Title | Salvaje-Cheryl-Strayed |
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Author | Basia Huicochea |
Course | California History |
Institution | California State University Long Beach |
Pages | 230 |
File Size | 1.8 MB |
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This is Wild of Cheryl Strayed. I read it in my first semester. This is a Spanish version....
«Eraunmundoenelquenuncahabíaestadoyque,sinembargo,comobiensabía,siempre habíaexistido;unmundoenelquehabíaentradoatrompicones,afligida,confusa,temerosa y esperanzada. Un mundo que, según pensé, me convertiría en la mujer que yo sabía que podíallegarasery,alavez,mepermitiríavolveraserlaniñaquehabíasidoenotrotiempo Unmundocuyasdimensioneseranmediometrodeanchoy4.285kilómetrosdelargo». Conveintidósaños,CherylStrayedcreíaquelohabíaperdidotodotrastomarladecisiónde separarse y acercarse demasiado al mundo de las drogas. Su familia se había dispersado traslamuertedesumadrecuatroañosantesyellasehabíaquedadosinpilaressobrelo que construir su vida. Así que toma la decisión más impulsiva que hubiera tomado jamás recorrerelSenderodelMacizodelPacífico,unarutaquebordeatodalaCostaOestedelos Estados Unidos, desde el desierto de Mojave en California y Oregón al estado d Washington.Ydecidehacerlocompletamentesola.Sinningunaexperienciaensenderismo, nitansolohabiendopasadojamásunanochealairelibre,paraellasetratabade«unaidea vaga,extravaganteyprometedora».Peroesapromesaseconvirtióenlanecesidaddevolve ajuntarlaspiezasdelrompecabezasenquesehabíaconvertidosuexistencia.Narradaco suspense,estilo,sentidodelhumoryternura,en SalvajeStrayedconsiguedescribirunviaje quedioformaasuvidacontratodaexpectativa,unviajequelavolvióloca,quelafortalecióy queacabóporsanarla.
CherylStrayed
Salvaje ePubr1.0 sleepwithghosts17.01.15
Títulooriginal:Wild CherylStrayed,2012 Traducción:IsabelFerrer&CarlosMilla Editordigital:sleepwithghosts ePubbaser1.2
ParaBrianLindstrom yparanuestroshijos,CarveryBobbi.
Notadelaautora Paraescribirestelibro,mebaséenmisdiariospersonales,investiguélosdatoscuandopude,consul convariasdelaspersonasqueaparecenensuspáginasyrecurríamispropiosrecuerdosdelossuces referidosydeesaetapademivida.Hecambiadolosnombresdelamayoríadelaspersonas—pero de todas— mencionadas en este libro y, en algún caso, también he modificado detalles que pudier identificarlas,parasalvaguardarelanonimato.Noseincluyenenellibropersonajesnisucesosquese mitad ficción, mitad realidad. De vez en cuando he omitido personas y sucesos, pero solo si dic omisiónnoafectabaalaveracidadoelcontenidodelrelato.
