Corregir al que se equivoca PDF

Title Corregir al que se equivoca
Author alain.deluna9@gmail.
Course Cadenas De Valor
Institution Universidad de la Salle Bajío A.C.
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coregir...


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Corregir al que se equivoca A nadie le gusta equivocarse, ni al pensar ni al actuar. De ahí el deseo de ser ayudados, de escuchar una voz que indique, con cariño sincero, que eso no es verdad, que aquello está mal, que este camino lleva al desastre. Aquí se coloca una de las obras de misericordia hermosa y, a la vez, difícil: corregir al que yerra, a quien se equivoca. ¿Por qué es hermosa? Porque al corregir ayudamos a otros a salir del error y a caminar en la verdad. ¿Por qué es difícil? Porque no siempre sabemos hacerlo bien. La raíz de la sana corrección al que se equivoca es la caridad. Si quiero a un familiar, a un amigo, a un conocido, y veo que está en un error que le perjudica a él o a los suyos, mi corazón tiene un deseo de darle una mano, de avisarle, de indicarle dónde está el buen camino. La Biblia está llena de correcciones desde el amor. Dios mismo se encargó de esto: “Date cuenta, pues, de que Yahveh tu Dios te corregía como un hombre corrige a su hijo” (Dt 8,5). Cristo también corregía a sus discípulos cuando entre ellos había envidias o deseos equivocados (por ejemplo, Mc 9,33-39; Lc 9,54-56).

Un texto de san Pablo resulta sumamente claro sobre este tema: “Hermanos, aun cuando alguno incurra en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado” (Ga 6,1). Durante su Pontificado, el Papa Benedicto XVI recordó la importancia de esta obra de misericordia: “La tradición de la Iglesia enumera entre las obras de misericordia espiritual la de «corregir al que se equivoca». Es importante recuperar esta dimensión de la caridad cristiana. Frente al mal no hay que callar. Pienso aquí en la actitud de aquellos cristianos que, por respeto humano o por simple comodidad, se adecúan a la mentalidad común, en lugar de poner en guardia a sus hermanos acerca de los modos de pensar y de actuar que contradicen la verdad y no siguen el camino del bien” (Benedicto XVI, Mensaje para la Cuaresma del año 2012). Desde luego, la corrección de los errores se hace con prudencia y con una oración especial al Espíritu Santo. Solo así seremos capaces de encontrar la mejor manera para tender la mano a quien avanza hacia un error. Si lo hacemos bien, y dejamos al Espíritu Santo hablar a través de nosotros, nuestra corrección fraterna ayudará a otros a orientarse hacia horizontes de verdad, empezando por las verdades más hermosas que caracterizan: Dios nos ama, nos invita a la conversión, y nos ofrece continuamente su misericordia y su gracia. Como misioneros, debemos de ser el medio por el cual el Espíritu Santo hablé y ayude a

corregir a los que lo necesitan, simplemente difundiendo lo que dicta la palabra de Dios, evitando así la desinformación y que como hermanos caigamos en el error, equivocarnos no es malo, es parte de nosotros como seres humanos, lo importante es darnos cuenta de esos errores y buscar la manera de corregirlos, es importante que no juzguemos a los demás por algún error que puedan llegar a cometer, si no que con amor y compasión, podamos demostrarles o hacerles saber de el y que ellos por sí mismos tomen la decisión de corregirlo, pero sobre todo, hay que recordar en este proceso que ninguno es superior a otro, ya que todos somos hermanos, con la misma capacidad de equivocarnos, pero también, de hacer algo por enmendar nuestros errores y siempre, con la capacidad y oportunidad de regresar al buen camino y de estar de la mano de Dios....


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