Title | Con mi plata, sí |
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Author | Matías Profeta |
Course | Política y Gestión Pública |
Institution | Universidad Nacional de Avellaneda |
Pages | 2 |
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Con mi plata, sí! Uno podría pensar en lo maravilloso de poder acceder a todo el conocimiento del mundo, de manera gratuita, más cuando hoy en día, ni siquiera se necesitan toneladas de libros en un gran y lujoso edificio, reservado para las grandes ciudades. Hoy el conocimiento puede ser puesto a disposición a través de 1 y 0, una conexión de internet y una serie de políticas públicas y reformas a las leyes de propiedad intelectual. Lo planteado, es una de las posibles formas de avanzar hacia un acceso más democrático a la cultura, los bienes culturales y las industrias creativas, también cabe destacar, que nada es gratuito en esta vida y alguien deberá pagar por la infraestructura necesaria para brindar este servicio, y la pregunta será, si da lo mismo que la iniciativa y la billetera parta del Estado, de un privado con plata del Estado, o de un privado con su plata o la de otros, o más simple, ¿El Estado debe poner plata en la Cultura?, Yo creo que sí, ¿vos, no? Pero, por supuesto no hay una cultura “única” P. Bordieu habla del “habitus” o simplemente eso que hace que personas de un entorno social homogéneo tiendan a compartir estilos de vida parecidos, y habla también de una “cultura legítima” que obviamente es la de la clase dominante, mirada por la clase media con respeto, pero con poca participación, y distinta a la de las clases bajas…. Más simple, ¿el Estado debe bancar shows y artistas como Martha Argerich o Pablito Lescano y su ATR Perro Cumbia… o a ambos…?, si empecé con Bordieu y terminé con la voz de Damas Gratis”, te darás cuenta que soy de los que piensa que hay que apoyar económicamente a la cultura legítima o no, alta y baja, porque el Estado somos todos y no sólo la clase que detenta y establece lo que es “de buen gusto”. Entonces, porque todos tenemos derecho al acceso gratuito a la cultura, serán las políticas estatales, los organismos internacionales y las organizaciones no gubernamentales las que intervengan y traccionen, hacia un lado y otro, claro está, asincrónicamente, o mejor dicho los dos primeros, siempre uno o varios pasos atrás. Te parece todo lo que digo muy para “Suecia”, mientras somos “La Matanza”, entonces apelo a lo qué dice por ejemplo la UNESCO (y ratificamos como Estado) sobre el tema en el “Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales”, específicamente en su artículo 15, “Toda persona tiene derechos culturales, el derecho a la ciencia y el derecho a la protección de los intereses de autoría”, viste, todos, tenemos estos derechos y este organismo, busca con esto entre otras cosas garantizar el derecho a participar y disfrutar de los beneficios de la cultura y la ciencia, a la búsqueda del conocimiento, la comprensión y la creatividad humana. Siendo los Estados quienes deben garantizarlos, siempre y cuando no sirvan como justificación de prácticas de discriminación hacia a minorías o violen otros derechos humanos. Pero ¿cómo se garantiza esto?, ¿cuáles son los límites?, ¿Qué rol debe ocupar el Estado?, y sin ser pretencioso en el planteo, ¿qué hacer con los organismos no gubernamentales en un mundo globalizado?. Planteada algunas de las preguntas que se intentarán responderán a lo largo de este texto. (y otras que no , que se las dejo al lector) Lo primero que vamos a decir, es que la única forma de garantizar el Derecho a la Cultura, es a través del Estado, guste o no. Será este, quien regule puertas adentro, a través de leyes y políticas públicas, las primeras hechas para perdurar en el tiempo y trascender
mandatos constitucionales, las segundas, que si bien pueden trascender, son la marca personal de una gestión y plan de gobierno, al menos a esto estamos acostumbrados los argentinos. Pero ¿qué gana el Estado interviniendo en la facilitación del acceso a la cultura?, si la característica más parafraseada, es su exclusivo monopolio de la utilización de la fuerza (violencia, Ley y represión), bueno, no es sencillo de explicar en 2 líneas, pero a esta máxima, ya caduca, debemos sumarle , al menos en el Estado Capitalista, la existencia aparatos ideológicos, como la familia, la escuela, los medios, la iglesia y la cultura, necesarios para generar cierto grado de convencimiento por parte de la población y así reproducir un modelo o ideología dominante. Entonces por favor, entiendan!!!!! La cultura es una discusión política e ideológica, no existe, y que quede claro, cultura apolítica, el que afirma eso, o lo hace por ignorante, o porque está haciendo política, o ambas cosas. Entonces, si el Estado considera a la cultura un aparato ideológico necesario, será una decisión política, con pros y contras, si se asegura o no el acceso gratuito, porque si bien la producción de cultura siempre tiene un costo, no siempre este se traslada a su consumidor. No vamos a entrar en el debate de precios mínimos o máximos que permitan cubrir algunos costos, sin que por ello signifique una exclusión, no se pretende hacer aquí ese análisis, aunque hagamos la prueba y pongamos costo de lectura 10 centavos a este artículo. Si, les quiero traer a colación, entre tanto instrumento legal, teorías sociológicas y demás, un ejemplo, donde un gobierno que hacía del acceso gratuito a la cultura y la educación su bandera, permitía que los museos nacionales cobrasen entradas y otro que proponía un ajuste a base de excels que lo prohibió, haciendo que los museos nacionales sean de ingreso gratuito…., mira quienes son revolucionarios!!!!, tras la sorpresa “socialista”, los trabajadores de estos museos llegaron a la conclusión que la gratuidad, esos “5 p”, que ahora ya no se cobrarían, desfinanciaba y dejaba sin caja chica a los museos, y la realidad era también, que de esa caja chica se pagaban gran parte de los gastos que el presupuesto no cubría, entonces no es todo lo que parece, y gratuidad en el acceso, sin presupuesto es igual a la muerte de la cultura existente, y la generación de una nueva cultura, que obviamente podrá satisfacer a las necesidades del Estado, pero no debería a las de sus habitantes. No me quiero olvidar de las organizaciones no gubernamentales como Wikipedia, que van al frente del Conocimiento Libre, financiadas por fondos públicos y privados, lobbystas de legislaciones anti copyright, que se ajusten a sus fines y que plantean la disyuntiva entre un nuevo horizonte de conocimiento libre limitando la producción de conocimiento a quienes pueden hacerlo porque no necesitan del dinero que su obra podría generar? Viste, que seríamos sin el Estado. Los derechos culturales, son fundamentalmente derechos humanos, y un Estado que garantice a través de sus políticas (y mi plata, la de mis impuestos!!!!!), el acceso y la producción de bienes culturales y creativos, a través de presupuestos, que contemplen infraestructura edilicia y tecnológica, medios, producciones propias y apoyo a las de terceros, financiación, becas, incentivos, etc., es lo mejor que nos puede pasar. Arendt dirá que política y cultura dependen una de otra y la primera debe garantizar a la segunda....