Prólogo Eranárbolesaltos,peroyoestabaenunaposiciónaúnmásalta:porencimadeellos,enunaescarpa laderaenelnortedeCalifornia.Momentosantesmehabíaquitadolasbotasdemontañismo,yladelp izquierdohabíacaídoentreesosárbolesalvolcarsesobreellalaenormemochila,salircatapultadap el aire, rodar hasta el otro lado del sendero pedregoso y despeñarse por el borde. Tras rebotar en u afloramientorocoso aunos metrospor debajode mí,se perdióde vistaentre laenramada delbosqu dondeyaeraimposiblerecuperarla.Atónita,ahoguéunaexclamación,peseaquellevabatreintayoch díasenmediodeaquellaagrestenaturalezayaesasalturassabíayaquecualquiercosapodíaocurrir queocurriría.Peronoporesodejabadeasombrarmecuandoporfinsucedía. Labotahabíadesaparecido.Habíadesaparecidodeverdad. Estrechéasucompañeracontramipechocomosifueraunbebé.Ungestovano,porsupuesto.¿D qué sirve una bota sin la otra? De nada. Es un objeto inútil, huérfano para siempre, y no pod apiadarmedeella.Eraunarmatostedebota,delomáspesada,unaRaichledecueromarrónconcord rojoypresillasmetálicasplateadas.Despuésdesostenerlaenaltoporunmomento,laarrojécontod misfuerzasylaobservécaerentrelosexuberantesárbolesydesaparecerdemivida. Estaba sola. Estaba descalza. Tenía veintiséis años y también yo era huérfana. «Una verdade extraviada»,[1]habíadichoundesconocidohacíaunpardesemanascuandoledimiapellidoylehab demisescasoslazosconelmundo.Mipadreabandonómividacuandoteníaseisaños.Mimadremur cuando yo tenía veintidós. Después de su muerte, mi padrastro dejó de ser la persona a qui considerabamipadreparatransformarseenunhombrealqueyosoloreconocíadevezencuando.M dos hermanos,en su dolor, se distanciaron,pese a misesfuerzos para quelos tres nosmantuviéram unidos,hastaquemerendíytambiényomedistancié. Durante los años anteriores al momento en que arrojé mi bota al precipicio en esa montaña, misma estaba arrojándome a un precipicio. Había deambulado, vagado y errado —de Minnesota NuevaYork,deallíaOregón,yluegoportodoeloeste—hastaqueporfin,enelveranode1995,m encontréallí,descalza,sintiéndomenoyasinlazosconelmundo,sinoamarradaaél. Era un mundo en el que nunca había estado y que, sin embargo, como bien sabía, siempre hab existido; unmundo en el que había entradoa trompicones, afligida, confusa,temerosa y esperanzad Unmundoque,segúnpensé,meconvertiríaenlamujerqueyosabíaquepodíallegarasery,alave me permitiría volver a ser la niña que había sido en otro tiempo. Un mundo cuyas dimensiones er mediometrodeanchoy4.285kilómetrosdelargo. UnmundollamadoSenderodelMacizodelPacífico. Habíaoídohablardeélporprimeravezsolosietemesesantes,cuandovivíaenMinneapolis,tris desesperada y a punto de divorciarme de un hombre a quien aún amaba. Mientras hacía cola en u tienda de actividades al aire libre, esperando para pagar una pala plegable, cogí de una estanter cercana un libro titulado El Sendero del Macizo del Pacífico. Volumen I: California, y leí contracubierta.ElSMP,decía,esunsenderoatravésdelanaturalezaquediscurreininterrumpidamen desdelafronteraentreMéxicoyCaliforniahastapocomásalládelafronteracanadiense,pasandop las cimas de nueve cadenas montañosas: Laguna, San Jacinto, San Bernardino, San Gabriel, Liebr Tehachapi, Sierra Nevada, Klamath y las Cascadas. En línea recta equivale a una distancia de m
setecientoskilómetros,peroelsenderotieneunalongituddemásdeldoble.Atravesandoensutotalid losestadosdeCalifornia,OregónyWashington,elSMPcruzaparquesnacionalesyreservasnaturale así como territorios federales y tribales y propiedades particulares; desiertos y montañas y bosqu pluviales;ríosycarreteras.Dilavueltaallibroycontemplélacubierta—unlagosalpicadodepeñasc yrodeadoderiscosqueserecortabancontraelcieloazul—;volvíadejarloensusitio,paguémipala memarché. Peropasadosunosdíasregreséycompréellibro.PorentonceselSenderodelMacizodelPacífi noeraparamíunmundo;eraunasimpleidea,imprecisaydisparatada,prometedorayllenademisteri Algobrotódentrodemímientrasseguíaconeldedosulíneairregularenunmapa. Recorreríaesalínea,decidí;oalmenostantodeellacomopudieraenunosciendías.Desmoraliza yconfusacomonuncalohabíaestadoenlavida,vivíasolaenunestudioenMinneapolis,separada mimarido,ytrabajabadecamarera.Todoslosdíasmesentíacomosimirarahaciaarribadesdeelfon