Grupo 2- Oración de Maimónides y Consejos de Esculapio PDF

Title Grupo 2- Oración de Maimónides y Consejos de Esculapio
Author Martha Graciela Villamarin Soto
Course BIOÉTICA Y DEONTOLOGÍA
Institution Universidad Central del Ecuador
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Oración de Maimónides y Consejos de Esculapio...


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CARRERA DE MEDI MEDICINA CINA

Dra. Alva Vilatuña Tema: Oración de Maimónides y Consejos de Esculapio GRUPO 2 INTEGRANTES: • Andrango Torres Mishel Leslie [email protected] • Gonza Carlos Jefferson [email protected] • Mera Quishpe Mayte Camila [email protected] • Criollo Villamarín Jhonny Mesias [email protected]

Oración de Maimónides y Consejos de Esculapio Objetivo general Dar a conocer la realidad de las situaciones en las que se va a tener que desenvolver un médico, sin tener que olvidar sus valores y su fortaleza para poder forjarse como un buen profesional. Objetivos específicos 1. Mantener un espíritu claro y seguro para usar los conocimientos adquiridos con el fin de curar a los pacientes. 2. Brindar amor sin importar los malos comentarios, experiencias o ignorancia de las personas. 3. Conocer las dificultades que tiene que atravesar una persona para convertirse en médico. 4. Forjar el carácter de los estudiantes y médicos para que tengan claro su objetivo de salvar vidas. ¿Quién fue Maimónides? Maimónides fue un filósofo judío sefardí medieval que se convirtió en uno de los eruditos de la Torá más prolíficos e influyentes de la Edad Media. En su tiempo, también fue un preeminente astrónomo y médico, sirviendo como médico personal de Saladino. Nacido en Córdoba, Imperio Almorávide (actual España) en la víspera de Pascua de 1138. Trabajó como rabino, médico y filósofo en Marruecos y Egipto. Murió en Egipto el 12 de diciembre de 1204, de donde su cuerpo fue llevado a la baja Galilea y enterrado en Tiberíades. (Grijalvo, 2006) Durante su vida, la mayoría de los judíos recibieron los escritos de Maimónides sobre la ley y la ética judías con aclamación y gratitud, incluso en lugares tan lejanos como Irak y Yemen. Sin embargo, mientras Maimónides se convirtió en el líder venerado de la comunidad judía en

Egipto, sus escritos también tuvieron críticas vociferantes, particularmente en España. No obstante, fue reconocido póstumamente como uno de los principales filósofos y decisores rabínicos de la historia judía, y su abundante trabajo constituye una piedra angular de la erudición judía. Su Mishneh Torah de catorce volúmenes todavía tiene una autoridad canónica significativa como una codificación de la ley talmúdica. A veces se le conoce como "ha'Nesher ha'Gadol" (la gran águila) en reconocimiento a su estatus sobresaliente como un auténtico exponente de la Torá Oral. Además de ser venerado por los historiadores judíos, Maimónides también figura de manera muy prominente en la historia de las ciencias islámicas y árabes y se menciona ampliamente en los estudios. Influenciado por Al-Farabi, Avicena y su contemporáneo Averroes, se convirtió en un destacado filósofo y erudito tanto en el mundo judío como en el islámico. (Grijalvo, 2006) Oración de Maimónides Atribuida a Moses Maimónides, médico judío, nacido en Córdoba (1135-1204). Se supone que fue escrita por un médico alemán, Marcus Herz, que la publicó en 1793 como “Oración diaria de un médico antes de salir a visitar a sus enfermos. Según un manuscrito en hebreo, de un famoso médico judío del siglo XII, que trabajó en Egipto”. Oh Dios, llena mi alma de amor por mi arte y por todas las criaturas. Que no admita que la sed de ganancia y el afán de gloria me influencien en el ejercicio de mi arte, porque los enemigos de la verdad y del amor de los hombres podrían fácilmente hacerme abusar y apartarme de hacer bien a tus hijos. Sostén la fuerza de mi corazón para que esté siempre pronto a servir al pobre y al rico, al amigo y al enemigo, al bueno y al malo.

