Concepto DE ParticipacióN Y Niveles DE ImplicacióN EN A TOMA DE DecisióN PDF

Title Concepto DE ParticipacióN Y Niveles DE ImplicacióN EN A TOMA DE DecisióN
Author Claudia Acosta Estévez
Course Sociedad Familia y Escuela
Institution Universidad de La Laguna
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Concepto DE ParticipacióN Y Niveles DE ImplicacióN EN A TOMA DE DecisióN 2020-2021 SFE MODULO 2...


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La Participación Educativa de las familias: el papel del profesional de la educación

LA PARTICIPACIÓN EDUCATIVA DE LAS FAMILIAS: EL PAPEL DEL PROFESIONAL DE LA EDUCACIÓN

PROFESORA: ROSA Mª DE LA GUARDIA ROMERO DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA EVOLUTIVA Y DE LA EDUCACIÓN FACULTAD DE EDUCACIÓN UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA Rosa Mª de la Guardia Romero

La Participación Educativa de las familias: el papel del profesional de la educación

CONCEPTO DE PARTICIPACIÓN Y NIVELES DE IMPLICACIÓN EN LA TOMA DE LAS DECISIONES

Los diferentes miembros de las comunidades podrán estar entendiendo la participación desde muchas maneras: unos, como colaboración, otros como una forma de control, otros por estar informados, otros por tomar parte en las decisiones, otros por tomarlas y ejecutarlas, otros como delegación, otros como representación, otros como elección, etc. De lo que estamos hablando es que según el grado en que formemos parte de las tomas de las decisiones que afectan a los centros educativos, estaremos asumiendo un concepto u otro de participación.

Siguiendo a Pérez (1993), el concepto de “decisión” en el ámbito de lo educativo, nos lleva a plantear aspectos tales como: quiénes son los responsables de la toma de decisión, cómo se va a repartir, en esa estructura, la responsabilidad de tomar decisiones, quiénes participan y cómo lo hacen. Existen dos modalidades o tipos de procesos en la toma de decisiones: uno centralizado en donde la toma de decisión queda reservada a un sólo individuo o en todo caso a un número muy reducido (órgano colegiado) que, situado en el extremo superior de la línea jerárquica de la organización, es el responsable de esta toma de decisión y otro descentralizado, en donde se establece un reparto de responsabilidades y competencias que afectan a toda la línea jerárquica, desde el director hasta el último subordinado (Pérez, 1993). Para Zerilli (1978), se puede hablar de dos tipos de decisiones centralizadas: - Centralización directa. El directivo asume toda la responsabilidad, todo el proceso se desarrolla a ese nivel. En caso de que hubiera subordinados que participan en la elaboración de la decisión sólo harían hasta un determinado nivel de elaboración y nunca más allá de presentar alternativas. - Centralización indirecta. Se trata de aquellas situaciones en las que los subordinados tienen formalmente el poder de la decisión, pero queda ésta supeditada a la dirección, ya fuera por las directrices que emanan de ésta, o por el control que ejerce sobre el subordinado, hasta el punto de tener que aprobar o no sus decisiones, con lo cual la decisión sigue estando, de algún modo, reservada a la dirección. Rosa Mª de la Guardia Romero

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Como vemos, en ambas situaciones la toma de decisión se sitúa en la cúspide de la organización. De ahí que sea evidente que el proceso de descentralización sea más favorecedor de una gestión participativa ya que reparte el poder decisorio entre más personas de la comunidad haciendo que éstas se hagan cada vez más competentes para ejecutar las responsabilidades que se les encomiendan (Sánchez de Horcajo, 1979). A este respecto, San Fabián Maroto (1994b) llega a afirmar que la participación no es posible que exista sin descentralización. En las propias palabras del autor, “sin descentralización ni autonomía, la participación se torna en rigidez burocrática, creando un permanente conflicto entre los aspectos jerárquicos y los democráticos de la organización escolar”. Una idea, a nuestro entender muy importante, de San Fabián Maroto (1994b) es que para que exista una descentralización real de funciones, debe ir acompañada de una Administración Educativa con un talante auténticamente democrático en su relación con cada uno de los centros educativos en donde respete y acepte la diversidad de experiencias participativas, sin poner frenos en los máximos, sólo en los mínimos. En cuanto a los tipos de decisiones, para Sánchez de Horcajo (1979) existen decisiones referidas a tareas muy diversas y a diferentes niveles. La participación se puede realizar en cada uno de los cuatro niveles siguientes: -

Nivel 1: Determinación de objetivos, elaboración de políticas y economía escolar.

-

Nivel 2: Elaboración de programas y preparación de proyectos.

