TEMA 12. EL Biograma - insanable s documento que no se use es pero bueno no se que me tengo. PDF

Title TEMA 12. EL Biograma - insanable s documento que no se use es pero bueno no se que me tengo.
Author Sara Alvarez Torrero
Course Antropologia Psicologica
Institution UNED
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insanable s documento que no se use es pero bueno no se que me tengo....


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TEMA 12. EL BIOGRAMA

IMPORTANCIA DEL TEMA EN LA FILOSOFÍA ACTUAL Peculiaridad y dificultad de la pregunta por la naturaleza humana Se puede responder a esta pregunta desde una nueva orientación: la propuesta por Celia Amorós en su obra “Hacia una crítica de la razón patriarcal”, y, también, desde los estudios de Judith Butler sobre el género. La obra de Celia Amorós gira en torno a la cuestión de la naturaleza humana. Su eje central reside en la demostración de que la cultura supone una redefinición de la naturaleza, en el modo en que la naturaleza ya no puede ser utilizada como norma. Esto supone afirmar que es una ilusión pensar en una “naturaleza humana”, puesto que nunca es naturaleza sino cultura. Su argumento consiste en mostrar que en la consideración de la mujer se comete el error de proyectar en la naturaleza la sociedad, para luego convertir la naturaleza en norma. Judith Butler, con su teoría performativa del género irá más lejos. El género es una construcción cultural, por tanto, no es ni resultado casual del sexo ni tan aparentemente fijo como el sexo. El género es una construcción radicalmente independiente del sexo. El género es un artificio libre de ataduras. Así, por ejemplo, hombre y masculino pueden significar tanto un cuerpo femenino como masculino. La fisiología natural no cuenta para nada, dado que el uso del sexo, nada tiene que ver con el sexo. El género es una interpretación o producto, es lo que hacemos en determinadas ocasiones, antes que lo que somos (por naturaleza). Así, la naturaleza se ha quedado absolutamente muda. No es este el único tema en el que manifestar el problema de la naturaleza humana y sacar conclusiones de él. Otros podrían ser: si el ser humano es agresivo o malvado por naturaleza; o si los hombres son polígamos por naturaleza si la inteligencia es un rasgo natural heredado. En realidad, en este tema está presente la consideración de la diferencia entre el animal humano y el animal no humano.

Planteamiento del tema ¿Puede la naturaleza ser abolida por la adopción de la cultura? ¿supone la prematuridad (consecuencia de la postura erguida) la plasticidad del ser humano? O, por otra parte ¿actúa esta plasticidad sólo dentro de los marcos que constituirían nuestra naturaleza? ¿Cómo abordar esta cuestión? ¿es una cuestión propia de la antropología biológica o, más bien, de la antropología filosófica (entendida como ontología del ser humano)? J.A. Benito y Ana Noguera

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Todo el sentido de la antropología filosófica (en sentido tradicional) radica en mostrar la imposibilidad de derivar el “alma” desde el mundo animal y en mostrar la limitación de una antropología biológica que explique el ser humano de un modo completo. La pregunta por la naturaleza humana equivaldría a la pregunta por ese momento óntico peculiar del ser humano, y que, por definición, debe superar a cualquier otra realidad del mundo. Pero desde una perspectiva que considere de un modo serio los resultados de la ciencia. La pregunta por la naturaleza se plantea en un nivel biológico (el mismo en el que estaría planteada la pregunta por la anatomía humana o la pregunta por la naturaleza animal del ser humano), y ello porque no podemos saber qué es el ser humano mientras no sepamos qué es el humano biológicamente. Responder a esta cuestión no es tarea fácil, dado que el humano es un ser natural, debemos saber qué es lo natural del humano.

