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Inhibición síntoma y angustia. Primera clase Florencia Muzio “Interrogarme sobre el miedo en mi infancia es abrir un territorio vertiginoso y cruel que vanamente he tratado de olvidar (todo adulto es hipócrita frente a una parte de su niñez), pero que vuelve en las pesadillas de la noche y en esas otras pesadillas que he ido escribiendo bajo la forma de cuentos fantásticos. En todo caso, creo que un mundo sin miedo sería un mundo demasiado seguro de sí mismo, demasiado mecánico. Desconfío de los que afirman no haber tenido nunca miedo; o mienten, o son robots disimulados, y hay que ver el miedo que me dan a mí los robots.” Julio Cortázar El miedo es ese tratamiento de la angustia ya ligada a un objeto. La angustia, para Freud no tiene un objeto, luego veremos por medio de qué rodeos Lacan inventa, constituye o conceptualiza un objeto para la angustia, y como la transforman índice del sujeto. No hay angustia sin encuentro con cierto desvalimiento subjetivo, la angustia es efecto de la pregunta respecto del lugar que tenemos para el Otro. Un mundo sin angustia, cambiando en algo el sentido de la frase de Cortázar, sería un mundo donde algo de la singularidad, de lo que nos humaniza, de lo que permite la constitución subjetiva, es eliminado. Nacemos como sujetos del encuentro con cierto vacío. Ese vacío angustia. El tratamiento de ese vacío nos lleva a dos vías de respuesta posibles para Lacan: Síntoma y fantasma. Por otra vía, la de la sublimación, ese vacío , otro modos de tratamiento del mismo, está en el origen de la cultura. Considero que este tema no puede desligarse del contexto en el que lo estamos pensando, contexto de incertidumbre, contexto donde lamentablemente la teoría de ese desvalimiento está muy ligada a la experiencia de ese desvalimiento. El efecto displacentero de la angustia nos confronta a lo poco que estamos preparados los seres humanos para enfrentarnos al azar, a la incertidumbre, a un Otro que no nos responde Hoy podemos pensar los saberes de la ciencia no son suficientes para darnos certidumbre, y que ese aspecto potencialmente traumático, también puede ser una puerta abierta a la invención. Freud escribe en 1926 “Inhibición, síntoma y angustia”, un texto pivote en su obra, uno de los textos que podríamos pensar como más clínicos, que se caracteriza por una rigurosidad conceptual para intentar diferenciar estos conceptos, los de inhibición, síntoma y la angustia. Conceptos que sólo son claramente diferenciables en el plano teórico, ya que en la práctica clínica se presentan son planos que a veces encontramos superpuestos. Vale la pena subrayar que buena parte de lo que Lacan articula posteriormente

respecto del lugar central de la angustia en la clínica, tiene su fundamento en este recorrido freudiano. Otro aspecto a destacar de este texto es el modo en que la clínica con niños le permite a Freud situar mejor el fenómeno de la angustia .Sabemos que Freud no trabajó con niños salvo en el llamado caso del pequeño Hans, del cual se sirve largamente a lo largo de este recorrido. Los primeros capítulos se dedican a deslindar el concepto de inhibición, como el impedimento de realizar una función, proceso que atañe exclusivamente al yo Esto lo diferencia del síntoma, que como sabemos es una solución de compromiso ya no es algo que atañe únicamente al yo. La inhibición se produce para Freud porque la significación sexual de una actividad, su “erogeneidad”, provocaría angustia, por el tanto el yo se prohíbe esa actividad con el fin de evitar la angustia. Es decir la diferencia entre inhibición y síntoma sería la participación en un caso del yo y en otro de distintas instancias psíquicas. Lo común es que en ambos casos el origen es la evitación de la angustia Freud va a plantear dos modalidades de la angustia: la angustia masiva, y la angustia señal o de castración. La formación de síntoma depende de esta última. Lo que plantea esta modificación es justamente lo que Freud teoriza a partir del caso Juanito, un niño cuyo padre era discípulo de Freud. Es por medio de este vínculo con el padre que Freud intenta corroborar sus teorías respecto de la sexualidad infantil, dado que no tenía material clínico con niños. El primer acercamiento fue supuestamente sólo teórico hasta que Juanito desarrolla una fobia a los caballos, que Freud interpreta como un síntoma que le permite la vía edípica, es decir la constitución de un cierto tope con relación al goce incestuoso, una salida por la vía de la angustia de castración y posteriormente del síntoma fóbico, la instauración de una legalidad por la vía de la sustitución del padre por el caballo. Podemos diferenciar miedos, terrores y angustias. “Así, definimos al terror del modo en que Freud define al pánico: el estallido interno que se produce cuando el “organizador” (el yo) se quiebra. En el caso de los niños pequeños, alude a la irrupción pulsional desmedida cuando no hay otro que contenga, la pérdida de los bordes, la explosión de la incipiente representación de sí. El afecto irrumpe sin que nadie pueda devolver una representación unificada, un sostén. En términos de la angustia lo podemos pensar como el desborde angustioso, efecto del fracaso de las defensas, o como la angustia automática que aparece cuando la angustia señal no ha podido generar los movimientos defensivos necesarios. Pero podemos pensar también que el estado de terror, de pánico, es propio de los primeros tiempos de la vida, en los que la angustia señal no puede ponerse en juego.” ¿Por qué dice Janin que la angustia señal no puede ponerse en juego? Porque al ser un sujeto aun en constitución, algo de la inscripción de la castración aún no está

