Ensayo Mercader de Venecia PDF

Title Ensayo Mercader de Venecia
Author Marina Fleita
Course Seminario de Periodismo y Literatura
Institution Universidad Nacional de San Luis
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Ensayo sobre el libro El Marcader de Venecia...


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Mercantilismo: una historia de amor en “El mercader de Venecia” Irina Baginay Literatura inglesa y norteamericana Profesorado Universitario en Letras UNSL 2016

En el presente ensayo discutiré la presencia del Mercantilismo como uno de los temas que prevalecen en “El mercader de Venecia” de William Shakespeare, así como dar cuenta del valor moral que se le otorgaba al dinero, en la época del Renacimiento, y como este influía en las relaciones comerciales y humanas. Para comenzar, el Oxford English Dictionary define a “mercantilismo” como el “sistema económico en el cual los metales preciosos (extraídos como consecuencia del descubrimiento de las minas de plata y oro en América) constituyen la riqueza esencial de los Estados” y “espíritu mercantil o interés excesivo en conseguir ganancias en cosas que no deberían ser objeto de comercio.” Tomando la primera acepción, el mercantilismo es un conjunto de ideas políticas y económicas que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del siglo XVIII en Europa, en un momento en el que la economía europea estaba en transición del feudalismo al capitalismo. Las monarquías feudales medievales estaban siendo reemplazados por las nuevas naciones-estado centralizadas, en forma de monarquías absolutas o (en Inglaterra y Holanda) parlamentarias. Los cambios tecnológicos en la navegación y el crecimiento de los núcleos urbanos también contribuyeron decisivamente al rápido incremento del comercio internacional. El mercantilismo se enfocaba en cómo este comercio podía ayudar mejor a los estados por lo que se estableció un significativo control gubernativo sobre la economía; a su vez sirve como causa y fundamento del imperialismo europeo, dado que las grandes potencias europeas luchaban por el control de los mercados en el mundo. Sin embargo tenía como fuerza en contra a la Iglesia, cuyas doctrinas acerca de la piedad y la justicia se oponían a este. “El Mercader de Venecia” puede ser visto como una especia de descripción del contexto en el que se desarrolla el mercantilismo y cómo las riquezas (o falta de ellas) afectaban las relaciones humanas y comerciales. En la obra, el estado de Venecia decide sobre las fortunas y los destinos de sus habitantes, explicitando la intervención estatal que existía en la época; un ejemplo que podemos observar en la obra es el juicio a Antonio por su deuda con Shylock y la sentencia que luego se da al último:

“PORCIA (disfrazada de abogado): […] Aun así te alcanzan las leyes. Si algún extraño atenta por medio directos o indirectos contra la vida de un súbdito veneciano, éste tiene derecho a la mitad de los bienes del reo, y el estado a la otra mitad. El dux decidirá sobre su vida. […]” (pág. 61) “DUX: Te concedo la vida, Shylock […] En cuanto a tu hacienda, la mitad pertenece a Antonio, y la otra mitad al estado, pero quizás pueda condonarla mediante el pago de una multa.” (pág. 61) Shakespeare escribe desde la Inglaterra isabelina, mientras que las acciones de la obra se llevan a cabo en Venecia, cuna del Renacimiento, cuyo crecimiento y esplendor se debe al comercio internacional; sin embargo, ambas fueron grandes beneficiadas por esta forma de comercio y se disputaban los mares junto con el resto de las naciones, imponiendo leyes con respecto al ingreso de los metales, al comercio exterior y, en Inglaterra, leyes que regulaban la navegación como forma de intervenir en el comercio. Como ya mencionamos, la Iglesia fue una de los mayores poderes en oposición al mercantilismo, ya que iba en contra de sus doctrinas acerca de la piedad, la justicia y el concepto de moralidad que rodeaba al uso del dinero. En un ensayo escrito por Anne-Kathrin Marquardt, encontramos que “Very often, in writings inspired by religious themes, merchants and usurers are lumped in one category, together with any other profession that deals with money, and represented as immoral.” (Marquardt, pág. 114) Según el cristianismo (y la religión en general), cualquier profesión que se relacione con el dinero es considerada inmoral por lo que, tanto mercaderes como usureros, eran considerados pecadores; los mercaderes eran criticados por no ser fieles a su suelo natal, prefiriendo ir hacia donde están los negocios sin tener en cuenta la lealtad regional o nacional. Sin embargo, para seguir promoviendo este modo de comercio y crecimiento, los mercaderes buscaron diferenciarse de los usureros y construir una moral “más cristiana” de su actividad monetaria, una diferenciación que también podemos ver en “El mercader de Venecia”. Ésta se construye en base al “riesgo” que representaban la navegación y el comercio internacional en la época. Los mercaderes eran viajeros que arriesgaban toda su fortuna en el comercio marítimo, dejando en manos de Dios el destino de su éxito y convirtiéndolos así en “buenos cristianos”. En “El mercader de Venecia” vemos que Antonio, el mercader, es un ciudadano respetable, porque arriesga su capital cada vez que sus navíos se hacen a la mar para emprender nuevos negocios y se enfrentan a las “tormentas de la adversidad”.

