Cuaderno de ansiedad para trabajar PDF

Title Cuaderno de ansiedad para trabajar
Author Milvia Peña
Course Psicología
Institution Universidad Rural de Guatemala
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PRESENTACIÓN La ansiedad es una problemática atemporal. Considerada por muchos sólo un sentimiento, por otro un trastorno, es una consulta recurrente en psicología. Hay profesionales que la consideran un trastorno propio de nuestro tiempo, una problemática actual debido al estilo de vida moderno y a la constante búsqueda de lo inmediato. Sin embargo, es cierto también que la ansiedad ha existido siempre. Según la Organización mundial de la salud, la ansiedad es un trastorno que afecta a 260 millones de personas alrededor del mundo. Existen estudios que sugieren que es la “epidemia” en nuestro país. El último Estudio Argentino de Epidemiología en Salud Mental realizado, arroja resultados que sugieren y concluyen que la ansiedad representa la patología mental más frecuente en los argentinos. Las redes sociales, internet y la información en línea facilitan el acceso a todo el mundo; quien puede acceder a información (certificada o no) sobre cuáles son los síntomas más comunes de la ansiedad, así como de otras patologías, trastornos, etc. Es por esto que no es casual que cada vez haya más consultas de pacientes que atribuyen ciertos síntomas o sensaciones a la ansiedad, pudiendo el profesional confirmar el diagnóstico o no. A la vez, es muy frecuente encontrar pacientes que no llegan con una idea de que es la ansiedad, sin embargo, podemos establecer cierta correlación con el diagnóstico. Esto por supuesto dependerá de la línea teórica que siga el profesional. En Campo Psi Recursos pensamos en que es beneficioso para cualquier terapia contar con herramientas de abordaje diseñadas para cada caso. Por supuesto que el caso por caso no significa “patología a patología”, sino más bien teniendo en cuenta la individualidad subjetiva de cada paciente.

Sin embargo, existen herramientas clínicas que pueden ayudar al paciente a mantenerse activo dentro de su terapia; y complementando a las entrevistas semanales, se puede lograr potenciar las expectativas clínicas. En este cuadernillo encontrará actividades, reflexiones, información, hojas de registros, consejos, alternativas, etc. Es importante situar este paquete de recursos como lo que es: recursos complementarios a una terapia profesional, y no constituyen herramientas de diagnóstico, tratamiento o autoayuda. Son herramientas que recomendamos a los profesionales de la salud; psicólogos específicamente, y que los pacientes deben usar dentro del dispositivo clínico. El marco teórico en el cual se inscriben es la terapia cognitivo conductual, pudiendo de todas maneras ser utilizados como herramientas por profesionales con otras orientaciones clínicas. En las siguientes páginas encontrará información de cómo utilizarlo; información para profesionales e información para pacientes. Así como también información específica sobre qué es la ansiedad, cuáles son los síntomas, así como también actividades específicamente pensadas para pacientes que la sufren.

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Nuestro equipo de trabajo dentro de Campo Psi recursos es compuesto por profesionales psicólogos y psicopedagogos. Por lo cual nuestro enfoque a la hora de crear nuestros materiales es estrictamente profesional, basado en nuestra experiencia clínica con pacientes propios y en la formación académica que tenemos. Detectamos diversas situaciones dentro del consultorio y las volcamos como necesidades de abordaje; de allí surgen los distintos materiales que tenemos disponibles, sea para niños, adolescentes o adultos. En este caso en particular, el cuadernillo que tiene en manos es el resultado de observar que a nuestras consultas clínicas llegan todos los meses pacientes con síntomas que podrían corresponder a la ansiedad. Por lo cual, el material se centra en ofrecer herramientas clínicas que complementen a la terapia que usted realice como profesional, y no constituyen en sí mismas herramientas diagnósticas o de tratamiento propiamente dichas. Es decir; son herramientas complementarias. Recomendamos utilizar este cuadernillo como guía de planificación de las sesiones. Así mismo su utilidad debe darse después de sesiones preliminares en donde usted ya ha tenido suficientes entrevistas con su paciente, ha aplicado una batería de psicodiagnóstico (si correspondiere) y ha establecido un diagnóstico presuntivo. Nuestra recomendación es que utilice este cuadernillo habiendo realizado ya todos los pasos anteriores, pues eso le dará la suficiente información al respecto de la persona que tiene en frente y la responsabilidad de poder decidir qué caminos terapéuticos seguir. No es recomendable comenzar a trabajar con el cuadernillo desde la primera sesión.