Dificultad del tema y posible metodología para su estudio: los dos conceptos de cultura Ahora bien, ¿cómo saber cuál es la naturaleza humana si hemos dicho que la naturaleza humana está mediatizada por la cultura? Si bien es cierto que cada período de la formación de la especie humana, tiene un nivel de naturaleza y otro de cultura (que termina siendo incorporado en la naturaleza), también es cierto que ahora tendríamos un nivel de naturaleza y otro de cultura. Por ello es sensato preguntarse, dado el desarrollo de la cultura, la complejidad del aprendizaje humano. ¿Es posible conocer aún esa hipotética naturaleza humana? ¿se puede decir, incluso, que exista en la actualidad, más allá de la anatomía y fisiología? o bien, ¿no estará toda naturaleza mediada y definida por la cultura, desde la que nunca podríamos volver a la naturaleza? Pues si estamos en la cultura, que ha introducido un orden en la naturaleza humana, ésta resulta ya inasequible, porque no existe sino culturizada. Celia Amorós apunta una salida a esta dificultad, aunque la propone como salida frustrada, aunque en opinión de San Martín no sea tan frustrada. La antropología biológica actual está demostrando un camino de ida y vuelta (de la naturaleza a la cultura y de ésta a la naturaleza). No obstante, Celia Amorós postula la imposibilidad de llegar a la parte natural, quizás porque se entiende como cultura el reino del deber ser, el de la ética (que aparece en la crítica a la falacia naturalista), lo que impide un retorno al reino del ser. Pero entonces, no cabe el paso de la naturaleza (por estar ya culturizada) a la ética (como cultura en el sentido del deber ser). Es cierto que de una situación de hecho, lo que es (naturaleza culturizada, y por tanto, cultura) y lo que fue (pura naturaleza), no se puede deducir una situación de derecho, pero sí se pueden deducir algunos marcos de actuación, siempre que se respete la totalidad de lo que es de hecho y se diseñen, metas de actuación. J.A. Benito y Ana Noguera

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Que no parece que sea disparatado ni sexista verlas también naturalmente diseñadas en la fisiología del sexo, porque no toda la cultura es un reino del deber ser ético. En la cultura hay un nivel funcional básico en el que no hay aún ética ninguna, incluso se puede decir que la cultura comenzó con ese nivel funcional, que es el nivel que se va incorporando en el organismo al seleccionar las mutaciones más en consonancia con la utilización de instrumentos que la cultura funcional iba poniendo a disposición de los grupos de homínidos. Y es aquí, donde entra en juego la salida anunciada de Celia Amorós, quien afirma que la naturaleza pura sólo la podemos encontrar en las sociedades animales. Ahora bien, ¿no será también ilustrativo y necesario acercarse a las sociedades animales y compararlas con las nuestras para ver los mecanismos mediante los cuales se ha podido pasar de esas sociedades a las nuestras? ¿quiere esto decir que debamos proyectar primero en ellas nuestra sociedad para después derivar de ellas normas sobre nuestras sociedades? En opinión de San Martín no se trata de esto, sino de un experimento deconstructor, a partir del que podemos conocer por qué fueron hombres quienes dominaron e intercambiaron mujeres y no al revés. Podemos acercarnos a la naturaleza humana por más que este acercamiento deba hacerse con todas las reservas para no dar por naturaleza lo que es por cultura. En el caso de la percepción podemos encontrar un modelo ilustrativo de esto. La percepción siempre está “contaminada” por el lenguaje, siempre percibimos cosas ya aisladas lingüísticamente, por lo tanto la percepción humana está culturalmente determinada. Pero esto no significa que no seamos capaces de estudiar los mecanismos animales de la percepción. Esta es precisamente la tarea de la psicología experimental: tratar de aislar los mecanismos animales de la percepción porque nuestros sentidos son animales.