de un profundo pozo. Pero desde dentro de ese pozo me propuse convertirme en una montañe solitaria. ¿Y por qué no? Había sido ya muchas cosas. Afectuosa esposa y adúltera. Amada hija q ahorapasabalasvacacionessola.Ambiciosaalumnaaventajadayaspiranteaescritoraquesaltabade trabajo insignificante a otro mientras jugueteaba peligrosamente con las drogas y se acostaba c demasiados hombres.Era nieta deun minero del carbónde Pensilvania, hijade un obrero siderúrgi convertido en viajante de comercio. Al separarse mis padres, viví con mi madre, mi hermano y m hermana en complejosde apartamentos habitados pormadres solteras y sus hijos.En la adolescenc vivíenplan«retornoalanaturaleza»enlosbosquesseptentrionalesdeMinnesota,enunacasaque tenía retrete interior ni electricidad ni agua corriente. A pesar de eso, llegué a ser animadora en instituto y reina de la fiesta de inauguración del curso escolar; luego me fui a la universidad y, en campus,meconvertíenfeministaradicaleizquierdista. Pero¿recorrer sola dosmil kilómetrospor unentorno agreste?Nunca habíahecho unacosa así remotamente.Peronoperdíanadaporintentarlo. Ahora,depieydescalzaenaquella montañacaliforniana,semeantojabaque habíanpasadoaño que en realidad había sido en otra vida cuando había tomado la decisión, posiblemente insensata, darmeunlargopaseosolaporelSMPconelpropósitodesalvarme.Cuandocreíquetodoaquelloq habíasidoantesmehabíapreparadoparaeseviaje.Peronadamehabíapreparadonipodíaprepararm paraaquello.Cadadíaenelsenderoeralaúnicapreparaciónposibleparaeldíasiguiente.Yaveces siquieraeldíaanteriormepreparabaparaloquevendríaacontinuación. Porejemplo,paraelhechodequemisbotasseprecipitaranirrecuperablementeporunbarranco. Laverdadesquelamentéperderlasdevistasolohastaciertopunto.Durantelasseissemanasquel calcé, atravesé desiertos y nieve, dejé atrás árboles y arbustos, y hierba y flores de todas las forma tamaños y colores, subí y bajé montañas, y recorrí campos yclaros, y porciones de tierra que me e imposibledefinir,salvoparadecirquehabíaestadoallí,habíapasadoporallí,lashabíacruzado.Ya largodelcaminoesasbotasmelevantaronampollasenlospiesymelosdejaronencarneviva;por culpa,semeennegrecieronlasuñasycuatrodeellassedesprendierondolorosamentedelosdedos.Pa cuando perdí lasbotas, ya no quería sabernada de ellas, y ellasno querían saber nada demí, aunq tambiénesverdadquelasadoraba.Paramí,yanoerantantoobjetosinanimadoscomoprolongacion demipropiaidentidad,igualquecasitodoaquelloquellevéacuestaseseverano:lamochila,latiend elsacodedormir,eldepuradordeagua,elhornilloultraligeroyelpequeñosilbatodecolornaranjaq tenía enlugar de arma. Eranlos objetos que yoconocía y con losque podía contar, lascosas que m
permitíanseguiradelante. Miré los árboles por debajo de mí, sus altas copas meciéndose suavemente en la brisa tórrid Podían quedarse con mis botas, pensé, recorriendo con la vista aquella vasta extensión verde. Hab decidido descansar allí por el paisaje. Era un día de mediados de julio, ya avanzada la tarde, y m hallabaamuchoskilómetrosdelacivilizaciónentodasdirecciones,amuchosdíasdelasolitariaofici de correos donde había recogido mi última caja de reaprovisionamiento. Cabía la posibilidad de qu algúnmontañeroaparecieraporelsendero,peroesoraravezocurría.Porlogeneral,mepasabadíass veranadie.Encualquiercaso,dabaigualsialguienveníaono.Enesaaventuraestabasola. Observé mis pies descalzos y maltrechos, con sus escasas uñas residuales. Eran de un blan espectral hasta la línea trazada a unos centímetros por encima de mis tobillos, donde normalmen acababan los calcetines de lana. Por encima, tenía las pantorrillas musculosas y doradas y velluda cubiertas de polvo y una constelación de moretones y arañazos. Había empezado a caminar en desierto de Mojave y no pensaba detenerme hasta tocar con la mano un puente que cruza el r ColumbiaenellímiteentreOregónyWashington,cuyomagníficonombreesPuentedelosDioses. Miré al norte, en direccióna él: la sola idea de ese puente era paramí una almenara. Miré al su haciadondehabíaestado,hacialatierraagrestequemehabíaaleccionadoyabrasado,ymeplanteém opciones.Soloteníauna,losabía.Desdeelprincipiohabíatenidosolouna. Seguiríaadelante.