operando, en los primeros tiempos de vida. Esto marca una especificidad para la clínica con niños. Hay elementos que están en souffrance, es decir, aun no advenidos. Podemos pensar entonces si es posible un duelo en un niño muy pequeño, ya que no hay inscripción de la pérdida. En Juanito algo de la irrupción pulsional se acota por la vía de la angustia de castración y de la formación del síntoma

Angustia masiva y angustia señal Si hay algo que en el contexto actual no podemos dejar de señalar es que nos hemos encontrado desnudos frente a la experiencia de la incertidumbre. Ese estado de pánico del que hablamos previamente, donde todo pierde sus bordes, es efecto de esa incertidumbre. Angustia masiva, irrupción de angustia sin coto que Freud conceptualiza en este texto, heredero de otro texto suyo:” Más allá del principio del placer”, central por su viraje en la teoría y en la introducción del concepto de pulsión de muerte. Allí podemos ligar la angustia con el concepto de trauma, en su conceptualización tardía en Freud, ya desligada de la idea de una escena “real” que descubrir, como del orden de la fantasía, trauma pensado como energía libre que irrumpe en el aparato psíquico, desborda los dispositivos protectores del mismo. Energía libre que obliga a al aparato a trabajar, a intentar algún tipo de ligadura por la vía de la huella mnémica, de la representación. “También el terror conserva para nosotros su valor. Tiene por condición la falta de apronte angustiado, este último conlleva la sobreinvestidura de los sistemas que reciben primero el estímulo (…) y por eso las consecuencias de la ruptura de la protección anti estímulo se produce tan fácilmente. Descubrimos, así que el apronte angustiado, con su sobreinvestidura de los sistemas recipientes, constituye la última trinchera de la protección anti estímulo. En toda una serie de traumas, el factor decisivo quizás sea entre los sistemas preparados y no preparados por sobreinvestidura (Más allá del principio del placer, 1920, pág. 31) Es decir la excitación irrumpe en el aparato como energía libre, y todo el trabajo del aparato psíquico consiste en ese intento, nunca completamente exitoso, de ligarla. Angustia señal: Es la angustia de castración. Requiere apronte angustiado. Supone el desprendimiento de un monto acotado de angustia a fin de evitar la angustia masiva. Aquí aparece el recurso al historial de Juanito, que Lacan retomará particularmente en los seminarios 4 y 5 cuando piensa el complejo de Edipo como estructura y las categorías de la falta: frustración, castración y privación. El padre será el agente de la castración. La angustia aparece en el momento en que el niño se encuentra con la castración del Otro "Hans impone a su yo una limitación, produce la inhibición de salir para no encontrarse con los caballos" (Inhibición , síntoma y angustia, página 119/120) "La exigencia pulsional no es un peligro en sí misma, lo es sólo porque conlleva un auténtico peligro exterior, el de la castración" "La angustia de las zoofobias es,

entonces, una reacción afectiva del yo frente al peligro; y el peligro frente al cual se emite la señal es el de la castración. He aquí la única diferencia respecto de la angustia realista que el yo exterioriza normalmente en situaciones de peligro: el contenido de la angustia permanece inconsciente, y sólo deviene consciente en una desfiguración" (Ibid., pág.120) . Lo central en el texto es la modificación de relación entre angustia y síntoma. La primera teoría freudiana planteaba que la angustia era un fenómenos posterior al síntoma .En el texto de inhibición síntoma y angustia plantea la angustia como causa de la formación de síntoma: “(…)toda formación de síntoma se emprende sólo para escapar a la angustia; los síntomas ligan la energía psíquica que de otro modo se habría descargado como angustia; así la angustia sería el fenómeno fundamental y el principal problema de la neurosis" (Ibid,pag136) "La formación de síntoma tiene por lo tanto el efectivo resultado de cancelar la situación de peligro. Posee dos caras; una, que permanece oculta para nosotros, produce en el ello aquella modificación por medio de la cual el yo se sustrae del peligro; la otra cara, vuelta hacia nosotros, nos muestra lo que ella ha creado en reemplazo del proceso pulsional modificado: la formación sustitutiva" (Ibid,pág. 137) La pérdida del objeto, o del amor del objeto, así como la amenaza de castración son también peligros que se ciernen desde afuera, pero no surgirían si "en nuestro interior no alimentáramos determinados sentimientos y propósitos", motivo por el que "estas mociones pulsionales pasan a ser condiciones de peligro exterior y peligrosas ellas mismas" (...) Pero a diferencia de un peligro realmente exterior, el proceso defensivo no se reduce a una huida sino que interviene en el decurso pulsional amenazante .Cada situación de peligro corresponde a cierta época de la vida o fase de desarrollo del aparato anímico" (ibid,pág. 138). Por lo tanto, "en el curso de la maduración han de haberse resignado condiciones de angustia y ciertas situaciones de peligro perdieron su significatividad", pero los neuróticos "se comportan como si todavía subsistieran las antiguas situaciones de peligro, siguen aferrados a todas las condiciones anteriores de angustia" (ibid,pág.139) Freud introduce modificaciones en este texto ampliando los modos de defensa respecto de la pulsión en tanto formadores de síntoma, agregando otros que permiten entender la formación de síntomas en las distintas neurosis. Es decir, incluye modos de defensa diferentes de la represión aunque solidarios con ella. Una lectura atenta del texto permite advertir que eso no le quita a la represión su carácter central dentro del mecanismo de formación del síntoma neurótico. Agrega por ejemplo el mecanismo de dos tiempos y de aislamiento en la formación del síntoma obsesivo. Este es un tema que no retomaremos porque hace a diferenciaciones clínicas que no tienen que ver específicamente con el tema de la angustia.