A la vez; respecto a trabajar con un mismo cuadernillo en diferentes pacientes, dependerá de su elección. El beneficio de adquirir material digital es que puede utilizarlo con todos sus pacientes, pues le permite imprimir las veces que necesite. También puede imprimir por secciones o por actividades determinadas, decidiendo cuales son más útiles para usted según el caso. Las actividades y técnicas no siguen un orden establecido y no se trata de un cuadernillo “sesión a sesión”. Le recomendamos hojear todo el cuadernillo a fin de conocer lo que ofrece y después decidir con cuales actividades/técnicas trabajar según sus pacientes. Pero es importa aclarar que no es necesario ir trabajando hoja por hoja ni tampoco sesión por sesión. ¿A qué población está destinado el presente cuadernillo? De acuerdo a los ejercicios, recomendamos para adolescentes mayores desde los 16 años, jóvenes adultos, adultos de mediana edad y también (dependiendo el caso) adultos mayores. Respecto a éste último grupo, dependerá del grado de deterioro cognitivo de la persona, ya que las actividades requieren reflexión, escritura y conversación. También, puede utilizar las fichas anexas, que se tratan de fichas imprimibles; en formato individual, que puede utilizar como recurso para darle al paciente actividades para reflexionar y resolver en su casa. Se tratan de ejercicios que promueven y continúan al trabajo realizado en la sesión, en consonancia con los temas tratados, y que permiten que el paciente continúe el trabajo de introspección y autoanálisis por su cuenta.

¡Bienvenido! Queremos contarle que somos Campo Psi Recursos, los autores del cuadernillo de trabajo que tiene en sus manos. El profesional que lo está asistiendo guiará su tratamiento, este cuadernillo es solo una herramienta más dentro de la terapia. Dentro de él encontrará diferentes partes;  Información que le recomendamos que lea atentamente y que pueda ampliar de ser necesario, buscando más información que disipen sus dudas y charlando con su terapeuta. Acceder a información que nos permita entender qué es lo que sentimos, que permita poner en palabras aquellas sensaciones muchas veces inexplicables, es muy beneficioso.  Actividades de presentación, que requerirá que usted haga el esfuerzo de contar sobre su vida en general, sobre su historia, sobre los hechos de su vida.  Actividades en relación a los síntomas que presenta; estos le van a permitir poder diferenciarlos, esclarecerlos, clasificarlos, y de alguna manera mantener un “orden” dentro de todo lo que usted siente y por lo cual llegó a su terapia.  Actividades-técnicas que le darán herramientas de abordaje dentro de momentos críticos. Es importante utilizar dichas herramientas con el acompañamiento de su terapeuta y/o familia. Algo muy importante a tener en cuenta es que este cuadernillo es un libro de autoayuda. Si usted ha accedido a él por cuenta propia, sin haber realizado una consulta con un profesional competente, le recomendamos realizarla.

Esto se debe a que cuando diseñamos el cuadernillo lo hicimos pensando en un dispositivo clínico de abordaje profesional; es decir que este cuadernillo y sus actividades forman un complemento; no se debe realizar las actividades por el paciente sólo. Es importante contar con la presencia de un profesional con cual leer las consignas, charlarlas, comentar para qué le van a servir, desarrollarlas y comentar su efecto posterior. Si usted decide trabajar el cuadernillo por su cuenta, posiblemente sienta que no la ayuda o que sus “ejercicios” son simples. Sin embargo, al realizarlos dentro de un dispositivo clínico, en donde usted estará acompañado, contenido y asistido por un profesional; el resultado final es totalmente distinto, pues a la par de estas actividades el profesional acompañará con su técnica. Le recomendamos que cualquier duda lo hable con su psicólogo.