-

Nivel 3: Ejecución o desarrollo de los programas y proyectos educativos.

-

Nivel 4: Control de los resultados. Por su parte, San Fabián Maroto (1994b) defiende que esas tareas o ámbitos más

propicios para que se tomen decisiones en ellos son:

-

En la elaboración de los proyectos educativos;

-

En la adaptación y concreción del currículo;

-

En la gestión económica;

-

En la evaluación de procesos;

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En el establecimiento de reglas de funcionamiento,

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-

En el perfeccionamiento del profesorado.

Sánchez de Horcajo (1979) habla de que existe un ‘continuo’ de la participación en el proceso de toma de decisiones, desde la información hasta la autogestión, pasando por la consulta obligatoria, la formulación de recomendaciones, la codecisión, la cogestión y la delegación de poder. Este ‘continuo’ se refiere a la relación administración educativaadministrados y tiene los siguientes niveles: 1º Información/reacción: Los administrados, sin previa consulta, son informados de una decisión ya tomada. Sin embargo, los subordinados pueden presionar, y reaccionar ante una decisión que no les gusta. La administración puede entonces reajustar o no su decisión unilateralmente. 2º Consultación facultativa: La administración pide sugerencias a los administrados. Hay consulta y se puede opinar pero, en última instancia, las decisiones las toma la Administración. Esta consulta es ocasional y esporádica. La administración puede siempre decidir unilateralmente sin consultar. 3º Consultación obligatoria: Los administrados tienen derecho, durante un período, a hacer oír su voz. Sus sugerencias deben ser consideradas en la toma de decisión final. La decisión pertenece siempre al director. 4º Elaboración/Recomendación: Los administrados pueden participar en la formulación de las tareas a realizar pero es la administración la que aprueba, modifica y rechaza las posiciones sugeridas por los administrados. En el caso de modificación o rechazo la administración deberá justificar su posición. 5º Codecisión/ colegialidad (cogestión): Los administrados ejercen una influencia efectiva y directa en la elección o rechazo de un plan de acción y toma de decisión. La codecisión implica una decisión tomada en común y la cogestión supone una codesición que se llega a gestionar en la práctica. Es decir se participa de la toma de decisión y de la gestión y ejecución de la misma. 6º Poder delegado: La administración delega en los administrados la capacidad de decisión de forma autónoma en ciertos aspectos previamente delimitados por la administración. La persona delegada tiene autoridad para tomar sus propias decisiones sin consultar a nadie. 7º Autogestión (autonomía): Implica que la persona o entidad determina por ella misma sus orientaciones y escoge los medios y controles pertinentes, sin tener que acudir a ninguna autoridad externa.

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Gento (1994) establece un continuo muy parecido al de Sánchez de Horcajo (1979) pero aplicado a los diferentes grados de acceso que tienen los miembros de la comunidad educativa a la toma de decisiones (Cuadro nº 2). El que un padre o madre, o un profesor o profesora, o un alumno o alumna se limite a intervenir en la toma de decisiones desde un punto de ese continuo va a depender del grado de responsabilidad que asuma en el proceso educativo. Atendiendo a ese grado de responsabilidad atribuida, puede hablarse de una escala de participación cuyos niveles son los que siguen: + DIRECCIÓN

- DIRECCIÓN

- PARTICIPACIÓN Información

+ PARTICIPACIÓN Consulta

Propuesta

Delegación

Codecisión

Cogestión

Autogestión

Cuadro nº 2: Escala de participación según el grado de implicación en la toma de decisiones (Gento, 1994).

Como se puede ver, se pueden dar diversos niveles de implicación en la toma de decisiones que van a tener los miembros de la comunidad educativa, y pueden ir de menos a más participación. Como es lógico cuanto menos participativo sea ese nivel de implicación, la decisión tomada será más directiva y autoritaria y viceversa. Estos niveles de implicación se pueden dar en las distintas modalidades de participación que hay: 1.- En la participación representativa a través de los cauces participativos regulados legalmente (Consejo Escolar, Claustro de profesores/as, Junta de Delegados/as de alumnos/as y las asociaciones tanto de alumnos/as como de padres y madres de alumnos/as). 2.- En la participación directa a través de las tutorías, reuniones con padres y madres, asambleas de clase, encuentros esporádicos de profesores/as y padres/madres,... Así, de menos a más participativos, los niveles de implicación son: a) INFORMACIÓN: Dando y recibiendo información. Los interesados son informados de una decisión ya tomada. Ninguna consulta. De todas maneras, ellos pueden ejercer cierta influencia, reaccionando si la decisión no les conviene. Este nivel no nos interesa, ya que excluye la participación.

