Discurso sobre el espíritu positivo PDF

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Ensayo del texto Discurso sobre el espíritu positivo de Comte...

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La superioridad mental del espíritu positivo En esta primera parte del libro Discurso sobre el espíritu positivo escrita por Auguste Comte (1984, 2) se parte con la idea de que la humanidad debe pasar a través de tres etapas o estados teóricos en su búsqueda del conocimiento: el teológico, metafísico y positivo. La etapa teológica posee como característica una búsqueda del conocimiento absoluto, de respuestas que no se podrán obtener. Se divide a la vez en tres fases esenciales; el fetichismo, mediante el cual se atribuía vida a elementos inanimados; el politeísmo, donde se pasa de darle vida a objetos inanimados a dársela a objetos ficticios volviéndolos responsables de los fenómenos acontecidos; y finalmente el monoteísmo, que restringe cada vez más la imaginación de los humanos hasta que desarrollan de forma gradual un sentimiento de universalidad atribuyendo los sucesos a una entidad en lugar de a un grupo de ellas. (Comte, 1984, 3) Comte explica que la teología ya no se usa comúnmente dentro de la sociedad occidental, empero es indispensable para una buena combinación de las ideas morales y políticas. (1984, 4) La etapa metafísica al igual que su antecesora intenta dar explicación a los fenómenos que acontecen el mundo, pero en lugar de atribuirlos a agentes sobrenaturales lo atribuye a abstracciones personificadas, siendo un ciclo ontológico. (Comte, 1984, 5) La última fase es la positiva o real. Para Comte, lo característico de esta es la observación, que se volverá la única base posible de los conocimientos accesibles reemplazando a la imaginación reinante en los anteriores estados. Los estudios que aquí se realicen deberán mantener un carácter relativo, porque las especulaciones dependerán de las condiciones de la existencia individual, por tanto, no se tendrá una certeza absoluta. (1984, 7) Más adelante, Comte hace ver cada división como parte del ciclo vital del ser humano, al decir que la teología se presentó en la infancia de la humanidad y que lo positivista llega cuando se alcanza una etapa de madurez en la que ya no se busca intentar responder preguntas sin respuesta. (1984, 11) Para justificar la supremacía del positivismo sobre sus antecesoras, el autor dice que la filosofía positiva otorga a los espíritus bien preparados una aptitud superior a la que las otras

dos filosofías podrían alcanzar. Si bien para Comte el espíritu positivo consiste ante todo en ver para prever, trae consigo el principio de reducir todos los órdenes de distintos fenómenos a una ley común a todos. (1984, 12) De igual manera, hace ver que para adoptar un enfoque positivista se necesita tener disposición para concebir “todas nuestras especulaciones como productos de la inteligencia, destinadas a satisfacer nuestras necesidades esenciales, no apartándose nunca del hombre sino para volverlo mejor, después de hacer estudiado los otros fenómenos… sea para desarrollar fuerzas o para apreciar nuestra naturaleza y condición” (Comte, 1984, 13). Al hablar de la relación entre el arte y la ciencia, Comte da paso a la esperanza de que cuando ambos elementos puedan organizarse de modo conveniente, se asignaría a las especulaciones filosóficas un alcance superior y elevaría a su vez las previsiones teóricas al nivel de las necesidades prácticas. (1984, 15) La armonía entre ciencia y arte desarrollaría y consolidaría también la vida industrial, imprimiéndole una tendencia antiteológica inevitable, pues ciencia y tecnología son incompatibles. (Comte, 1984, 16) Lo anterior debido a que “a medida que las leyes físicas han sido conocidas, el imperio de las voluntades sobrenaturales se ha tenido que restringir cada vez más” (Comte, 1984, 17). Finalmente, el autor intenta llegar a una definición de qué es lo positivo, mostrando sus diferentes significados, como lo que designa lo real, lo útil, la certeza, lo preciso o lo positivo en contraste con lo negativo. Llegando a la conclusión de que todos los elementos que definen a lo positivo son, en suma, los mismo que los del buen sentido universal. (Comte, 1984, 22) Por lo tanto, el verdadero espíritu filosófico consistirá en la extensión sistemática del buen sentido a toda especulación accesible al humano, sin separar lo lógico de lo científico. (Comte, 1984, 22) Y el espíritu positivo tendrá un carácter inicial que irá transformándose gradualmente, pues todo lo que el espíritu positivo incluye en sus dominios, no podrá ser recuperado por la teología o la metafísica. (Comte, 1984, 23)

Bibliografía 

Comte, Auguste. (1984). “Superioridad mental del espíritu positivo”. En Discurso sobre el espíritu positivo (pp. 2 – 24). España: Editorial Alianza....