21 Santo Tomás Moro - Resumen Utopia PDF

Title 21 Santo Tomás Moro - Resumen Utopia
Author Abril Manessi
Course Historia de las Ideas Políticas II
Institution Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires
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Summary

Biografía del autor, resumen de su obra...


Description

Santo Tomás Moro Tomas Moro nació a finales del siglo XV, en 1478. En lo histórico, Inglaterra hacía muy poco había sido derrotada en la Guerra de los Cien años y esto desencadenó la Guerra de las dos Rosas, la blanca, emblema de la familia de los York y la roja, de los Lancaster, cuyos representantes se disputaron el trono de una monarquía debilitada por la Guerra con el país francés. Dinastía Tudor Esta familia de origen galés descendía por línea materna de Eduardo III, y para fines del siglo XV se había convertido en la última esperanza de la casa de Lancaster. Enrique VII tomó la corona tras derrotar y matar a Ricardo III en la batalla de Bosworth, que dio fin a la guerra de las Rosas. A continuación, se casó con Isabel de York (la legítima heredera de la corona después de la muerte de su hermano Eduardo V), uniéndose ambos linajes. Enrique VIII se casa con Catalina de Aragón, hija menor de los reyes católicos, ex esposa de su hermano Arturo Tudor. Catalina manifestó que su primer matrimonio no sabia sido consumado. La Reina consorte sufrió varios abortos o sus hijos morían a excepción de María. Pero Enrique sintió que solo un varón podría asegurar la continuidad de la dinastía, por este hecho, se casa con Ana de Bolena. Enrique apeló a la Santa Seda para que su primer matrimonio sea anulado. Este pidió a Roma que se deslegitimara la bula, promulgada por Julio II, que le permitió casarse con Catalina de Aragón, pero el enviado a Roma no consiguió buenos resultados. El Papa Clemente VII estaba bajo presión del emperador Carlos V, sobrino de Catalina. El rey Enrique VIII realiza la reforma anglicana, en la cual, no se reconocía la autoridad del Papa y el rey se convertía en jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, que devino en una iglesia nacional independiente de Roma. Así, pudo asegurar la anulación de su matrimonio. Durante el reinado de Enrique se mantuvo una fuerte pertenencia a lo católico-romano. En cambio, bajo el gobierno de Isabel I la Iglesia se vuelve mucho más protestante pero moderada. Tomás Moro Moro nació en 1478 en Londres. Por insistencia de su padre, abogado, se dedicó a estudiar leyes y se convirtió en jurista. Hacia 1501 ingresó en la Orden de San Francisco, allí se dedicó al estudio religioso, incluso comentó la Ciudad de Dios de San Agustín. Abandonó su vida ascética para volver a su profesión anterior de jurista, fue nombrado miembro del Parlamento en 1504. En 1529 se lo designó Lord Canciller. En 1530 no firmó la carta de nobles que solicitaba al Papa la anulación del matrimonio entre Enrique VIII y Catalina de Aragón. En 1532 renunció a su cargo de Canciller y en el 34 se negó a firmar el Acta de Supremacía, que representaba un repudio a la supremacía papal. Esta acta establecía condena a quienes no la aceptaban y el en abril de ese mismo año Moro fue encarcelado hasta ser decapitado en julio de 1535.

Utopía Esta obra fue escrita en 1516 en una misión diplomática. La influencia de los clásicos griegos y sobre todo de Platón y su obra La República, le sirvieron a Moro para escribir, en forma de dialogo, su pensamiento. El autor expone sus ideas humanistas acerca de los hombres, las

