Fitzpatrick, Sheila- La revolución Rusa PDF

Title Fitzpatrick, Sheila- La revolución Rusa
Course Historia del Siglo XX
Institution Universidad Nacional de La Pampa
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Summary

Capítulo 1A comienzos del siglo XX Rusia era una de las potencias de Europa. Pero estaba atrasada en comparación de Gran Bretaña, Alemania y Francia.En términos económicos, había tardado en salir del feudalismo y en industrializarse. En términos políticos hasta 1905 no existían los partidos político...


Description

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Sheila Fitzpatrick

Capítulo

1

A comienzos del siglo XX Rusia era una de las potencias de Europa. Pero estaba atrasada en comparación de Gran Bretaña, Alemania y Francia. En términos económicos, había tardado en salir del feudalismo y en industrializarse. En términos políticos hasta 1905 no existían los partidos políticos legales ni un parlamento central electo y la autocracia sobrevivía con sus poderes intacticos. Las ciudades no tenían tradición de organización política ni de autogobierno, y su nobleza no estaba unida lo suficiente como para forzar al trono hacer autorizaciones. Legalmente los ciudadanos aun pertenecían a “estados” (urbano, campesino, clero y nobleza) y el nuevo sistema de estados no contemplaba a nuevos grupos sociales como los profesionales, los trabajadores urbanos y solamente el clero mantenía algo parecido a una casta autocontenida. Las tres décadas que precedieron a la revolución rusa de 1917 se caracterizaron por un aumento en la riqueza nacional. El campesinado no había experimentado una mejora notoria en su posición económica pero tampoco existió un deterioro progresivo de su situación económica. El último zar, Nicolás II, pudo observar como la autocracia peleaba una batalla perdida contra las ideas liberales de Occidente. La orientación del cambio político parecía estar cerca, pero era un proceso lento porque era obstruido por la autocracia. Tras la revolución de 1905 el zar cedió y establecido un parlamento elegido a nivel nacional, la Duna, legalizado al mismo tiempo los partidos políticos y los sindicatos, pero las costumbres arbitrarias del gobierno y la actividad creciente de la policía secreta minaron estas concesiones. Tras la revolución bolchevique de octubre de 1917, muchos emigrados rusos consideraron los años prerrevoluciones como una edad dorada de progreso, interrumpida arbitrariamente por la Primera Guerra Mundial. Había progreso, pero este contribuyo en gran medida a la instabilidad social y a la posibilidad de los trastornos económicos: cuanto más rápidamente cambie una sociedad, más difícil será que se mantenga estable. 2

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Rechimont Agostina

En una denuncia a Nicolás II y sus ministros formulada en 1916 por el político de la Duma, Alexander Guckov, el país era un automóvil, manejado por un conductor demente que orillaba hacia un precipicio, y cuyos pasajeros debatían sobre los riesgos de tomar el volante. En 1917 asumieron el riesgo, y el incierto movimiento hacia delante de Rusia se transformaría en una zambullida en la revolución.

