Alteraciones del cloro: Hipercloremia e Hipocloremia PDF

Title Alteraciones del cloro: Hipercloremia e Hipocloremia
Author Milena Toledo
Course Medicina Interna. Nefrología
Institution Escuela Superior Politécnica de Chimborazo
Pages 3
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Alteraciones del cloro: Hipercloremia e Hipocloremia
Aspectos fundamentales, determinación, signos y síntomas, valores normales y anormales. El cloro es el anión más abundante en el líquido extracelular. Tiene la capacidad de entrar y salir de las células junto con el sodio y el potasio o com...


Description

ALTERACIONES DEL CLORO. TOMADO DE: VOLVIENDO A LO BÁSICO (FFIS: Fundación para la Formación e Investigación Sanitaria, Murcia, España) El cloro es el anión más abundante en el líquido extracelular. Tiene la capacidad de entrar y salir de las células junto con el sodio y el potasio o combinado con otros cationes mayores como el calcio. Su carga negativa le permite asociarse habitualmente al sodio y que así sea el co-responsable de mantener la osmolalidad sérica y el balance hídrico. Su utilidad fisiológica también se establece en mantener el ambiente ácido gástrico mediante la secreción en forma de ácido clorhídrico, la colaboración en el transporte de dióxido de carbono en los hematíes y la formación del líquido cefalorraquídeo. Los niveles séricos normales de cloro se sitúan entre los 96 y 106 mEq/L, mientras que en el interior celular se halla en torno a los 4 mEq/L. Los requerimientos diarios de cloro para un adulto son de 750 mg, proviniendo su aporte sobre todo de los alimentos salados, frutas y vegetales, carnes procesadas y vegetales enlatados. El cloro ingerido es absorbido casi totalmente en el intestino (aparece una escasa cantidad en las heces) y se elimina por el sudor y sobre todo en el estómago como ácido clorhídrico. Sus niveles suelen estar regulados por aquellos procesos que afectan al sodio, asociándose los cambios de uno a modificaciones del otro. Así, la aldosterona puede aumentar la cloremia toda vez que en los túbulos renales induce la reabsorción activa de sodio y pasiva de cloro, que acompaña al sodio. De igual forma, el balance ácidobase influye en los niveles de sodio de forma que el cloro es reabsorbido y excretado en proporción inversa al bicarbonato: si existe hipocloremia, los riñones retienen bicarbonato para mantener el pH sérico y producen consecuentemente una alcalosis metabólica. En sentido contrario, la hipercloremia conduciría a una acidosis metabólica merced a la eliminación renal de bicarbonato. HIPOCLOREMIA: Se define como hipocloremia la concentración sérica de cloro inferior a 96 mEq/L. Generalmente, la causa más frecuente es la pérdida de cloro, bien a través del sudor, el tracto gastrointestinal o el riñón, si bien puede ser causada por un ingesta deficiente de cloro, como en los casos de administración de soluciones intravenosas carentes de cloro (suero glucosado, por ejemplo) en pacientes en dieta oral absoluta y en personas con dietas bajas en sal. Las pérdidas digestivas de cloro ocurren en los casos de vómitos repetidos, diarreas, cirugía gástrica, aspiración continua de contenido gástrico, ileostomía y fístulas. Las pérdidas renales suceden en los casos de tratamiento con diuréticos, sobre todo los tiacídicos, y todas aquellas nefropatías pierde-sal. Las situaciones de alcalosis metabólica, déficit de sodio y potasio, así como las alteraciones hidroelectrolíticas en los casos de cetoacidosis diabética y la insuficiencia suprarrenal. Los síntomas de la hipocloremia incluyen la irritabilidad, agitación, hiperactividad de los reflejos, tetania, hipertonicidad y calambres, mareos, arritmias cardíacas, bradipnea, coma y parada respiratoria.

En la analítica generalmente encontraremos, junto a la hipocloremia (Cl 26 mEq/L). El tratamiento de la hipercloremia se basa en el tratamiento de la causa de la misma así como el reemplazamiento del cloro tanto oral (con una infusión salina) o intravenoso, mediante solución salina normal (suero fisiológico 0.9%). Además, se deberán corregir las alteraciones iónicas asociadas como la hiponatremia, la hipopotasemia y, en su caso, la alcalosis. Solo en los casos rebeldes al tratamiento con suero fisiológico se puede plantear tratar con cloruro amónico. HIPERCLOREMIA: Se denomina así el exceso de cloro en el líquido extracelular (Cl >106 mEq/L). Suele asociarse a hipernatremia y a acidosis metabólica (dado que las concentraciones de cloro y bicarbonato suelen estar relacionadas de forma inversamente proporcional). Entre las causas de hipercloremia se encuentran el aumento de la ingesta o la absorción intestinal de cloro, la acidosis y/o la retención de cloro por los riñones. El aumento de la ingesta dietética de cloro (generalmente en forma de cloruro sódico) suele conllevar un aumento desproporcionado de la cloremia dado que además se favorece la pérdida de agua, lo que eleva la hipercloremia aún más. La absorción de cloro se suele producir en pacientes con derivaciones urétero-intestinales, que favorece la pérdida de bicarbonato en las heces y la absorción de cloro. Finalmente, las situaciones que producen acidosis metabólica con anion-gap normal conllevan una hipercloremia (acidosis tubulares renales, insuficiencia renal, intoxicación por salicilatos e hiperaldosteronismo) así como la hipernatremia. Diversos fármacos pueden inducir hipercloremia como la ingestión directa de cloruro amónico, las resinas de intercambio iónico (que producen un intercambio en el intestino de potasio por cloro) así como los fármacos inhibidores de la anhidrasa carbónica (que impiden la eliminación renal de cloro). La sintomatología de la hipercloremia son fundamentalmente los de la acidosis metabólica como la taquipnea, letargo, astenia, respiración de Kussmaul, arritmias, coma. En ocasiones se asocian edemas, hipertensión y otros signos de hipervolemia. En la analítica encontraremos, además de la hipercloremia (Cl >106 mEq/L), una hipernatremia (Na >145 mEq/L) y una acidosis metabólica (pH...


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