Monografía Rolling Stone PDF

Title Monografía Rolling Stone
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Course Historia del Periodismo
Institution Universidad Argentina de la Empresa
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Monografía: Historia del periodismo Revista Rolling Stone

Universidad: UADE Profesor: Mariano Lapuente Participantes: ● Azul Menghi (LU: 1105225) ● Juan Martín Fernández Quintero (LU: 104293) Año: 2020 Curso: Martes Turno: Noche

Índice

1. Introducción……………………………………………….3 Desarrollo: 2. 3. 4. 5.

El periodismo y la música, siempre de la mano…………...4 Otra manera de contar la música…………………………..6 El padre de la criatura……………………………………...10 La competencia…………………………………………….11

Cierre: 6. Conclusión………………………………………………....12 7. Bibliografía………………………………………………...13

Introducción Hoy en día, el periodismo abarca todos los temas que nos podamos imaginar. Desde los más serios hasta los más descontracturados. Desde política y economía hasta un conflicto entre personalidades de la farándula. Desde lo más público hasta la historia más privada y secreta. El paraguas del periodismo lo cubre todo. ¿Pero desde cuándo sucede esto? A lo largo de la presente monografía se intentará contar la manera en que la prensa fue cubriendo más y más temas. Y cómo algunas noticias que parecen que sólo un medio de la actualidad podría cubrir, eran abarcadas por el periodismo hace siglos. De otra manera y mediante otros canales. Pero abarcadas al fin. Y de este modo, también nos preguntamos: ¿qué lugar ocupa la música en el periodismo? ¿Desde cuándo es considerada “noticia”? Un repaso desde los albores del periodismo hasta la Edad Moderna permitirá dar cuenta cómo la música siempre fue parte del panorama informativo. A su vez, dentro del periodismo musical, hay un medio en particular que irrumpió con lo conocido previamente. Que trató a la cultura y el “entretenimiento” de una manera seria. Y se diferenció de los medios que la veía como algo banal. Trivial. Insustancial. Ese medio es la revista Rolling Stone. Una publicación creada para ofrecer un “nuevo periodismo”. Un periodismo jamás aplicado a la música. De investigación, informativo y calidad. ¿Cómo fue pensada por sus fundadores? ¿Qué métodos usó para diferenciarse de la competencia? ¿Por qué tuvo el éxito que tuvo? ¿De qué manera se adaptó a las nuevas tecnologías? Estas y otras tantas preguntas se intentarán responder a lo largo de la presente monografía para, entonces, desmenuzar la historia de una revista que modificó la manera de pensar la música y a sus interpretantes.

El periodismo y la música, siempre de la mano (“No estoy de moda, nunca podré estar de moda. Yo estaba en ella desde sus inicios”, Sid Vicious) Así como el periodismo ha existido siempre, ya que el hombre siempre ha tenido algo que contar, el periodismo dedicado a la música ha existido desde el momento en que, por primera vez, un humano haya combinado los sonidos en una sucesión temporal. Es decir, desde el momento en que alguien haya hecho música. Los orígenes de la música no son precisos, ya que en sus inicios no se utilizaban instrumentos para interpretarla, sino la voz humana o diferentes partes del cuerpo para generar sonidos (aplausos). Por ende, no hay huellas en el registro arqueológico que daten una fecha específica de cuándo el humano comenzó con estas prácticas. Hasta la invención de la imprenta, cuando las publicaciones comenzaron a multiplicarse y, de este modo, se ampliaron los horizontes temáticos, la música y el entretenimiento no eran considerados asuntos noticiosos dignos de ocupar espacio en una carta, panfleto, libro o newsletter. No obstante, desde tiempos del “protoperiodismo” que tienen un importante lugar en la sociedad y, por lo tanto, en los canales de información. En la Antigua Grecia, a diferencia de otras grandes civilizaciones que la precedieron (como la egipcia) la música alcanza un relevante significado ético y artístico: según grandes pensadores de la época tenía orígenes divinos y sus primeros practicantes habían sido dioses y semidioses. A su vez, la evidencia musical más antigua de la que se tiene registro data de estos años. En la Antigua Grecia, la música formaba parte de los eventos más importantes de la sociedad. Ya sean obras de teatro, Juegos Olímpicos, eventos religiosos u otras ceremonias públicas. En definitiva, estaba muy presente en la vida cotidiana. Y esto la llevó a ser un tema de conversación en el ágora de cada ciudad. En Grecia la vida comunicativa se ubicaba en las plazas públicas. “El periodismo oral era tan lógico como el hábito de comer o procrear”, afirma Acosta Montoro en su libro Periodismo y literatura. Por eso, sólo hacía falta preguntar para informarse. Y por supuesto que la música, siendo un tema que atravesaba a la sociedad en muchos aspectos, también era motivo de consulta. De este modo, conscientemente o no, con el paso del tiempo los comunicadores fueron incluyendo cada vez más a la música en sus relatos. Años más tarde, en Roma, también fue tenida en cuenta a la hora de informar.

