Caso Alcásser - Un resumen breve pero sustancioso de lo ocurrido en el caso Alcásser, basado PDF

Title Caso Alcásser - Un resumen breve pero sustancioso de lo ocurrido en el caso Alcásser, basado
Author Gilberto Mac
Course Derecho Penal General
Institution Universidad Veracruzana
Pages 5
File Size 61.4 KB
File Type PDF
Total Downloads 92
Total Views 138

Summary

Un resumen breve pero sustancioso de lo ocurrido en el caso Alcásser, basado en documentales y la serie de Netflix, todo lo que necesitas saber para entender por completo el caso ...


Description

Caso Alcásser El secuestro de Miriam, Toñi y Desirée marcó un antes y un después en la sociedad española. Las tres vecinas de Alcàsser (Valencia) de entre 14 y 15 años, fueron violadas y torturadas hasta la muerte por el prófugo Antonio Anglés y su compinche Miguel Ricart. El brutal asesinato de las tres niñas de Alcàsser mantuvo en vilo a todo el país durante más de dos meses y el posterior seguimiento mediático del dolor de sus familias y la investigación forense y policial dieron pie a lo que numerosos analistas han llegado a denominar el inicio de la "telebasura". Las víctimas fueron vistas por última vez el 13 de noviembre de 1992, cuando se dirigían desde Alcàsser, donde residían, a la discoteca Coolor de la localidad vecina Picassent, a donde nunca llegaron. Su desaparición dio paso a una intensa búsqueda que concluyó el 27 de enero de 1993 cuando dos apicultores hallaron los cadáveres semienterrados de las adolescentes en un paraje de difícil acceso conocido como La Romana, cerca de la presa de Tous. Las autopsias confirmaron que Miriam, Toñi y Desirée fueron torturadas y violadas antes de morir de un disparo. La repercusión mediática del triple crimen fue tal que, a las pocas horas de haberse encontrado los cuerpos, programas de emisión nacional trasladaron sus platós a Alcàsser y entrevistaron a los padres, familiares y amigos de las niñas. Un día después del hallazgo de los cuerpos fueron detenidos varios sospechosos, entre ellos Miguel Ricart, que en su primera declaración ante la Guardia Civil admitió su participación en los crímenes, y Enrique Anglés, puesto en libertad el 30 de enero. Un tercer sospechoso, Antonio Anglés -hermano de Enrique-, que se encontraba fugado de Picassent tras aprovechar un permiso penitenciario, se dio a la fuga, aunque su participación en los crímenes fue probada al descubrirse unos papeles rotos junto al lugar donde estaban enterrados los cuerpos.

Desde entonces se desconoce su paradero y aunque se especuló con que podía haber muerto ahogado en aguas de la costa de Irlanda, su búsqueda ha continuado, sin éxito, por distintos países de Latinoamérica y Europa. El 12 de mayo de 1997 comenzó el juicio contra el único encausado, Miguel Ricart, quien tras 49 vistas y la comparecencia de un centenar de testigos fue condenado el 5 de septiembre a 170 años de prisión como autor de tres delitos de asesinato y cuatro continuados de violación en concurso con tres delitos de rapto. El tribunal consideró que, aunque Antonio Anglés fue el autor material de los crímenes, Ricart estuvo presente y no hizo nada por evitarlos. Además, se le encontró culpable de cuatro delitos de violación, por atacar sexualmente a una de las niñas y sujetar a las víctimas mientras otra persona, supuestamente Anglés, las forzaba. La sentencia absolvió inicialmente al Estado de toda responsabilidad subsidiaria con relación al caso, aunque el 4 de julio de 2005 la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional declaró la responsabilidad patrimonial del Estado por la concesión en 1992 del permiso penitenciario aprovechado por Anglés para darse a la fuga.

El rol de los padres El asesinato de sus hijas les puso frente a las cámaras de televisión sin quererlo. España los apoyó y durante muchos años fueron las familias de este país más golpeadas por la desgracia. Pero la teoría de la conspiración de uno de ellos, Fernando García, defendidas hasta límites legales los enfrentó y terminó de romper la convivencia entre ellos. Divididos, frustrados y agobiados por los medios de comunicación, así vivieron los padres de las tres niñas de Alcàsser su desgracia. El viernes 13 de noviembre de 1992 quedará para siempre para la desgracia en la memoria de las familias de Miriam, Toñi y Desirée. Durante 75 largos y eternos días, los padres de las niñas de Alcàsser recibieron la simpatía y

