Educación DE LAS Artes Visuales Y Plasticas EN Educación Primaria PDF

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EDUCACIÓN DE LAS ARTES VISUALES Y PLASTICAS EN EDUCACIÓN PRIMARIA

CAPITULO 1. RETOMANDO FALSAS CREENCIAS INTRODUCCION EL sistema educativo relega de la educación artística a un segundo plano, lo que provoca una desarticulación entre la persona y el arte desde la infancia. 1.1.El artista nace, no se hace El hecho de que el artista “nazca” implica una condición “genética”, por lo tanto, queda descartado que el artista se pueda formar a lo largo de su vida, por lo que se entiende que “no hay nada que hacer” cuando no existe condición para el arte. Quienes están “dotados” con esas cualidades puedes ser entendidos como genios. “El artista nace, no se hace” resume que la capacidad de crear no se aprende, se hereda. La carga genética determina nuestras aptitudes artísticas, para las que el aprendizaje en educación pierde importancia. Por ello existen alumnos a quienes “se les da bien” o “valen”, lo que viene a significar que poseen cualidades que no se enseñan en la escuela. Efland (2002) resumen este conflicto en lo que denomina drama de la educación artística, definido como la dualidad entre los que defienden la enseñanza de la educación artística como una disciplina más, siguiendo los esquemas propios centrados en los contenidos, y los que se decantan por el abandono de todo método en pro de la expresión personal, dejando varada la enseñanza artística en un descubrimiento a través de los propios medios de cada niño. Hoy en día la educación artística tiene una aparente presencia en el currículo escolar, aunque su posición no es equivalente a la de otras materias consideradas como troncales. En la LOMCE, se convierte en una asignatura especifica no obligatoria que puede no ser elegida en ningún curso si así lo estiman las comunidades autónomas, lo cual no concuerda con lo que el currículo establece al describir los objetivos de etapa de dicha asignatura. La educación artística se comprende como la acción de dirigir, desarrollar y perfeccionar las capacidades, habilidades y destrezas artísticas necesarias para la formación integral de las personas. Concebir la educación artística como parte de la formación integral supone comprenderla como imprescindible, como elemental. La sentencia prematura de la carga genética, condena a nuestros alumnos al fracaso en la formación artística. La educación artística contribuye no solo a la adquisición de habilidades y conocimientos artísticos, sino también al desarrollo cognitivo del niño; por tanto, desde un enfoque evolutivo, es esencial y debería ser una materia fundamental, troncal. En efecto, contribuye al desarrollo de capacidades de pensamiento abstracto y visual dotándonos de unas mejores competencias perspectivas, memorísticas y atencionales. Esa idea de don es desechada a la luz de los argumentos, abriéndonos las puertas a concebir la capacidad creativa como una capacidad humana, presente en todos nosotros que puede y debe ser desarrollada a través de la educación artística en la escuela y fuera de ella, que se estimula, enseñan y aprende.

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1.1.1. La expresión artística se enseña y se aprende La capacidad de crear es una forma de pensar modulada por la experiencia, al alcance de todos. El proceso de despojar la creatividad del ropaje de los mitos, esa retirada de la veladura de las falsas creencias nos sitúa en disposición de visualizar la verdadera naturaleza de la educación artística. 1.1.2. La creatividad se inhibe y se estimula El artista no nace, se hace; la creatividad se aprende y se desarrolla como parte de la expresión artística, como parte del ser humano. La capacidad creativa se encuentra relacionada con la inteligencia corporal-cinestésica (Gardner). “Todos los niños nacen creativos, por ello no deberíamos preocuparnos por motivar a los niños para que se comporten de forma creativa, pero sí debemos preocuparnos por las restricciones psicológicas y físicas que el medio pone en su camino, inhibiendo su natural curiosidad” (Lowenfeld y Lambert,1980) Todos tenemos capacidades creativas que pueden descubrirse, potenciarse y desarrollarse desde la educación. En el ámbito escolar esto corresponde a la educación artística. 1.1.3. La creatividad para crear. Y crear, ¿para qué? El rasgo distintivo de la educación artística es la creación visual. Para expresarse El centro de la creación es aquello que el alumno desea expresar en un proceso desde lo que podemos entender como “su interior” hasta el exterior. Expresar implica enunciar, formular, exportar, pronunciar, opinar, articular, emitir, exclamar, etc. El valor expresivo incluye el valor plástico (estética y creatividad), el proyectivo (vida afectiva), el narrativo (comunicación verbal) y el sociocultural (diversas áreas de conocimiento y narración de sus contenidos). Para comunicarse En la comunicación es importante ser entendidos, que el receptor sepa interpretar el mensaje y que sea efectiva la comunicación. La propuesta educativa depende de las condiciones de los receptores y de sus capacidades perceptivas. Para desarrollar nuestras capacidades

