Opinión Pública (Stecconi) PDF

Title Opinión Pública (Stecconi)
Author Nacho Pérez
Course Opinion Publica
Institution Universidad Argentina John F. Kennedy
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Summary

(UADE) UNIDAD 1 y Es clara la diferencia conceptual entre la y la publicada, la primera responde al conjunto de tendencias de un grupo de personas comunidad, social, etc.) con respecto a un tema, mientras que la segunda corresponde a la o de la o pensamiento de una persona en particular de la Debemo...


Description

OPINIÓN PÚBLICA (UADE) UNIDAD 1 Opinión Pública y “Opinión Publicada” Es clara la diferencia conceptual entre la opinión pública y la opinión publicada, la primera responde al conjunto de tendencias de un grupo de personas (llámese comunidad, círculo social, agrupación, etc.) con respecto a un tema, mientras que la segunda corresponde a la publicación o difusión de la ideología o pensamiento de una persona en particular de la población. Debemos distinguir entonces que el que una figura de importancia publique su posición a cerca de un tema no pasa a ser opinión pública, sino más bien una opinión personal publicada; el problema radica en que en muchas ocasiones una opinión publicada corresponde a un sector de la población cuyos intereses, opiniones o ideologías no son compartidas por la mayoría o, en el peor de los casos representan a un sector de la población elitista o minoritario. De hecho, y comparto la opinión, Nicolás Uribe Rueda dice que “La opinión publicada le sirve a la sociedad en la medida en que es capaz de ver lo que las masas son incapaces de apreciar por cuenta de las limitaciones de su naturaleza colectiva” , es decir, la opinión personal pública, sirve a la colectividad para poder ver lo que en sí como conjunto no puede; ésta sería la función primordial de la opinión publicada, sin embargo, hoy en día pereciera que se transforma en una opinión que debe ser tomada como la general, como un consenso impuesto. ¿Por qué la opinión publicada ya no corresponde a los intereses de la mayoría o, en caso de hacerlo los aborda desde una perspectiva trivial o que atañe a sus propios beneficios? Lo que sucede es que las opiniones publicadas ya no buscan guiar a las audiencias, tampoco crear un debate o despertar al espectador, sino más bien construyen una realidad de manera oportunista y vaga, a veces equívoca o confusa, sin la capacidad de aceptar sus errores y perfeccionar a las audiencias. El concepto de “público” Los primeros analistas estaban mucho más predispuestos a formular la opinión pública como un fenómeno supraindividual inherentemente colectivo, como “un producto cooperativo de comunicación e influencia racional”. Quizás hoy el concepto más común de opinión pública se equipare a una unión más o menos sencilla de opiniones individuales o “lo que intentan medir los sondeos de opinión. La opinión pública era considerada como una clase especial de producto social, no como una colección de opiniones públicas diversas, sino como la opinión de un público. Esta tendencia a concebir la opinión pública en términos supraindividuales era parte integrante de la época. Los investigadores estaban intrigados por las manifestaciones colectivas de la época: huelgas, multitudes espontáneas, manifestaciones masivas y disturbios, además de su creciente fascinación con el papel en que los medios modernos de comunicación parecían desempeñar a la hora de configurar y guiar la “psicología de masas”. El público, como una entidad social de desarrollo, se forma a través del tiempo, por medio de argumentos espontáneos y la discusión y oposición colectiva respecto a un asunto. Con su fuerte énfasis en la opinión pública como procedente del debate, esta formulación sociológica es descendiente directa de las ideas de la Ilustración. La opinión pública es fundamentalmente comunicativa por naturaleza. El estudio de Price partía de la interrogante de cómo individuos por lo demás civilizados podían transformarse en multitudes coléricas o manifestantes entusiastas. Aunque el concepto de multitud se

invoca raramente hoy en día, aclara y refleja algunas de las características esenciales de dos conceptos colectivos contemporáneos: las masas y el público. -

La multitud: la ley de la unidad mental de las multitudes es de particular interés. Él identificó 3 causas básicas de la conducta de la multitud: el anonimato(formar parte de una multitud relaja las limitaciones civilizadas sobre los instintos básicos de las personas), segundo, las emociones y acciones se extienden rápidamente (por imitación espontánea y “contagio” y la más importante, personalidad consciente se desvanece (bajo la influencia de una multitud, el individuo queda sujeto a la persuasión e hipnotizado por voluntad colectiva). Este tercero es la causa del por qué la multitud actúa de forma terrorífica. Foote y Hart indicaron que diversos tipos de conducta colectiva, incluyendo fenómenos multitudinarios, podían estar implicados en la formación de la opinión pública, especialmente en sus primeros estadios

