TEMA1MODELO DINÁMICO PARA UNA ECONOMIA ABIERTA PDF

Title TEMA1MODELO DINÁMICO PARA UNA ECONOMIA ABIERTA
Author Hugo Ying
Course Macroeconomia IV
Institution Universidad de Zaragoza
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PUBLICACIONES DE 4º CURSOGrado en EconomíaAsignatura: Macroeconomía IVGrupos: 241, 242, 243Apuntes Tema 1Departamento de ANÁLISIS ECONÓMICOCurso Académico2019 / 20TEMA 1MODELO DINÁMICO PARA UNAECONOMIA ABIERTA1. Cuestiones de economía abierta 1. Supuestos fundamentales 1. La paridad de los tipos de ...


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PUBLICACIONES DE 4º CURSO

Grado en Economía Asignatura: Macroeconomía IV Grupos: 241, 242, 243

Apuntes Tema 1

Departamento de ANÁLISIS ECONÓMICO

Curso Académico 2019/20

TEMA 1 MODELO DINÁMICO PARA UNA ECONOMIA ABIERTA 1. Cuestiones de economía abierta 1.1. Supuestos fundamentales 1.2. La paridad de los tipos de interés 1.3. La paridad del poder adquisitivo 1.4. Los tipos de interés reales. 2. Modelo de overshooting de Dornbusch 2.1. El modelo dinámico 2.2. El equilibrio estacionario y el diagrama de fases 2.3. Los efectos de la política fiscal 2.4. Los efectos de la política monetaria Ejercicios Bibliografía En el modelo oferta-demanda agregada desarrollado en las asignaturas de Macroeconomía Intermedia y en Macroeconomía III, hemos centrado la atención en los aspectos fundamentales de una economía cerrada. Es útil comprender primero cómo funciona la economía cerrada antes de pasar a estudiar la economía abierta. La razón didáctica es que los mecanismos fundamentales de la economía cerrada se explican y entienden mejor si se consideran al margen de las relaciones comerciales y financieras con el exterior. Como ya se vio en detalle en el modelo explicado en Macroeconomía Intermedia - Mundell-Fleming (MF), también denominado IS-LM-BP- la apertura al comercio internacional de bienes y de capitales modifica algunos aspectos importantes del funcionamiento macroeconómico. En concreto, ese modelo permite explicar que la apertura internacional puede afectar significativamente tanto al margen de acción de la política macroeconómica como a sus efectos. También quedó patente que la determinación de los niveles de producción, precios y tipo de cambio dependía de más variables y relaciones que los que se aparecen en una economía cerrada. Es el momento de centrar la atención en la economía abierta partiendo de la base ya consolidada en dicho modelo MF, que es una representación estática del equilibrio macroeconómico de una economía abierta. Para construir un avance respecto a ese punto de partida, necesitamos añadir de forma natural el comportamiento dinámico de las variables. El objetivo último es aprender a usar un modelo dinámico de economía abierta que resuelva