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La creación es entendida como un vehículo para el “entrenamiento”, la experimentación y el dominio de técnicas, soportes y capacidades. Creamos para aprender a crear, para aprender a proceder, para aprender a pensar ideas, para aprender a resolver problemas. Para nuestro desarrollo personal Crecer como personas a través del arte es uno de los principales argumentos que justifican su presencia en el currículo y, por eso mismo, el propio acto creativo se convierte en uno de los vehículos para desarrollarlo. Además, la propia creación revierte directamente sobre el contexto en que se crea (exposiciones, producción artística…) y sobre el propio sujeto creador (autosatisfacción, superación personal…) 1.1.4. Todo ser humano es un artista… el arte está en la vida Beuys consideraba que, para una adecuada preparación del ser humano, para adquirir las competencias necesarias para vivir en sociedad, en la política, en lo urbanístico y en lo social, era esencial desarrollar una educación donde los medios de expresión fueran el eje central; que el ser humano pueda contemplar sus pensamientos como un artista su obra, esto es, que mire en su pensamiento. 1.2. La educación artística es un maría La educación artística se entiende como una asignatura maría, irrelevante en la formación escolar, secundaria e incluso prescindible, asociada a la actividad lúdica, por tanto, fácil y que se aprueba sin esfuerzo. La LOE la sitúa como una de las asignaturas “especiales”, plantea la necesidad de entender y conocer desde edades tempranas los fundamentos del lenguaje artístico para poder llegar a desarrollar procesos cognitivos clave como la atención, la percepción, la inteligencia, la memoria, la imaginación y la creatividad, además del disfrute, la valoración y el respeto del patrimonio cultural y artístico. Los motivos por lo que a dicha de hoy sigue considerándose una asignatura maría en la escuela son múltiples: la poca importancia de lo saberes vinculados a la creatividad, la falta de conexión con un mundo laboral concreto, la ausencia de una titulación para la especialización de los maestros de la etapa, la incomprensión social del ámbito artístico, etc. 1.2.1. La educación artística no es (solo) dibuja, pinta y colorea La enseñanza de los fundamentos debe proporcionar las bases fundamentales que doten a los alumnos de las herramientas básicas para desenvolverse en nuestro sistema cultural facilitando así aprendizajes para el acceso a la cultura del arte, formando actitudes críticas y ofreciendo al alumno la posibilidad de ampliar su espectro de opciones para comprender el mundo en el que habita. Las capacidades que operan con las actividades y tareas propias de la educación artística son las que se

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corresponden con: la percepción visual, táctil y cinestésica; la creatividad; la inteligencia artificial; el pensamiento visual; la imaginación; la memoria visual; la valoración y la evaluación cualitativa de imágenes y objetos; la sensibilidad estética. Por lo tanto, los contenidos que se definían para la educación artística han de desarrollar y trabajar con esas capacidades, bien desde lo conceptual, desde lo procedimental o desde lo actitudinal y, por supuesto, desde las tres perspectivas paralela o simultáneamente.

1.2.2. Tampoco la educación artística es solo la educación visual La noción de arte visual reducido a la imagen presenta varias incompatibilidades con el arte producido a partir de la segunda mitad del pasado siglo, pero también desde la Prehistoria hasta la Edad Media, pasando por civilizaciones como la egipcia, la mesopotámica y muchas otras. Puntos de colisión: -

La noción de imagen va ligada a la idea de percepción visual. El arte de nuestro siglo ha reivindicado otras formas de expresión no necesariamente vinculadas a la imagen e, incluso, promoviendo la no utilización de esta.

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La imagen se remite, tradicionalmente, a la bidimensionalidad. No solemos hablar de imagen cuando estamos refiriéndonos a una escultura o un edificio. Pero la escultura puede ser una imagen visual, analizada bajo los criterios de volumen, espacio y estructura.

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Efectuar un análisis centrado única y exclusivamente en la imagen puede no conducir más que a un análisis formal, no siendo esta la intencionalidad elemental en ellas, ni una clave de su comprensión. El análisis de la imagen debe auxiliarse de disciplinas como la historia del arte, la psicología, la filosofía, la sociología, la iconografía.

