Ovidio-Tristes-Y-Ponticas PDF

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OVIDÎ O TRISTES * PÓNTICAS INTRODUCCIÓN, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE JOSÉ G O N ZÁLEZ VÁ ZQ U EZ & E D IT O R IA L G REDO S BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 165 Asesores para la sección latina: J a v i e r Iso y J o s é L u is M o r a l e j o . Según las normas de la B. C. G., las traducciones de este volum...


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OVIDÎ O

TRISTES * PÓNTICAS

INTRODUCCIÓN, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE

JOSÉ G O N ZÁLEZ VÁ ZQ U EZ

& E D IT O R IA L

G REDO S

BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 165

Asesores para la sección latina: J a v i e r Iso y J o s é L u is M o r a l e j o . Según las normas de la B. C. G., las traducciones de este volumen han sido revisadas por V ic e n t e C r is t ó b a l y E u l o g io F. B a e z a .

©

EDITORIAL GREDOS, S. A . Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992.

Depósito Legal: M. 8818-1992.

ISBN 84-249-1485-6. Impreso en España. Printed in Spain. Gráficas Cóndor, S. A ., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. — 6486.

INTRODUCCIÓN

1.

El

d e s t ie r r o

de

O v id i o

Al abordar en este volumen la casi totalidad de la pro­ ducción poética del destierro de Ovidio, nos ha parecido obligado comenzar nuestra introducción refiriéndonos al hecho mismo del destierro del poeta, que tanto ha dado que hablar a la crítica de todos los tiempos y sobre el que no se ha dicho aún la última palabra \

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Sobre el problema del destierro de Ovidio, cf., por ejemplo, G.

B o is s ie r , «L’exil d’Ovide», Revue des Deux Mondes 69 (1867), 580-612;

E. A p p e l , Quibus de causis Ovidius ab Augusto relegatus sit, Berlín, 1872; L. H e r r m a n n , «La faute secrète d’Ovide», Revue Belge de Philo­ logie et H istoire 17 (1938), 695-725; S. D ’ella , «L’esilio di Ovidio e alcuni aspetti della storia augustea», A nnali della Facolta d i L ett ere d i Napoli 5 (1955), 95-157; C . N a r d i , «Un misterio difficile a svelare: perché Ovi­ dio fu relegato a Tomi da Augusto?», L ’Eloquenza 46 (1956), fases. 10-12, y en A tti Convegn. Intern. Ovid. I, Roma, 1959, 49-54; D . M a r i n , «In­ torno alle cause delPesilio di Ovidio», Ovidiana. Recherches sur Ovide, ed. N . I. H e r e s c u , Paris, 1958, 406-411, y en «Ovidio fu relegato per la sua opposizione al regime augusteo?», Fasti Pontici Ovidio poetae di­ cati, Roma, 1958, 99-252; G. B a l ig a n , «L’esilio di Ovidio», A tti Con­ vegn. Intern. Ovid. I, 49-54; F. N o r w o o d , «The riddle of Ovid’s relega­ tion», Classical Philology 58 (1963), 150-163; J. C a r c o p in o , «Les raisons

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A finales del año 8 de nuestra era cristiana, cuando se encontraba en la isla de Elba, caía sobre Ovidio una inexorable sentencia dictada por Augusto que le condena­ ba a abandonar Roma y a trasladarse a Tomos, la actual Constanza, en la costa rumana de Dobrucha, la ribera oc­ cidental del Mar Negro. Dura condena por cuanto signifi­ caba de abandono de la patria y de los seres queridos, así como por las duras condiciones climáticas y de vida del lugar al que se le relegaba: el gélido país de los getas, hom­ bres absolutamente extraños a los romanos por todos los conceptos, es decir, unos auténticos bárbaros. Ovidio regresa de Elba a Roma, pasa allí su última no­ che en compañía de su familia y amigos más allegados y al amanecer emprende el camino del destierro, de donde no habría de regresar nunca más. Contaba por entonces el poeta 52 años de edad. 1.1.