Tanto en tiempos de monarquía como de imperio, la información debía estar a la orden del día para la clase dirigente romana. Era crucial para controlar los cientos de miles de kilómetros que supo abarcar el dominio a lo largo y ancho de Europa. Y aunque en la actualidad muchos historiadores atribuyen la caída del Imperio a la falla comunicativa, los romanos hicieron mucho en pos de producir y divulgar noticias. Entre ellas, las referidas a la cultura y la música. Por caso, Julio César, una de las personalidades más importantes en la historia de Roma, como hábil político que fue, intuyó que era mejor dar noticias a esperar que sean buscadas o inventadas. Por eso creó las Acta diurna populi romani . En principio, estos escritos fueron creados para informar al pueblo sobre los acontecimientos que se llevaban a cabo en el gobierno. Sin embargo, con el paso del tiempo, se expandieron a intereses más generales, en los que, de una u otra manera, también estaba incluida la música. Los músicos eran personalidades muy respetadas en la sociedad romana y la muerte de alguno de éstos solía ser incluida como noticia en los escritos de Julio César. Lo mismo sucedía con las diferentes celebraciones o fiestas, que siempre tenían a la música como protagonista. En la Edad Media, a pesar del “retroceso” de la humanidad en términos generales, de una u otra manera, la información continuó transmitiéndose. Durante esta época, en Europa, los principales encargados de llevar las noticias de un punto a otro fueron los trovadores y los juglares. Si bien “nadie podía asegurar dónde estaba la verdad o la mentira, dónde empezaba la imaginación y terminaba la historia”, escribe Acosta Montoro, estos bufones viajaban de ciudad en ciudad contando diferentes novedades y relatos que pudieran divertir tanto a los ciudadanos de a pie como a importantes monarcas. Y entre sus historias, claro, también se colaba la música. Ahora bien, vale aclarar que a lo largo de los siglos, la música no sólo cumplió un rol noticioso. Es decir, también fue un vehículo, una manera de expresar y difundir la información. En torno a 1500, ya con la invención de la imprenta, en Alemania, Inglaterra y España, las noticias se publicaban a modo de baladas para luego ser impresas y recitadas en público. Los Flugschriften  alemanes (panfletos impresos de la época) indicaban en sus títulos el tono recomendado para su recitación. A su vez, las Broadsides inglesas (hojas volantes) contenían un texto escrito de tal manera que pudiese ser cantado. Esta modalidad facilitaba el acceso a la información a aquellos que no sabían leer.

