Conferencia de Berlín PDF

Title Conferencia de Berlín
Course Historia Universal Contemporánea I
Institution Universidad de Granada
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Conflictos de finales del siglo XIX. Imperialismo y colonialismo...


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C O N F E R E N C IA D E B E R LÍ N Nos encontramos ante un documento histórico de naturaleza jurídico-política, ya que, se trata de un fragmento del Acta General de la Conferencia de Berlín. Esta conferencia internacional hizo reunir en Berlín a los diferentes soberanos y dirigentes europeos del 15 de noviembre de 1884 al 26 de febrero de 1885. Su finalidad era solucionar los conflictos surgidos entre las grandes potencias con motivo del reparto de África, y evitarlos así en el futuro. Este acuerdo (convocado a petición de Portugal) significó el inicio del imperialismo europeo que terminó desembocando en el estallido de la Primera Guerra Mundial. Mediante una serie de apartados sutilmente recogidos en el texto, se pretende establecer un statu quo entre los diferentes estados europeos para lograr una línea de entendimiento entre todos los países. Una línea que pronto se vería quebrantada debido al conflicto de intereses suscitado por el colonialismo y por el auge del desarrollo económico-industrial. El acta se inicia apelando a Dios, lo cual nos induce a pensar que se rige por valores religiosos. Una idea no del todo cierta, ya que, el mero hecho de apelar a la deidad corresponde más a un acto simbólico que a uno de fe. No obstante, es cierto que en muchos países no se había producido una total separación entre Iglesia y Estado (es el caso de Francia donde la Loi de Séparation des Églises et de l' État entró en vigor mucho más tarde, en el año 1905). De todas formas no se especifica ningún culto pues participan soberanos de todos los países (incluso el sultán otomano). No podría ser de otra manera en una conferencia donde se pretende repartir todo un continente sin generar conflicto alguno. Este documento consta de una introducción donde se reflejan a todos los monarcas participantes en dicho acto. Además en él se reflejan una serie de artículos que mediante una motivación aparentemente caritativa y solidaria (como ocurre en el artículo 6) se encubre el verdadero motivo de la expansión colonial, es decir, la explotación de materias primas. Las causas principales de esta “dilatación de territorios” fueron: políticas, demográficas y económicas. - Políticas porque el nacionalismo provocó en las potencias europeas deseos de grandeza económica y territorial. - Demográficas porque el aumento de población producido en Europa provocó grandes migraciones hacia otros continentes, protagonizadas siempre por las clases sociales más modestas. - Económicas porque las colonias supusieron para Europa una gran fuente de materias primas abundantes y baratas, puesto que absorbían gran parte de la producción de la industria

europea. Analizando los artículos 1, 2, 3 y 35 tenemos que: el derecho de navegación por los ríos Congo, Níger y Zambeze quedaba internacionalizado; la potencia que ocupara un tramo de costa , tendría derecho a la zona de interior correspondiente y que el país al que se abjudicara un territorio estaría obligado a ocuparlo. Una serie de postulados que, no obstante, desembocaron en continuos incidentes y conflictos en territorio africano. Un ejemplo claro sería el incidente de Fachoda, en el cual se produjo un choque entre Francia y Gran Bretaña. Una crisis que hizo temblar a los Estados, al ver la ineficacia que había supuesto la Conferencia de Berlín. Esta reunión histórica (si así puede considerarse) tuvo su origen en la cuenca del Congo. Un lugar donde se habían producido fricciones entre Francia, Portugal y la Asociación Internacional africana, sociedad fundada en 1876 por el rey de Bélgica, Leopoldo II, que se había convertido en una empresa puramente colonial. El Estado libre del Congo estaba en vías de constitución, pero Portugal, alentado secretamente por los ingleses, reivindicaba no sólo la desembocadura del Congo, sino también una parte de su cuenca, lo cual significaba de hecho, cerrar el puerto de África al comercio europeo. Fue entonces cuando intervino Bismarck, quien se proponía a mantener en todas partes campo libre al comercio alemán. Aprovechó, pues, esta ocasión de ponerse de acuerdo con Francia y el rey de Bélgica para asegurar en África el régimen comercial de “puerta abierta”. Francia respondió ofreciéndole la presidencia de una conferencia internacional colonial, que tendría lugar en la capital alemana, y cuyo objeto sería la discusión de las pretensiones portuguesas. La discusión duró tres meses. El acta de la conferencia concretó importantes conclusiones. Dirimió, en primer lugar, los litigios territoriales, garantizó la libertad de circulación por el Níger y de comercio en la “cuenca convencional del Congo”. Pero al mismo tiempo el acta fijó las normas del nuevo imperialismo colonial: toda potencia instalada en la costa podía reivindicar el hinterland (su zona de influencia), pero la ocupación de este sólo sería válida (tal y como se afirma en el artículo 34 del documento) si se hacía efectiva y se notificaba inmediatamente a los demás potencias signatarias del acta. De esta manera se asentaba la teoría de las zonas de influencia, que iba a permitir el reparto de África. Las catorce potencias presentes declararon que era un deber de las naciones civilizadas intervenir en todo el mundo para promover la defensa de los derechos fundamentales de la persona humana, e impulsar el avance de los pueblos primitivos hacia la civilización. De hecho, la doctrina de la expansión colonial, destinada a prevenir los conflictos coloniales graves, fue el elemento fundamental de la conferencia de Berlín. Al

