Julio Cotler Clases Estado Y Nacion en El Peru pdf PDF

Title Julio Cotler Clases Estado Y Nacion en El Peru pdf
Author Alex Hidalgo Vega
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CLASES, ESTADO y NACIÓN EN EL PERÚ JuL10 CoTLER /EP Instituto de Estudios Peruanos quizá mi única noción de patria sea esta urgencia de decir nosotros, quizá mi única noción de patria sea este regreso al propio desconcierto. MARIO BENEDETTI -puede ser capaz, en su exestencia de nú, no seré foraster...


Description

CLASES, ESTADO y NACIÓN EN EL PERÚ

JuL10 CoTLER

/EP Instituto de Estudios Peruanos

quizá mi única noción de patria sea esta urgencia de decir nosotros, quizá mi única noción de patria sea este regreso al propio desconcierto. MARIO BENEDETTI

-puede ser capaz, en su exestencia de nú, no seré forastero en este país tierra donde hemos nacido (sic).

José MARÍA ARGU[DAS

Serie: Perú Problema, 17

Este libro ha sido posible gracias al auspicio de la Fundación Ford. Donación 980-0347-2. .© IEP ED1c10Nr:... s/ Juuo CoTLER I-loracio Urteaga 694, Lima 11 Telf. (511) 332-6194 Fax (511) 332-6173 E-mail: [email protected]. pe 1S13N: 9972-51-124-3 ISSN: 0079-1075 Impreso en el Perú Primera edición, Perú 1978

1."reimp. 1985, 2.� reimp. 1986, 3.• reimp. 1987, 4/ reimp. 1988, 5.� reimp. 1992

Segunda edición, México 1982 Tercera edición, Perú 2005

1.·'reimp., abril de 2006

3,000 ejemplares Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2006-2819 Registro del Proyecto Editorial en la Biblioteca Nacional: N.º 11501130600272 Prohibida la reproducción total o parcial de las características gráficas de este libro por cualquier medio sin perrrúso del Instituto de Estudios Peruanos.

Cm1.rn,. Juuo Clases. Estado y Nación en el Perú.-- Lima: lEP, 2005.-- (Perú Problema, 17) ESTADO/ NACIÓN/ HISTORIA/ ESTRUCTURA SOCIAL/ LUCHA DE CLASES/ OUGARQU[A / PERÚ

W/02.04.0 I/P/17/2005

CONTENIDO

PREF,\CJO /\ LA TERCEIV\ EDICIÓN

11

INTROnt ICCIÓN

45

1.

LA HERENClA COLONIAL

51

2.

DESINTEGRACIÓN POLÍTICO-ECONÓMICA Y REORGANIZACIÓN COLONIAL

3.

LA FORMACIÓN CAPITALISTA DEPENDIENTE: LA REPÚBLICA ARISTOCRÁTICA Y EL ENCLAVE IMPERIALISTA

4.

LEGUíA: CONSOLIDACIÓN DE LA. DOMINACIÓN IMPERIALISTA Y EMSRGENCIA DE LAS F'UERZAS POPULARES ANTIOLIGÁRQUICAS

5.

LA CRISIS DE

1930

Y EL DESARROLLO ORGÁNICO

DE LA LUCHA DE CLASES

6. 7. A

NUEVO CARÁCTER DE LA PENETRACIÓN IMPERIALISTA

89

127 179 211

Y CAJ\IIBIOS EN LA ESTRUCTURA SOCIAL Y POLÍTICA

247

CRISIS DEL RÉGIMEN OS DOMINACIÓN OLIGÁRQUICA

295

.l'vW'EllA DE CüNCLlJS!ON

81 □L!Ol�l�\l·l1\

335 341

PREFACIO A LA TERCERA EDICIÓN

A Santiago, J\1anuel y Emilia

JOHN ELLIO afirma que "el pasado iníluye en el pre­ sente y con ello en el futuro: pero el presente también iníluye como se ve y se comprende el pasado". Esta última aseveración se ajusta a lo que intento hacer en esta nueva presentación de Clases, Esta­ do y Nación en el Perú. después de un cuarto de siglo de publicada la prin1era edición. EL HISTORJADOR

T

Se ha dicho reiteradamente que los dramáticos cambios que expe­ rirnentó el pais entre los años cincuenta y setenta del siglo veinte y los impactos que produjei-on en diferentes esferas institucio­ nales transformaron la composición social y el comportamiento político; además, siguiendo a Elliot. esos resultados contribuye­ ron a modificar la visión que se tenía del pasado y de las posibili­ dades que albergaba el futuro del Perú. Desde mediados de los años cincuenta, las transformaciones sociales y políticas dieron lugar a la ernergericia cisi6n sustentada en el cal­ culo politico inmediato determin6 que importantes sectores Juve-