La ansiedad tiene muchas formas. Y se presenta de diversas maneras. Y ante situaciones diferentes. No existe “LA” ansiedad como un término totalmente aplicable a todos los pacientes que la padecen. Tampoco es cuestión de ir tachando síntomas de una lista interminable de sensaciones mentales o fisiológicas. Porque la ansiedad que viva usted es diferente a la vivida por otra persona; cada uno tiene sus matices e intensidades que dependen de la personalidad y la subjetividad de cada uno. Sin embargo podemos revisar las diferentes definiciones científicas a fin de entender más acerca de la ansiedad. La organización mundial de la salud considera que se trata de trastorno de ansiedad y considera que se tratan de problemas habituales de salud mental que afectan a la productividad y el trabajo. Considerada por la OMS como la primera causa de discapacidad laboral en el mundo. Y arroja la cifra de que 260 millones de personas en el mundo la sufren. Según el manual diagnóstico DSM-IV se trata de una aparición temporal y aislada de miedo o malestar intenso, acompañada de cuatro o más síntomas entre los cuales se enumeran palpitaciones, sudoración, temblores, fatiga, sensación de ahogo, nauseas, inestabilidad, mareo, desmayo, parestesias, apnea, etc. Estos síntomas por separado y porciones de tiempo determinadas no constituyen un diagnóstico determinado. El manual ofrece diversos criterios a la hora de establecer un diagnóstico diferenciado, en el cual poder establecer además si se trata de ansiedad generalizada o diferentes ‘subtipos’ de ansiedad entre las que se enumeran la agorafobia, ataque de pánico, fobia específica, etc. Más allá de las cuestiones estrictamente científicas en relación a diagnosticar o no

la ansiedad, es importante entender que cada experiencia clínica es diferente. Y en lo que respecta a poder formular una definición más coloquial del término, diremos que la ansiedad es una reacción emocional. Y como una reacción propiamente dicha se desarrolla ante un estímulo, que en el caso de la ansiedad llamaremos eventos desencadenantes. Dicha respuesta o reacción emocional es necesaria para la supervivencia del ser humano. Es decir, la ansiedad tiene un componente de protección y por lo tanto de saludable: la ansiedad es una respuesta emocional que intenta proteger al sujeto ante un peligro, real o imaginario. Como respuesta ante un posible o eventual peligro se constituye como sano en porciones justas. Sin embargo, existen situaciones en las cuales la ansiedad alcanza niveles de intensidad poco manejables para el sujeto, ocasionando una serie de síntomas que el paciente sufre en el cuerpo. Si existe una forma sencilla de definir la ansiedad es el temor a que algo malo suceda. Esto conlleva a una sensación anticipatoria que produce una serie de síntomas físicos y emocionales relacionados a lo que suponemos que va a salir mal. Es importante recalcar el sentido temporal de esta definición: la ansiedad es el miedo a algo que aun NO ha ocurrido y que suponemos que en el futuro nos va a producir angustia. La ansiedad es un exceso de futuro, asociado a una dificultad para mantenerse en el presente. El querer evitar ese malestar (por aquello malo “que va a suceder”) arrastra a la persona a un terreno de pánico, en donde cada vez que se piensa en lo que va a suceder y se busca evitar que suceda, la persona se encuentra desvalida, pues confirma que no se siente con los recursos necesarios para hacerle frente a esa eventual situación. Podemos decir entonces que una forma de definir la ansiedad es el miedo al miedo. Miedo a la angustia. La persona se auto-coloca a sí misma en una postura de incapacidad, “soy incapaz de lidiar con esto”, y por lo tanto el cuerpo reacciona con una serie de síntomas que intentan protegerlo. Es por eso que debemos empezar por reconocer que la ansiedad en sí no es del todo “mala”, pues se trata de una respuesta protectora.