1.3. Para ser un artista lo primero que hay que hacer es saber dibujar El propio currículo de la LOMCE así lo señala: entender, conocer e investigar desde edades tempranas los fundamentos de la educación artística va a permitir al alumnado el desarrollo de la atención, la percepción, la inteligencia, la memoria, la imaginación y la creatividad. Sin embargo, como ciudadanos del siglo XXI, los alumnos nos pueden estar alejados de las tecnologías de su momento. 1.3.1. El dibujo como proceso fundamental en la cognición El dibujo es un proceso fundamental para la cognición en los procesos de organización visuoespacial, en la representación en el espacio y en el control motriz, entre otros. El niño proyecta, sus recuerdos, sus deseos, sus miedos, emociones, a través del dibujo, pero también emplea para ello más medios de expresión, con o sin imágenes, verbales y no verbales. Reducir la educación artística a la adquisición de habilidades para el

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dibujo deriva en una educación incompleta que obvia el enorme potencial de la materia. Si los fines del dibujo en educación primaria se centran en el desarrollo de las dimensiones cognitiva, afectiva, expresiva y creativa del alumno, entendemos que el propio concepto de dibujo debe redefinirse a partir de la realidad contemporánea. Por tanto, el dibujo ha de comprenderse como herramienta, como técnica expresiva y comunicativa, como vehículo para desarrollar procesos más complejos. 1.3.2. Saber dibujar no es lo primero ni lo único. Es solo una parte Entender que “dibujar bien” es hacerlo conforme a un lenguaje realista o naturalista convierte cualquier otro tipo de expresión gráfica en “dibujar mal”. El dibujo se configura como un ejercicio excelente para la observación y la representación visual de lo externo, ayudando al alumno a interiorizar conceptos, símbolos y significados que le permitirán desarrollar otras formas de expresión más complejas, más allá de la representación puramente visual y figurativa. Una vez establecidos los conceptos y adquiridas las grafías es necesario trabajar en la búsqueda expresiva no solo de objetos concretos (aquellos que se puede percibir con los sentidos) sino también acceder a procesos de abstracción para representar lo tangible y lo intangible, así como ideas o conceptos inmateriales que no se perciben con los sentidos, como pensamientos, emociones, sueños o sentimientos. 1.3.3. En la escuela no formamos artistas El papel del maestro en educación artística en primaria no debe ser, por tanto, ni obviar una parte fundamental de la formación de sus alumnos ni formar artistas, sino acompañarlos en la enseñanza y el aprendizaje de los procesos creativos, como generadores y receptores,-muchas veces consumidores- de imágenes, ayudando a explorar y conocer materiales, técnicas y destrezas, desarrollando la capacidad analítica y crítica, como observadores inmersos es una cultura donde predomina el lenguaje audiovisual. 1.4.Para disfrutar el arte hay que entenderlo Apreciar y disfrutar el arte implica, más allá de las estructuras y herramientas interpretativas adecuadas, la adopción de actitudes que favorezcan la recepción de las obras ya sea en un camino hacia la atribución de significados o bien hacia el conflicto cognitivo, activador de mecanismos que generan nuevos aprendizajes. Esta actitudes pueden concentrarse en dos fundamentales: - Respeto hacia lo artístico: respetar implica aceptar lo creado por otros en todas sus dimensiones. - Amplitud de los valores, los esquemas: ampliar los valores significa asumir, primero, que son relativos y que son atribuidos, que son cambiantes y subjetivos. Además, implica reconocer que existen infinidad de valores.

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CAPÍTULO 3. CÓMO ENSEÑAR EL ARTE. MUCHO MÁS QUE UNA CUESTIÓN DE METODOLOGÍA DOCENTE. 3.1. ¿Seguimos haciendo lo mínimo? Se trate de afrontar los estigmas que han dañado la educación artística, aprovechar sus potencialidades y darles un giro de 180 grados para orientar esas prácticas hacia el desarrollo del pensamiento creativo de nuestros alumnos. 3.1.1. Hacemos manualidades Existen multitud de editoriales con un amplio recorrido en el área, conformadas por profesionales y expertos en la materia, cuyas ventajas y beneficios son conocidos. Estos proporcionan un recurso guiado para desarrollar la asignatura dentro de los parámetros establecidos en el currículo. Son un recurso verdaderamente útil cuando son bien elegidos y utilizados, entendidos como complemento didáctico en el aula, siguiendo, por ejemplo, las orientaciones de ampliación, complemento y extensión de cada actividad que se suelen sugerir en la guía docente o libro del profesor. Los cuadernillos de expresión artística pueden ser un punto de partida de la asignatura, incluso un eje que estructure el guion principal o una fuente de inspiración, pero siempre como punto inicial para desarrollar, más allá del libro, las prácticas en el aula. El tipo de tarea adecuada debe estimularlos, empujándolos a ampliar sus destrezas y sus prácticas, y a desarrollar en consecuencia actitudes de cuestionamiento, crítica y reflexión continua sobre su entorno visual; actividades que provoquen un aprendizaje y un cambio en su manera de mirar, ver, pensar y representar de forma gráfica. Resulta clave proporcionar un abanico variado de materiales y soportes en un espacio o aula adecuada a la naturaleza del conocimiento. Los alumnos necesitan experiencias de expresión artística que les permitan adquirir las destrezas y conocimientos recogidos en el currículo, desarrollando sus habilidades y actitudes al máximo, lo que requiere aprender el dominio de destrezas y técnicas, la adquisición de conceptos estéticos, así como la participación en un amplio abanico de oportunidades expresivas, favoreciendo su desarrollo, crecimiento y maduración creativa y visual. 3.1.2. Elaboramos objetos decorativos No es cuestión de oponernos a la realización de trabajos manuales en el aula, sino de aproximarnos a estas prácticas de manera reflexiva, descartando aquello que resta valor educativo y potenciando sus posibilidades didácticas y creativas. En la medida en que el tiempo para la educación artística es cada vez más limitado, nos vemos obligados a elegir muy buenas prácticas, y no aquellas que ni siquiera cumplen objetivos curriculares básicos. Una de las múltiples maneras de dar un giro positivo a las manualidades es, por ejemplo, plantear la tarea como proyecto de investigación y como oportunidad para desarrollar un proyecto personal, lo que deriva en una fuente de motivación para lo alumnos, quienes tendrían que explorar, pensar y tomar decisiones en su camino de indagación para llegar a la meta, a través de proyectos creativos en los que se vean integrados esfuerzo, actitud e implicación en la tarea.