La sociedad El imperio ruso cubría un amplio territorio, el núcleo del imperio tenía una población de 92 millones en 1897. Pero hasta la Rusia europea y las relativamente evolucionadas regiones occidentales del imperio seguían siendo mayoritariamente rurales y no urbanizadas. Había un puñado de grandes centros industriales, la mayor parte de ellos producto de una reciente y veloz expansión. San Petersburgo, la capital imperial, rebautizada Petrogrado durante la Primera Guerra Mundial y Leningrado en 1924. Moscú la antigua (desde 1918) y futura capital; Kiev, Jarkov y Odessa, junto a los nuevos centros mineros y metalúrgicos de la cuenca del Don, en el actual Ucrania; Varsovia, Lodz y Riga al oeste; Rostov y la ciudad petrolera de Baku al sur. En las aldeas, la forma tradicional de vida sobrevivía en buena parte. Los campesinos aún poseían la tierra según un régimen comunal, que dividía los campos de la aldea en angostas parcelas que eran laboreadas en forma independiente por los distintos hogares campesinos; y en muchas aldeas, el mir (consejo de la aldea), aún redistribuía periódicamente las parcelas de modo de que cada hogar tuviese igual participación. Los campesinos estaban a no más de una generación de distancia de la servidumbre: un campesino que hubiera tenido sesenta años al comenzar el siglo ya hubiese sido un adulto joven en tiempos de la emancipación de 1861. Este proceso transformo la vida de los campesinos, pero fue reglamentada con gran cautela de modo de minimizar el cambio y extenderlo en el tiempo. Antes de la emancipación los campesinos explotaban sus parcelas de tierra comunal, pero también trabajan en la tierra del amo o le pagaban en dinero el equivalente a su trabajo. Tras el proceso continuaron trabajando su propia tierra, y a veces trabajan bajo contrato la tierra de su anterior amo, mientras efectuaban pagos “de redención” al estado a cuenta de la suma global que se le había dado los terratenientes a modo de compensación. Los pagos de redención se habían distribuido a lo largo de cuarenta y nueve años y la comunidad de la aldea era colectivamente responsable de las deudas de cada uno de sus integrantes. Ello significaba que los campesinos individuales aún estaban ligados a la aldea, aunque ahora por la deuda y por la responsabilidad colectiva del mir, no por la servidumbre. Los términos de la emancipación estaban previstos para evitar una afluencia en masa de campesinos a las ciudades y la creación de un proletariado sin tierra, y de reforzar al mir y al viejo sistema de explotación de tierras, y de hacer que los campesinos fuera casi imposible consolidar sus parcelas, expandir o mejoras sus posesiones o hacer la transición a la granjería independiente en pequeña escala.

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Aunque luego de la emancipación era difícil dejar las aldeas de una forma permanente, era posible hacerlo de una forma temporaria para trabajar como asalariado en la agricultura, la construcción, la minería o las ciudades. Los campesinos que se desempeñaban como trabajadores golondrina (otjodniki) solían alejarse durante muchos meses al año, dejando que sus familias explotasen la tierra en las aldeas. Este tipo de campesinos tal vez solo regresaban para la cosecha o posiblemente para la siembre de primavera. Como uno de cada dos hogares campesinos de la Rusia europea tenía un integrante de la familia que había dejado la aldea en busca de trabajo la impresión de que la vieja Rusia sobreviví a casa inmutable en las aldeas bien puede haber sido engañosa. De hecho, muchos campesinos vivían con un pie en el mundo aldeano tradicional y otro en el mundo muy diferente de la ciudad industrial moderna. Los jóvenes estaban más predispuestos a desplazarse para trabajar y, además, los varones jóvenes entraron en contacto con un mundo más moderno cuando eran convocados al servicio militar. Era lo más probable que las mujeres y los ancianos fuesen y en eso lo conoció en la aldea y la antigua forma de vida campesina. La clase obrera urbana aún estaba muy cerca de la del campesinado. El número de obreros industriales permanentes era inferior a la cantidad de campesinos que abandonaban sus aldeas cada año para dedicarse a tareas estacionales no agrícolas, y, de hecho, era casi imposible hacer una distinción neta entre los trabajadores que reciben en forma permanente entre los centros urbanos y aquellos que trabajaban en la ciudad durante la mayor parte del año. Sólo en San Petersburgo una parte importante de la fuerza de trabajo Industrial había cortado todo plazo con el campo. La principal razón para la estrecha interconexión entre la clase obrera urbana y el campesinado era que la rápida industrialización de Rusia era un fenómeno muy reciente. Hasta la década de 1890 Rusia experimentó un crecimiento a gran escala de su industria y una expansión de las ciudades. Pero un entonces, la creación de una clase obrera urbana permanente que ven a inhibida por los términos de emancipación de los campesinos de la década de 1870 que mantuvo atados a las aldeas. Los trabajadores de las primeras generación predominantemente originados en el campesinado formaban la mayor parte de la clase obrera rusa; eran pocos los obreros y habitantes urbanos de segunda generación. La industria rusa estaba muy avanzada para la época de la Primera Guerra Mundial. El sector Industrial moderno era pequeño, pero de una concentración inusualmente alta como tantos en términos geográficos y en términos de tamaño de las plantas industriales Cómo señaló Gerschenkron el atraso relativo tenía sus ventajas: industrializarse tardíamente y con la ayuda de la inversión extranjera de gran escala, Rusia pudo saltear algunas de las primeras etapas, adoptar tecnología relativamente avanzada y dirigirse rápidamente a la producción moderna gran escala. Empresas como los célebres talleres de herrería y construcción de máquinas Putilov en San Petersburgo y las plantas metalúrgicas, en su mayor parte en manos extranjera, la cuenca de Don coma empleada a muchos miles de obreros. Según la teoría marxista, un proletariado industrial altamente concentrado y condiciones de producción capitalista avanzada muy probablemente sea revolucionario, mientras que una clase obrera premoderna que mantiene fuertes lazos con el campesinado no lo será . 2