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algunos ángulos muertos que inevitablemente deja la ausencia de la variable tiempo en el modelo MF. Por ejemplo, un aumento de los precios interiores conduce sin duda a una depreciación de nuestra moneda bajo tipo de cambio flexible. Pero ¿será esa depreciación lo suficientemente rápida como para anular los efectos sobre el comercio del aumento de precios que la ha causado? Si la respuesta fuera que sí, los efectos sobre la producción serían nulos. Si la respuesta es no, habría una reducción de las exportaciones netas que generaría una caída en la producción interior. Con ese objetivo en mente, dividimos el tema en dos apartados, uno que trata de representar los conceptos básicos de economía abierta en términos dinámicos y un segundo en el que se presenta un modelo específico que representa el funcionamiento dinámico de una economía con relaciones comerciales y financieras con el exterior. Más concretamente, en el primer apartado se abordan la paridad de intereses y de poder de compra en una economía con movilidad perfecta de capitales. Ambas paridades son el resultado de los movimientos de capitales y de bienes entre países y constituyen el núcleo de las nuevas ecuaciones que habrá que añadir si queremos representar la apertura al exterior. En el segundo apartado se desarrolla un modelo concreto, el de overshooting de Dornbusch, que permite observar la dinámica de una economía abierta con el mínimo número posible de variables y ecuaciones. Se trata de un formato y metodología nuevos que van a estar presentes en todos los temas posteriores de Macroeconomía IV. 1. CUESTIONES DE ECONOMÍA ABIERTA La internacionalización de la economía es un hecho. El proceso de integración económica que se inició después de la Segunda Guerra Mundial consistió en principio en un aumento del volumen del comercio internacional exclusivamente. Así, aunque los países occidentales liberalizaron sus sistemas de comercio internacional bajando los aranceles y eliminando las restricciones cuantitativas a las que estaban sujetas las importaciones, siguieron restringiendo significativamente la exportación y la importación de capitales privados porque, entre otros motivos, los controles de capitales les permitían defender más fácilmente las paridades de sus tipos de cambio en el denominado sistema de tipos de cambio fijos de Bretton Woods. Sin embargo, cuando al principio de la década de los 70 este sistema se desmoronó, las restricciones a los movimientos internacionales de capitales comenzaron a ser vistas como ineficaces y perjudiciales para la eficiencia económica. A partir de entonces, un gran número de países suprimió sus controles sobre los movimientos financieros por lo que la movilidad internacional de capitales experimentó un aumento realmente espectacular en las dos últimas décadas del siglo XX. En resumen y a vista de pájaro, la economía mundial ha experimentado una extraordinaria globalización comercial y financiera en las últimas cuatro décadas. Por ello, el supuesto de movilidad perfecta de capitales y tipo de cambio flexible es la mejor opción por defecto para acercarse a una representación esquemática de la economía abierta del siglo XXI.

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Evidentemente, se puede y se debe matizar este marco en determinados momentos y en determinadas áreas geográficas. Por ejemplo, la crisis financiera asiática de 1997 produjo ciertas tendencias al control, siquiera indirecto, de los movimientos de capitales que provocaron aquellas turbulencias. Por su parte, la zona Euro constituye un ámbito de tipo de cambio fijo para las relaciones comerciales entre sus miembros. Sin embargo, por muchas excepciones temporales o locales que podamos buscar, las fuerzas del comercio internacional de bienes y capitales son las que determinan, para bien o para mal, el resultado a medio plazo. Este apartado se dedica a recoger los resultados y conceptos básicos necesarios para construir un modelo dinámico de economía abierta en ese marco básico de tipo de cambio flexible y movilidad perfecta de capitales. Esto implica sintetizar en unas pocas relaciones los hechos básicos que se derivan de la apertura exterior de los mercados de bienes y de capitales. El modelo básico estático de economía abierta MF y el esquema de determinación del tipo de cambio en régimen flexible se consideran conocidos. Por otra parte, se parte de la base de que se conocen los efectos de los diferentes regímenes de tipos de cambio y de movilidad de capitales sobre las variables y políticas macroeconómicas. Dedicamos el epígrafe 1 a presentar los supuestos simplificadores para poder modelar una economía abierta. En el epígrafe 2 se examinan las consecuencias de la apertura financiera exterior sobre la formación de los tipos de interés nominales, que van a ser determinados internacionalmente. En el 3er epígrafe, se hace lo propio con la determinación del tipo de cambio a medio plazo a través de la paridad del poder de compra y, por último, en el 4º, se fusionan ambos para estudiar las implicaciones de lo anterior sobre los tipos de interés reales de la economía. 1.1.Supuestos fundamentales Toda modelización entraña una serie de supuestos simplificadores que permiten recoger las relaciones básicas entre las variables prescindiendo de aspectos que no son esenciales. Suponemos que estamos estudiando la Macroeconomía desde el punto de vista de un país abierto comercial y financieramente al exterior. El resto del mundo es, por así decirlo, una economía alternativa con respecto a la cual se comercian bienes y capitales. Estos dos “países” (el que estudiamos y el genérico resto del mundo) tienen en principio diferentes valores de las variables básicas. El reto consiste en ver cómo las variables del país de referencia son influidas por las relaciones comerciales y financieras con el exterior. Para hacer operativo este esquema, necesitamos tres supuestos fundamentales: 1. La economía nacional es pequeña en relación con el resto del mundo, de manera que no puede influir significativamente en la situación macroeconómica del exterior. 2. La pequeña economía nacional está especializada, en el sentido de que los bienes que produce son sustitutivos imperfectos de los bienes que se producen en otros países. Esto significa que el precio de los bienes interiores puede variar en relación con el precio de los bienes exteriores.