“SALARINO: Tu mente vuela sobre los océanos, donde tus naves, con las velas hinchadas, cual señoras o ricas ciudadanas de las olas, dominan a los pequeños traficantes, que cortésmente las saludan cuando las encuentran en su rápida marcha. SALANIO: Créeme, señor: si yo tuviese confiada tanta parte de mi fortuna al mar, nunca se alejaría de él mi pensamiento. Pasaría las horas en arrancar el césped para conocer donde sopla el viento; buscaría continuamente en el mapa los puertos, los muelles y los escollos, y todo objeto que pudiera traerme desventura me sería pesado y enojoso.” (pág. 7) Las mercancías y los barcos pueden hundirse por lo que ser mercader se convierte en una profesión noble en tanto este sujeta al riesgo y al peligro de la perdida, mientras esté en manos de Dios y la Providencia divina. Incluso cuando Antonio está cerca de la muerte, está predisposición al riesgo que lo colocó en esa posición, al conocerse las noticias de que sus barcos se habían perdido, lo convierte en sujeto de compasión para el resto de los ciudadanos. “ANTONIO: […] La fortuna se ha mostrado conmigo más clemente de lo que acostumbra. Suele dejar que el infeliz sobreviva a la pérdida de su fortuna y contemplar con torvos ojos su desdicha y pobreza, pero a mí me ha libertado de esa miseria.” (pág. 59) Contrario a esto, los usureros siguen siendo vistos como pecadores porque su profesión de prestar dinero no implica riesgo alguno. “Moneylending was considered acceptable if one did not take interest, and if one did not try to recover the money when the debtor could not pay—one was supposed to call the loan a gift.” (Marquardt, pág. 120-121). Un usurero prestaba dinero sujeto a intereses, y se aseguraba de recuperarlo del deudor, ya fuera metiéndolo en prisión o apropiándose de sus posesiones. Al no existir el riesgo en esta profesión, se creía que el usurero no mostraba su confianza en Dios y por ello no era noble. En “El mercader de Venecia”, Shylock se muestra incomodo con la forma de hacer negocios de Antonio, con el riesgo que implica ser mercader: “SHYLOCK: […] quiero decir que es buen pagador, pero tiene muy en peligro su caudal. […] Así tiene sus negocios y capital esparcidos por el mundo. Pero, al fin, los barcos son tablas y los marineros hombres. Hay ratas de tierra y ratas de mar, ladrones y corsarios, y además vientos, olas y bajíos.” (pág. 14) Esta diferencia se expresa continuamente en las discusiones que mantienen ambos al principio de la obra, una diferencia que Antonio marca con vehemencia para no ser agrupado junto con Shylock en el uso inaceptable del dinero. Por cierto que la mención que hace Shylock con respecto a “ratas de tierra y ratas de mar, ladrones y corsarios” no es para nada casual, ya que una de las prácticas imperialistas comunes en el comercio exterior, y sobre todo por parte de Inglaterra,

era la piratería. “Unas de las principales preocupaciones de Isabel fue proporcionar a la Royal Navy barcos y armamentos capaces de superar a España en la ardua puja por el dominio de los mares. […] La Corona otorgaba a los capitanes la famosa patente de corso, que era una autorización de pillaje marítimo a cambio de un impuesto estatal. Los aristócratas y magnates navieros formaron sociedades para financiar las excursiones corsarias, apostando a mucho o nada. Mucho, si la flota regresaba con su botín; nada, si las naves resultaban hundidas o apresadas por la armada Española.” (Tournier, pág. 61-62) Retomando la definición inicial, con respecto a la segunda acepción, el mercantilismo es el “espíritu mercantil o interés excesivo en conseguir ganancias en cosas que no deberían ser objeto de comercio.” Lo cual podemos ver en dos momentos del “Mercader”. Por un lado tenemos la necesidad de Basanio de conseguir dinero para poder casarse con Porcia y, como consecuencia de esto, el préstamo que le hace Shylock a Antonio, a cambio de una libra de su carne. Ambas, el amor y el cuerpo (o la carne humana) no deberían ser “objeto de comercio”, no tendrían que ser negociables. “BASANIO: En Belmonte hay una rica heredera. Es hermosísima, y además un portento de virtud. Sus ojos me han hablado más de una vez de amor. Se llama Porcia, […] Todo el mundo conoce lo mucho que vale, y vienen de apartadas orillas a pretender su mano. […] ¡Oh, Antonio mío! Si yo tuviera medios para rivalizar con cualquiera de ellos, tengo el presentimiento de que había de salir victorioso.” (pág. 10) Cabe destacar que, anteriormente, Basanio hablaba de sus problemas financieros con Antonio y plantea su plan de conquistar a Porcia como una solución “para librarme de deudas”. Si bien las comedias de Shakespeare reivindican los casamientos por amor, este no deja de sentirse como un negocio o una transacción comercial, debido a los problemas que genera el dinero en la trama de la obra. El amor no debería ser objeto de comercio pero, en el contexto del mercantilismo, era lo normal; el dinero es el eje organizador de la vida humana y las mujeres eran, también, objetos con los que se “negociaba” el estatus social de la familia. Incluso cuando los personajes se proponen contrariar las normas sociales de su época (como Jessica, judía, y Lorenzo, cristiano, al casarse) el dinero sigue siendo necesario e importante para consumar la acción. El amor de Antonio por Basanio es lo que le moviliza a contraer una deuda que luego no puede pagar; el dinero es lo que necesita Basanio para casarse con Porcia; dinero es lo que roba Jessica para poder escaparse con Lorenzo; y el amor por el dinero es lo único que Shylock tiene luego de perder a su hija. El dinero es necesario para conseguir el amor, el cual no está exento de