LÍMITES DE LA PREGUNTA SOBRE LA NATURALEZA HUMAN Grupos homínidos presapiens y la prohibición del incesto Teniendo en cuenta lo anterior, hay que empezar por no olvidar la amplitud del concepto de cultura, sin dejar de tener en cuenta ningún nivel de la misma, porque de la posibilidad de conocer la naturaleza humana, no se deduce que se nos pueda ofrecer alguna orientación sobre cuestiones de ética. La nueva explicación parte de una revisión de esa naturaleza en la que se introduce la cultura (por ejemplo, el intercambio de mujeres). Tal intercambio, por más que introduzca un orden en la naturaleza, no indica un deber ser, sino un nivel funcional, como el uso de instrumentos que pasan, de ser instrumentos para la caza, a ser instrumentos para la guerra y la dominación. Estas sociedades, que utilizaban instrumentos, también tenían ya 46 cromosomas.

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El paso de 48 a 46 cromosomas sólo es genéticamente viable en un grupo endogámico, en el que se puede dar una traslocación equilibrada que lleva a un individuo a tener 47 cromosomas. Al cruzarse un individuo de 47 con uno de 48, produce individuos de 47 y 48 cromosomas. Ahora bien, para pasar a 46 cromosomas tienen que cruzarse dos de 47 cromosomas (padre con hija, dado que la relación madre-hijo parece no darse en las bandas de primates). Triunfó la combinación de 46 cromosomas, con lo que la endogamia o, en este caso, el incesto, fue un requisito previo a la prohibición del incesto, con la que no hubiera sido posible el paso de 48 a 46 cromosomas. Es pues, en un grupo relativamente homínido, desde una perspectiva genética, en el que actúa la cultura.

La irrupción de la cultura en la naturaleza Una filosofía del ser humano tiene que asumir como tarea fundamental la discusión de estos problemas, así como la lectura crítica de las aportaciones de los etólogos y sociobiólogos sobre la cuestión del biograma humano. Es evidente que lo ocurrido hace un millón de años no nos determina totalmente, pero nos puede decir algo sobre lo que somos en la actualidad. El paso de 48 a 46 cromosomas, por ejemplo, es una cuestión científica, y sólo se pudo hacer de un modo que ahora sería imposible (incesto). También resulta en la actualidad imposible deducir las ventajas que pudo tener disponer de 46 cromosomas, o si la ventaja vino más bien del orden instaurado por la prohibición (incesto) que se introdujo a partir de esa reducción de cromosomas. Tampoco debemos olvidar que, además, todo esto se dio en un nivel cultural o, más bien protocultural. Los homínidos que vivieron esos acontecimientos usaban instrumentos, que constituyen un nivel cultural funcional, y esos instrumentos, a diferencia de los primates que no usan, sirven para matar fácilmente. Y es aquí donde la cultura funcional introduce el deber ser. Un orden que se introduce una vez producida la reducción cromosómica. Estas ideas constituyen un marco adecuado para encuadrar el problema de la agresividad. Es obvio que existen mecanismos psicológicos de acercamiento o de rechazo a otras personas, pero de ahí a pensar en los grandes genocidios de la historia como una maldición que llevamos en nuestra naturaleza, por razón de nuestro origen, hay un abismo (y, por supuesto, ninguna continuidad ni experimental ni teórica). Ni siquiera el deber ser que se introduce con el presumible intercambio de mujeres a cambio de no tocar a las propias, lo que se consigue con la prohibición del incesto, no es ya natural sino cultural. Y, por la misma razón podría haber sido un deber ser inverso, sólo que muy posiblemente, la división del trabajo llevaría a los hombres, más bien que a las mujeres, al manejo de los instrumentos de caza, con lo que éstos ya tenían un dominio fáctico en su grupo. De ahí que hablemos de cierto grado de facticidad en el comienzo de la historia cultural.