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3. La movilidad internacional de capitales es perfecta y los inversores son neutrales frente al riesgo. La primera condición es necesaria porque el suponer que el país influye en el resto del mundo, aparte de ser un hecho que no se da para la mayor parte de los países, complica extraordinariamente el análisis ya que todas las variables serían endógenas. Al hacer este supuesto, estamos asumiendo que las variables del resto del mundo son exógenas para nuestro país de referencia. La condición segunda es imprescindible si queremos representar correctamente las relaciones comerciales. Cada país puede especializarse en la producción de determinados bienes. Pero, por mucho que lo haga, siempre existirá una cesta de bienes que pueden producirse internamente o bien comprarse en el extranjero. Esto significa que siempre hay un grado de competencia entre los bienes nacionales y los importados. Este supuesto permite también reflejar el hecho evidente de que, aunque existe una amplia cesta de bienes que están sujetos a la competencia internacional, coexisten también abundantes bienes y servicios no comercializables (especialmente ciertos servicios). Así, los cambios en los precios relativos generan cambios significativos en la balanza comercial, pero no suponen que la producción del país se vaya íntegramente a exportaciones o desaparezca del todo engullida por las importaciones. Técnicamente hablando, es equivalente a decir que la elasticidad de las exportaciones netas es distinta de cero, pero no tiende a infinito. La tercera condición tiene que ver con la movilidad de capitales. La aversión al riesgo es un factor determinante a la hora de decidir una compra de activos financieros de un país distinto. Si existen indicios de que un país entraña un riesgo (político, económico) los inversores financieros internacionales exigirán una retribución adicional por sus inversiones financieras en ese país (la prima de riesgo). En nuestro modelo base prescindiremos de esa posibilidad para simplificar las ecuaciones. No resulta difícil relajar este supuesto e introducir posteriormente la existencia de esa prima de riesgo. 1.2. La paridad de los tipos de interés. Cuando la movilidad de capitales es perfecta y los inversores son neutrales frente al riesgo, los activos exteriores e interiores deben tener la misma tasa esperada de rendimiento, debido a la condición de arbitraje. En efecto, en ausencia de riesgo o a riesgo igual, los inversores financieros irán allí donde se les retribuya más. Cualquier diferencial de rentabilidad generará instantáneamente un flujo de capitales muy grande (desde el punto de vista del país pequeño), bien hacia dentro o a hacia fuera, de forma que la igualdad de rendimientos se restablecerá. Definimos el tipo de cambio nominal, E, como el número de unidades de moneda nacional necesarias para comprar una unidad de moneda extranjera (precio de la divisa) y además tendremos en cuenta en todo el análisis que los tipos de cambio son flexibles, con lo que hablaremos de depreciación o apreciación de la moneda nacional cuando el tipo de

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cambio aumente o disminuya, respectivamente. Si r es el tipo de interés nominal interior y r* es el tipo de interés nominal exterior, la movilidad perfecta de capitales implica la siguiente condición de arbitraje: (1 + 𝑟) = (1 + 𝑟 ∗)

𝑒 𝐸+1

(1)

𝐸

donde E es el tipo de cambio nominal existente al comienzo del periodo actual y 𝐸𝑒1 es el tipo de cambio nominal que se espera que esté vigente al comienzo del siguiente periodo. El primer miembro de la ecuación (1) mide la cantidad de intereses que obtiene un inversor al final del periodo actual si invierte una unidad de moneda nacional en el mercado interior de capitales al comienzo del periodo. Si su opción es adquirir un activo exterior, la cantidad requerida serían (1 + 𝑟 ∗) / E divisas. Ahora bien, al comienzo del periodo, cuando se realiza la inversión, el inversor espera que el montante recibido, una vez convertido a moneda nacional, ascienda a (1 + 𝑟 ∗)