margen de los debates se establecieron contactos importantes para delimitar asuntos como el reparto de África central. Leopoldo II aprovechó la ocasión para que se reconociera la existencia de su estado libre. A fines de 1885, el tratado se completó con un acuerdo particular entre Francia y Alemania que delimitaba Togo y Camerún. Tal y como afirmaba Oswald Mosley (a pesar de ser el fundador de la Unión Británica de Fascistas), la Conferencia de Berlín significó el punto de partida para la explotación de los pueblos atrasados en beneficio de los grandes imperios con el fin de producir bienes baratos. Si bien Lenin afirmó en su obra El imperialismo, fase superior del capitalismo que las potencias capitalistas (cuando el elevado desarrollo de sus industrias se haya concentrado en unos pocos grandes monopolios) crearán organizaciones internacionales para concluir su reparto territorial del mundo. Una idea muy acertada para describir el panorama político que Europa estaba llevando a cabo en África. Durante el siglo XIX llegó a la cima un proceso que había empezado cuatro siglos antes y que entonces tomó un rumbo decisivo: la colonización de otros países por obra de Occidente. El primer imperio colonial más importante fue España en los siglos XV y XVI; después tocó el turno a Gran Bretaña y Holonda, en los siglos XVI, XVII y XVIII. En los primeros años del siglo XIX, a consecuencia de la insurrección de las posesiones americanas, el Imperio español había dejado casi de existir; Portugal que perdió Brasil, conservó extensas posesiones en África y Asia. Francia que había tenido que ceder a Gran Bretaña, en las guerras del siglo XVIII, sus posesiones en la India y Canadá, descubrió que debía empezar desde el principio. Otras potencias, como Bélgica, Alemania e Italia salieron en busca de riquezas mucho después. En el caso de España, después de perder la guerra de Cuba (1898), su política colonial se centraría en Marruecos, conflicto que no se resolvería hasta 1927 durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Una guerra que en 1925 pondría en jaque a los rebeldes rifeños haciendo que Abd-el Krim se rindiera posteriormente en 1927 (tras una lucha sin cuartel donde las autoridades coloniales españolas y francesas no lo tuvieron nada fácil). El colonialismo fue un fenómeno muy complejo. No se pueden seguir aquí todas las expediciones militares cuyo objeto fue esta o aquella región de la Tierra. Por este motivo, cabe distinguir entre “colonias de poblamiento” y “colonias de explotación directa”. En el primer caso, los europeos se establecieron en territorios escasamente habitados, o de los cuales expulsaron a los indígenas, y formaron nuevos estados de tipo europeo (como Australia o Canadá). No obstante, las colonias de este tipo fueron propias entre los siglos XVI y XVIII, más que del XIX (aunque hubo casos de países donde la colonización fue menos precoz y el desarrollo de estos conflictos se originó después; un ejemplo sería cuando Gran Bretaña tuvo

