El señor de las moscas PDF

Title El señor de las moscas
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El señor de las moscas – William Golding 1.El toque de caracola Un chico rubio (Ralph) y otro gordito, con gafas (Piggy), se encontraron el uno al otro en medio de una espesa selva y se preguntaron por el paradero del hombre del megáfono, después por el del piloto y finalmente acabaron preguntándose si habría alguna persona mayor en el lugar dónde se encontraban. Pero pronto, recordando lo que había sucedido antes, en el avión, comprendieron que las personas mayores no se habían salvado, pero sin embargo si que tenía que haber más niños en el lugar donde se encontraban. Ralph avanzó entre los árboles hasta llegar a una playa, y Piggy, se quedó por donde estaba, buscando fruta. Más tarde se volvieron a encontrar en la playa. Se bañaron en una poza que se había formado allí, al lado de una plataforma de granito rosa y una laguna. Entonces comenzaron a plantearse si el lugar donde se encontraban era una isla, si iba a venir alguien a rescatarles y pensaron que debían buscar a los otros chicos. Ralph pensaba que en efecto, el lugar donde se encontraban era una isla, y que además su padre, un teniente de navío en la Marina, les iba a rescatar. Piggy, no ponía pegas a lo primero, pero no era tan optimista como su compañero en cuanto a lo de que les iban a rescatar. Un poco después el chico rubio vio una caracola en la laguna, entre unas algas y la cogió. Los dos vieron que podían utilizarla para llamar a los demás y Ralph comenzó a hacerla sonar. Pronto comenzaron a llegar niños y más niños hasta el lugar donde se encontraban. Cuando estuvieron todos juntos, decidieron elegir un jefe. Jack quiso imponerse él mismo, pero la mayoría decidió que era mejor votar. Los del grupo de Jack le votaron a él pero los demás decidieron que Ralph era el más indicado. El chico rubio, decidió concederle a Jack el placer de seguir siendo jefe de los del coro, y que además, ellos podían ser los cazadores. Más tarde Ralph, Jack y Simon decidieron ir a comprobar si el lugar donde se encontraban era o no una isla. Subieron a una montaña y comprobaron que en efecto lo era. 2.Fuego en la montaña Al día siguiente Ralph hizo sonar la caracola en la plataforma y todos los chicos se despertaron. Les informó de lo que había visto el día anterior junto con Simon y Jack. Les dijo que en efecto se encontraban en una isla. Además confirmó que no había gente mayor en la isla, es decir que estaban ellos solos. Dijo que había que comenzar a poner reglas, como levantar la mano para hablar... El chico rubio daría la caracola al que quisiera hablar y sólo el que la poseyera podría hablar, nadie podría interrumpirle excepto Ralph. Todos estaban entusiasmados con el tema de poner reglas. Mientras tanto, Piggy tomó la caracola y recordó a todos que estaban solos en una isla y que nadie sabía que estaban allí. Ralph tomó la caracola y trató de tranquilizar a los demás diciendo que aunque tuvieran que quedarse por mucho tiempo allí tenían comida, bebida suficiente y todo lo necesario. Después, Ralph preguntó si alguien tenía algo que decir. Un grupo de chicos comenzó a murmurar y a empujar a uno de los niños pequeños hacia delante. Este estaba tan asustado que no pudo decir nada, así que Piggy, tuvo que interpretar lo que el chaval decía para el resto de los chicos. Piggy contó que el chico decía que había visto una serpiente muy grande la noche anterior, el niño fue producto de risa para los demás niños al principio, pero luego le tomaron un poco en cuenta.