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De modo que la clase obrera rusa tener características contradictorias a ojos de un marxista que evaluara su potencial revolucionario. Sin embargó coma la evidencia empírica del período 1890-1914 sugiere que, de hecho la clase obrera rusa, a pesar de sus estrechos vínculos con el campesinado, era excepcionalmente militante y revolucionaria porque, las huelgas de cuelgas de gran escala eran habituales los obreros se exhibían considerablemente solidaridad frente a la autoridad de patrones y estados y sus demandas solían ser políticas además de económicas. Durante la Revolución de 1905 los obreros de San Petersburgo y Moscú organizaron sus propias instituciones revolucionarias los objetos soviets y continuaron con la lucha después de las concesiones constitucionales hechas por el zar en octubre. La fuerza del sentimiento revolucionario de la clase Obrera de Rusia puede ser explicada en muchas formas distintas En primer lugar, la protesta económica limitada contra los empleadores (lo que Lenin me llamó sindicalismo) era muy difícil en las condiciones que ofrecía Rusia. El gobierno tenía una importante participación en la industria nacional rusa y en la protección de las inversiones extranjeras, y las autoridades estatales no se demoraban en suministrar tropas cuando las huelgas contra las empresas privadas daban inicios de endurecerse. Ello significaba que unas huelgas por reclamos económicos bien podrían tomar un sesgo político; el difundido resentimiento de los obreros contra los administradores y el personal técnico extranjero tuvo un efecto parecido. La clase obrera sólo podía desarrollar una “conciencia sindical”, coma no revolucionaria. En segundo lugar, el comité campesino de la clase obrera rusa hacía que está fuese más, o menos, revolucionaria. Los campesinos rusos no eran, como sus pares franceses, pequeños propietarios conservadores con un sentido innato de la propiedad. La tradición del campesinado ruso de la rebelión violenta y anárquica contra terratenientes y funcionarios, ejemplificada por la gran revuelta de Pugachev de 1770, se volvió a manifestar en los alzamientos campesinos de 1905 y 1906. En tercer lugar, los campesinos qué emigraron a las ciudades y se hacían obreros a menudo eran jóvenes y libres de ataduras de familia, pero aún no estaban acostumbrados a la disciplina de la fábrica y parecían de los presentimientos y frustraciones que acompañaban el desarrollo y la asimilación incompleta a un ambiente poco familiar. Hasta cierto punto coma la clase obrera rusa fue revolucionaria. Sin embargo, la característica “modernas” en la sociedad rusa, aun en el sector urbano y en los estratos superiores y educados aún estaban muy incompletos. A menudo se firmará que Rusia no tenía clase media; de hecho, su clase comerciante y de negocios continuaba siendo relativamente débil, y las profesiones sólo habían adquirido recientemente la jerarquía que se da por sentado en las sociedades industrializadas. Sólo una minoría de nobles terratenientes habían logrado hacer una transición exitosa a una agricultura capitalista y orientadas y el mercado. La naturaleza esquizoide de la sociedad rusa a comienzos del siglo XX que habían ilustrada por la desconcertante variedad de auto designación y qué ofrecían los listados en la guía de la ciudad de San Petersburgo con la mayor y más moderna de las ciudades rusas. Alguno de los suscriptores que mantenían fieles a las formas de tradicionales y se 2

