Práctica Pablo Neruda PDF

Title Práctica Pablo Neruda
Course Literatura hispanoamericana II
Institution Universidad de Murcia
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Práctica sobre Pablo Neruda con poemas comentados....


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ETAPAS EN LA POESÍA DE PABLO NERUDA 1. Postmodernismo romántico. Crepusculario (1923), poesía de juventud e idealismo donde se ven los temas de lo sentimental y lo romántico, aparecen motivos sociales importantes que se verán sobre todo en Canto general. La imagen del crepúsculo remite a la nocturnidad, a la mujer y a la mariposa ligada a la mujer. 2. Tardorromanticismo. Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924). 3. Melancolía existencial de acento surrealista. Residencia en la tierra (1925-1935), el poeta se siente un ser desarraigado y trata de salir de ese mundo a través del surrealismo. 4. Epifanía americana: Canto general (1950). 5. Última etapa (1952-1973): Versos del capitán (1952); Odas elementales (1954); Estravagario (1957); Memorial de Isla Negra (1964); El mar y las campanas (1973). TARDORROMANTICISMO: VEINTE POEMAS DE AMOR Y UNA CANCIÓN DESESPERADA (1924)

Veinte poemas de amor y una canción desesperada es una larga pieza musical en la que un solista entona un mismo tema desde diferentes perspectivas y modos, el tema es la descripción de la amada. Son versos aparentemente sencillos, pero entrañan una complejidad en el análisis e interpretación. Aparecen un ambiente nocturno, crepuscular, el entorno de la naturaleza y de los puertos, marítimos. Los temas son el amor, la melancolía, la soledad y el erotismo ligado a la muerte, es decir, el erotanatismo. «15» Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca. Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía. Me gusta cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo. Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. Me gusta cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. La ausencia de la amada aparece ligada a la muerte.

Según Freud, en la atracción sexual hay cierta pulsión de muerte, esto es lo que llama erotanatismo. La mujer aparece como el motor que todo lo mueve. Ella hace girar al Sol y se repite la imagen del sol opaco. La imagen del sol oscurecido es el sol de la melancolía, una imagen y un tema que se abordan continuamente en Residencia en la tierra La relación es in absentia, se describen encuentros amorosos en el pasado, y si hay en el presente es como si la amada no estuviera («Me gusta cuando callas porque estás como ausente»). En los momentos más tórridos el poeta se encuentra solo, sentimiento de soledad y melancolía. El ambiente crepuscular viene ligado a la musicalidad. La amada está presente de una manera espiritual, a través de la repetición de la palabra alma, la «mariposa de sueño» y la «mariposa de arrullo» son metáforas de la amada. El silencio del primer verso es casi como sensual, el silencio previo al encuentro amoroso, pero el final del poema entraña miedo y la significación de la muerte, erotanatismo. Los elementos del campo asociativo de la ausencia (relación in absentia) son «callas», «ausente», «lejos», «no te toca», «los ojos se te hubieran volado», «te cerrara la boca», «quejándote», «mi voz no te alcanza», «me calle», «silencio», «callada», «lejano», «Distante y dolorosa como se hubieras muerte»); y las alusiones a la nocturnidad y el ambiente crepuscular: «noche», «lámpara», «estrella», «constelada». El poema es una construcción anafórica mediante la repetición del verso «Me gusta cuando callas porque estás como ausente». «[…] claro como una lámpara, simple como un anillo»: en este verso está la clave de la interpretación del poema, a menudo se ha interpretado con tintes de amor cortés, la donna angelicata, pero la interpretación actual dirá que no solo el poema, sino toda la producción y el poeta tienen un carácter machista, le niega la voz a la mujer, a partir de un análisis de la biografía de Pablo Neruda. MELANCOLÍA EXISTENCIAL DE ACENTO SURREALISTA: RESIDENCIA EN LA TIERRA

En Residencia en la tierra encontramos un desarraigo físico, el poeta es un ser «residente» en un mundo de pesadillo, sentirnos arrojados en la tierra, residentes sin encontrar nuestro sitio, la salida de este mundo aparece a través del surrealismo, en poemas como «Caballo de los sueños», hay un surrealismo sui generis, no escolástico, que llevará a esa melancolía existencia de acento surrealista. En la obra, hay dos modalidades poéticas: - Modalidad de carácter filosófico, de cosmovisión, como en «Galope muerto». - Modalidad de carácter anecdótico y cotidiano del autorretrato, el yo en relación al mundo material, como en «Caballo de los sueños». - Sin embargo, no son excluyentes, se combinan ambas como en «Débil del alma».