𝐸𝑒+1 𝐸

. Por lo tanto, la ecuación (1) dice que la inversión interior y

la extranjera deben generar las mismas rentas por intereses. Si tomamos logaritmos en ambos miembros de la ecuación y utilizamos la aproximación: ln (1 + x) = x, tenemos: 𝑒 − 𝑒 = 𝑟 ∗ + 𝑒󰇗 𝑒 𝑟 = 𝑟 ∗ + 𝑒+1

(2)

𝑒 𝑒 y 𝑒 = 𝑙𝑛𝐸 y por lo tanto 𝑒󰇗 𝑒 = = 𝑙𝑛𝐸+1 donde 𝑒+1

𝑑𝑒 𝑒 𝑑𝑡

es la tasa esperada de depreciación

(apreciación) de la moneda nacional frente a la moneda extranjera. Esta es la ganancia (pérdida) esperada de capital de los bonos exteriores en relación con los nacionales en el periodo examinado. La ecuación (2) dice, entonces, que si se espera que la moneda nacional se deprecie (aprecie), el tipo de interés nominal interior debe ser mayor (menor) que el exterior para que los activos interiores y extranjeros sean igualmente atractivos. La ecuación (1) y su equivalente (2) se conocen como la paridad descubierta de los tipos de interés. Podemos deducir de la ecuación (2) que los tipos de interés interno y extranjero convergen si los tipos de cambio no experimentan variaciones. Como ejemplo, podemos citar el caso de la corona danesa frente al marco alemán en las décadas de 1970 y 1980. La corona danesa se devaluó en numerosas ocasiones frente al marco alemán y mientras esto ocurría el tipo de interés danés era significativamente superior al alemán. Cuando Dinamarca abandonó la política de devaluaciones sistemáticas en 1982 y la corona danesa se convirtió en una moneda mucho más estable, el tipo de interés danés convergió gradualmente hacia el alemán. Según la paridad de intereses, si el tipo de interés interno es mayor que el extranjero, se espera una depreciación de la moneda interna y viceversa: 𝑒󰇗 = 𝑟 − 𝑟∗  𝑆𝑖 𝑟 − 𝑟∗ > 0 → 𝑒󰇗 > 0 𝑒

𝑒

𝑆𝑖 𝑟 − 𝑟 ∗ < 0 → 𝑒󰇗 𝑒 < 0

Depreciación esperada Apreciación esperada

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¿Cómo afectan los cambios en las expectativas sobre el tipo de cambio al tipo de cambio actual? Si aumenta el tipo de cambio esperado, según la expresión (1) la rentabilidad esperada de los activos financieros externos aumentará, aumentará la demanda de divisas para adquirirlos, con lo que aumentará el precio de la divisa, que es lo mismo que decir que aumenta el tipo de cambio actual o que la moneda nacional se deprecia. En consecuencia, la depreciación efectiva de la moneda elimina las diferencias entre tipo de cambio actual y esperado; es decir, elimina las expectativas de depreciación y la paridad de intereses se vuelve a cumplir. La implicación más importante de esta relación es que los tipos de interés nominales se determinan en última instancia en los mercados internacionales de capital. Esto supone que nuestra economía pequeña ha perdido en la práctica la posibilidad de influir sobre los tipos de interés. Con tipo de cambio flexible, solo mediante un control de los movimientos de capitales se podría recuperar nuevamente la capacidad de influir en los mismos. 1.3. La paridad del poder adquisitivo La demanda agregada de bienes y servicios interiores de una economía depende de la relación de precios con el resto del mundo. Para ver cuáles son las implicaciones de la integración comercial internacional entre distintos países, debemos analizar la evolución de los precios de los bienes y del tipo de cambio. La competitividad de un país se mide con la relación entre el precio de los bienes exteriores e interiores. Esta importante variable se llama tipo de cambio real, Er, y se define como: Er =