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b) CONSULTA: Aceptando y dando opiniones: aquí hay consulta. Se pide opinión a los interesados pero la decisión, una vez aceptada, la toma la autoridad correspondiente. Hay un mayor nivel de participación pero sigue siendo insuficiente. c) PROPUESTA: Elaborando propuestas: los interesados pueden opinar y ofrecer opciones y argumentar a favor o en contra, pero la autoridad decide aprobar o modificar esas propuestas o asumir otras. d) DELEGACIÓN: Asumiendo la delegación de atribuciones: a los interesados se les delega atribuciones en un ámbito determinado, en el cual, quienes han recibido dichas atribuciones pueden actuar con autonomía para su ejecución. Ahora bien, aquí todavía la toma de decisiones es responsabilidad última de la autoridad, que no está obligada a aceptar esas alternativas o soluciones, si no las ve prácticas, razonables o no confía en ellas. e) CODECISIÓN: se produce la decisión en común, tras la participación de los interesados. Sin embargo, la ejecución de lo que se lleve a cabo no corresponde a los implicados en la decisión. f) COGESTIÓN: la participación de los implicados se produce en la toma de decisiones y en la puesta en práctica de las mismas. g) AUTOGESTIÓN: la decisión corresponde a quienes han de ponerla en práctica, tal como ocurre en la cogestión, pero se diferencia en que para ejecutarla gozan de total autonomía y sin ninguna injerencia de otras instancias. Si esta escala está relacionada con el grado de responsabilidad que cada uno asuma en el proceso educativo, en la medida en que las personas (profesorado, alumnado, familias, profesionales, autoridades locales,...) se impliquen hasta el grado de codecisión, cogestión o autogestión, querrá decir que han asumido la educación como una corresponsabilidad educativa y que todos los sectores implicados en la escuela se sienten comprometidos en las tomas de todas las decisiones que implican esa corresponsabilidad. Sin embargo, en la realidad esa implicación de todos los sectores no está tan claro que exista, incluso entre el sector del profesorado, tal como demostró Sánchez Martín (1990) con los resultados encontrados en un estudio en el cual, refiriéndose a la participación real del profesorado definida como manera de actuar a la hora de intervenir en las decisiones que afectan a la vida del centro, un 30,3% del profesorado dice no participar en dichas decisiones, un 55,1% habla de una toma de decisión parcial y sólo un 12,6% afirma que siempre participan de las tomas de las decisiones. Pero cuando se les pregunta por la participación ideal, el porcentaje que

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cree debe participar siempre es del 38,4% y casi siempre es del 32,8%. Llama la atención comprobar que un 20,7% contesta que en absoluto cree que debe participar. Este continuo del grado de implicación en las tomas de decisiones, el Equipo Claves (1994) lo reducen a la Información, como el grado mínimo de implicación posible, la Consulta y, por último, la Codecisión como el grado de implicación asociativa más alto en donde no sólo se toman las decisiones colectivamente sino que se interviene en las resoluciones adoptadas. Además de los grados de implicación que van desde un nivel informativo hasta una autogestión educativa, varios son los autores que igualmente han establecido niveles de participación. Así, para Conoley (1987), los padres y las madres pueden implicarse en la educación de sus hijos e hijas al menos en cuatro niveles, que de menor a mayor implicación serían: Nivel 1: Compartir información básica entre la escuela y el hogar. Nivel 2: Participar en programas de colaboración escuela-hogar o establecer posibles sistemas de comunicación escuela-hogar. Nivel 3: Asumir responsabilidades de forma activa en la escuela, disminuyendo la discontinuidad entre ambos contextos (escuela-hogar). Nivel 4: Incluye la educación recíproca entre padres y madres y profesorado. Por su parte, Epstein (1988) establece cinco niveles de implicación de los padres en la escuela siguiendo un modelo jerárquico: a) Un primer nivel en donde intervienen cubriendo las obligaciones básicas de los padres y las madres. Estas obligaciones básicas pasarían por conseguir el bienestar y la salud de los niños y niñas; por asegurar que éstos adquieran las habilidades que necesitan poseer para asistir a la escuela, supervisar cada período de su desarrollo y crear las condiciones en el hogar para apoyar el aprendizaje escolar y la conducta apropiada para cada nivel escolar. b) Un segundo nivel en donde los padres y las madres intervienen cubriendo las obligaciones básicas de la escuela. Estas obligaciones de la escuela pasan por establecer una comunicación frecuente entre la escuela y la familia para hablar de los