En términos de quien la vive la ansiedad es una sensación que llega sin aviso, de la nada. Un estado general de molestias físicas, emocionales y mentales. Un estado de miedo, inquietud, angustia, confusión. Una sensación de no tener control sobre uno mismo. Sin capacidad de tener poder sobre tu cuerpo y tu mente. Posiblemente se viva como un oleaje de emociones incontrolables, que abruman y ahogan. Que en algunos casos la persona puede sentir incluso que puede morir. Sin duda alguna; es totalmente tratable y con la ayuda de un profesional, usted puede sentir que nuevamente toma el control de su vida.

Me falta el aire y me cuesta respirar. Me ahogo. Siento taquicardia. Me sudan las manos o el cuerpo. Me duele la cabeza. Me duele el estómago. Tengo nauseas. Siento que me tiembla y se me afloja el cuerpo. Siento vértigo. Pierdo el apetito Tengo mucho apetito. No me siento satisfecho. Me da sueño No puedo dormirme. No tengo energía. Me siento muy inquieto

Bajo grado de ansiedad

Conocer nuevas personas Comer en lugares públicos Beber con otras personas en lugares públicos Llegar tarde a un lugar donde hay personas. Hablar con personas que tienen autoridad Dar un examen Hacer una presentación o dar una charla ante un público Ir a una fiesta Trabajar mientras lo están observando Llamar por teléfono a alguien desconocido Hacer un pedido en una tienda Ir al medico Orinar en servicios públicos Ser el centro de atención Dar su punto de vista en una reunión Expresar desacuerdo o desaprobación a otra persona Mirar a los ojos a alguien Viajar Intentar hablar con una persona que le interesa Pedir un reembolso de una compra a una tienda Dar una orden o directiva Ofrecer una fiesta o una reunión Decir que no. Encargarse de una responsabilidad laboral Marcar el error a otra persona Hacer deportes o ir al gimnasio Bailar en una fiesta Viajar en transporte publico Preguntar por una dirección en la calle

Alto grado de ansiedad

Evitación

Quizás sientas que la ansiedad es tu peor pesadilla. Y pensar en tener que “aceptarla” como parte de tu vida, cuando viniste aquí justamente a intentar deshacerte de ella, suena hasta ilógico. Sin embargo, un paso fundamental para superarla es justamente aceptarla. Ya que eso implica aceptar su verdadera cara: la ansiedad no supone un peligro para ti. Y al desenmascarar esta faceta de esa pesadilla, el proceso de superación es más sencillo. En pocas palabras, aceptar la ansiedad es dejar de luchar contra ella. Ya que lo contrario a la aceptación es la negación, la resistencia, el quejarse de lo que sucede, el renegar de su existencia, y una serie de pensamientos negativos, culposos y que en definitiva generan más expectativa y ansiedad, que ocasionan a la vez los síntomas de los que ya hablamos. Es decir; es como querer combatir ansiedad con más ansiedad. Aceptar la ansiedad no es no hacer nada para sentirte mejor. Sino que implica conectarte con tus emociones y sensaciones de manera consciente y dar espacio a permitirte sentir y fluir con ellas. El poder vivir la ansiedad de manera consciente, va a ocasionar algo muy beneficioso: entenderás que no supone un peligro real para ti. Además de ello, dejas de culparte por lo que sucede, dejas de victimizarte por lo que estas sintiendo, dejas de culpar a los demás, asumes responsabilidades de ciertas cosas y aceptas que no tienes control de otras, reconoces la realidad y estas dispuesto a escuchar el mensaje que tu mismo cuerpo te está dando. Aceptar no implica no sentir dolor, si no que estás más preparado para hacerle frente. No aceptar toda esa energía que es la ansiedad solo ocasiona que se haga más intenso y se escape de tus manos. Si lo aceptas como parte de la vida, tienes consciencia de lo que sucede, tu cuerpo tiene más herramientas por lo tanto se relajará más fácilmente, y tu mente encuentra la manera de ver las cosas con más claridad. Si logras aceptar la ansiedad podrás descubrir más cosas sobre ti mismo.