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El público: a diferencia de la multitud que se maneja por actos unidos a una experiencia emocional, el público está marcado por la oposición y el discurso racional. La multitud se desarrolla como respuesta a emociones compartidas, el público se organiza en respuesta a un asunto. Blumer propuso que el término público se utilice para referirse a un grupo de gente que a) estén enfrentados por un asunto b) se encuentran divididos en su idea de cómo enfocar el asunto y c) abordan la discusión del asunto. Por eso, para él, el desacuerdo y la discusión en un asunto concreto hacen existir a un público. Por otra parte, para Blumer la argumentación y contra-argumentación se convierten en los medios por los cuales se modela la opinión pública. Se dio cuenta de que el debate público podía darse en un marco desde “altamente emocional y lleno de prejuicios” hasta “altamente inteligente y serio”. Blumer retomó la idea de Lippmann en que el público se forma generalmente a través de grupos de interés que tienen un interés inmediato por la forma en que se resuelve un asunto.

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La masa: Blumer observó que el público podría transformarse en una multitud, dando lugar a un sentimiento público más que a una opinión pública. La masa se compone de individuos anónimos y se distingue por tener una comunicación e interacción entre sus miembros muy pequeña, e incluye personas de todos los estratos sociales, es dispersa geográficamente, está poco organizada y es incapaz de actuar concertadamente. Lo que une a las masas no es una opinión compartida (multitud) o un desacuerdo o discusión (público), sino un foco de interés común o atención. Blumer sugiere también que la conducta de las masas deviene crecientemente significativa en la vida industrial y moderna al “haber impulsado a los individuos a alejarse de las raíces costumbristas y haberlos empujado a un mundo más amplio”. Las cuestiones y los públicos El público desde el punto de vista sociológico, se contempla como una actividad imprecisamente organizada que surje del transcurso de la discusión en torno a una cuestión. En contraste a la masa, que se basa únicamente en una atención común hacia algún asunto y que está formada por respuestas idiosincráticas formadas lejos de cualquier debate o discusión, el público se distingue por una resolución colectiva de algún problema por medio de argumentos y réclicas. El modelo discursivo de Park y Blumer mantiene que la opinión pública se forma a través de una secuencia de estadios. Según esto, Foote y Hart identifican 5 fases:

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Fase del problema

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Fase de la propuesta

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Fase política (debate activo)

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Fase programática (se realiza acción aprobada)

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Fase de valoración Actores y espectadores: a lo largo de las fases del desarrollo, el público cambia de tamaño, aumentando desde los pocos que primero se dieron cuenta del problema hasta los muchos que finalmente participaron de alguna forma en su resolución. También cambia en su composición y está formado esencialmente por dos niveles: activos y pasivos. Lippmann habla de actores (intentan influir directamente en el curso de los asuntos políticos, se dan cuenta de los problemas y plantean soluciones) y espectadores (componen la audiencia de los actores, siguiendo sus acciones en diversos grados de interés y actividad). Los actores de un determinado asunto, son espectadores en otro, los hombres pasan constantemente de lado a lado. Expansión del debate público: El éxito para conseguir una audiencia mayor, se da principalmente debido a los esfuerzos concertados de los actores para hacer públicas sus pugnas y desacuerdos. Los actores gastan considerable energía intentando presentando el conflicto en la forma que mejor convenga a sus intereses. Las características propias de un asunto, su complejidad, importancia social o implicaciones a largo término, pueden también influir en la probabilidad de que se extienda desde el círculo de los inmediatamente interesados hacia un público más amplio y, hasta cierto punto, estas características de un asunto pueden manipularse en el transcurso de un debate público Tras la resolución del asunto: cuando el asunto está debatido y decidido, su público retrocede debido al agotamiento y reducción de la comunicación. Públicos altamente activos y organizados pueden funcionar por largo tiempo incluso luego de esto períodos y puede conseguir un status casi institucional. La observación de público El público es difícil de precisar. Está organizado vagamente a través de la comunicación que rodea un asunto, incluye un estrato activo y uno pasivo, cambia de tamaño y forma según se desarrolla y tiene o deja de tener existencia al mismo tiempo que un asunto. Desde el modelo discursivo hasta los sondeos y encuestas, es difícil observar empíricamente al público. Existe la opción de obtener otras mediciones de la opinión pública, por ejemplo, entresacando grupos selectos del muestreo total o ponderando diferencialmente según la importancia, la implicación o la participación activa. El público en general: Allport contextualizó al público como una población definida por la jurisdicción geográfica, comunitaria y política, o por otros límites. Cincuenta años de investigación de sondeos confirman las sospechas de Bryce y Lippmann acerca de que el grueso de la población es desinteresada y está desinformada en la mayoría de las materias que podrían considerarse asuntos públicos. Los puntos de vista dados a los encuestadores son, por lo general, desorganizados, desconectados, respuestas individuales, formadas fuera del foro del debate público. En otras palabras, son opiniones de la masa. El mero hecho de que los sondeos de opinión tengan un papel institucionalizado en la esfera política ha dado probablemente a la opinión de masas un impulso creciente en la configuración de la política. El público que vota: el electorado, un colectivo masivo e indiferenciado que representa como máximo al 70% de la población occidental, y en algunos casos menos. Alineado con la teoría democrática representativa, el electorado es una de las definiciones operacionales más comunes del público, y los resultados electorales tal vez son el ejemplo más visible de la opinión pública en la sociedad occidental. Un problema específico que se les presenta a los encuestadores es identificar el sector que está más dispuesto a votar. El acto de votar es una clara expresión conductista de la opinión y puede considerarse como una forma de participación en un debate público. Las investigaciones indican que muchos votantes van a votar sin mucha información que guíe su elección. El público atento: del 70% de la población apta para votar, sólo el 50% está generalmente atento a los asuntos públicos. Devine resume diciendo que “el público atento se concibe como un público importante para el sistema político americano”, pues es ese el grupo que presta una atención continuada a los asuntos públicos más que por su actividad, y habla ocasionalmente con los demás sobre estas