Causas del destierro

Y bien, ¿cuáles fueron los verdaderos motivos de tan dura e inesperada condena? Es ésta una de las cuestiones más debatidas de cuantas se refieren a los escritores latinos y que tanto la Antigüereligieuses de l’exil d’Ovide», Revue de l ’H istoire des Religions 165 (1964), 132-139; J. C. T h ib a u l t , The m istery o f O v id ’s exile, Berkeley-Los Án­ geles, 1964; L. H e r r m a n n , «Nouvelles recherches sur la faute secrète d’Ovide», Revue Belge de Philologie... 43 (1965), 40-52, y «.L’A rt d ’aimer, les Remèdes d ’amour et la faute secrète d’Ovide», Revue Belge... 48 (1970), 38-44; J. C a r c o p in o , «El destierro de Ovidio, poeta neopitagórico», en Contactos entre la historia y la literatura romanas, Madrid, 1965, págs. 51-142; F . C o r s a r o , «Sulla relegatio di Ovidio», Orpheus 15 (1968), 5-49; D. P o r t e , «Un épisode satirique des Fastes et l’exil d’Ovide», Latom us 43 (1984), 284-306, y P . M . M a r t i n , «À propos de l’exil d’Ovide... et de la succession d’Auguste», L atom us 45 (1986), 609-611.

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dad como el propio Ovidio dejaron envueltos para siempre en el más recóndito de los misterios. En efecto, tal y como dice F. Delia Corte 2, «no estamos en condiciones de resol­ ver el misterio de los motivos por los que Ovidio fue rele­ gado a Tomos». No se nos antoja una mera casualidad que John C. Thibault haya titulado su estudio sobre el particular «The mystery o f Ovid’s exile». Y es que parece como si nuestro poeta hubiera querido correr una cortina de humo sobre el tema 3. Pues, si bien es abordado en casi todos sus poemas del destierro, lo hace Ovidio con un cierto halo de misterio, sin desvelar nunca el secreto y dándolo por sabido, como de hecho debió de ser para sus contemporáneos 4. Desgraciadamente, nuestro largo estudio de los poemas del destierro no nos ha aportado nada nuevo a la incansa­ ble búsqueda a la que, por otra parte, las mentes más lúci­ das y las imaginaciones más fantasiosas han dedicado todo su esfuerzo durante siglos. Y es que el misterio que rodea la condena de Ovidio, de no mediar algún descubrimiento inesperado, parece realmente avocado a quedar sin desve­ lar para siempre. Hay quien piensa que la condena de Augusto se debió más a una medida de precaución que a un crimen o delito concreto cometido por el poeta, ya que no medió proceso condenatorio oficial alguno. Ahora bien, aun en el supuesto de que esto fuera así, habría que pensar en una o varias razones que indujeran al Emperador a tomar dicha medida. Y ahí es donde la crítica de todos los tiempos se ha torturado y lo sigue ha2 Ovidio. I Tristia II, Génova, 1973, pág. 9. 3 Cf. Trist. I 5, 45-46, y 51-52. 4 Cf. Trist. IV 10, 99.

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ciendo en su intento de clarificar la cuestión. El propio poeta alude constantemente en su producción del destierro a las causas de la condena, pero, cuanto más lo hace, más impreciso, misterioso y oscuro resulta. Con dos palabras nos define Ovidio los motivos de su condena: carmen et error 5, «un poema y una equivoca­ ción». Respecto al poema, parece haber acuerdo unánime en que se refiere a su A rte de amar, sobre el que, al pare­ cer, descargó el Emperador toda su severidad, a tenor de las referencias del propio poeta y de otros autores anti­ guos 6. Augusto, restaurador de la moralidad pública ro­ mana, no podía dejar de castigar al autor de una obra con la que se convertía en maestro del adulterio y de la obscenidad: «Se me acusa de haberme convertido en maes­ tro del impúdico adulterio» 7. En efecto, la moderna críti­ ca coincide en interpretar que con esta afirmación Ovidio se revela como el primer y único poeta que permanece bá­ sicamente ajeno a los ideales de la restauración políticomoral de Augusto. Y ello en toda su poesía erótica, pero muy especialmente en su A rte de amar, que representaba la negación de los valores morales defendidos por el Prín­ cipe y difundidos por la propaganda imperial y por las Leyes Julias sobre el matrimonio. Conviene subrayar, a este respecto, que Ovidio es un poeta con una actitud marcadamente liberal, reflejo de la atmósfera de libertad que se respiraba en el Círculo de Mé­ sala, y bastante indiferente a las preocupaciones políticas de Augusto. Esto debió de influir en que las relaciones entre Augusto y Ovidio no fueran nunca demasiado cor­ 5 Cf. Trist. II 207. 6 C f., p o r e j., A u r e l io V í c t o r , D e Caes. I 27. 7 Trist. II 212.