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identificaron por él por el estado social y rango. Otros pertenecían claramente al nuevo mundo y se describían asimismo en términos de profesión y tipo de empleo. Un tercer grupo está conformado por personas que no sabían bien a qué mundo pertenecían y, que se identificaban por estados en la guía de un año y profesión en la guía del siguiente, o qué hasta daban ambas identificaciones al mismo tiempo, como el suscriptor que coma curiosamente como se dice “noble, dentista”. En contextos menos formales, los rusos educados solían describirse como integrantes de la “inteliguentsia”. La palabra “inteliguentsia” describía una élite educada y occidentalizada, alienada del resto de la sociedad rusa por su educación y del régimen autocrático de la Rusia por su ideología radical. Sin embargo, la inteliguentsia rusa no se veía a sí misma como una élite coma sino más bien como un grupo sin pertenencia de clase unido por una preocupación moral por la mejor de la sociedad, la capacidad del pensamiento crítico y, en particular una actitud crítica y semi opositor al régimen. El movimiento revolucionario ruso de la segunda mitad del siglo XIX, caracterizado por la organización corporativa en pequeña escala para combatir la autocracia, y liberar así el pueblo, fue una buena parte del resultado de la ideología radicalizada y desde el contexto político de la inteliguentsia. Al fin del siglo, que un individuo se autodefinida como inteligente a menudo entrenaba actitudes progresistas relativamente pasiva más bien un compromiso revolucionado activo con la transformación política. Aun así, la nueva clase profesional de Rusia había heredado los suficientes de la vieja tradición de inteliguentsia como para sentir simpatía y respeto por los revolucionarios comprometidos y faltan de simpatía por el régimen, aun cuando los funcionarios de esta intentaban llevar adelante políticas reformistas o resultado en asesinados por revolucionarios terroristas. Algunos tipos de profesión eran particularmente difíciles de combinar con un total apoyo a la autocracia. La profesión legal, por ejemplo, floreció a resultas de la reforma del sistema legal en la década de 1860, pero, a largo plazo, las reformas no fueron exitosas en extender el impero de la ley en la sociedad y la administración rusa. Una relación similarmente conflictiva con el régimen era asociada a los zemstvos cuerpo gubernativos electivos locales que, institucionalmente eran totalmente independientes de la burocracia estatal y que frecuentemente chocaban con está junto a comienzos del siglo XX, los zemstvos, empleaban unos 70.000 profesionales (doctores maestros agrónomos etcétera), cuya simpatía radical eran bien conocidas. En el caso de los ingenieros y otros especialistas técnicos que trabajan para el estado con empresas privadas como los motivos para que se sintieran alienados del régimen eran menos obvios, especialmente si se considera el enérgico aval de la modernización económica y la industrialización practicado por el ministerio de finanzas durante la gestión de Sergei Witte, en la década 1890, y el ulteriormente por el ministro de comercio e industria. Los profesionales y empresarios orientados a la modernización tal vez no se pusieran en principio salida de un gobierno autocrático, pero para ellos era muy difícil para servir la autocracia zarista como agente efectivo de modernización: los antecedentes de esta eran demasiado errático, y su ideología política reflejada con demasiada claridad nostalgia por el pasado más que una visión coherente del futuro.

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