respeto de una España que permanecía ávida de noticias sobre el paradero de tres menores que salieron un día de su casa para ir a una discoteca y jamás se las volvió a ver. Era la primera vez que esto ocurría en nuestro país y el interés fue evidente. Pero el hallazgo de los cadáveres, en enero de 1993, en el paraje de La Romana, y la detención de Miguel Ricart y la huida de Antonio Anglés, no terminó con su dolor, sino que lo empeoró, desplazó y alargó en el tiempo. Luego vino el juicio y la exposición mediática de Fernando García, padre de Miriam y del periodista Juan Ignacio Blanco, que iniciaron su propia cruzada y un juicio paralelo al que se realizaba en la Audiencia Provincial de Valencia. La sentencia condenatoria, lejos de acallar bocas y enterrar conspiraciones mantuvo viva la llama de Alcàsser, sobre la que ahora un nuevo documental de Netflix ha arrojado gasolina. La ruptura entre familias comenzó la noche del 29 de enero de 1997, cuando García y Juan Ignacio Blanco acudieron al programa de Telecinco, Esta noche cruzamos el Mississippi, y dieron los nombres de varias personas como artífices de la teoría de la conspiración e involucrados en una supuesta trama de grabación de películas snuff. Al día siguiente, Rosa Folch, madre de Desirée Hernández Folch, una de las niñas muertas, acudió al programa de María Teresa Campos, en la misma cadena, pero que se emitía por las mañanas, para desmentir todo aquello y desligarse de aquellas acusaciones. El programa tenía entonces al frente de su sección de Sucesos a dos periodistas serios y rigurosos, Pedro Avilés y José Montoro, que no cedieron a los intentos de la teoría de la conspiración. Pero el daño irreparable ya estaba hecho. La Asociación Clara Campoamor, que ejercía la acusación popular también tuvo que salir al paso por medio de su presidenta, Blanca Estrella Ruiz, y decir que aquello era una barbaridad. Rosa Folch concedía entonces una entrevista a Levante-EMV en la aseguraba que "cuando García empezó a contar en televisión todas las atrocidades que habían hecho con las niñas y enseñaba las fotos, fue insoportable". Lejos de parar, Juan Ignacio Blanco las publicó en su libro y fue demandado por la familia de Desirée, resultando condenado y el libro retirado del mercado, pero él lo continuó vendiendo por Internet.

Sin embargo, Fernando García logró mantener durante un tiempo el apoyo de los padres de Toñi, Fernando Gómez y Luisa Moreno. Rosa Folch lejos de cejar en su empeño consiguió que García retirase el nombre de "niñas de Alcàsser" de su fundación, con la que llegó a recaudar 78 millones de las antiguas pesetas. Lo cierto es que, gracias a la lucha de Rosa Folch, Miguel Ricart no salió de la cárcel antes de tiempo e incluso ahora Rosa es firme defensora del mantenimiento legal de la prisión permanente revisable.

Pero esa pelea también tuvo costes vecinales, ya que el pueblo de Alcàsser se dividió entre quienes apoyaban a García y quienes no. Un pueblo cansado de ver periodistas por sus calles, cámaras de televisión en sus plazas y desconocidos pidiendo opiniones que no interesaban a nadie. Para terminar de arrojar más sombras a las tres desgracias, en verano de 1994 moría Vicente Hernández, padre de Desi y marido de Rosa, que tuvo que enfrentarse sola, con su otra hija mayor, a todo el proceso del juicio. Matilde Iborra, madre de Miriam y esposa de Fernando también fallecía en 1998, víctima de una larga enfermedad. Mientras, Fernando Gómez, padre de Toñi, asistía a las bodas de dos de sus hijos y al posterior nacimiento de sus nietos, unos niños que ya son mayores de edad con una tía que si viviera ya habría cumplido cuarenta años. Los padres de Toñi Gómez, Fernando y Luisa fueron quienes menos se expusieron mediáticamente, ya que designaron para las apariciones televisivas de los primeros momentos a Fernando García y Rosa Folch, que llegaron a acudir juntos a algunos platós de televisión. Ahora, el resurgir del caso ha provocado que de nuevo el psicólogo municipal del pueblo, a punto de jubilarse, haya ofrecido su ayuda a las mismas familias que atendió hace 26 años. Para añadir mas leña al fuego hace unas semanas una pareja de Gandía, Valencia, que hacía turismo por la zona, se encontró unos pequeños huesos en la misma fosa donde fueron enterradas las niñas y poco después moría Juan Ignacio Blanco, víctima también de una larga enfermedad.

Los huesos fueron enviados al Instituto Nacional de Toxicología en Madrid, pero deja una pregunta en el aire, ¿qué tipo de turismo acude a estos lugares? Pero la muerte de Juan Ignacio Blanco provocó de nuevo otra oleada de conspiranoicos que aseguraban que una vez muerto el periodista saldría a la luz la famosa cinta de vídeo que Blanco aseguró siempre poseer. Evidentemente, la cinta no existe....


Similar Free PDFs