PRIMERAPARTE LASDIEZMILCOSAS
Unacosatangrandealrompersedeberíahacerunruidomayor. WILLIAMSHAKESPEARE, AntonioyCleopatra
1 Lasdiezmilcosas MiandaduraensolitariodetresmesesporelSenderodelMacizodelPacíficotuvomuchoscomienzo Estuvoladecisióninicialdehacerlo,espontánea,seguidadelasegundadecisión,másseria,dehacer «realmente»,y luegovinoel largo tercercomienzo,consistente ensemanas decompras ydistribució en cajas y preparativos. Estuvo la renuncia a mi empleo de camarera, el fin de la tramitación d divorcio,laventadecasitodasmispertenencias,ladespedidademisamigos ylavisitaalatumba mi madre por última vez. Estuvo el viaje en furgoneta desde Minneapolis hasta Portland, Oregón, unos díasdespués unvuelo aLos Ángeles,y el trasladoen cochehasta elpueblo deMojave y, des allí,hastaellugardondeelSMPcruzabaunacarretera. Fue en ese momento cuando, por fin, llegó el gran momento, seguido de la cruda toma conciencia de lo que de verdad implicaba aquella aventura, y después de la decisión de abandonar plan,puesllevarloacaboeraabsurdo,carecíadesentido,resultabaridículamentedifícilysuperabaco muchomisexpectativas,ynoestabaenabsolutopreparadaparaalgoasí. Yluegollegóelgranmomentodeverdad. Quedarse y hacerlo, a pesar de todo. A pesar de los osos y las serpientes de cascabel y l excrementosdelospumas,aunquepumaspropiamentedichosnolleguéaver;apesardelasampolla lascostras,losarañazosylaslaceraciones;delagotamientoylasprivaciones;delfríoyelcalor;de monotonía y el dolor; de la sed y el hambre; de la gloria y los fantasmas que me rondaban mientr recorríaapielosdosmilkilómetrosquevandesdeeldesiertodeMojavehastaelestadodeWashingto yosola. Y por último, después de haberlo hecho de verdad, de haber caminado tantos kilómetros duran tantosdías,llególatomadeconcienciadequeloqueantesconsiderabaelcomienzonoera,enrealida elcomienzo,nimuchomenos,dequemiandaduraporelSenderodelMacizodelPacíficonoempez dehecho,cuandotoméaquelladecisiónespontánea.Comenzóantesdeloqueimaginaba,exactamen cuatro años, siete meses y tres días antes, cuando, en una pequeña habitación de la clínica Mayo Rochester,enMinnesota,supequeamimadrelequedabapocotiempodevida. Yoibavestidadeverde.Pantalónverde,blusaverdeylazoverdeenelpelo.Eraunconjuntoquem habíaconfeccionadomimadre;mehabíahechoropatodalavida.Algunasprendaseranjustoloquey soñabatener;otrasnotanto.Elconjuntoverdenomechiflaba,peromelopuseigualmente,amodo penitencia,amododeofrenda,amododetalismán. A lo largo detodo ese díadel conjunto verde,mientras acompañabaa mimadre y ami padrastr Eddie, de una planta a otra de la clínica Mayo, para que ella se sometiese a una prueba tras prueb desfiló por mi cabeza una plegaria, si bien «plegaria» no es la palabra adecuada para describir e desfile.YonoerahumildeanteDios.NisiquieracreíaenDios.Miplegarianoera:«Teloruego,Seño tenpiedaddenosotros». No iba a pedirpiedad. No me hacía falta. Mi madre teníacuarenta y cinco años. Gozaba de bu aspecto. Durante muchos años había sido básicamente vegetariana. Había plantado caléndulas en jardín para ahuyentar a los insectos en lugar de utilizar pesticidas. A mis hermanos y a mí nos obliga