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Por esto, cualquier derivación de los problemas del deber ser a la naturaleza carece totalmente de apoyo empírico o teórico. Aportaciones de Earl W. Count sobre la naturaleza humana o biograma del homo sapiens. Count da a la naturaleza humana una amplia capacidad de determinación biológica. El determinismo biológico debería completarse con las diferencias culturales. El ser humano debe ser entendido desde dos principios: el determinismo biológico y el relativismo cultural. Naturalmente, con estos principios Count no da cuenta de las producciones del ser humano (como la discriminación entre la verdad y la falsedad). Ahora bien, interesa de Count ver el principio del determinismo biológico, lo que llama biograma. Parte de un dato que en la etología actual es básico. La organización de un ser vivo incluye: una estructura anatómico-fisiológica y un modo de vida como preinscritos en el código genético. Este modo de vida innato es lo que denomina biograma. El biograma pertenece al filotipo y, por tanto, es universal en cada especie. Está sometido, pues, a las fuerzas evolutivas. Desde una perspectiva anatómica el ser humano es un primate que ha modificado su estructura ósea para afianzar la postura erguida, con las consecuencias que esto conlleva: para el embarazo, parto y el conjunto de la señalización y respuesta sexual; la estructura dentaria: pérdida de los caninos prominentes, con lo que conlleva para la defensa; y la modificación, en último término, del cerebro. Del mismo modo, el humano ha desarrollado su biograma también a partir de los primates. La base biológica de la conducta humana (su “naturaleza”) sólo puede ser un desarrollo evolutivo a partir del biograma de los primates, y este implica elementos básicos de los vertebrados y mamíferos. Lo que el humano añadiría sería la peculiaridad de un biograma montado con un cerebro capaz de simbolización y las consecuencias de la pérdida de las diferencias entre la fase reproductiva y no reproductiva. Estas dos fases son las fundamentales del biograma vertebrado: la fase reproductiva implica el despliegue sexual, y, en las aves y mamíferos, el cuidado de la prole; la socialidad de los vertebrados se basa en la estimulación y reacción interindividual, que lleva a relaciones jerárquicas. En la fase no reproductiva hay que señalar los períodos de impregnación y constitución de grupos de edad (que se da ya entre los peces). En la fase reproductiva, la socialidad cuenta con el dimorfismo sexual, ya que el macho muestra mayor actividad que la hembra, siendo además quien dirige la actividad externa sexual. Las relaciones intrasexuales, dentro de cada sexo, mediatizan las relaciones con el otro sexo, con una acentuación de la diferenciación individual. La conducta específica y diferenciadoramente sexual no depende de estructuras neurofisiológicas diferenciadoras, sino de una actuación hormonal de la presencia de ciertas glándulas, que, a su vez, está genéticamente causada. J.A. Benito y Ana Noguera