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diales y en el hecho de que el Emperador desistiera de atraerse a su lado al poeta más brillante de la segunda ge­ neración de escritores augústeos, como antes lo había he­ cho con Virgilio y Horacio, por ejemplo. Será sólo al final de su vida, en sus poemas del destierro, y por razones ob­ vias, cuando Ovidio se comportará como un poeta de cor­ te, con abiertas lisonjas y adulaciones al Emperador y a su familia 8. Hay, sin embargo, quienes piensan que la condena del A rte de amar no fue más que un pretexto para disimular la verdadera causa de la condena del poeta, que habría que buscar más bien en ese error o equivocación fatal que él mismo lamenta tantas veces. El propio poeta nos da pie a pensarlo: N o hay ninguna culpa en tu Arte. Pero ¡ojalá puedas defenderte! Tú sabes que lo otro que te perjudicó es más grave 9. Ese otro motivo, que parece que fue lo que en realidad le llevó al destierro, debía permanecer en silencio 10, por cuanto su revelación —en palabras del propio poeta— vol­ vía a ofender al Emperador, si bien en Roma debía de ser un secreto a voces 11. ¿De qué se trataba? Ovidio repite insistentemente que se trataba de un «error», de una «equivocación» cometida por él, sin inten­ cionalidad o maldad alguna 12. En efecto, el poeta habla 8 C f. F . C u p a iu o l o , Itinerario delta poesía latina nel I secolo dell’ Impero, Nápoles, 1978, pág. 187. . 9 Pónt. III 3, 70-72. 10 Cf. Trist. II 207, y Pónt. I 6, 3-4. 11 Cf. Trist. IV 10, 99-100. 12 Cf. Trist. I 1, 51-52; I 9, 72-76;II 109; II 134; IV 10, 99 y sigs.;

Pónt. II 2, 15-16; II 3, 91-94, y III3, 71-72.

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de una «falta» (culpa), que no llega a ser «delito» (scelus, facinus), debida más a su ingenuidad (simplicitas) o nece­ dad (stultitia) que a una acción consciente o premeditada. Incluso llega a decirnos que su equivocación había consis­ tido en «contemplar algo», «haber visto algo» que no de­ bía 13 y que ofendió al Emperador. Pero no dice más. De ahí la infinidad de teorías surgidas al respecto, que han tratado de explicar el motivo del destierro de Ovidio de las formas más diversas. Permítasenos enumerar, simple­ mente, las más importantes 14. 1) El poeta, sin pretenderlo, habría contemplado a Li­ via mientras se bañaba en su piscina 15. 2) Ovidio se habría presentado en casa de Augusto en el momento en que éste, informado del desastre de Va­ ro, se encontraba bajo un ataque de cólera tan grotesco que el poeta lo ridiculizaría en epigramas de circulación clandestina 16. 3) Ovidio habría descubierto fortuitamente el incesto del Emperador con su hija Julia 17. 4) Ovidio habría sido testigo del adulterio de Julia, hija de Augusto, e incluso lo habría favorecido 1S.

13 Cf. Trist. II 103-104; III 5, 49-50, y III 6, 26. 14 En líneas generales, seguimos el resumen del planteamiento que sobre este tema hace J. C a r c o p in o en op. cit., págs. 87 y sigs., así como el magnífico compendio que sobre el mismo tema hace S. G. O w e n en P. Ovidii Nasonis Tristium liber secundus, Oxford, 1926, págs. 1-48. 15 Cf. Trist. II 105 y sigs.; A . D e v il l e , Essai sur l ’exil d ’Ovide, Pa­ ris, 1859, pág. 19; G. B o is s ie r , L ’opposition sous les Césars, Paris, 1885, pág. 108, y D . M a r i n , toc. cit., pág. 102. 16 Cf. G. M a s e r a , ed. O vidii Tristium liber II, Turin, 1929. 17 Cf. S u e t o n io , Caligula XXIII, y G. B o is sie r , op. cit., pág. 108. 18 Cf. S id o n io A p o l in a r , Carm. XXIII 158-161; G. B a l ig a n , «L’esilio di Ovidio», A tti Convegn. Intern. Ovid. I, 49-54.