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3.1.3. Formamos pequeños artistas La educación artística debe orientarse a desarrollar capacidades en nuestros alumnos, despertar su espíritu crítico, formarlos como consumidores habituales de imágenes y desarrollar su creatividad. Es un error alejarnos de la educación para tratar de formar artistas, estimulando únicamente a los alumnos con mayor predisposición expresiva y generando frustración en aquellos que puedan experimentar dificultades. Convertir las clases de educación artística en talleres de formación de pequeños artistas es un error, a veces consecuencia de los esfuerzos por alejarnos, precisamente, de los estereotipos que limitan la materia, lo que nos lleva a caer en el extremo opuesto. Debemos estimular en nuestro alumnos la creatividad, proporcionándoles las oportunidades para desarrollar su sensibilidad estética, dotándoles de herramientas y destrezas valiosas para su desarrollo, así como para su vida adulta. 3.1.4. Interpretamos los dibujos de los niños En ocasiones, el maestro puede detectar a través de los dibujos de sus alumnos algún tipo de problema. En este caso, será conveniente tratarlo con el psicopedagogo o psicólogo de la escuela profesional que deberá valorar la cuestión y ahondar en ellos si lo considera pertinente. La expresión artística, en todas sus posibilidades, es importante y necesaria en nuestra materia en un sentido pedagógico y no psicoterapéutico. Por tanto, no debe tomarse en cuenta más allá de lo que representa y del papel que juega en los procesos de enseñanza-aprendizaje, alejándonos de la búsqueda de interpretaciones de significados ocultos, para valorar la adquisición de conocimientos y el desarrollo de aptitudes en los alumnos. 3.1.6. Creamos al margen de la realidad actual Se trata de enriquecernos con los estímulos ambientales, favoreciendo una manera de observar que beba de la reflexión crítica. Aproximar la educación artística a la realidad supone incorporar el arte del presente como contenido de la materia. Entenderlo así permite acercar a los alumnos al arte que no es contemporáneo como forma de expresión, análisis y crítica de la sociedad actual. 3.1.7. Descuidamos la evaluación Evaluar únicamente el resultado final con base en criterios estéticos y plásticos es un error del que debemos alejarnos para valorar exclusivamente los aprendizajes y la consecución de objetivos. El maestro debe tener en cuenta las respuestas de sus alumnos, sus actitudes, la implicación hacia la tarea, la resolución de conflictos, el desarrollo de sensibilidades, proyectos, destrezas. La evaluación debe contemplar la evolución en el aprendizaje no como resultado

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final, sino como instrumento de mejora y de continuidad en el proceso educativo, reorientándolo para su aprovechamiento. Se trata, por tanto, de seguir una evaluación formativa, es decir, que se aplique de manera continua durante cada etapa del proceso educativo, de manera que sirva de ayuda para maestro y alumno, ayudándonos a comprender, corregir y mejorar las dificultades experimentadas por ambas partes. Se trata de acercarla a la evaluación informal que realizamos de manera natural en nuestro día a día, para enfrentar y resolver problemas cotidianos, como herramienta de mejora, alejándonos de su formulación exclusiva como clasificación positiva o negativa, para convertirse en instrumento de superación de dificultades....