposible desarrollar un proceso de estimación de distancias basado en ángulos. En la fase de prueba las ratas del grupo experimental no deberían mostrar preferencia por ninguna de las dos líneas independientemente de los ángulos, abiertos o cerrados, adyacentes a las mismas. Cuando se trata de seres humanos, la psicología trascultural nos ofrece muestras que nos ahorran este tipo de experimentación: sujetos zulúes que habitan en un medio carente de líneas rectas y aristas (incluidas sus propias casas redondeadas y sus objetos personales) no experimentan (o al menos lo hacen en menor medida) la ilusión de Müller-Lyer y otras figuras ilusorias del mismo tipo.

1.5.4. A modo de conclusión: la somera exposición del funcionamiento del MCTD permite ejemplificar como estructuración y reestructuración son dos términos conjugados (no cabe concebir el uno sin el otro) y no enfrentados. Los mismos principios que guían la formación de estructuras perceptivas son los que también explican la posibilidad de romperlas para formar otras nuevas que se basan en las anteriores como dos momentos de un mismo proceso. Los conceptos gestaltistas han sido tachados de “meramente descriptivos” por los más diversos autores de la psicología del pensamiento. No se trata aquí de negar la realidad de esa crítica, pero hemos de reconocer (para ser justos) que los propios autores de la Gestalt no tenían más pretensión al utilizar términos como “insight”, “reestructuración súbita”, etc. que la de situar los fenómenos de pensamiento en un adecuado nivel descriptivo en el que las conexiones asociativas y las leyes de la asociación no tuvieran sentido. Desde este punto de vista, no cabe duda (si atendemos a la amplia influencia de los autores de esta escuela) de que lo consiguieron. De todas formas, podemos hacer una crítica radical a las concepciones de los gestaltistas basándonos en la exposición anteriormente hecha. Esta crítica es la absoluta carencia de una teoría genética, una teoría del desarrollo que permite disolver los conceptos de estructuración y reestructuración y la consiguiente separación entre dos tipos de pensamiento enfrentados: el pensamiento productivo (ámbito de la libertad) y el pensamiento reproductivo (ámbito de la necesidad). La teoría del isomorfismo se puede interpretar así como el intento de huir de los conceptos “meramente descriptivos” sin referencia a los principios de una psicología del desarrollo; como el intento de eliminar al “sujeto” reduciéndolo al funcionamiento de sus estructuras neuronales en comunión con el resto de estructuras “físicas” de la realidad. Partiendo de lo anterior no nos puede resultar extraño que la teoría de Kuhn, apoyada en los conceptos gestaltistas, muestre uno de sus mayores vacíos cuando se enfrenta a la tarea de explicar el salto o continuidad entre la percepción del mundo que guía la investigación de científicos pertenecientes a distintos paradigmas. La solución no es fácil, pero el camino hacia la misma está abierto desde una adecuada conceptuación psicológica del problema. Ni los positivistas pueden dar por sentado lo que fenomenológicamente se “da a la conciencia”, ni Kuhn puede hacer abstracción del proceso genético (en términos de una psicología evolutiva y del desarrollo) inherente al cambio de paradigma.

~ 19 ~

PPB, C.F.14

BIBLIOGRAFÍA TEMA 1. PLATÓN (1993). El mito de la caverna. En La república. barcelona, Altaya: 322-327 En el mito de la caverna Platón plantea la paradoja de la procedencia del verdadero conocimiento conceptuando el ámbito de la sensibilidad en términos negativos como el ámbito del error. Esta concepción impregnará la obra de muy distintos autores (psicólogos, teóricos de la ciencia, etc.) hasta nuestros días y supone un obstáculo que debe ser salvado para conceptuar a la psicología como una ciencia que se encarga de “conocer cómo los organismos "conocen" GOLDSTEIN, E. B. (1988). Sensación y percepción. Madrid, Debate Excelente y pedagógica exposición del fenómeno de la constancia perceptiva del tamaño y del MCTD, proceso psicológico propuesto para dar cuenta del mismo. Exposición, seguida en clase sobre psicofísica y, en especial, sobre la TDS.

~ 20 ~...


Similar Free PDFs