El poemario es publicado por José Bergamín como un hermanamiento de España y América, es la obra que conocemos en la que se agrupan las dos partes del poemario. En 1947, Neruda publicará la Tercera residencia. RESIDENCIA EN LA TIERRA (I) (1925-1931)

«Arte poética» 1ª parte: Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas, dotado de corazón singular y sueños funestos, precipitadamente pálido, marchito en la frente y con luto de viudo furioso por cada día de vida, ay, para cada agua invisible que bebo soñolientamente y de todo sonido que acojo temblando, tengo la misma sed ausente y la misma fiebre fría un oído que nace, una angustia indirecta, como si llegaran ladrones o fantasmas, y en una cáscara de extensión fija y profunda, como un camarero humillado, como una campana un poco ronca, como un espejo viejo, como un olor de casa sola en la que los huéspedes entran de noche perdidamente ebrios, y hay un olor de ropa tirada al suelo, y una ausencia de flores posiblemente de otro modo aún menos melancólico, 2ª parte: pero, la verdad, de pronto, el viento que azota mi pecho, las noches de substancia infinita caídas en mi dormitorio, el ruido de un día que arde con sacrificio me piden lo profético que hay en mí, con melancolía y un golpe de objetos que llaman sin ser respondidos hay, y un movimiento sin tregua, y un nombre confuso. Este poema lo escribe en Calcuta, en 1927. Encontramos un proceso de inmersión, de interiorización hacia el mundo de pesadilla, de sueño y de misterio, el poeta está en el intersticio, aprisionado entre dos realidades. Los adverbios acabados en -mente («precipitadamente», «soñolientamente», «perdidamente», «posiblemente») nos muestran el modo en el que el poeta está en el mundo. Podemos articular el poema en dos partes. Hay una primera en la que habla del mundo como una sucesión de días, todo el tiempo es lo mismo, las cosas nos acosan como los ladrones y fantasmas, los objetos se vuelven disfuncionales, han perdido su sentido y su función: «sed ausente», «fiebre fría», «camarero humillado», «campana un poco ronca», «olor de casa sola». En «Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas, […]» nos dice que está en el intersticio, este poema es una única oración en el que únicamente encontramos comas, lo que aporta fuerza cohesiva y sentido. «[…], marchito en la frente […]»: paráfrasis de un tango, alusión a la musicalidad.

«[…] con luto de viudo furioso por cada día de vida, […]»: el poeta se rebela contra el mundo. La segunda parte se encuentra marcada, lingüísticamente, por el adversativo “pero” y por la locución adverbial “de pronto”, que establecen el viraje semántico del poema. Se produce el descubrimiento del surrealismo, el «viento» es la inspiración poética que hace encontrar el genio de las cosas, alude a ese ser profético («[…] me piden lo profético que hay en mí, […]»), la verdad es el revulsivo que obliga al poeta a escribir. Evolución del Neruda que se sumerge hacia lo bajo del mundo a través de la poesía surrealista. La poesía de Residencia es como un mosaico roto, imágenes inconexas que el poeta debe reconstruir. «Caballo de los sueños» A Innecesario, viéndome en los espejos con un gusto a semanas, a biógrafos, a papeles, arranco de mi corazón al capitán del infierno, establezco cláusulas indefinidamente tristes. Vago de un punto a otro, absorbo ilusiones, converso con los sastres en sus nidos: ellos, a menudo, con voz fatal y fría cantan y hacen huir los maleficios. Hay un país extenso en el cielo con las supersticiosas alfombras del arco iris y con vegetaciones vesperales: hacia allí me dirijo, no sin cierta fatiga, pisando una tierra removida de sepulcros un tanto frescos, yo sueño entre esas plantas de legumbre confusa. Paso entre documentos disfrutados, entre orígenes, vestido como un ser original y abatido: amo la miel gastada del respeto, el dulce catecismo entre cuyas hojas duermen violetas envejecidas, desvanecidas, y las escobas, conmovedoras de auxilios, en su apariencia hay, sin duda, pesadumbre y certeza. Yo destruyo la rosa que silba y la ansiedad raptora: yo rompo extremos queridos: y aún más, aguardo el tiempo uniforme, sin medidas: un sabor que tengo en el alma me deprime. B Qué día ha sobrevenido! Qué espesa luz de leche, compacta, digital, me favorece! He oído relinchar su rojo caballo desnudo, sin herraduras y radiante.