En el último tercio del siglo XV, a través de la imprenta y el comienzo de la difusión masiva de la información, cambió el concepto de “noticia apta para ser publicada”. Antes de la impresión, el contenido de las publicaciones manuscritas era muy bien seleccionado. El proceso llevaba tiempo y se escribía, casi en su totalidad, sobre guerras, religión y actividades públicas de los gobernantes. Si bien durante los primeros años de esta nueva tecnología la tendencia noticiosa se mantuvo, con el nacimiento de la empresa periodística, poco a poco el campo informativo fue ampliándose. Se empezó a publicar sobre deportes, milagros, bodas reales, desastres naturales, crímenes y entretenimiento (como la música). De hecho, la historiadora española Mercedes Agulló y Cobo señala que en España (el mayor imperio de la Edad Moderna), a mediados del siglo XVI, las relaciones de sucesos  “cubrían todos los tópicos que pueden encontrarse en un periódico moderno”. En 1789, con la Revolución francesa, el caudal de publicaciones se potenció y “el periodismo salió fortalecido”. En los primeros cinco años post revolución, más de 1.300 periódicos “vieron la luz” en París. “Nacían y morían; se sucedían rápidamente, como para colmar unas ansias feroces de expresividad”. La música, como a lo largo de la historia, no se mostró ajena a los importantes sucesos políticos y sociales. Y también sufrió grandes cambios. Sobre todo en sus letras y mensajes a expresar. Los jefes de la Revolución mostraron un interés especial por este tipo de arte y se preocuparon por encasillarlo y ordenarlo para darle mayor gloria a la gesta de 1789. Además, se lo incluyó como un elemento fundamental para la preparación del buen ciudadano.

Otra manera de contar la música (“Cada nuevo comienzo viene del final de otro comienzo”, Semisonic) Con el correr de la Edad Moderna, el periodismo asentó sus bases en torno a los periódicos y una libertad de prensa mayor. Hasta la aparición de los nuevos medios masivos de comunicación, a fines del siglo XIX, los diarios fueron el principal canal de información. A través de los periódicos, la música fue difundida. Aunque la mayoría de las veces, bajo los estándares de un periodismo tradicional y políticas radicales. Difícilmente era ahondado como un tema profundo. Y casi siempre era ubicado bajo el paraguas del “entretenimiento”, un campo poco considerado por las grandes plumas. No obstante, con el nacimiento del cine, la radio y la televisión; la música comenzó a ampliar sus horizontes. Estos medios “inclusivos” permitieron llegar a nuevos públicos (no hacía falta

saber leer para consumirlos, sólo entender la lengua materna) y la cultural musical se expandió. Y unos de los medios que mejor supo surfear esta ola expansiva fue la revista Rolling Stone. Fundada en noviembre de 1967 por Jann  S. Wenner, en San Francisco, resultó clave en el proceso de legitimación de la música y, sobre todo, del rock. A diferencia de sus antecesores, le dio a este género en particular y a la música en general, un tratamiento serio. Los años previos al lanzamiento, Wenner sentía que no existía buen periodismo musical. Que el rock se merecía algo más que esas “estúpidas” revistas para fans. Por eso, con la ayuda del crítico musical Ralph J. Gleason, se propuso lanzar una publicación que eleve a la cultura.

(Jann S.Wenner  durante los primeros años de la revista). Su idea era ir más allá. Buscaba conectar la revista con los nuevos valores de la juventud. No se quedaría a mitad de camino y ni sería un gris. La revista tomaría una postura respecto de la música. Pero también respecto de la política estadounidense e internacional, el medio ambiente, la economía y la injusticia contra determinados sectores de la sociedad. ¿Pero qué nombre debería llevar una publicación de tal calibre? La primera idea fue “La Máquina de Escribir Eléctrica”. También se barajó “ New Times”. Hasta que a Gleason se le ocurrió “Rolling Stone”. La mano derecha de Wenner había escrito un artículo sobre la importancia de la canción “Like a Rolling Stone”, de Bob Dylan, y le pareció que podría llegar a tener cierto impacto en los lectores. También, por supuesto, era el nombre de una de las bandas que, por aquellos años, comenzaba a ganarse el respeto y la admiración de millones.

Elegido el nombre, Wenner y Gleason comenzaron a trabajar en el primer número de la revista. La publicación sería quincenal pero la primera edición debía sentar las bases de lo que buscarían plasmar. Entonces, decidieron que la primera portada fuera John Lennon, un músico que ambos admiraban y que, sentían, representaba mucho de lo que querían expresar.