PRr-:F,\( ·10 ,\ 1.-\ 11;:HCERA EDICJ6N

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niles se desgajaran del pari.ido y, sumandose a los nuevos actores reformistas y nacionalistas, contribuyeran al triunfo de Fernando Belaunde, Jeje F'undador de Acci6n Popular, en 1963. Este se hizo cargo de las dernandas de los nuevos actores cle raigarnbre popular con el apoyo de importantes sectores de la Iglesia, del ejercito y de las capas profesionales; al compas de un novedoso discurso nacionalista se propuso ejecutar !as reformas planteadas original­ mente por el Apra. hecho que, parad6jicamente, contribuy6 a consolidar el liderazgo politico de Belaunde y de su partido. en desmedro de Haya de la Ton·e y del Apra .. Por tal motivo. estos renovaron y reforzaron su alianza con los rr1as rancios representantes de los intereses oligarquicos, lo que penniti6 a Haya de la Torre contar con el respaldo de la mayorfa parlamentaria y, debido a las peculiaridades del regimen presi­ dencialista, hacer abortar ]as propuestas reformislas del Ejecu­ tivo y desprestigiarlo, parad6jicamente, por no cumplir con sus promesas electorales. La impotencia del Presidente para contra­ rrestar los efectos de dicha aJianza produjo la frustraci6n y la des­ moralizaci6n de vastos sectores sociales y de los actores politicos que acompanaban a Belauncle en la esperanza de llevar a cabo las "reformas estructurales" destinadas a nacionalizar y democratizar el Estado. El resultado fue la a�udizaci6n de la agitaci6n social, de los conOictos politicos y el eslallido de la crisis econ6mica; pero la amenaza de un nuevo golpe militar para resolver el in1passe polfti­ co, propiciaron que los dos jefes politicos, Belaunde y Haya de la Tone. acordaran comparlir el poder al tiempo que se desprendian de sus inc6modos socios. Dcspues rle los enconados enfrenta­ rnientos entre eslos jefes y de sus organizaciones, este arreglo fue rechazado airadamente por la ciucladania. con el consiguiente desprestigio de los politicos, de los partidos y del precario regimen democratico. Lo que aquf interesa subrayar es que la apertura polftica con­ tribuy6 a la imprevisible actuaci6n de actores e instiluciones que culminaron con la constituci6n de extranas aJianzas politir.;-is; asi­ mismo. que estos tipos de acuerdos y sus resultados se debieron, en gran medida, a la importancia crucial que los jefes tenian en las do.:isiones que adoptaban el Apra y Acci6n Popular, en lanto

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Juuo CoTLEH

Haya de la ToITe y Belaunde encarnaban a sus respectivas organi­ zaciones. Por tal motivo, la imagen publica de estos jefes se asi­ milaba a la de las figuras patronales o de santones, rodeados de fieles y diligentes seguidores. Es asi como, en el curso de la crisis tenninal del regimen oli­ ga quico, se hizo patente la vigencia de las forrnas y las practicas tradicionales, incluso por parte de di1igentes y de organizaciones polfticas que pretendian en-adicarlas; de ahi que "La Mecanica... '' subrayara que la tension creciente entre los profundos can1bios sociales y culturales que experimentaba el pais y los comporta­ mientos politicos tradicionales podian dar curso a salidas ines­ peradas, tal como sucedi6 efectivamente. r

Despues de una decada de intensos can1bios en la sociedad y en la politica, esos resultados desembocaron en el golpe militar que deIToc6 al Presidente Fernando Belaunde Terry en l 958 y deter­ minaron que el Gobiemo Revolucionario de la Fuerza Armada, presidido por el general Juan Velasco Alvarado, no contara con una oposici6n politica significativa. Desde sus inicios dicho gobiemo militar se gan6 el apoyo de los frustrados sectores reformistas porque sus encendidas procla­ mas nacionalistas se acompanaron con una se1ie de medidas que ultimaron las resquebrajadas bases institucionales del regimen de dominaci6n oligarquico-colonial y relajaron las relaciones de dependencia con el exte1ior, cerrando un largo y penoso capitulo de nuestra historia. La refonna agraria elimin6 el sistema de hacienda y el gamo­ nalismo al fon1entar la organizaci6n campesina; esta decision y la expropiaci6n de los mas importantes medios de producci6n, na­ cionales y extranjeros, lransfonnaron al Estado en el principal organizador y dinamizador de la actividad social; por otro lado, los resullados de las negociaciones con Washington ampliaron los ma.rgenes de autonomia del gobiemo con relaci6n a las f uerzas externas, en tanto que el gobierno no tenia un serio opositor inter­ namente.