atomardientes deajo crudoscuando nosresfriábamos. Lagente comomi madreno teníacáncer.L pruebasenlaclínicaMayolodemostrarían,refutaríaneldiagnósticodelosmédicosdeDuluth.Nom cabía la menor duda. Además, ¿quiénes eran esos médicos de Duluth? ¿Qué era Duluth? ¡Dulut Dulutheraunpuebluchogélidodondeunosmédicosquenosabíanloquedecíandictaminabanquen fumadores de cuarenta y cinco años, tirando a vegetarianos, devoradores de ajo y que empleab remediosnaturalespadecíancáncerdepulmónenfaseterminal;esoeraDuluth. Pormí,podíanirsealamierda. Esaeramiplegaria:alamierdaalamierdaalamierda. Y sinembargo,allí estaba mimadre, en laclínica Mayo, agotándosesi permanecía enpie más tresminutosseguidos. —¿Quieresunasilladeruedas?—lepreguntóEddiecuandopasamosjuntoaunahileradeestas unlargopasilloenmoquetado. —Nonecesitaunasilladeruedas—tercié. —Solo un momento —dijo mi madre, casi desplomándose en una, y cruzó una mirada conmig antesdequeEddieselallevaraenlasillahaciaelascensor. Losseguí,sinpermitirmepensarennada.Porfiníbamoscaminodelaconsultadelúltimomédic El«médicodeverdad»,lollamábamos.Elquereuniríatodoslosdatosrecogidosacercademimadre nosdiríaquéhabíadecierto.Mientraselascensorsubía,mimadre,alargandoelbrazo,diountironci amipantalónyfrotólateladealgodónverdeentresusdedosconactituddepropietaria. —Perfecto—dijo. Teníaveintidósaños,lamisma edadqueella cuandose quedóembarazadade mí.Ibaa abandon mividaenelmismomomentoenqueyohabíaentradoenlasuya,pensé.Poralgunarazón,esafrase formóenmicabezajustoeneseinstante,y,porunmomento,fuecapazdeexpulsaraquellaplegaria, la mierda», de mi cabeza. Casi aullé de pena. Casi me asfixié por el peso de lo que sabía antes saberlo.Ibaavivirelrestodemividasinmimadre.Apartéesarealidadcontodasmisfuerzas.Ene momento,allí, enaquelascensor, nopodía permitirmecreerlo ya lavezseguir respirando,así que lugar de eso me permití creer otras cosas, como, por ejemplo, que, si un médico pretendía anunciar quetequedabapocotiempodevida,teharíanpasaraundespachoconunamesademaderalustrosa. Nofueasí. Noscondujeronaunasaladereconocimientodondeunaenfermeraindicóamimadrequesequita lablusaysepusieraunabatadealgodónconcordonesquecolgabanaloslados.Mimadreobedeció sesubióalamesaacolchadaconunasábanadepapelblancoencima.Cadavezquesemovía,elpap se rasgaba y se arrugaba debajo de ella, y los crujidos resonaban en la sala. Yo le veía la espal desnuda,lapequeñacurvadecarnepordebajodelacintura.Noibaamorir.Suespaldadesnudaparec pruebadeello.Yoselamirabafijamentecuandoel«médicodeverdad»entróenlasalayanuncióam madre que, con suerte, viviría un año. Explicó que no intentarían curarla, que su enfermedad e incurable. No podía hacerse nada, nos dijo. Descubrirlo tan tarde era habitual cuando se trataba cáncerdepulmón. —Pero si ella no fuma —contraataqué, como si pudiera disuadirlo de su diagnóstico, como si cáncer se atuviera a unas pautas racionales y negociables—. Solo fumó cuando era joven. Hace añ quenotocaeltabaco. El médico cabeceó tristemente y siguió con lo suyo. Tenía un trabajo que hacer. Podían intent aliviareldolorenlaespaldaconradiaciones,propuso.Lasradiacionespodíanreducireltamañodel
tumoresquecrecíanalolargodesucolumnavertebral. No lloré. Solo respiré. De forma horrible. Intencionadamente. Y luego me olvidé de respirar. M habíadesmayadounasolavezenlavida:alostresaños,hechaunafuria,contuvelarespiraciónporq noqueríasalirdelabañera,peroerademasiadopequeñaparaacordarme.«¿Ytúquéhiciste?¿Ytúq hiciste?»,lehabíapreguntadoamimadredurantetodamiinfancia,obligándolaacontarmelaanécdo una y otra vez, asombrada y complacida ante el ímpetu de mi...