(La primera tapa de la revista Rolling Stone). Con el nacimiento de la “criatura”, Wenner no claudicó y se empeñó en respetar su idea original. La Rolling Stone no sería un publicación para fans. Si bien no faltarían los rankings de canciones y las comparaciones entre discos, él quería hacer un nuevo periodismo, traspasar las barreras del entretenimiento. Mostrar la música y la cultura como nunca antes. Fue así como ya en sus primeras publicaciones, la revista trajo consigo investigaciones como la del Festival de Monterrey de 1967, bajo sospecha por la incertidumbre sobre a dónde había ido a parar su millonaria recaudación. También, Gleason firmó críticas en las que hablaba acerca del poco lugar que recibían los músicos negros en la televisión norteamericana. Otro rasgo identificatorio que tendría la revista serían sus entrevistas. Nunca a medias tintas. Siempre a fondo, punzantes y con la capacidad de desenmascarar a personajes de la cultura que no acostumbraban hablar.

Se caracterizaban por su extensión. Eran charlas de horas y horas con estrellas como B  ob Dylan, Bono, y John Lennon. Charlas que potenciaban a las estrellas a la vez que las humanizaban. Y siempre acompañadas por el trabajo de los mejores fotógrafos de la época (Annie Leibovitz, Mark Seliger, Herb Ritts y David Lachapelle, entre muchos otros). Todas estas características llevaron a la Rolling Stone a convertirse en una eminencia. Mediante sus tapas, la revista comenzó a influenciar a los jóvenes y a marcar tendencia. Y no sólo en Estados Unidos, sino que también alrededor del globo: se ramificó en 30 ediciones en todo el mundo (Alemania, Argentina, Australia, Brasil, Chile, China, Colombia, España, Francia, India, Indonesia, Japón, Turquía, etc.). Las tapas se volvieron tan importantes que hasta diferentes bandas le dedicaron canciones, como Dr. Hook and the Medicine Show, la banda de rock estadounidense que sacó el tema “The cover of the Rolling Stone” (“La portada de la Rolling Stone”). Algunas de las primeras planas más recordadas fueron la del desnudo de Lennon en enero de 1981, tomada el mismo día en que fue asesinado, y la conmemorativa al atentado de las Torres Gemelas en 2001.

Con la llegada del Internet y los cambios tanto de plataformas como de hacer periodismo, la revista reforzó el significado de su versión impresa a modo de colección, mientras amplió su contenido en redes sociales y web. "Sabemos que en estos días hay muchos que nos leen desde el teléfono o la computadora, pero también entendemos el valor que sigue teniendo la revista. Y no solo como objeto para guardar y coleccionar, sino también como experiencia de lectura diferente, complementaria de la que generamos día a día en nuestras plataformas digitales", afirmó hace tiempo Pablo Plotkin, director editorial de la edición argentina.

A su vez, con el paso de las décadas, las modelos comenzaron a ganar lugar tanto en las notas principales como en las tapas (que dejaron de ser reservadas sólo para estrellas de rock). Sin embargo, la propuesta editorial se mantiene. Si bien avanza y se transforma al ritmo de los cambios culturales y tecnológicos, no olvida sus orígenes y respeta el mandato de sus primeras ediciones.