Más tarde Ralph tomó la caracola para decirles a todos que si querían que les encontrasen, tenían que lanzar humo desde la cumbre de la montaña. Entonces Jack empezó a gritar que había que hacer una hoguera y todos excepto Ralph y Piggy salieron corriendo hacia la montaña. Estos dos subieron algo después sorprendidos por la actitud de los demás. Una vez allí buscaron troncos para formar una pila. Después de hacerla se vieron ante el problema de cómo encender la hoguera puesto que ninguno sabía como hacerla. Al rato llegó Piggy, Jack le quitó las gafas y prendió la llama aprovechándose de ellas y de la luz del Sol. Al rato se formó una llama considerable, pero de poco sirvió porque se apagó al poco rato. Piggy tomó la caracola y empezó a reprocharles por los errores que habían cometido, por todo lo que habían hecho en vano y entonces mientras hablaba se dio cuenta de que no solo no habían conseguido lo que querían sino que encima habían incendiado la montaña. 3.Cabañas en la playa Jack estaba obsesionado con cazar pero no lo conseguía. Unas veces por los fallos que cometía debidos a su falta de experiencia y otras porque le faltaba valor para matar a un animal. Después de una jornada sin obtener resultados en la caza se dirigió a la playa. Allí estaban Ralph y Simon intentando construir una cabaña a base de tallos y hojas de palmeras que se sostenía a duras penas. Había ya dos refugios en pie pero no eran muy firmes. Ralph y Jack comenzaron a hablar de lo que les estaba sucediendo últimamente. Ralph insistía en que necesitaban cabañas, pero todo el mundo excepto Simon y él se olvidaba de ello y se dedicaba a jugar y a comer. A Jack le ocurría algo parecido con sus cazadores que se cansaban enseguida de cazar y se iban a jugar. Jack se resentía por su infortunio en la caza pero sin embargo estaba convencido de que necesitaban carne y por eso debía seguir intentándolo. Parecía que Ralph quisiera reprocharle a Jack que el cazar no era tan importante y que era mejor construir los refugios en la playa por si volvía a haber otra tormenta como la que provocó que ellos fueran a parar a la isla. Había un cierto aire de enfado entre ambos, pero no pasó a mayores. Al momento cambiaron de tema, comenzaron a hablar de los demás chicos. Ralph dijo que se había dado cuenta de que por las noches tenían pesadillas y pasaban miedo. Simon aclaró que era por lo de la serpiente y Jack un poco avergonzado dijo que él sabía qué era lo que los otros chicos sentían porque había tenido esa sensación algunas veces mientras estaba cazando. Ralph añadió que lo que necesitaban eran cabañas y más tarde dijo que lo mejor que podían hacer era conseguir que les rescataran. Más tarde Ralph y Jack bajaron hasta la orilla y dirigieron la vista hacia la montaña desde donde salía un hilo de humo. Jack comenzó a gritar como si hubiese dado con la solución de algo, Ralph creyó que el otro había visto un barco, pero lo que Jack había visto no era un barco, sino el lugar donde se escondían los cerdos, en uno de los desfiladeros que descendían desde la montaña a la parte más llana de la isla. Cuando los otros volvieron a la cabaña, Simon ya no estaba allí, fueron a la poza a darse un baño pero tampoco estaba allí. Simon se había adentrado en la selva; llegó hasta un lugar donde abundaba la fruta y cuando llegó allí se dio cuenta de que unos chiquillos le habían seguido, les dio los frutos a los que ellos no podían llegar y continuó andando hasta encontró un lugar en el que había una especie de choza cerrada por una pantalla de hojas. 4.Rostros pintados y melenas largas Los chicos se acostumbraron a un ritmo de vida. Por la mañana se dedicaban a jugar y se olvidaban de todas sus preocupaciones. Al mediodía cuando el calor empezaba a hacerse notar, se resguardaban a la sombra de las palmeras tumbándose e incluso durmiéndose. A veces, durante el mediodía, se producían fenómenos extraños en el mar, aparentando haber cosas donde no las había, Piggy explicaba que estos fenómenos eran espejismos. Al llegar la tarde se