Atravieso con él sobre las iglesias, galopo los cuarteles desiertos de soldados y un ejército impuro me persigue. Sus ojos de eucaliptos roban sombra, su cuerpo de campana galopa y golpea. A+B Yo necesito un relámpago de fulgor persistente, un deudo festival que asuma mis herencias. Hay tres partes. La primera parte se inicia con una frase de euforia, observamos el papel ambiguo del yo poético y hay reminiscencias hacia el apocalipsis con «infierno», «maleficios», «cielo» y «tierra removida de sepulcros». La segunda parte es de esperanza, aparece la idea del yo profético. Finalmente ambas confluyen (A, B y A+B). A: «[…] con un gusto a semanas, a biógrafos, a papeles, […]»: rutina, tedio. «[…], arranco de mi corazón al capitán del infierno, […]»: ni siquiera tengo al capitán del infierno en mi cuerpo. «[…] establezco cláusulas indefinidamente tristes»: los días que pasan. «[…], converso con los sastres en sus nidos: […]»: conversa con los poetas. «[…] cantan y hacen huir los maleficios»: comienza la posibilidad, la solución. «Hay un país extenso en el cielo […]»: el surrealismo. «[…] con las supersticiosas alfombras del arco iris […]»: mundo colorido. «[…], pisando una tierra removida de sepulcros un tanto frescos, […]»: para llegar al surrealismo ha debido parar por la tradición. «[…], yo sueño entre esas plantas de legumbre confusa»: confusión propia del surrealismo. «Paso entre documentos disfrutados, entre orígenes, […]»: elemento ligado a la estética tradicional, a la poesía anterior, así como «espejos», «[…] miel gastada de respeto, […]», «dulce catecismo» (tradición obligada de leyes y normas), «auxilios», «la rosa que silba» (imagen de la rosa ligada a la poesía tradicional, vacía) y «extremos queridos». «[…], vestido como un ser original y abatido: […]»: visión novedosa, de la melancolía existencial del poemario, por la que se siente abatido, y la novedad, el surrealismo, el poeta surrealista, original. «[…]: yo rompo extremos queridos: […]»: rompe con la tradición, respeta lo que hay antes de él, pero lo supera. B: «Qué día ha sobrevenido! Qué espesa luz de leche, […]»: imagen que lleva a la blancura, blanco de la leche, de la luz y del folio blanco, libertad de expresión. «He oído relinchar su rojo caballo, desnudo, sin herraduras y radiante»: imagen del caballo muy repetida en el surrealismo, el caballo es libre, hay un aire de renovación en la vida del poeta. A+B: «Yo necesito un relámpago de fulgor persistente, un deudo festival que asuma mis herencias»: debe partir de lo conocido («herencias») al surrealismo, así como en «sastres», «país extenso», «arco iris» (mundo colorido), «vegetaciones vesperales» (lo vivo) y «Yo destruyo».

«Débil del alba» El día de los desventurados, el día pálido asoma con un desgarrador olor frío, con sus fuerzas en gris, sin cascabeles, goteando el alba por todas partes: es un naufragio en el vacío, con un alrededor de llanto. Porque se fue de tantos sitios la sombra húmeda, callada, de tantas cavilaciones en vano, de tantos parajes terrestres en donde debió ocupar hasta el designio de las raíces, de tanta forma aguda que se defendía. Yo lloro en medio de lo invadido, entre lo confuso, entre el sabor creciente, poniendo el oído en la pura circulación, en el aumento, cediendo sin rumbo el paso a lo que arriba, a lo que surge vestido de cadenas y claveles, yo sueño, sobrellevando mis vestigios morales. Nada hay de precipitado ni de alegre, ni de forma orgullosa, todo aparece haciéndose con evidente pobreza, la luz de la tierra sale de sus párpados no como la campanada, sino más bien como las lágrimas: el tejido del día, su lienzo débil, sirve para una venda de enfermos, sirve para hacer señas en una despedida, detrás de la ausencia: es el color que sólo quiere reemplazar, cubrir, tragar, vencer, hacer distancias. Estoy solo entre materias desvencijadas, la lluvia cae sobre mí, y se me parece, se me parece con su desvarío, solitaria en el mundo muerto, rechazada al caer, y sin forma obstinada. El título ya tiene significación, el alba nos remite al amanecer, algo positivo, pero aquí es lo contrario, porque la luz quita la sombra, la felicidad del ignorante, ilumina un mundo de pesadilla en que el poeta no soporta vivir. Es un título paradójico que muestra el caos del poeta en el mundo. Hay elementos relacionados con la humedad: «goteando», «llanto», «húmeda», «lloro», «lágrimas» y «lluvia»; así como alusiones sensoriales (descubrir el mundo con el cuerpo) en «día pálido», el «olor frío», «en gris», «el sabor creciente», «poniendo el oído», «todo aparece», «es el color» y en «la lluvia cae sobre mí». Es un poema con imágenes que trascienden la realidad, surrealista. Los temas son la insensibilidad de la sociedad actual, la soledad, la desesperanza e impotencia la y necesidad de cambio