PRI!-PACIO A LA ILlt1.-Ll--.rpuls6 del pafs junto con otros c1iticos del regimen militar, en coinciden­ cia con el golpe de .Pinochet. en Chile, en seliembre de 1973. Esta arbitrariedad moliv6 mi traslado a Mexico junto con mi familia; allf, la amistad de Enrique Valencia, Guillermo Bonfil y Raul Car­ pintero, a los que recuerdo con nostalgi.a; la generosa acogida de los cole-gas clel lnstiluto de Investigaciones Sociales de la Univer­ sidad Nacional Aut6noma de Mexico. asf como de otras institucio­ nes academicas, por los que guardo gratitud y aprecio. ayudaron a 8.

Julio Cotler. "!ntervcnciones rnilitares y transferencia del poder a los civiles en el Pent" en Guillermo O'Donnell. Phillir,rc· Schmitter, Laurenct· Whitehead (eds.). Tra11slcio11es del regimen cwlorilariu. Buenos Ain-s: Paiclos, 1988; vol. 2. cap. 7, pp. 22!1-:2.00

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JtJuo CoTI.ER

nuestra feliz inserci6n familiar en el pais. Los intercambios con mex:ic-anos y exiliados de las dictaduras latinoamericanas contri­ buyeron a adentrarn1e en los problemas de la region y a reto1nar los trabajos que venfa realizando en el Peru. Como senalaba en el pr6logo de C!=,te libro, habia planeado es­ cribir un primer capftulo sobre la evoluci6n del pais en visperas del gobierno militar, para lo cual esperaba desan·ollar las ideas contenidas en ''La Mecanica... " Esa parte debfa preparar el escena­ rio de los siguientes capitulos, dedicados a analizar los origenes del gobiemo militar y de sus concepciones ideol6gicas; las cstra­ tegias y las acciones que habfa adoptado y las reacciones genera­ das pur distintos sectores de la sociedad y del extranjero, para con­ cluir con un balance de los efectos del gobierno rnilitar en termi­ nos de la nacionalizaci6n y la democratizaci6n del Estado y la sociedad. Diferentes circunstancias modificaron esos planes; el aleja­ miento del pais fue una de ellas. Pero, las enojosas experiencias que rodearon ese distanciamiento intensific6 mi inleres por com­ prender el origen y las caracteiisticas de los problemas estructura­ les que arrastraba el Peru, tal como lo habia comenzado a plantear en "La Mecanica... ", y la relaci6n que aquellos tenian con la natu­ raleza de las relaciones interpersonales que imperaban en el pais. 2,Cualcs eran los factores de la extrema desigualdad de la dis­ tribuci6n de los recursos sociales y politicos? 2,Que relaci6n exis­ tfa entre esa distribuci6n con la vigencia de criterios etnicos y racistas para calificar a las personas, con el elevado grado de des­ confianza n1utua, el comportamiento soberbio y prepotente de los poderosos, y la mezcla de ira y humildad de los subordinados?; Asimis1no, 2,c6mo explicar la propensi6n au toritaria, incluso de los personajes mas insospechados, y las relaciones clientelistas que establecen con quienes los rodean? Estas fueron algunas de las cuestiones por las que decidf estudiar y escribir sobre la forma­ ci6n y los patrones de reproducci6n del Sistema de dorn..inaci6n social, en el largo plazo. Por taJ motivo, como se dice en el pr6logo, este no es, ni preten­ de ser un libro de histolia; por los conceptos. el metodo de m1ali­ sis, las h1p6tesis que desarrolla y el objetivo que se propuso alcan­ zar el libro se inscribe en la tradici6n de la sociologfa hist6rica.