acababan estos fenómenos y los chicos salían de nuevo a jugar hasta llegar la noche, momento en que todos los niños se iban a las cabañas. Los chicos estaban “divididos” en dos grupos; por un lado estaban los que tenían alrededor de seis años y por otro los mayores, entre los que estaban Ralph y Jack. Los dedicaban la mayor parte de su tiempo a comer y a dormir. Comían todos los frutos que tenían a su alcance, ya estuvieran maduros o no, lo que les acarreaba dolores de estómago, a los que ya estaban acostumbrados. Además de comer y dormir, también dedicaban gran parte de su tiempo a jugar. Jugaban en la playa, al borde de la orilla, donde construían castillos de arena, señales, caminos, tapias y líneas ferroviarias. Uno de esos días, Jack, pensando en ir a cazar a aquel lugar donde se escondían los cerdos se pintó la cara con arcilla blanca, roja y con carbón. Llamó a los otros chicos y se fueron a cazar. Mientras los otros se fueron a cazar Rlaph, Simon, Piggy y Maurice se quedaron en la poza. Más tarde a Ralph se le ocurrió mirar hacia el horizonte y fue entonces cuando vio un barco. Empezó a gritar: ¡humo!, ¡humo! y los que estaban con él se percataron de lo sucedido. El humo que salía de la cumbre de la montaña era escaso por lo que era difícil que lo pudiera ver la tripulación del barco. Ralph salió corriendo hacia la cumbre de la montaña, detrás de él fue Simon, luego estaba Maurice y por último Piggy hacía lo posible por seguirles. Al llegar a la cumbre, Ralph vio que el humo estaba apagado. Empezó a gritar: ¡vuelve!, ¡vuelve!, pero es evidente que la tripulación del barco no le oía. Al momento llegaron Simon y Maurice. El barco se perdió en el horizonte. Ralph estaba enojado, habían dejado que el fuego se apagara. Miró hacia abajo y vio a una multitud de chicos que se acercaba, entre los que estaba Jack. Cuando Jack y los demás llegaron arriba y mostraron entusiasmados a Ralph el cerdo que habían cazado. Pero a Ralph no le hacía mucha gracia pues estaba enojado porque Jack se había llevado a los encargados de mantener el fuego y esa había sido la causa de que este se apagase. Ralph le reprochó a Jack su gran error y Piggy no fue menos. Jack se enojó tanto que la emprendió a golpes con Piggy, rompiéndole uno de los lados de las gafas. Ralph calificó esta acción como una jugada sucia y Jack se le enfrentó y se disculpó por lo del fuego. Aunque quedó un cierto aire de crispación olvidaron momentáneamente lo sucedido y se dedicaron a comer y hablar del cerdo. 5.El monstruo del mar Con motivo de lo que había pasado el día anterior y de lo que ya venía sucediendo desde hace tiempo, Ralph convocó una reunión. Tocó la caracola y todos acudieron a la plataforma. Desde el principio aclaró que el que iba a hablar en esa reunión era él. Empezó hablando de la iniciativa de traer agua del arroyo y guardarla en los cocos, que habían tomado hace tiempo y que ahora nadie cumplía, puesto que preferían ir a beber agua al arroyo. Continuó hablando de lo que había sucedido al construir las cabañas, que al principio todos ayudaron, pero luego los únicos que habían trabajado habían sido él, Simon y alguno más. Más tarde les comentó lo que había sucedido con la propuesta de utilizar las piedras que había al otro lado de la poza como retrete, una buena idea puesto que con la marea se limpiaban solas, pero ahora nadie se molestaba en ir hasta allí cuando les daba el apretón. Por fin habló de lo que realmente había sido la gota que había colmado el baso, la hoguera. Ralph insistió en recordarles que la hoguera era lo más importante en la isla y que por encima de todo debían mantenerla encendida, ¿cómo les iban a rescatar sino?. Luego les recordó el suceso del primer día, cuando casi prendieron fuego a la isla, y que para evitar que esto pudiera volver a repetirse, prohibió que se hicieran más hogueras. La única hoguera que habría desde ahora sería la de la montaña. Si ahora alguien quería una hoguera para cocer pescado o cangrejos, no le quedaba más remedio que subir a la montaña. Esto no les gustó nada a los chicos, que gritaban y levantaban la mano para tomar la caracola y protestar. Pero como Ralph era el jefe y además era él quién tenía la caracola no tuvieron más remedio que aceptar lo que este decía. Terminó su discurso recordándoles todo lo que tenían que mejorar y haciendo una alusión a los temores por lo de la fiera... cosas a las que no debían tener miedo. Jack tomó la caracola, dijo que lo de la fiera eran tonterías de los