ser convertido en mercancía. Así como tampoco están exentos los cuerpos, lo cual estaría representado en la libra de carne que exige Shylock como pago por la deuda contraída por Antonio. “SHYLOCK: Venid a casa de un escribano, donde firmaréis un recibo prometiendo que si para el día no habéis pagado, entregasteis a cambio una libra justa de vuestra carne, cortada por mí del sitio de vuestro cuerpo que mejor me pareciere.” (pág. 17) El interés de este intercambio se inclina más por la justicia (o la versión de justicia que entiende Shylock) que por una ganancia económica, ya que “una libra de carne humana vale menos que una de buey, camero o cabra.” (pág. 17) Sin embargo, es el hecho de que se firma un documento que explicita un préstamo de tres mil ducados a cambio de una libra de carne humana en donde se expresa el mercantilismo, ese interés por obtener algo que no debería ser comerciado en primer lugar. “SHYLOCK: […] Tantos esclavos tenéis, que pueden serviros como mulos, perros o asnos, en los oficios más vites y groseros. Vuestros son; vuestro dinero os han costado.” (pág. 55) Los ciudadanos piden a Shylock que reconsidere su petición, que no reclame la carne de Antonio, a lo cual Shylock responde lo expuesto arriba. Más allá de la hipérbole que impera en la escena, aquí se plantearía un interesante debate sobre la esclavitud, que es un comercio de cuerpos, del cual Inglaterra formaba gran parte, y que haría evidente la hipocresía de la época. Las mujeres son una propiedad que se entrega para obtener a cambio honor o riquezas, los esclavos son propiedad porque se pagó dinero por ellos, y la carne de Antonio corresponde a Shylock porque él pagó por ella. También aquí podemos ver esta diferenciación moral del mercader y el usurero. Antonio, el mercader, como buen y noble cristiano que arriesga su capital, su vida, por amor a su amigo, y la deja en manos de Dios, mientras que Shylock, el usurero, presta dinero y (por más de que en última instancia no lo recupere) busca asegurarse de que la deuda sea pagada. Para finalizar, “El Mercader de Venecia” es, si no una crítica, un reflejo de la moral y las ideas económicas de la época renacentista y sobre todo de la Inglaterra imperialista. El mercantilismo se instaura como una forma distinta de comercio, que afectaba a las distintas esferas de la vida del ser humano debido al significativo intervencionismo estatal que implicaba, y se adoptó una doble moral acerca de lo que puede o no ser objeto de comercio, de los usos aceptables e inaceptables del dinero.

BIBLIOGRAFÍA: -

MARQUARDT, Anne-Kathrin. (2015) “Bearing the Adventure of the Seas” Seafaring and the Figure of the Merchant in the Early Modern Imagination en Real and Imaginary Travels 16th18th centuries. Estrasburgo: Presses Universitaires de Strasbourg.

Recuperado

de:

https://www.academia.edu/18086043/Bearing_the_adventure_of_the_seas_seafaring_and_the_fi gure_of_the_merchant_in_the_early_modern_imagination -

Mercantilismo. (2016) Oxford Dictionaries. Fecha de consulta: 08:10, abril 27, 2016 desde http://www.oxforddictionaries.com/es/definicion/espanol/mercantilismo

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Mercantilismo. (2016). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 08:33, abril 27, 2016 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Mercantilismo&oldid=90688864.

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SHAKESPEARE, William. (2004) El mercader de Venecia. Buenos Aires: Agebe.

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TOURNIER, Paul. (2001) Ciudades en el tiempo: Londres. Las claves de su historia. Barcelona: Ediciones Robinbook....


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