El padre de la criatura (“Nací con una cuchara de plástico en la boca”, The Who) La vida de Jann Simon Wenner estuvo marcada por la música. Ésta lo llevó a formarse como persona y a cumplir sus más ansiados sueños. Y la revista Rolling Stone es un claro reflejo de todo lo que transitó. Nació en enero de 1946 en Nueva York y vivió allí con sus padres hasta que éstos se divorciaron. Tras la separación, se mudó a un condado de Los Ángeles y asistió a la secundaria Chadwick School, de la cual se graduó en 1964. Posteriormente ingresó a la Universidad de California Berkeley. Al salir de Berkeley, Wenner se consagró miembro del Free Speech Movement, donde producía la columna “Something’s Happening” (“Algo está sucediendo”) en el periódico estudiantil, The Daily Californian. A mediados de la década del 60’, en un recital, conoció a Ralph J. Gleason, un crítico de jazz del “San Francisco Chronicle”, con quien fundaría la Rolling Stone. Gleason, también neoyorkino, había trabajado en The New York Times y había estado en la Segunda Guerra Mundial como corresponsal. Como en un principio no tenía el dinero necesario para iniciar la publicación, Wenner consiguió 7.500 dólares entre sus familiares y la familia de su futura esposa, Jane Schindelheim. Y así, junto a su mano derecha, le dio vida a su mayor creación. Con un gran ojo para el talento, Jann le dio oportunidades a jóvenes escritores que se convertirían en grandes plumas, como Hunter S. Thompson, Joe Klein, Cameron Crowe, y Joe Eszterhas. Por otro lado, también descubrió a la fotógrafa Annie Leibovitz, cuando tan solo era una estudiante de 21 años. A pesar de ser el director de una publicación que se caracterizó por su inclusión, Jann tardó años en declarar su bisexualidad. Aunque desde hace tiempo daba indicios escribiendo artículos sobre la ambigüedad sexual de los artistas, como David Bowie. En  1995 lo declaró públicamente y, desde entonces, Matt Nye es su pareja.

Wenner se caracterizó por la profundidad de sus entrevistas a importantes personalidades de la música, la política, y la cultura en general. John Lennon, Bill Clinton, John Kerry y Bob Dylan son algunos de los personajes con los que se entrevistó.

La competencia (“El veloz no gana la carrera. El premio es para el digno, quien puede dividir la palabra de la verdad”, Bob Dylan) La publicación que a lo largo de los años le disputó la audiencia a Rolling Stone fue la revista neoyorkina Billboard. Fue fundada 1894 y es considerada una de las revistas más antiguas del mundo. Inicialmente, cubría la industria de la publicidad y se llamaba Billboard Advertising. Fundada por William Donaldson y James Hennegan, poco a poco pasó de las noticias económicas a las sociales. A su vez que cambió su periodicidad: pasó de ser mensual a semanal. Tras dejar atrás las noticias económicas, se dedicó a informar sobre acontecimientos de circo, ferias, festivales, celebraciones de carnaval, y parques de atracciones. Pero, por otro lado, la temática musical fue ampliándose hasta tal punto que, en los años cincuenta, los demás temas fueron separados y publicados en una revista independiente. Ya centrado en la música, mejoró mucho la calidad editorial de su publicación, además de darle variedad para que diferentes tipos de públicos se interesaran en ella. Al mismo tiempo hizo nuevas inversiones, abriendo nuevas oficinas en ciudades como Nueva York, Chicago, San Francisco, Londres y París. Se caracteriza por mantener varias listas musicales, reconocidas internacionalmente, en las que se encuentran las canciones y álbumes más populares, clasificados en varias categorías. La lista más famosa, “Billboard Hot 100”, clasifica las 100 primeras canciones independientemente del género musical al que pertenezcan, basándose en las ventas físicas, digitales, streaming y emisiones de radio.

Conclusión

La revista Rolling Stone cumplió con su cometido. Marcó un antes y un después. Jann  Simon Wenner será recordado como lo que fue, un precursor. Porque cambió la manera de pensar la música para toda una generación. Y para el periodismo en sí. La publicación llenó un espacio vacío. La música pedía a gritos un trato diferente por parte de la prensa. Dejar de ser considerada algo efímero. Y eso le dio la Rolling Stone: una mirada desde otro ángulo. Las grandes investigaciones, las entrevistas profundas y el talento de los mejores periodistas nunca se había volteado demasiado a la cultura. Sí, por ejemplo, a otros temas “blandos”, como el deporte. Pero la música, hasta mediados del siglo XX, seguía ocupando ese lugar inocente. Wenner, un hombre que soñaba en grande y no se conformaba con poco, asumió la responsabilidad de llevar el análisis de la música y la cultura a las primeras planas. A las editoriales radiales y televisivas. Es decir, a los espacios más importantes dentro de los medios de comunicación. Más all...


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