pequeños y criticó todo lo que estos hacían. Pero los pequeños no pensaban que fueran tonterías, y algunos de ellos, contaron a los demás lo que habían visto. Percival pensaba que el monstruo salía del mar. Los demás chicos acogieron esta creencia con temor pensando que podía ser verdad. Jack criticó de nuevo esas creencias, pero lo hacía sin respetar los turnos, ni ninguna otra de las reglas. Ralph le regañó por lo que hacía y Jack reaccionó mandando al carajo las reglas y diciendo que lo importante era la caza; cosa que los demás chicos, sobre todo los mayores, acogieron con felicidad y se dedicaron a celebrar cantando, riendo y bailando. Ante esta reacción Ralph se cuestionaba si debía seguir como jefe. 6.El monstruo del aire Esa noche, mientras dormían, se libraba en el cielo a quince kilómetros de altura una batalla entre dos aviones. Al momento se produjo una explosión y al rato un cuerpo sin vida descendió lentamente pendido de un paracaídas para ir a posarse a la cumbre de la montaña. Al aproximarse la mañana Sam y Eric, que hacían su turno junto a la hoguera despertaban. Habían dejado que la hoguera se apagase por lo que cogieron astillas para volver a encenderla. Una vez que la encendieron se sentaron junto a ella y comenzaron a hablar. Al momento Eric vio algo tras unas rocas, algo que a él y a su hermano les pareció horrible, algo que se desplegaba y se hinchaba. En realidad no era más que el paracaídas y el cuerpo inerte que había caído del cielo la noche anterior, pero Sam y Eric pensaron que era un monstruo y salieron corriendo despavoridamente hacia las cabañas. Allí contaron a todos lo que habían visto. Jack propuso ir en busca de la fiera y todos los mayores parecieron estar de acuerdo con él, excepto Piggy que parecía tener miedo. Así que Piggy se quedó con los pequeños mientras los otros decidieron ir a buscar al monstruo. Ralph preguntó si había algún lugar en la isla donde no hubieran estado nunca. Jack respondió que el único lugar donde no habían estado era el rabo donde terminaba la isla. Así que decidieron ir primero allí a ver si estaba la fiera y después, si la fiera no se encontraba en ese lugar, a la cima de la montaña. En el rabo donde terminaba la isla había una pantalla de hierba a continuación de esta un terreno pedregoso y tras este las grandes rocas se amontonaban formando una especie de castillo sobre un arrecife rosado. Ralph, como jefe se vio obligado a ser el primero en explorar la zona. Avanzó hacia el arrecife, vio el vacío a ambos lados. A la derecha había una laguna y a la izquierda un acantilado. Comprendió que el monstruo no podía estar allí, pero aún así decidió escalar por las grandes rocas que había sobre el arrecife. Mientras trataba de escalar por las rocas Jack llegó a su lado. Los dos subieron hasta lo más alto. Cuando los demás chicos vieron que no había peligro salieron de su escondite y cruzaron la pantalla de hierba y el puente que separaba a esta de la zona pedregosa y el arrecife. Surgió la idea de crear un fuerte en aquel lugar pero la escasez de agua hacía poco probable esa idea. Los chicos querían quedarse en aquel lugar jugando, pero Ralph insistió en que había que ir a la montaña, para ver si la fiera estaba allí. 7.Sombras y árboles altos Los chicos hicieron caso a Ralph y se dirigieron hacia la montaña. Subieron por la trocha de los cerdos. Cuando llegaron a los frutales, el grupo entero se detuvo para comer. Después de comer, mientras Ralph hablaba con Simon a cerca de las esperanzas de volver a casa, Roger les llamó para mostrarles un rastro reciente de los cerdos en la trocha. Roger mostró a Ralph su deseo por comer carne y este le dijo que cazarían siempre que no se salieran del camino. Siguieron por la trocha hacia la montaña y de pronto un jabalí enfurecido salió de unos arbustos en dirección a ellos. Los chavales salieron de la trocha de los cerdos a toda prisa. Ralph vio que el jabalí se dirigía hacia él pero en vez de correr apuntó con su lanza y le dio en el hocico al animal. Este dio un chillido y salió corriendo en dirección al sotobosque. Jack salió tras el jabalí pero ni él ni los cazadores fueron capaces de cogerle. Los muchachos estaban entusiasmados por lo sucedido, por la hazaña de Ralph y la herida que Jack tenía en el brazo. Representaron la