El poema nos llevan a lo sensitivo, al estar en medio, el intersticio entre lo físico y lo sentimental, el poeta está descubriendo el mundo a través de su propio cuerpo, por eso hay las imágenes relativas a lo sensitivo y sensorial. La «ausencia» que aparece en el verso 21 se refiere a la ausencia de libertad y los «claveles» del verso 13 son los de las coronas funerarias, que aluden a la muerte. Todos los adjetivos son negativos y el único positivo, «alegre», se niega: «Nada hay de precipitado ni de alegre, […]». Hay una sensación de melancolía existencial, que se muestra también en la forma: versos alejandrinos y encabalgamiento que nos trasmite la lentitud de estar observando un día desagradable. Aparece el campo semántico de la muerte con «naufragio», «venda de enfermos» o «materias desvencijadas». En cada estrofa hay un protagonista: en la primera sería el día, en la segunda la sombra, en la tercera habla el yo, en la cuarta la nada y la muerte y, por último, de nuevo el yo. El poeta está en medio, entre el día y la sombra, entre la nada y la muerte. EPIFANÍA AMERICANA: CANTO GENERAL (1950)

Hay una visión marxista de la historia hispanoamericana ligada a la lucha de clases como redención para las víctimas de la conquista y, también, para las del imperialismo, el colonialismo y la esclavitud. En 1943, Neruda viaja a Machu Picchu y observando las ruinas de la América precolombina decide que el poemario no solo va a ser de Chile, sino que lo traslada a toda América. En 1948, lo expulsan de Chile por comunista y en el 50 publicará Canto general en México. Es un poema épico en cuanto al tema, la forma, pues se trata de un gran poema en prosa narrativo y la presencia del héroe, héroe colectivo, y la alusión e invocación al as musas: «yo vengo a hablar por vuestra boca muerta…». Sección I “La lámpara en la tierra” «Amor América (1400)» Antes de la peluca y la casaca fueron los ríos, ríos arteriales, fueron las cordilleras, en cuya onda raída el cóndor o la nieve parecían inmóviles: fue la humedad y la espesura, el trueno sin nombre todavía, las pampas planetarias. El hombre tierra fue, vasija, párpado del barro trémulo, forma de la arcilla, fue cántaro caribe, piedra chibcha, copa imperial o sílice araucana.

Tierno y sangriento fue, pero en la empuñadura de su arma de cristal humedecido, las iniciales de la tierra estaban escritas. Nadie pudo recordarlas después: el viento las olvidó, el idioma del agua fue enterrado, las claves se perdieron o se inundaron de silencio o sangre. No se perdió la vida, hermanos pastorales. Pero como una rosa salvaje cayo una gota roja en la espesura y se apagó una lámpara de tierra. Yo estoy aquí para contar la historia. Desde la paz del búfalo hasta las azotadas arenas de la tierra final, en las espumas acumuladas de la luz antártica, y por las madrigueras despenadas de la sombría paz venezolana, te busque, padre mío, joven guerrero de tiniebla y cobre o tú, planta nupcial, cabellera indomable, madre caimán, metálica paloma. Yo, incásico del légamo, toqué la piedra y dije: ¿Quién me espera? Y aprete la mano sobre un puñado de cristal vacío. Pero anduve entre flores zapotecas y dulce era la luz como un venado, y era la sombra como un párpado verde. Tierra mía sin nombre, sin América, estambre equinoccial, lanza de púrpura, tu aroma me trepó por las raíces hasta la copa que bebía, hasta la más delgada palabra aún no nacida de mi boca. En el título del poema hay una aliteración y vincula el ser americano al amor. Se trata de una génesis del continente americano antes de la llegada de los conquistadores. Frente a la naturaleza en movimiento («ríos», «cordilleras», «humedad», «espesura», «viento», «agua», «búfalo», «arenas», «tierra», «caimán», «paloma», «flores», «venado», «raíces»), está lo falso de lo occidental como la peluca y la casaca: «Antes de la peluca y la casaca […]».

Cuando aparecen elementos negativos («cóndor», «nieve»), les arrebata el dinamismo («inmóviles»), lo que supone una amenaza a la América anterior a los españoles, es inmóvil, no afecta. Incide en que América no tenía nombre y cómo las iniciales de la tierra han sido olvidadas, estaban escritas, la labor del poeta es devolverlas. El poeta asume su labor de cronista: «Yo estoy aquí para contar la historia», viene hablar por las «bocas muertas», las de la América sin nombre, previa. Aparece una imagen importante, la del «incásico de légamo», el inca de barro, el auténtico, que se identifica con el yo poético cronista. Asimismo, vemos un recurso de invocación propio de la poesía épica en «oh tú». Los términos «caribe, «chibcha», «imperial» y «araucana» aluden a las culturas y pueblos precolombinos, viene a decir que América era natural en su estado puro y quiere dar cuenta de ello....


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