cuestiones. Pero, ¿cómo identifican los investigadores a un público atento? Aquí, Devine usa 5 medidas de reconocimiento: interés general en política, interés en campañas de elecciones nacionales, hablar sobre política, exposición a las noticias de los periódicos sobre política y lectura sobre política en revistas. Sobre esa base se calculó que sólo 1/3 del público es atento. El público activo: está un escalón más abajo que el atento y es más pequeño (puede ser hasta el 15% del público atento) y pueden ser los actores del sistema conceptual de Lippmann. El término elite se usa con frecuencia para nombrar a este grupo. Almond distingue varias clases de elites: políticas, burocráticas, grupos de interés y medios de comunicación de masas. Estos miembros del público activo compiten en el mercado de opinión, (entre el público atento) en busca de seguidores y conversos por sus causas. Debe haber pluralismo en las elites, una multiplicidad de centros de poder, con cierta autonomía e independencia económica. Asuntos públicos: las diferencias entre los distintos grupos pueden extenderse a espectadores y actores, y de ser el caso podríamos hablar separadamente de públicos activos respecto a un asunto y atentos respecto a un asunto. Los grupos organizados se reúnen claramente para asuntos concretos. Problemas diferentes tienen consecuencias para diferentes personas, así, los públicos pueden formarse naturalmente a partir de los grupos más directamente afectados. Es en la interacción entre estos grupos –como se forman y cambian con el tiempo- donde deben buscarse las respuestas concernientes a la formación colectiva y el impacto en la opinión pública. Conceptualización de opiniones Los años 30 marcan una diferencia, empezando a marcarse distinciones entre lo que antes era considerado un fenómeno colectivo y una perspectiva individualista que lo considera como un conjunto de opiniones dentro de una población designada. Esto fue propiciado por dos grandes avances metodológicos: el desarrollo de la medición psicológica y la aplicación de la teoría del muestreo científico a la investigación social. Opiniones y actitudes: muchos utilizan ambos términos de forma intercambiable, sin embargo, se ha dicho que difieren conceptualmente en tres formas: -

A las opiniones se las ha considerado habitualmente como observables, mientras que una actitud es una predisposición secreta o una tendencia psicológica.

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Aunque ambas implican aprobación o desacuerdo, el término actitud se dirige más hacia el afecto y, la opinión más intensamente al conocimiento

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Una actitud se conceptualiza tradicionalmente como una orientación global, perdurable, hacia una clase de estímulos, mientras que una opinión se considera más situacionalmente, perteneciendo a un asunto concreto en un entorno conductista específico

Las opiniones como expresiones: las opiniones eran indicadores manifiestos de actitudes no observadas. Las opiniones tenían que verbalizarse o expresarse mediante cualquier otra forma de manifestación de apoyo u oposición a alguna reacción. Para ser efectivas las opiniones han de expresarse. Las opiniones como algo meditado: uno decide una opinión, mientras que una actitud no se entiende como formada conscientemente o decidida casi de la misma forma. Una actitud se siente como un impulso afectivo, una inclinación a responder positiva o negativamente a algo. Las opiniones son juicios y las actitudes son el puro “agrado y desagrado” que alimentan esos juicios