Como hemos hablado al principio; la ansiedad es una forma de intentar protegerte. Opera como un mecanismo de defensa. La función de la ansiedad mantener al cuerpo activo, dispuesto a enfrentar situaciones de peligro, aunque por supuesto sus síntomas se sienten como si fueran el auténtico peligro. La sensación de peligro que siente la persona viene dada justamente por la dificultad de anticiparse a ciertos eventos. Y es que la ansiedad tiene causas y desencadenantes. Es importante diferenciarlos: una causa no es lo mismo que el disparador o desencadenante. Las causas de cuestiones emocionales (entre las que entra la ansiedad) tienen que ver con cuestiones de nuestra personalidad; patrones de conductas, factores que operan a nivel de pensamiento, estilos de pensamiento y estilos de vida, costumbres, reglas y pautas que hemos heredado y adquirido a lo largo de la vida. Y que direccionan la forma en la cual nos comportamos. Los desencadenantes son más bien situaciones de la vida cotidiana, que suceden de un momento a otro y que pueden activar en nuestra mente una serie de factores que se relacionan directamente a las causas mencionadas. Es decir la ansiedad está allí en nosotros, latente (ocasionada por diferentes patrones, creencias, costumbres, etc., que venimos arrastrando) y cuando ocurren ciertas situaciones específicas del quehacer cotidiano que se relacionan a esos patrones preestablecidos y adquiridos, los síntomas ansiógenos se ponen en marcha, pues todo indica que esa situación nos pone en peligro. Y el cuerpo y la mente reaccionan.

Es común en las consultas escuchar “me dio ansiedad porque me pidieron una presentación oral frente a todos mis compañeros”; o “me da ansiedad cuando la gente me mira fijo”. Estas son situaciones, que llamaremos eventos desencadenantes. No son la causa de la ansiedad: digamos que son la gota que rebalsa el vaso de la ansiedad… un vaso que vienen lleno (de prejuicios, patrones, reglas, creencias, etc.) desde hace mucho tiempo. Encontrar “la causa real” implica trabajar en un proceso interno de autoconocimiento, para el cual la terapia es muy beneficiosa. Por lo cual, felicidades, estas en el camino correcto. Pero hablemos de esos eventos desencadenantes. Ocurren todo el tiempo. Y sin aviso. No es posible controlarlas; pues se tratan de situaciones ambientales, relacionales. Tienen que ver con los otros más que con nosotros. Y poder entender que es imposible luchar para que no ocurra, quita un peso enorme de encima de tus hombros. Pero es posible anticiparse a ello, pronto hablaremos de ello. Estos disparadores por sí solos quizás no ocasionarían ansiedad a cualquier persona. No todas las personas tienen ansiedad cuando se les encarga disertar en una reunión, o cuando su jefe les encarga una tarea de mucha responsabilidad, por ejemplo. Entonces; ¿Por qué a ti? ¿Por qué te sucede a ti? Para esto es importante volver a las causas; ellas son las verdaderas ‘responsables’ de lo que te sucede. Trabajar de raíz en terapia te dará las respuestas. Y sobre todo te dará la posibilidad de entender que los eventos desencadenantes por sí solos no son situaciones de peligros. Podrás quitarle el peso de cargarlos negativamente con tanta energía y expectativa, y sobre todo dejarás de huir de ellos. Es decir: trabajando en las causas reales de tu ansiedad, podrás entender que no siempre que te encarguen una disertación frente a tu jefe y compañeros de trabajo sentirás ansiedad; que no necesariamente cambiar de colegio es malo, que no siempre que alguien te mira fijo sentirás todos esos síntomas. Vamos desmarañando creencias y mitos en pos de crecer.

Registro semanal

Preocuparnos supone un excesivo intento de la mente por anticipar ...


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