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En el biograma de las aves y mamíferos aparece una conducta peculiar. La presencia de crías desencadena una conducta tendente a unir las crías a los padres. En los pájaros, a cualquiera de los padres; en los mamíferos, a la madre que las alimenta. Así se constituye una configuración familiar. La especialización anatómica para el cuidado de las crías por parte de la madre, es lo que da nombre a los mamíferos. Esta situación implica disminución del papel del padre: mientras el macho sólo tiene una orientación hacia la hembra como pareja sexual, la hembra la tiene hacia el macho como su pareja sexual y hacia las crías. Entre los mamíferos, la defensa del grupo la asumen los machos (aunque entre los primates, esto sólo vale estadísticamente) A esta lista se puede añadir los estudios de la dependencia ecológica de la diferenciación de roles y aparición de jerarquías entre los primates, realizados por M. R. Chance. La dominación del macho se suaviza por el ofrecimiento sexual. La constitución de grupos de edad se da por emancipación progresiva del cuidado de la madre. Este fenómeno sigue a las relaciones socio-psíquicas con la madre y lo que predomina en tales grupos es el juego. En ese momento evolutivo ya no existen dos etapas de la vida del grupo, la reproductiva y la no reproductiva. Mientras los pájaros y muchos mamíferos sólo se preocupan de las crías de la misma edad, los primates atienden a la vez a crías de diversa edad. El biograma humano es una elaboración de los datos aportados sobre los biogramas anteriores. Según Count, no hay acción en el humano que sea puramente aprendida o puramente innata. En último término, todo es resultado de una actividad psico-neural altamente complicada y dotada de estructuras antiguas y profundas. No hay ningún condicionamiento sin sustrato que condicionar, dotado de estructuras innatas. Incluso el córtex cerebral, estructuralmente muy homogéneo, sólo cumpliría funciones de conexión. La coordinación y organización se daría en capas filogenéticamente mucho más antiguas, en el diencéfalo o sistema límbico. Por eso a las acciones del cerebro no sólo les pone límites externos, sino que en toda acción juegan algún papel factores orgánicos en la forma de estímulos internos, impulsos, necesidades. La cultura debe satisfacer las necesidades del biograma humano. Las modificaciones más importantes se orientarán hacia: una mayor importancia del dimorfismo sexual, y de los rasgos de diferenciación jerárquica, que llevan a acentuar la imbricación de la fase reproductiva y de la no reproductiva. Se abre una línea de investigación que comprende tanto a la etología como a la antropología cultural. Tomemos el ejemplo de la confluencia entre lo dicho y el principio de estructura elemental del parentesco de Lévi-Strauss, con el objeto de configurar las alianzas con otros hombres. La realidad femenina dada en la estructura binaria casaderas/no casaderas, se puede comprender como un desarrollo del biograma primate proveniente de un cerebro que ve toda la realidad inmediata en términos de opciones binarias. Si esta teoría de lo biosocial es cierta, una de las tareas de la J.A. Benito y Ana Noguera

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antropología social será la de descubrir los elementos básicos de la lógica social como invariantes biogramáticos de toda sociedad humana. Ahora bien, todo esto son argumentos estratégicos que llevan a tomar unas decisiones en unas situaciones concretas, en las que predomina esta razón estratégica. Así, parece normal que fueran los hombres varones, los hermanos quienes intercambiaran a las mujeres, es decir que vieran a las mujeres como casaderas/no casaderas, porque esos machos debían de estar organizados para la defensa del grupo, por lo que disponían del poder; lo que no ocurría con las mujeres como grupo al estar ocupadas de las crías. Pero esto no implica que debamos someternos a esta razón estratégica, porque lo que debe de haber de innato en esto es la tendencia a ver la sociedad de modo bipolar, y no que el contenido de la bipolaridad fuera necesariamente el de casaderas/no casaderas. Porque esta realidad depende de circunstancias concretas que la historia superó.

LA NATURALIZACIÓN DEL SER HUMANO: el homo faber o el comportamiento del ser humano desde una perspectiva estratégico-funcional Razón estratégica funcional De acuerdo con los datos de la biología actual se puede pensar en una naturaleza humana de carácter biológico, que no sólo afectaría al cuerpo sino también al comportamiento. Aunque, de acuerdo con las condiciones de la prematuridad, tal comportamiento sólo es humano si madura en un nicho humano, en un útero social. Esta inmadurez afecta más a las zonas superiores del cerebro que al tronco cerebral, las zonas más antiguas del cerebro. Se puede suponer, desde una hipótesis científica, que ese comportamiento ha surgido en un proceso de selección natural y social. Dentro de la capacidad de comportarse, hay dos tipos de comportamiento que, según la biología, se enmarcan en ese cuadro, aunque tienen un sentido que va más allá de la biología. En primer lugar, desde la perspectiva biológica tales comportamientos son comportamientos adaptativos, es decir, estratégicos; siendo, pues, instrumentos con los que la naturaleza ha dotado al humano para sobrevivir. El ser que ha resultado de este proceso, está definido como homo faber. En segundo lugar, desde otra perspectiva, esos comportamientos anuncian un sentido que es radicalmente irreducible a la biología. En esos comportamientos se anuncia una nueva orientación de la realidad sobre la que la biología ya no tiene alcance. C...


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