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programas y las actividades del colegio y del progreso del aprendizaje escolar de los hijos e hijas. c) Un tercer nivel en donde se establece una implicación de los padres y las madres en la escuela. Esta implicación abarca un grado más que el anterior pues aquí los padres y las madres colaboran con la escuela como voluntarios y asisten a las actividades deportivas y festivas o van de observador a un aula como manifestación de apoyo a la escuela. d) Un cuarto nivel en donde aparece una implicación de los padres y las madres en actividades de aprendizaje en el hogar. Estos padres y madres responden a las demandas de ayuda de sus hijos e hijas o a las demandas del propio profesorado. e) Un quinto nivel en donde los padres y madres se implican en actividades de consejo y gobierno de la escuela. Aquí la participación de los padres y las madres abarca la pertenencia y trabajo en asociaciones, consejo escolar, en comisiones, grupos, etc. Por su parte, Bastiani (1987) hace la siguiente clasificación de niveles de menos a más participación pero desde la perspectiva de la intervención del profesorado: a) Compensación: el profesorado interviene en la escuela con el fin de corregir las desigualdades y las deficiencias. b) Comunicación: el profesorado comunica al resto (a los padres, a los alumnos y a la sociedad) sus propósitos educativos. c) Rendición de cuentas: El profesorado responde ante las familias y la sociedad en general de los resultados del proceso educativo con el alumnado. d) Participación: El profesorado comparte con los otros sectores que conforman la comunidad escolar, las decisiones y la responsabilidad. Para Macbeth (1984) existen tres niveles que los establece para todos los miembros de la comunidad educativa. Así las personas que forman una comunidad educativa pueden participar en un nivel de: a) Decisión. Tomar decisiones que suponen el ejercicio del poder. b) Control. Asumiendo la responsabilidad de control sobre quienes ejercen el poder. c) Comunicación. Los que ejercen el poder comunican lo que hacen.

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Un estudio de Donovan (1983) sobre las actitudes de los directores/as de las escuelas públicas de Boston hacia la implicación de los padres en la toma de decisiones en educación analizó el nivel de aceptación por parte de los directores sobre la participación en la toma de decisiones de los padres. Se analizaba las tomas de decisiones en las siguientes categorías: 1.- Crítica organizativa 2.- Planificación y Evaluación 3.- Clima escolar 4.- Comunidad Escolar 5.- Educación extraescolar Se comprobó que había un nivel alto de aceptación por parte de los directores cuando las decisiones tenían que ver con aspectos relacionados con las últimas categorías (comunidad escolar y educación extraescolar). Sin embargo, en donde menos aceptaban la implicación de las familias era en las que tenían que ver con la crítica organizativa y la planificación y evaluación. Este estudio viene a demostrar que el profesorado está más dispuesto a aceptar la intervención de los padres en las decisiones cuando éstas se relacionan con aspectos más periféricos del proceso de enseñanza-aprendizaje. Podemos concluir que el acceso de las familias y de los demás miembros de las comunidades educativas a los procesos de toma de decisiones puede variar desde niveles meramente informativos hasta grados altos de participación como pueden ser los niveles de cogestión y autogestión. Aunque lo ideal es llegar a un tipo de participación de cogestión, e incluso de autogestión, esto no significa que los primeros niveles haya que rechazarlos. No olvidemos que la participación no se puede improvisar y que nazca de la noche a la mañana, es un proceso. Y como tal proceso puede haber una diversidad participativa, según los centros, que puede oscilar desde prácticas consultivas hasta formas de auténtica autogestión. En esa diversidad participativa va a influir la experiencia en sí sobre la participación, el concepto que de la participación se tenga, el grado de pertenencia del sujeto a un determinado colectivo, el centro educativo del que se forma parte, el modelo de escuela que se propugna implícita o explícitamente y la actitud personal de cada uno de los participantes (Galán, D.; Gutiérrez, Mª D.; Lorenzo, E. y Sánchez, P. 1993).

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Por último, las diferentes experiencias participativas podrían agruparse en tres tipos de participación, que según Paterman (1970) serían: 1. PARTICIPACIÓN PLENA: Se comparte el poder real e individualmente 2. PARTICIPACIÓN PARCIAL: se puede influir en las decisiones pero no tomarlas o compartirlas. 3. SEUDO-PARTICIPACIÓN: las cuestiones en las que se participa cuando llegan a tales foros, ya han sido decididas, y, por tanto, poco más se viene a resolver en estos órganos que lo referido al hecho de informar a los participantes. Como resumen de este apartado, hemos elaborado el Cuadro nº 3, en donde hemos diferenciado los distintos niveles de toma de decisiones comentados en función de los tres tipos de participación según Paterman...


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