escena que acababan de vivir, Robert imitó al jabalí, y los otros “le propinaban golpes”. Esto lo hacían mientras cantaban: ¡mata al jabalí!, ¡Córtale el cuello!, ¡Mata al jabalí!, ¡Pártele el cráneo! Siguieron caminando hacia la cima de la montaña. Se acercaba la noche y no llegaban. Ralph dijo que alguien debía ir a decir a Piggy que iban a llegar después del anochecer. Simon se prestó voluntario. Siguieron avanzando hasta llegar un poco más arriba. Los chicos por cansancio y por algo de miedo no quisieron seguir subiendo. Solo Jack, Ralph y Roger. Llegaron hasta la zona quemada. Ralph y Roger se quedaron allí por miedo y Jack continuó subiendo. Al rato, Jack regresó diciendo con voz asustada que había visto algo en la cumbre. Entonces Ralph decidió ir a verlo y los otros dos fueron con él. Al llegar a la hoguera, que estaba apagada, Ralph se cegó con la ceniza y un poco por eso otro poco porque tenía algo de miedo se quedó atrás, mientras los otros dos caminaban en dirección a la fiera. Estos vieron algo que se asemejaba a un simio enorme sentado y con la cabeza entre las rodillas. En aquel momento se levantó el viento y a continuación aquel ser levantó su cabeza mostrándoles a los chavales la ruina de su rostro. Estos se asustaron y salieron corriendo montaña abajo. Ralph que oyó los gritos de sus compañeros salió corriendo también. 8.Ofrenda a las tinieblas Un poco después de lo sucedido en la montaña, Ralph hablaba con Piggy en la playa mientras le contaba lo de la fiera. Jack estaba al lado. Piggy escuchaba asustado. Mientras el monstruo estuviera en la cumbre no podrían encender el fuego y por lo tanto no les podrían rescatar. Pero nadie se atrevería a luchar contra la fiera, ni siquiera Jack, ni sus cazadores. Así de claro lo dejó Ralph. Una afirmación que ofendió a Jack. Este último se dirigió hacia la caracola y la hizo sonar. Pronto todos los chavales estuvieron allí. Jack les contó lo sucedido en la montaña y además trató de criticar a Ralph todo lo que pudo. Ralph trataba de defenderse frente a las acusaciones del otro pero como era Jack quién tenía la caracola, este no le daba opciones. Jack preguntó a los chicos si creían que Ralph no debía ser el jefe, pero nadie respondía. Al ver que nadie se atrevía a rechazar a Ralph como jefe, Jack manifestó que el no estaba dispuesto a seguir con Ralph y él solo envuelto en lágrimas se dirigió hacia el bosque. Después de este incidente, a Piggy se le ocurrió la idea de hacer la hoguera allí, en la plataforma. Los demás estuvieron de acuerdo y comenzaron a llevar palos y troncos. Después de hacer la hoguera Ralph notó que faltaba gente. Casi todos los mayores se habían ido a escondidas mientras los otros hacían la hoguera. Solo quedaban en la plataforma Piggy, los gemelos Sam y Eric, Simon, Ralph y todos los pequeños. Los otros habían ido en busca de Jack; le encontraron y tras las instrucciones de este se fueron a cazar. Tuvieron suerte y pronto encontraron un jabalí hembra. Le lanzaron sus lanzas, siguieron el rastro de sangre que esta dejó tras su huida y al final lograron capturarla. Jack mandó a Roger que afilara un palo por los dos lados. A continuación le mandó que lo clavara en el suelo y luego él mismo tomó la cabeza del animal que habían cazado y la clavó en el palo. Esa sería la ofrenda que dejarían a la bestia para que no les hiciera nada. Más tarde tomaron el cuerpo del jabalí y lo llevaron a orto lugar para comerlo. Pero les hacía falta fuego para asarlo, así que Jack y otros cuatro decidieron atacar a los otros para coger fuego. Así lo hicieron y una vez allí Jack les invitó a que fueran a comer carne con ellos. Tras decir esto Jack y sus acompañantes se marcharon. Las cosas quedaron un poco confusas en la plataforma tras este incidente. Mientras, Simon, que estaba en el lugar donde Jack y su tribu habían dejado la ofrenda a la bestia, sufría una crisis nerviosa. Oía como aquella cabeza le decía cosas horribles; al momento se desmayó. 9.Una muerte se anuncia Simon despertó, tenía la boca y la barbilla manchadas de sangre seca. Decidió enfrentarse a sus miedos y...


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