guerras, la organización de las ciudades, el valor del dinero y muchos otros tópicos escudado en la fantasía de la isla Utopía. La obra está dividida en dos partes, en la primera Moro es el narrador y a través de su amigo Pedro Gilles, conoció a Rafael Hitlodeo, un marino portugués. Invitó a ambos a su casa y allí mantuvieron una conversación en donde expusieron y analizaron los males de la sociedad de la época. En el segundo libro, Rafael les describe detalladamente la organización de Utopía, una isla que conoció cuando navegada con Américo Vespucio. Esta obra tenía el fin de describir un modelo, oculto bajo el manto de la Isla Utopía, a seguir si se desea conseguir la verdadera felicidad. Moro primeramente le dice a Rafael porque no era consejero de algún príncipe, ya que tenía un profundo conocimiento. Este le responde que de nada serviría porque los reyes se centran más en las cuestiones militares que en practicar la paz, es decir, están más avocados a conseguir nuevos dominios ni ocuparse de gobernar bien los que ya tienen. Además, hay príncipes tan cultos que no necesitan, o al menos creen no necesitar, el consejo de oras personas y solo escuchan a aquellos que les dan la razón. Lo primero en criticar Rafael es la propiedad privada, él le da la razón a Platón y dice que la única forma de salvar la república es la igualdad de bienes, pero, la igualdad es imposible mientras en un Estado siga en vigor la propiedad privada. La isla está conformada por 54 ciudades, siendo Amaurota la principal. Todas ellas tienen la misma lengua, idénticas costumbres, instituciones y leyes. Cada ciudad tiene asignados terrenos cultivables. En medio de los campos hay granjas que son habitadas en turnos por diferentes ciudadanos. Cada granja consta de 40 miembros. Cada una de ellas está presidida por un padre y una madre de familia y al frente de cada grupo conformado por 30 familias se elige a un representante que se lo llama filarca. Cada año 20 agricultores de cada granja vuelven a la ciudad, después de haber residido dos años en el campo. Con esto se evita que nadie tenga que soportar durante mucho tiempo una vida dura y penosa. Los utopianos, dice Rafael, conocen la cantidad de víveres necesarios para la ciudad, sin embargo, siembran grano y crían ganado en cantidad muy superior al consumo, este excedente se reparte si es necesario, entre los países vecinos. Los objetos que no se pueden encontrar en el campo se piden a la ciudad. Se consiguen de los funcionaros públicos, sin ningún tipo de papeleo y sin nada a cambio. Las ciudades y en particular Amaurota Rafael describe Amaurota, pero hace hincapié en que aquel que conoce una ciudad conoce todas porque son muy parecidas entre sí. Amaurota es la más digna por ser sede del Senado. Hace una descripción meticulosa sobre las medidas de la ciudad, como está ubicada, y como se protege mediante una alta y ancha muralla. Nada se considera de propiedad privada, incluso las casas, cambian cada diez años. Los magistrados Todos los años cada grupo, conformado por 30 familias, elije a un filarca. Cada diez filarcas y sus correspondientes trescientas familias, están presididos por un protofilarca. Finalmente, los doscientos filarcas eligen en voto secreto a un príncipe entre los cuatro que habían sido nominados por el pueblo. El principado es vitalicio, a menos que el príncipe sea sospechoso de aspirar a la tiranía. Los demás magistrados son renovados todos los años.

Las artes y los oficios Hay una actividad común a todos y es la agricultura y, además, cada uno es iniciado en un oficio como algo más personal. Los oficios más comunes son el tratamiento de la lana, la manipulación del lino, la carpintería y herrería. Casi todos los niños son educados en la profesión de su padre, pero sí alguien se siente atraído hacia otro oficio, es encomendado a otra familia. Todos están vestidos de la misma manera, las únicas diferencias son las que distinguen al hombre de la mujer y al soltero del casado. La principal tarea de los filarcas es controlar que nadie se entregue al ocio y la pereza, aunque esto no implica, trabajar todo el día como una bestia. Porque trabajar como bestia, dice Rafael, embrutece el espíritu y el cuerpo siendo peor que la tortura; sin embargo, esta es la condición de los trabajadores en todas partes. Se trabaja 6 horas, 8 son de sueño y las demás se dejan al libre albedrío, las cuales son usadas por la mayoría para estudiar. Esto implícitamente esconde una fuerte crítica a la sociedad. Rafael cree que hay un gran número de gente ociosa en todas las naciones, gran parte de las mujeres, también algunos hombres, los religiosos, todos los ricos terratenientes, los mendigos, entre otros. Es decir, muy pocos trabajan muchas horas para producir todo lo que se consume. La organización social entre los utopianos El más anciano preside la casa. Las mujeres al marido, los hijos a los padres, y, en general, los menores a los mayores. En el centro de cada ciudad hay un mercado público, a él confluyen los diferentes productos del trabajo de cada familia. Cada padre de familia busca en el mercado lo que necesita él y los suyos. Se lo lleve sin dar nada a cambio, esto es así, porque no hay ni el más mínimo temor de que alguien se lleve por encima de sus necesidades. Además, como la riqueza es distribuida no existen los pobres y mendigos. Una vez cubiertas las necesidades, exportan a otros países los grandes excedentes lo que les permite importar aquellos bienes que carecen. Ni el oro ni la plata tienen valor, en esto Rafael dice, que solo la locura humana ha dado valor a la rareza de estos elementos, porque todo aquellos que necesitamos está al descubierto como es el aire, el agua y la tierra misma. Pero ha escondido lo vano e inútil. Todo el oro y plata que hay en la isla Utopía es entregado a los mercenarios para la guerra, porque es fácil comprarlos y prefieren exponer al peligro a extranjeros que a los propios utópicos. También, con estos metales se forjan las cadenas que sujetan a los esclavos y los criminales llevan en sus orejas anillos de oro. Todo esto es para que entre ellos el oro y la plata sean considerados como algo que causa la deshonra. Adquieren estas ideas porque fueron educados en un sistema social que se opone a la insensatez y, en parte, por los principios recibidos Estos son los principios: Que Dios, hizo es alma inmortal y para la felicidad. Que después de esta vida nuestras virtudes y nuestras buenas acciones serán recompensadas y que el crimen será castigado. La felicidad afirman los utopianos no reside en todos los placeres, se encuentra solo en el placer bueno y honesto. Nuestra naturaleza tiende a la virtud definida como “vivir según la naturaleza”. Esta virtud está vinculada a la única felicidad. A esto hemos sido ordenados por Dios, por tanto, el hombre que sigue el impulso de la naturaleza