una áspera contienda contra los colonos de origen holandés de Orange y Transvaal entre 1899 y 1902). Distinto es el caso de las colonias de explotación directa, de la que fue ejemplo, hasta cierto punto, Argelia. En ellas la potencia dominadora se establecía en un territorio densamente poblado, con civilización y características nacionales propias, alto grado anterior de organización, patrimonio cultural y artístico a menudo glorioso y, por consiguiente, destacado orgullo nacional. En tal situación, no era imaginable una gran inmigración de blancos (como sucedía durante el gobierno francés de Argelia, aunque intentara estimularla), y por ello la potencia dominante se contentaba con enviar militares y funcionarios civiles indispensables para conservar la sumisión indígena y conseguir la explotación económica. En este punto, hay que establecer una distinción de orden geográfico. América, como queda dicho, había completado su ciclo colonial en los primeros años del siglo XIX. Siberia, en Asia, era uno de los pocos “espacios vacíos”en los que se podía entrar sin tener que vencer por las armas una resistencia organizada. Por estos motivos, el campo de acción del colonialismo se trasladó principalmente a África y al sudeste asiático. Prueba de ello es la celebración de la Conferencia de Berlín. Analizando las naciones más importantes signatarias del acta tenemos a Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Austria-Hungría y Rusia (si bien estas dos últimas no participaron en dicho reparto). - Gran Bretaña, en los primeros años del siglo XIX, ya se había establecido en posiciones muy sólidas, de modo que se preocupó por extender y consolidar, no de emprender conquistas abiertas. Entre los episodios más relevantes del colonialismo inglés destaca: la insurrección india de 1857, la ocupación de Chipre (que obligó al Imperio Otomano cederle la isla para proteger el canal de Suez, construido por iniciativa de Francia), la guerra anglo-zulú (1879) y la ocupación de Egipto (1882). Así pues, Reino Unido se fue instalando en Rhodesia, Nigeria, Somalia, Kenia y Uganda. - En la Conferencia de Berlín Alemania consiguió algunas posesiones en África occidental (Togo y Camerún) y África oriental (Tanganica). - Francia comenzó su expansión por Argelia que concluyó en 1847 para después anexionarse Túnez y llevar a cabo toda una política colonial que terminaría por establecer un protectorado en Marruecos a principios de siglo XX. Los incidentes con Gran Bretaña le hicieron perder sus influencia sobre Egipto y Sudán. Por este motivo, Francia centró sus intereses en África occidental y aseguró su dominio en Senegal, Guinea, Costa de Marfil y Chad. - Italia centró su expansión territorial en el este y en el norte de África. A finales finales del siglo XIX, los italianos ocuparon Eritrea y parte de Somalia e iniciaron la conquista de

Abisina pero las tropas fueron derrotadas y tuvieron que retirarse. Posteriormente en 1911, Italia arrebataría a los turcos la zona de Libia. -El pretexto de la Conferencia de Berlín (evitar que Gran Bretaña aumentara su poder para mantener un equilibrio de fuerzas) supuso regalar a Leopoldo II el enorme y rico Congo (donde se cometieron todo tipo de atrocidades contra la población indígena). - El caso de Rusia y Austria-Hungría fue diferente. La primera tenía Siberia y la segunda centró su interés en los Balcanes, donde a petición de Alemania comenzó una penetración gradual en dichos territorios. En el marco asiático, surgieron nuevos imperios como Japón que por iniciativa propia decidió occidentalizarse e iniciar todo un programa de modernización e industrialización. En cuanto al marco económico, el librecambismo (establecido en Europa después de 1860) dio paso a finales de siglo al proteccionismo (a excepción de Gran Bretaña). Con la reducción de los mercados nacionales, tendió a afirmarse la voluntad de apropiación de los terrenos privilegiados de expansión en las tierras de ultramar, que se consideraban necesarios para la producción industrial y las inversiones financieras. Al fin y al cabo, “la política colonial es hija de la política industrial” tal y como afirmaba Jules Ferry. Como conclusión podríamos decir que la colonización había trastocado las estructuras económicas, sociales y mentales tradicionales suscitando reacciones hostiles en los países conquistados. El nacionalismo indio y el renacimiento árabe, que empezaron a manifestarse, fueron consecuencias directas de ello. Además el frágil sistema de alianzas bismarckiano, así como, la Conferencia de Berlín pretendían mantener una paz imposible en Europa (y más aún con la destitución de Bismarck por parte del Káiser Guillermo II). Una Europa, que dominada por la ambición y la codicia, terminaría arrastrada hacia una guerra mundial. Bibliografía - Salvat Editores, (2003). La Enciclopedia, tomo 5; Diario El País S.L. - Sociedad 8, (1993). Grazalema, S.A. Santillana, S.A. - Enciclopedia Larousse, tomo VII; Editorial Planeta, S.A. - Juan Eslava Galán, 2012, Historia del mundo contada para escépticos - Lenin,1917, El imperialismo, fases superior del capitalismo. Edición digital - Roberto Ceamanos, 2016, El reparto de África: de la Conferencia de Berlín a los conflictos actuales. Editorial Catarata S.A.

- Wikipedia, (2017) Conf. de Berlín - (https://es.wikipedia.org/wiki/Conferencia_de_Berlín) - Wikipedia, (2017) – Imperialismo ( https://es.wikipedia.org/wiki/Imperialismo) - BBC History (2017) - (http://www.bbc.co.uk/history/british/victorians/)...


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