*

PREF:\CIO A U\ -n,;nCEI� EDICl0N

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En 1949, Leopoldo Zea, advertia que en Mexico "csle pasado nues­ tro aun no se convierte en autentico pasado, sigue siendo un pre­ sente que no se decide a ser historia". 9 Un cuarto de siglo despues. en 1978, y con mucha mayor raz6n que en Mexico. me atrevi a lanzar una provocaci6n semejante, al afinnar la ex:istencia de una soluci6n de continuidad entre el periodo colonial y hasta 111uy entrado el siglo XX, mon1ento de la crisis tenninal del Sistema de dominaci6n oligarquico. Esto era asi, porque a pesar de los cam­ bios que el pais habia experimentado durante la turbulenta vida republicana. particulannente durante el siglo veinte, las estruc­ tu1-as institucionales de filiaci6n colonial seguian teniendo in­ fluencia en la configuraci6n social y politica, asi como en las ma­ nifestaciones culturales y en las relaciones interpersonales. 10 Por eso. desde el tftulo, este libro tenia la t�,vana?) pretension de explorar los grandes proble111as que deterrninaban la mencio­ nada continuidad entre el lejano pasado colonial y el presente inmediato, frustrando la construcci6n nacional y den1ocratica del Estado y de la sociedad. Es decir, se trataba de comprcnder los factores estructurales que. sistematicamente, habian bloqueado la integraci6n social y la "imaginaria" constituci6n de una comuni­ dad nacional. A la luz de "La Mecanica ...··, el meollo del problema radicaba en la vigencia de la "herencia colonial''. Eslo suponia tener que e)...rplicar las condiciones que favorecian la reproducci6n de las di­ visiones socialcs, etnicas y regionales; el autoritaiismo y el caci­ quismo; las relaciones patr6n-cliente, las fragmentaciones y las ambivalencias sociales y culturales que acarrean. Asimismo, de­ bia explicar si tales factores determinaban el desan-ollo de un mo­ delo particular de organizaci6n social y cultural, diferente a la 9.

Leopoldo Zea. Dos etapas del pensamiento en hlspanoamerica. Colegio de Mexico. 1949.

10. Este es un tema recun-ente en el debate publico: ver, Max Hernandez. Memo­ ria del bien perdido: conjl.icto. identidad y nostalgia en el Inca Gracilaso de la Vega. Lima: IEP y Biblioteca Peruana de Psicoanalisis. 1993; asimismo, Manuel Burga. Carlos Franco. Gustavo Gutlen-ez. Max Hernandez. Jose Ignacio Lopez Soria. Anibal Quijano. "lPor que seguir discutiendo 1492T Hueso Hu.mero. 29, mayo 1993. pp. 3-67.

modemidad liberal que promueven los paises europeos y norte­ americanos; 11 finalrnen te, cuales eran las relaciones en lre esos factores y la vulnerabilidad del "pafs" frente a intereses "foraneos". A pesar de los elevados riesgos que suponia embarcarme en tamana empresa. particulam1ente por el vacio academico ex:istente con relaci6n a varias de esas cuestiones, decidi intentar respon­ der algunas de esas preguntas durante los a:nos del exilio mexica­ no por el inter-es intelec:tual y politico que despertaban, pero tam­ bien por la necesidad de ajustar cuentas con antiguas ilusiones y fantasias. Para responder a ese cumulo de complejas inten-ogantes, en el primer capitulo del libro presento algunos de los rasgos estructu­ rales fundamentales del ordenamiento colonial. para enseguida plantear las condiciones que habian contribuido a su persislencia durante los ciento cincuenta anns de vida republicana, y las con­ secuencias que acan·e6 en diversos espacios sociales y poliUcos.

* Los planleamientos de \Veber· sobre la dominaci6n tradicional me dieron la pista para desan·ollar el proyecto de invesUgaci6n. 12 Las n:Iaciones pat1i1nonialP� dienlelistas, eslamentales y c:or·porali­ vas. enmarcadas en concepciones organicistas y cat6lirr1s, con-es­ pondian a ese tipo de dominaci6n, propia del Antiguo Rf'gimen, importado e impuesto p01· los conquistadores a la poblaci6n nativa. Sin embargo, era evidente que este tipo de dominaci6n tenia un marcado sello colonial. por cuanto las categorias socic1.les se dis­ Unguian apoyandose en c1ite1ios raciales y racistas para justificar

l 1. Sohn•,·sto. Richani Morse. £lesp�jodeprosp1 m: w1est11diodclaclio.lecticaclel Nuet,o Mundo. M;··xico: Siglo Veintiuno Editor1·s, J 982. A prop6sito di: Pste libro, ver la resd1a de Simon Schwartzman O Expdho de Morse, f'n Novos Esturlns, CF ptr,. ver Robin Tl11�nhald, ··r7t1·imn11i;ilisrn"'. World Politics, I �)82; pp. 54 8 �>5�J.