La razón nos inspira el amor y la adoración a Dios, al que debemos nuestra existencia y nuestra capacidad de felicidad. Nos enseña y nos empuja a vivir con mayor alegría y sin zozobra y nos invita a ayudar a los demás a conseguir el mismo fin. En cambio, los hombres presos de una seducción perversa encuentran placer en una multitud de cosas que no están vinculadas con la naturaleza, e incluso están impregnadas de amargura. Los esclavos No consideran esclavos a los prisioneros de guerra, a no ser que ellos mismos la hayan declarado, también son esclavos los ciudadanos de Utopía que hayan realizado un crimen. Enfermos terminales Se consuela a los enfermos incurables, visitándolos asiduamente y prestándole toda clase de cuidados. Pero cuando a estos males se añaden sufrimientos atroces, entonces los magistrados y los sacerdotes se presentan al paciente y tratan de convencerlo para que termine con su vida porque ya está privado de sus funciones vitales y además es una carga para sí mismo y para los demás. Los que se dejan convencer ponen fin a sus días dejando de comer o tomando algún tipo de veneno, no se elimina a nadie sin su voluntad. Este tipo de eutanasia se considera como una muerte honorable. Pero el que se quita la vida, por motivos no aprobados por los sacerdotes y el senado, no es juzgado digno y su cuerpo es arrojado a una ciénaga. Ley Se tiene muy pocas leyes, pero, para un pueblo tan bien organizado, son suficientes muy pocas. En consecuencia, en Utopía no hay abogados La guerra Detestan la guerra, pero esto no impide que hombres y mujeres se ejerciten para librarla si fuera necesario. No van a la guerra sin graves motivos como defender sus fronteras, expulsar de los territorios amigos a los invasores, o eliminar a un dictador que oprime algún pueblo. Religiones de los utopianos Las religiones son diferentes en las ciudades de la isla, pero la mayor parte de los utopianos y, por cierto, la más sana, creen en una especie de numen desconocido, eterno, inmenso e inexplicable muy por encima de la compresión humana. Lo llaman Padre y creen que es el origen y fin de todas las cosas. Solo a él le tributan honores de Dios. A este en su lengua lo llaman Mitra. Sin embargo, cree Rafael, que los utopianos están dispuestos a unificarse en una sola religión, superior a cualquier otro Credo. Cuando se les hablo de Cristo, su doctrina, mandamientos y milagros muchos de ellos se convirtieron al cristianismo y fueron bautizados. Pero a la isla no había llegado ningún sacerdote por lo que no pudieron recibir los sacramentos. Los utopianos le consultaron a Rafael si podían elegir a un sacerdote entre ellos sin recibir el mandato de un obispo cristiano. Los que no pertenecen a la religión cristiana no emplean intimidación alguna, ni hostigan a quien creen convencido de ella. Todos los sacerdotes son elegidos por el pueblo por voto universal y secreto. El oficio de los sacerdotes es exhortar y aconsejar a los delincuentes, pero el castigarlos e imponerles castigos incumbe a los magistrados y al príncipe. Pero pueden excluirlos del culto cuando los consideran seriamente malvados. También, tiene los sacerdotes, encomendad la educación

Cuando se refiere a la tolerancia es una clara critica a las guerras religiosas que se estaban dando en toda Europa como consecuencia de la Reforma Protestante. Conclusión En la República utopiana la costumbre la eliminado la avaricia y el dinero, y con ellos miles de preocupaciones y el origen de multitud de crímenes. Moro, al terminar de hablar Rafael, empieza a reflexionar y dice que existe en la República de los utopianos muchas cosas que quisiera ver plasmadas en sus propias ciudades, en Inglaterra....


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