Las opiniones como adaptaciones de las actitudes entre asuntos específicos: una tercera distinción (que resume las anteriores) considera las actitudes como parte de la materia prima de las opiniones. Cuando los encuestadores adaptaron el término opinión, se convirtió en el generalmente aceptado para una posición expresa en favor o en contra de una cuestión política. Wiebe vio la relación opinión-actitud como una orientación intuitiva inmediata y una opinión es una elección meditada entre alternativas específicas dadas en un entorno social específico. La inferencia de bases psicológicas para las opiniones El término opinión es variable. Se puede hablar de opiniones abiertas, públicas, que son juicios expresos sobre acciones específicas o acciones propuestas de interés colectivo, en un entorno específico. Existen las opiniones secretas, que son juicios formados en la mente sobre acciones concretas o acciones propuestas por interés colectivo. Más globales que estas dos, son las actitudes, predisposiciones permanentes que responden positiva o negativamente a una clase general de estímulos. La gente puede expresar opiniones diferentes a las que mantienen de forma privada por presiones sociales. Este tipo de cuestiones son las que NN comenta cuando dice que “cuando se espera oposición, algunas personas pueden alterar su posición expresada o abstenerse totalmente de dar opiniones. Esquema: es una estructura cognitiva que representa el conocimiento general sobre un concepto dado o un campo de estímulo y que incluye tanto los atributos de un concepto como las relaciones entre los atributos. Un esquema puede relacionarse con cualquier estructura informativa. Una vez activado, proporciona una especie de taquigrafía mental del pensamiento y la percepción, presta atención a ciertas características del entorno, forma una base con interferencias sobre acontecimientos y personas y facilita un catálogo de información de personas en la memoria. Las actitudes permiten a las personas medir una situación y hacer un juicio bueno o malo, cuando una actitud fuertemente sostenida respecto a un objeto concreto, se evoca, se puede formar un juicio rápidamente en la mente, de tal forma que la información subsiguiente queda sujeta a una interpretación selectiva. Formación de opiniones: las opiniones se basan parcialmente en el propio sistema establecido de valores y parcialmente en un esfuerzo por dar significado a una nueva situación, a un asunto público. En el transcurso de la meditación, las creencias y actitudes acuden a la mente y se combinan con cualquier nueva información aseuible. Esta combinación podría ser semejante a lo que Abelson llama una “opinión molécula” compuesta por 3 átomos: una creencia (“esta propuesta significará más impuestos”), una actitud (“odio los impuestos”) y la percepción de algún tipo de apoyo social (“todo el mundo odia los impuestos”). De este cálculo mental deberían considerarse algunos aspectos: no necesita ser complicado y las expresiones públicas de opiniones deben tener tanto que ver con la configuración de las estructuras cognitivas internas como a la inversa. Valores: se conceptualizan como creencias evaluadoras, son creencias respecto a lo que es deseable, como fin o como un estado, así los valores funcionan como pautas para la conducta personal o social. Un valor se refiere a un objetivo. Rokeach cree que los valores son más importantes para la personalidad que las actitudes Identificaciones de grupo: una construcción teórica importante para la formación de opinión es el autoconcepto, que se basa en gran medida a las diversas identificaciones de grupo de la persona. El autoconcepto, según Turner, es un sistema integrado cognitivo que incluye dos subsistemas primarios: la identidad personal, o creencias sobre la unidad de las propias características, gustos personales y atributos y la identidad social, compuesta de creencias sobre la propia pertenencia a varios grupos o categorías sociales formales e informales. O sea, el autoconcepto es el sistema de creencias organizado de una persona sobre sus propias características sociales y personales.

UNIDAD 2 El concepto de la Opinión Pública ha contribuido a la formación de espacios abiertos para inte rca mbiar ideas, mensa jes, símbolos y me rcancía s. En la actu alidad, la opinión se ha introducido en el terreno del merca do: Las agencias de publicidad, l as figuras públicas y sobre todo, los medios de comunicación se rigen por las leyes de la oferta y la demanda, vendiendo opiniones a los públicos. Pero la opinión pública no siempre fue entendida de este modo. A partir de la Edad Moderna la opin ión pública cobra gran re levanc ia debido al d esarrollo de la imprenta, al papel de la prensa como foro que propicia la expansión de las ideas democráticas. Cualquier búsqueda de una definición clara y simple del concepto de opinión pública se demostrará, sin embargo, infructuosa”. Filósofos, sociólogos y teóricos de la política han intentado proporcionar una definición clara, aunque sin éxito. El concepto sigue utilizándose en investigaciones, en artículos políticos y en explicaciones de la conducta social...


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