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JULIO

Ccrn.t:1-:

del soberano, lo que motiv6 una tensa compclencia entre las insti­ tuciones religiosas y polfticas. De acuerdo a dichas atribuciones, el Rey incorpor6 a los con­ quistadores, "cristianos viejos" y con credenciak.':.i de "limpieza de sangre" de judios y moros, en la republica de espar1.oles. Esta com­ prendia una abigarTada estratificaci6n basada en las prebendas, los honores y privilegios que dispensaba la Corona a los conquis­ tadores y a sus descendientes que les permitia usufnictuar, direc­ la o indirectamente, del trabajo de los "nalurales" y de los escla­ vos; a cambio de lo cual debfan subordinarse a las instrucciones rcaJes que transnlitfan los adnlinistradores coloniales, delegados personales del Rey. La poblaci6n conquistada, constituida por numerosos gru­ pos etnicos, fue englobada en la republica de indios; mientras que los af1icanos, por su condici6n de esclavos, fueron excluidos de la republica. El poder reconoci6 las funciones de mediaci6n de las jerarqufas etnicas entre la administraci6n colonial, los conquis­ tadores y la poblaci6n nativa, por lo que obtuvieron privilegios y fueron educadas en los c6digos metropolitanos; mientras que el "comun", por su condici6n "minusv6lida'', fue sometido a la "pro­ tecci6n" real a fin de impedir que las exacciones de los espafloles atentaran contra su reproducci6n social y no pudieran prestar su indispensable contribuci6n a la Corona y a la Iglesia. Por su par-te, tanto los europeos coma los indigenas encauza­ ban sus actividades en el marco de alguna corporaci6n civil o reli­ giosa, de acuerdo a su respectivo estatus y siguiendo las pautas delimitadas por la autoridad respectiva; de lo contra1io, el que no tenfa o perdfa su adscripci6n a una comunidad o gremio era con­ siderado un "huaccho", un huerfano, un foraneo, o una persona aJienada, puesto que era impensable la actuaci6n individual fue­ ra de una parte del cuerpo social. En resumen, el soberano organiz6 el cuerpo soc:ial en funci6n de criterios raciales al tiempo que establecia "pactos" por separa­ do con cada una de sus partes, sentando las bases particularistas de la legislaci6n que regulaba las relaciones entre el monarca y sus vasallos; esos arTeglos formalizaron la administraci6n indi­ recta del patrimonio del soberano por intermedio de sus conce­ sionarios.

Pr1.Ef/\CIO A U\ TI •;m :1,:n.A EDICI6N

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Como se sugiere en el tcxto, estas caracteristicas estructura­ les constituyeron la simiente y la 1natriz de la version colonial de la dominaci6n tradicional que se impuso en los territorios arne­ ricanos. No obstante, en esta estructurada presentaci6n no se presto suficiente atenci6n a las reacciones que gener6 este regi­ men de dominaci6n, los 1necanismos fon11ales t� informales de acomodo e integraci6n, de resistencia y conflicto entre estamen­ tos, corporaciones, individuos de distinta condici6n y la adminis­ traci6n colonial. Esta ausencia pudo haber creado la f alsa imagen que las re­ glamentaciones metropolitanas habfan sido aceptadas pasivarnen­ te por los grupos dominantes y dorninados; y que estos ultimos eran victimas que no tenian voluntad ni capacidad para adaptarse y oponcrse a dichas rq1;Iamentaciones, o de optar por vias alten1a­ tivas de comportamiento, lo que no fue siempre el caso, entre otros motivos, debido al languidecimiento del poder espanol en sus co­ lonias y los cambios sociales en marcha. Los conflictos belicos de la monarquia espanola con las poten­ cias europeas rivales y la decadencia econ6mica de la peninsula contribuyeron a dc!Jilit.a.r la presencia de la autoridad metropoli­ tana, mientras que la formaci6n de economias y sociedades regio­ nales dinamicas basadas en la explotaci6n del trabajo indfgena favoreci6 la movilidad y la diferenciaci6n social de distintas capas sociales. 14 Estos cambios propiciaron que. de acuerdo a las circunstan­ cias, las "partes" del cuerpo social desconocieran y se opusieran a las confusas y contradictorias instrucciones oficiales que interfe­ rian con las practicas habituales y las aspiraciones de espanoles, criollos, indfgenas; en ocasiones. estos resultados desembocaban en largos y farTagosos procesos judiciales en los que la "vara" de las figuras patronales influia para que la "cabeza" encargada de arbitrar las diferencias se inclinara en favor de uno de los litigan­ tes. reforz...


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