EP* P

(3)

donde P* es el precio de los bienes exteriores en divisas, E P* es el precio de los bienes exteriores expresado en moneda nacional y P es el precio de los bienes interiores en unidades de la moneda nacional. El tipo de cambio real indica el número de unidades del bien interior al que debe renunciarse para adquirir una unidad del bien exterior. Cuanto más alto es el tipo de cambio real, más caro es el bien extranjero en términos del bien interior, y más barato es el bien interior en términos del bien exterior. La expresión (3) debería ser constante a lo largo del tiempo ya que, de no ser así, se produciría una constante pérdida o ganancia de competitividad que implicaría que nuestra producción sería dedicada totalmente a exportaciones o bien desaparecería totalmente sustituida por las importaciones. Como ambos resultados son imposibles, algún ajuste debe impedir que eso suceda. Este ajuste no es otro que la evolución compensatoria del tipo de cambio nominal (E) en la dirección adecuada. En otras palabras, cualquier cambio en los precios relativos entre países será compensado antes o después con una variación en el tipo de cambio nominal que restablezca el tipo de cambio real. En definitiva, el tipo de cambio

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nominal, a través del mercado de divisas, se deprecia para compensar aumentos relativos de los precios de los bienes interiores o se aprecia para contrarrestar disminuciones en dichos precios relativos. Para expresar este hecho en términos dinámicos, es útil expresar el tipo de cambio real en logaritmos: 𝑒𝑟 = 𝑒 + 𝑝∗ − 𝑝

y diferenciarlo con respecto al tiempo: 𝑟

𝑒󰇗 = 𝑒󰇗 + 𝜋∗ − 𝜋

(4)

donde 𝑒󰇗 𝑟 es la tasa de depreciación (apreciación) del tipo de cambio real, 𝑒󰇗 es la tasa de depreciación (apreciación) del tipo de cambio nominal, 𝜋 ∗ es la tasa de inflación del resto del mundo y 𝜋 es la tasa de inflación nacional. Según la ecuación (4), la depreciación porcentual del tipo de cambio real es igual a la depreciación nominal más la diferencia de inflación entre la economía extranjera y la nacional. La relación (4), que no es sino una definición, no dice nada sobre el concepto de equilibrio macroeconómico de medio plazo en el que la balanza comercial tiene valores estables que no tienden a moverse indefinidamente. Como hemos explicado más arriba, para que la economía esté en equilibrio a medio plazo, el tipo de cambio real tiene que ser constante. Si introducimos esa condición de equilibrio a medio plazo 𝑒󰇗 𝑟 = 0, obtenemos la siguiente condición de equilibrio en términos dinámicos: 𝑒󰇗 = 𝜋 − 𝜋 ∗

(5)

Esta condición se conoce con el nombre de paridad relativa del poder adquisitivo y nos informa de que, a medio plazo, la tasa de depreciación nominal debe corresponder a la diferencia entre la tasa de inflación extranjera y la nacional. De esta forma, la competitividad internacional del país (su tipo de cambio real) se mantiene constante a lo largo del tiempo. 1.4. Los tipos de interés reales Estamos ahora en condiciones de combinar ambas paridades (de tipos de interés nominales y de poder de compra) para obtener otra importante relación. En efecto, el cumplimiento conjunto de la paridad descubierta de intereses, junto con la paridad del poder adquisitivo, implica combinar las ecuaciones (2) y (5). Si a medio plazo 𝑒󰇗 = 𝑒𝑒+1 − 𝑒 , entonces de se deduce que: 𝑟 − 𝜋 = 𝑟∗ − 𝜋∗

(6)

El primer miembro de la igualdad es el tipo de interés real interior ex post y el segundo, es el tipo de interés real exterior medido ex post. A medio plazo, el tipo de interés real de la pequeña economía abierta es igual al tipo de interés real, exógeno, del exterior. La

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relación (6) se conoce con el nombre de paridad de los tipos de interés reales. Si se cumple esta condición, la diferencia entre los tipos de interés reales ex post de dos países cualesquiera de la economía mundial debería tender a fluctuar en torno a un valor medio de cero. Obsérvese que la p...


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