Lombardi en su libro “La libertad del psicoanálisis” nos advierte respecto de las dificultades de localización de la angustia. “Ese real opaco le concierne íntimamente en un punto en el que no se reconoce: ¿es interior?, ¿es exterior?, ¿es del cuerpo?, ¿es del Otro? La angustia le concierne en su certeza de ser capaz de elegir; le abre opciones: huir, quedarse quieto, afrontar. Su relación con el acto está en juego, hacia él lo convoca la señal de angustia” (...) Para el hombre de acción, la angustia es el umbral de esa puerta” Para el consumidor, el gerente y el proletario del capitalismo, ese umbral desencadena la crisis, el pánico y siempre retrocede, no lo atraviesa. El neurótico clásico, tercera posición, experimenta esa angustia como angustia de castración sintomatizada, que requiere elaboración” (...) En ese pasillo la angustia se despliega y se elabora bajo la forma del síntoma, esa forma dividida del ser hablante que es tan distinta de la entereza del acto” (op.cit, pág. 147) Lombardi va a diferenciar: -La angustia sin derivación psíquica. Este tipo es característico de la neurosis de angustia Angustia automática, conceptualizada por Freud a partir de 1895. La primera conceptualización de Freud de esto es subsidiaria de su concepto de neurosis actuales, donde piensa un monto de insatisfacción, vinculado con una práctica sexual interrumpida que se descarga en angustia.La libido se transforma sin mediación en angustia. Ahí aún no hay síntoma propiamente dicho. Esta angustia no tiene objeto ni significación alguna -La angustia, afecto de lo Real Podríamos pensarla como otro polo de la angustia, el polo opuesto de la angustia sin derivación psíquica, puerta del acto ,de la decisión de un sujeto, que lo modifica Designa este tipo de angustia como vivencia de un umbral “No es temblor ante un peligro que puede nombrarse como se nombran los objetos del mundo, es un temblor que concierne al ser en su relación con el mundo”(op. cit, pág152). Habla de una gramática que el sujeto tiene urgencia en cambiar. Esto se articula con la posibilidad de modificar la relación con el Otro, un encuentro con su falta que el neurótico intenta velar todo el tiempo, la posibilidad de otra relación con la castración del Otro supone también que algo del deseo se presentifique. “En la angustia no somos lo ya sabido, las referencias del narcicismo y de la fantasía se desdibujan. Otra causa es despertada en nuestro cuerpo por un deseo que nos invoca por fuera del registro del reconocimiento” (op.cit, pág.153)

-La degradación neurótica de la angustia en miedo “El neurótico en cambio no sabe, no puede o no quiere servirse de esa brújula (…) (se

refiere a la angustia) La angustia indica una posibilidad de elegir, pero el neurótico considera esa contingencia como una “elección forzada, por lo que la evita mientras puede. Ni sí ni no, más bien ni, un poco las dos cosas, solución de compromiso, dice Freud. En la neurosis, la angustia es reemplazada por una suerte de equivalente, el síntoma, que obstaculiza el pase electivo del acto”.(op.cit, pag154) Desde esta perspectiva el psicoanálisis al posibilitar el despliegue del síntoma trabaja sobre este obstáculo. Permitiendo otro posicionamiento respecto de la castración apunta a que surja algo del campo del deseo posible, lo que supone también , como se trabajara en los textos sobre transferencia, un más allá de la identificación , de la fijación a una imagen ideal, una posibilidad de interrogación también del carácter alienante de los ideales en tanto se proponen sin posibilidad de interrogarlos, cuando se incorporan como puro mandato. Es por la vía de la angustia que algo más que la alienación a las marcas del Otro es posible.

Julio 2020

Bibliografía Freud, Sigmund: “Más allá del principio del placer”, Amorrortu editores Freud, Sigmund: “Inhibición síntoma y angustia”, Amorrortu editores Lombardi, Gabriel: “La libertad en psicoanálisis”, Paidós. Janin, Beatriz: "El sufrimiento psíquico en los niños: Psicopatología infantil y constitución subjetiva",Noveduc,2019...