El conflicto generacional en las obras El baile, de Iréne Némirovsky, y La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca PDF

Title El conflicto generacional en las obras El baile, de Iréne Némirovsky, y La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca
Author Adriana Collado
Course Lectura y Análisis de Textos Literarios II
Institution Colegio de Ciencias y Humanidades UNAM
Pages 6
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Summary

Trabajo final de literatura sobre ...


Description

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El conflicto generacional en las obras El baile, de Iréne Némirovsky, y La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca El presente trabajo pretende hacer una comparación entre el conflicto de Antoinette, su madre Rosine, personajes centrales del libro El baile, de la escritora Irène Némirovsky, Adela y su madre Bernarda, personajes de la obra de teatro escrita por García Lorca. A manera de introducción, vale la pena recuperar las sinopsis de la historia que cuenta cada texto. En primer lugar, El baile, retoma la vida de los Kampf, quienes: “Instalados en un lujoso piso de parís, poseen todo lo que el dinero

puede

comprar,

excepto

lo

más

difícil:

el

reconocimiento de la alta sociedad francesa. Así pues, con el propósito de obtener el codiciado premio, preparan el gran baile para doscientos invitados. Pero en casa de los Kampf

no todos comparten el mismo entusiasmo. Herida en su orgullo por la prohibición materna de asistir, Antoinette, de catorce

años,

observa

con

amargura

los

agitados

preparativos del baile y siente que ha llegado la ocasión de enfrentarse a su madre, afirmarse a sí misma y realizar su propia entrada en la edad adulta. Con un breve gesto, tan impulsivo como espontáneo, provoca una situación absurda que

culminará

en

un

final

dramático

y

revelador”

(Némirovsky, 2006, Contraportada). Mientras que, en la historia creada por García Lorca, nos encontramos con el reflejo de “las costumbres tradicionalistas de una familia que queda desamparada cuando fallece el esposo de Bernarda, quien debe salvaguardar la honra de sus hijas a costa de cualquier cosa, incluso de su propia infelicidad, terminando en un desenlace funesto” (García, 1992: 309). Rosine y Antoinette se volvieron ricas gracias a su esposo/padre. Pero el dinero no viene con el reconocimiento y es por ello que, de manera desesperada, Rosine busca formar parte de la élite y su hija le guarda un gran rencor por negarle la oportunidad de brillar tanto como ella (no olvidemos que, en algún punto de la historia, la misma madre le dice que ese es el momento de ella, no de la joven de 14 años).

Para Adela, en cambio, su odio va más bien dirigido a la prohibición por parte de Bernarda de tener pareja y una vida, ya que, por el fallecimiento de su padre, la nueva matriarca del hogar decide imponer un luto de siete años en los que ninguna de las mujeres que viven en la casa podrá salir o trabar nuevas relaciones. Vemos así que tanto Adela como Antoinette guardan resentimiento hacia sus respectivas madres por no permitirles hacer lo que, desde sus puntos de vista, está bien y es deseable. Asimismo, podemos identificar las formas en las que cada una contraataca. Adela se rebela contra Bernarda al no obedecer la orden directa de no buscar al prometido de su hermana mayor. Se embaraza de él y, después de ser descubierta y ver que su enamorado huyó, decide terminar con su vida colgándose en su alcoba. Sus ataques fueron siempre directos y notorios, incluso cuando mantenía la relación secreta con el prometido de Angustias (nombre de su hermana mayor), no le importaba que otras de sus hermanas ya supieran de sus andadas y que incluso le enviaran indirectas frente a los demás. Antoinette, en cambio, es sigilosa. La mayor parte de la molestia y quejas ocurren en su interior, y es gracias al narrador en tercera persona que los lectores se enteran de los pensamientos en cadena que la pequeña tiene

hacia su madre, padre, y sus ganas de ser presentada en sociedad y tener su momento. El ataque que dirige contra Rosine es, en mi opinión, igual de espontáneo que el de Adela, pues es en un arranque de enojo que decide no enviar las invitaciones para el gran baile que sus padres estaban organizando. Después de su acción rebelde, Antoinette vuelve a ser una niña pasiva que no dice mucho ante sus padres y que observa, con sigilo, cómo la fiesta se vuelve un total fracaso. La relación entre madre e hija en ambas historias es disfuncional; para Adela, hay un claro desafío ante los mandatos de Bernarda mientras que para Antoinette la principal lucha es consigo misma. Sus pensamientos la mantienen creando escenarios múltiples en los que se pregunta en dónde terminará ella, su padre y su madre. Es interesante observar cómo una relación tan común dentro de las sociedades se vuelve el conflicto principal en dos historias famosas a nivel mundial. Ambos autores son contemporáneos y sus muertes fueron causadas por una guerra (para Lorca, la guerra civil en España, para Némirovsky, una enfermedad ocasionada dentro de los campos de concentración).

“La relación entre madre e hijas es un tema apasionante porque la importancia que una madre adquiere para su hija es fundamental y decisiva a la hora de dar forma a su experiencia del mundo” (Caballé, 2017), afirma un artículo de EL PAÍS. Tal vez por eso es que tantos escritores dedican sus historias a esta singular relación. Los niños, por naturaleza, aprenden de la sociedad al imitar a sus madres. Es por eso que la madre y el padre fungen como los primeros entes de socialización del nuevo individuo. Sin embargo, llega un punto en el que, después de aprender e imitar todo lo humanamente posible de sus madres, las hijas necesitan un punto de quiebre, que les permita crear su propia vida como seres individuales. Pero, ¿Qué ocurre cuando la relación entre madre e hija se vuelve tan disfuncional como en los casos de Adela y Antoinette? El punto de quiebre se vuelve mucho más grande. Christine Angot (Caballé, 2017), autora francesa, se cuestiona en sus textos sobre el origen de estas relaciones rotas y llega así a una pregunta interesante: ¿Hasta qué punto la insatisfacción materna (a menudo sexual) no recae en las hijas como un plomo que les impedirá volar libremente? En el caso de Adela, la insatisfacción de Bernarda la orilla a buscar por métodos no convencionales su libertad. Igual que en el caso de Antoinette,

en cuya madre se nota más el sentimiento de envidia y necesidad de atención que en el de Bernarda. Es así como, de manera no premeditada, dos escritores que no se conocieron, pero vivieron en la misma época, coincidieron en el tema central de una de sus obras. Y además, esto nos permite realizar una comparación entre los elementos de la relación inestable que sostiene a ambas familias del siglo pasado.

Bibliografía: Caballé, Anna. (18 de agosto de 2017). “¿Sabes qué, mamá?” en EL PAÍS. Disponible en https://elpais.com/cultura/2017/08/08/babelia/1502205073_244161.html. García Lorca, Federico. (1992). “La casa de Bernarda Alba” en Teatro 2. Dramas. Akal: España. Némirovsky, Irene. (2006) El baile. Salamandra: España....


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