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5) Habría sido testigo y habría propiciado el es­ candaloso adulterio de Julia Minor, nieta del Empera­ dor 19. 6) Ovidio habría conspirado con Fabio Máximo para devolver el derecho de sucesión imperial a Agripa Postu­ mo, nieto de Augusto y relegado por éste a la isla Plana­ sia 20. 7) El poeta habría entrado en el recinto donde se cele­ braba una ceremonia sagrada en honor de Isis o la Buena Diosa, reservada a mujeres, donde pudo también haber con­ templado desnuda a Livia 21. 8) Ovidio habría asistido a una sesión de adivinación prohibida de antemano. Esto vendría agravado por el he-

19 C f. M . R . D e R o c h e f o r t , « L ’exil d ’O v id e » , Journal des Savants 130 (1743), 254-263; P . D e S i r v y , « L e ttr e s u r la v ra ie c au se d e l ’exil d ’O v id e » , Mercure de France 1 (1773), 181-185; W. Y. S e l l a r , The ro­ man p o e ts o f the augustan age, O x f o r d , 1899, p á g . 329; A . C a r t a u l t , « E n c o re les c a u se s d e la r e lé g a tio n d ’O v id e » , Mélanges Chatelain, P a r is , 1910, p á g . 50; N . S a l a n it r o , « C o n tr ib u ti a ll’in te rp r e ta z io n e d e ll’e r ro r d i O v id io » , M ondo classico 11 (1941), 254-271; H. F r ä n k e l , Ovid, a p o e t between two worlds, L o s Á n g e le s , 1945, p á g . 113; C . N a r d i , « P e r ­ c h é O v id io f u re le g a to a T o m i d a A u g u s t o ? » , Biblioteca de l ’Eloquenza, R o m a , 1956, 26-27; F . C o r s a r o , « S u lla re le g a tio d i O v id io » , Orpheus 15 (1968), 5-49. 20 Cf. E. R i p e r t , Ovide, p o è te de l ’amour, des dieux et de l ’exil, Paris, 1921, pág. 183; G. N e m e t h y , Supplementum commentariorum ad O vidii Amores, Tristia et Epistulas ex Ponto, Budapest, 1922, pág. 44; R . Z im m e r m a n n , «Die Ursachen von Ovids Verbannung», Rhein. Mus. 81 (1932), 263-274; F. N o r w o o d , «The riddle o f Ovid’s relegatio», Class. Philol. 58 (1963), 150-163. . 21 Cf. R . E l u s , ed., Ovidii Nasonis Ibis, Oxford, 1881, pág. XXXVIII, y The second book o f O vid’s Tristia. A public lecture, Londres, 1913; L. H e r r m a n n , «La faute secrète d’Ovide», Revue Belge... 17 (1938), 695-725; «Nouvelles recherches sur la faute secrète d’Ovide», loc. cit., 40-52, y « L ’A rt d ’aimer, les Remèdes d ’am our...», 38-44.

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cho de que el poeta hubiera pertenecido a uno de los círcu­ los neopitagóricos tan en boga en su tiempo 22. 9) Nuestro poeta habría frecuentado determinados cír­ culos de oposición al Emperador, como el de Fabio Máxi­ mo 23. Sin entrar a discutir y valorar todas y cada una de las razones que se han aducido e imaginado, señalemos que las más esgrimidas por los diversos autores se pueden re­ ducir a los tres grupos siguientes: razones de tipo moral, de carácter político y de orden religioso. Por lo que a las razones de carácter moral se refiere, consistirían en la contemplación por parte de Ovidio de alguna escena humillante para Augusto o para Livia. O, como parece bastante más probable, en su complicidad en la conducta escandalosa de alguna de las dos Julias, la hija o la nieta del Emperador. A la primera, Julia maior, se la habría relacionado con la Corina de los A m ores de Ovi­ dio 24. Pero resulta muy difícil de admitir esta opinión, dado el espacio de tiempo tan enorme que transcurre entre la publicación de los Am ores —alrededor del 20 a. C.— 22 C f. S. R e in a c h , «Le tombeau d’Ovide», Revue de Philologie 30 (1906), 275-285; «L’exil d’Ovide», Revue Archéologique 1 (1909), 145; «Les compagnons et l’exil d’Ovide», Revue de Philologie 34 (1910), 342-349, y Cultes, mythes et religions IV, Paris, 1912, 69-79; L. H e r r m a n n , «La faute secrète d’Ovide», 695-725, y «Nouvelles recherches sur la faute...», 40-52, y F . H . C r a m e r , «Les raisons religieuses de l’exil d ’Ovide», Revue de VHistoire des Religions 165 (1964), 132-139. 23 Cf. D . M a r i n , «Intorno aile cause dell’esilio di Ovidio», Ovidia­ na..., 406-411, e «Intorno aile cause dell’esilio di Ovidio a Tomi», A tti del Convegn. Intern. Ovid. I, 29-47, y «Ovidio fu relegato per la sua opposizione al regime augusteo?», Fasti Pontici... I, 97 y sigs.; S. D ’e l ia , «L’esilio di Ovidio e alcuni aspetti délia storia augustea», Annali della Facoltà di L ettere di N apoli 5 (1955), 95-157. 24 Cf. S id o n io A p o l i n a r , Carm. XXIII 158-161, y G. B a l ig a n , Ioc . cit.

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y el momento en que se condena al poeta —el 8 d. C.—. Más plausible resulta la idea de relacionar la condena de Ovidio con Julia minor, la nieta de Augusto, que era con­ denada por éste al destierro el mismo año que el poeta, debido a su conducta escandalosa, conducta que Augusto relacionaría con el A rte de amar. Las razones de tipo político están relacionadas todas ellas directa o indirectamente con los grupos de oposición a la política imperial o con el grave problema planteado en torno a la sucesión a Augusto. En casi todas las teorías que esgrimen este móvil político como causa de la condena de Ovidio desempeñan papel importante personajes políti­ cos como Fabio Máximo o como el nieto de Augusto, Agri­ pa Postumo. Se trataría, pues, de que Ovidio hubiera par­ ticipado con Fabio Máximo en algún tipo de operación política en favor de Agripa Postumo, condenado por su abuelo al destierro, o de Germánico. O bien se pudo tratar de la participación del poeta en alguna otra conjura políti­ ca contra Augusto, o por el simple hecho de haber caído en desgracia ante el Emperador por cualquier actuación suya particular unida a su fama de poeta licencioso. Por último, las razones de orden religioso esgrimidas aluden a la revelación o profanación de los misterios eleusinos o de los cultos en honor de Isis o de la Buena Diosa, a su participación en alguna sesión adivinatoria en torno al problema de la sucesión de Augusto o a su participación en algún grupo neopitagórico o rito órfico 25. Digamos, para concluir, que lo que nos parece más pro­ bable es que Ovidio, al resultar descubierto en alguna reu­ nión vedada o por haber presenciado algo que no debía, más de orden político, quizás, que privado, es por lo que 23 C f. D . P o r t e , lo e . c it., y P . M . M a r t i n , lo e . cit.

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fue condenado por el Emperador, sirviendo de pretexto oficial u oficioso su autoría del A rte de amar, así como su conducta privada un tanto licenciosa e implicada en los numerosos escándalos de la familia imperial. En concreto, el pretexto bien pudo ser una reunión celebrada en casa de Fabio Máximo, conocido por su oposición a Tiberio. Dicha reunión estaría motivada por móviles dinásticos ten­ dentes a propiciar una descendencia a Augusto por parte de Julia o de Agripa Postumo en detrimento de las aspira­ ciones de Tiberio y Livia, lo que exasperaría a estos últi­ mos, quienes, acogiéndose al pretexto de algún motivo de escándalo o falta grave inherente a dicha reunión, conse­ guirían la condena de los asistentes a la misma. El motivo bien pudo ser el tinte neopitagórico de todos o de muchos de los asistentes. Bien sabido es cómo el neopitagorismo apelaba a una metafísica revolucionaria que minaba hasta sus fundamentos la religión de los antepasados, que Augusto tanto se esforzaba por renovar y rehabilitar. En definitiva, vemos que en cualquier caso debió de ser más bien un conjunto o cúmulo de razones de diverso orden lo que debió de motivar el castigo de Ovidio. Por otro lado, parece también muy probable que en la condena de nuestro poeta intervinieran la intrigante Livia y su hijo Tiberio, lo que explicaría la confianza con que Ovidio pa­ rece dirigirse en sus poemas a Augusto y Germánico, fren­ te a la desconfianza con que, por el contrario, alude a ma­ dre e hijo. Mejor suerte hemos tenido con los datos relativos al castigo mismo, así como con todo lo que se refiere al he­ cho mismo de su partida y a las condiciones de vida en el lugar de confinamiento, pues contamos con numerosos datos autobiográficos del poeta a este respecto, especial­ mente el libro I de las Tristes, que nos cuenta las peripe-

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cías de su viaje desde que sale de Roma hasta llegar a Tomos. 1.2.

El castigo

Por lo que se refiere al castigo propiamente dicho, hay que comenzar diciendo que se le condena por un proceso secreto, del que sólo se conoce la sentencia, con la inter­ vención exclusiva y personal de Augusto, sin la participa­ ción del Senado ni de juez alguno 26. Esto ha hecho pensar que hubiera por medio algún escándalo en relación con algún miembro de la familia imperial (piénsese, por ejem­ plo, en Julia) y que se intentara ocultar el asunto. En cuanto al delito cometido por Ovidio, a decir del jurista Ul...


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