Haz que no vea en el hombre más que al que sufre. Que mi espíritu se mantenga claro en el lecho del enfermo, que no se distraiga por cualquier pensamiento extraño, para que tenga presente todo lo que la experiencia y la ciencia le enseñaron; porque grandes y sublimes son los progresos de la ciencia que tienen como finalidad conservar la salud y la vida de todas las criaturas. Haz que mis pacientes tengan confianza en mí y en mi arte y que sigan mis consejos y prescripciones. Aleja del lecho de mis pacientes a los charlatanes, al ejército de parientes que dan mil consejos y a aquéllos que saben siempre todo; porque es una injerencia peligrosa que, por vanidad, hace malograr las mejores intenciones y lleva muchas veces a la muerte. Si los ignorantes me censuran y escarnecen, otórgarne que el amor de mi arte, como una coraza, me torne invulnerable, para que pueda perseverar en la verdad sin atender al prestigio, al renombre y a la edad de mis detractores. Otórgame, Dios mío, la indulgencia y la paciencia necesaria al lado de los pacientes apasionados o groseros. Haz que sea moderado en todo, pero insaciable en mi amor por la ciencia. Aparta de mí la idea de que lo puedo todo. Dame la fuerza, la voluntad y la ocasión para arnpliar cada vez más mis conocimientos. Que pueda hay descubrir en mi saber cosas que ayer no sospechaba, porque el arte es grande, pero el espíritu del hombre puede avanzar siempre más adelante. (Grijalvo, 2006)

¿Quién fue Esculapio? Esculapio (romano) y Asclepio (griego) eran dioses ligados a la sanación y curación de enfermedades. La medicina de la época mitológica requería más de la fe que del propio conocimiento por la falta de recursos y tecnología. Se conoció que se hacían dentro de los templos ceremonias y rituales con los que las personas enfermas recibían al menos el alivio a nivel espiritual y magnético de dichos dioses que les aplicaban el uso de aromas y ungüentos además de jarabes. Así conseguían el reconocimiento de los pueblos y cada día se erigían más templos y lugares con los que se buscaban también la recolección de ofrendas en alimentos (pan) y prendas que para los enfermos eran de gran valor. Esculapio y Asclepios son el símbolo de la medicina y las estatuas y esculturas con su figura con la vara y la serpiente enrollada en ella son reconocidas a nivel mundial. (Esculapio, 2010) La vara o bastón y el llamado al dios Esculapio La vara o bastón de Esculapio eran de un árbol llamado Ciprés el cual vivía largos años, se conocía que quien poseía una vara de dicho árbol era considerado una persona con autoridad y honor. En el año 293 AC Roma padecía de una terrible epidemia; los sacerdotes enviaron por Esculapio, a bordo de una barca partieron en su búsqueda y una vez que subió a la misma llevo consigo la serpiente sagrada y cuando la barca estuvo cerca de Roma (Isola Tiberina) la serpiente llegó a tierra y al instante la epidemia desapareció trayendo sanidad a el pueblo afectado. ¨Por nuestros días para el año de 1912 la asociación médica americana adopto el símbolo de Esculapio como el emblema oficial de dicha organización¨.

Dicen que la historia alrededor de Esculapio empezó a escribirse partiendo de un personaje de la vida real, quien dató por el año 1200 AC y de quien se dijo fue un sabio que logro extraordinarias sanaciones. En su honor se levantaron muchos templos de los que aún quedan vestigios de ellos en Atenas y la propia Roma. Favonio era el dios de la medicina. También era el dios patrón, y el antepasado reputado, de los (Asclepíades) Asclepio, en la mitología griega el antiguo gremio de médicos. En muchas historias y estudios realizados al tema de la medicina y que, si estos dioses eran los mismos tanto en Roma como en Grecia, muchos expertos insisten que sí lo son porque sus imágenes esculturas y estatuas son conseguidas con mucha similitud por supuesto que el hecho de usar la vara con la serpiente entrelazadas hace pensar lo propio. (Esculapio, 2010) Consejos de Esculapio A los que van a dedicarse al ejercicio de la Medicina: ¿Quieres ser médico, hijo mío? Aspiración es ésta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia. ¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida? Tienes que renunciar a la vida privada. La mayoría de los ciudadanos pueden, terminada la tarea, aislarse lejos de los importunos; tu puerta quedará siempre abierta a todos: de día y de noche. Vendrán a turbar tu descanso, tus placeres, tu meditación; ya no tendrás horas que dedicar a la familia, a la amistad o al estudio. Los pobres, acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en caso de urgencia; pero los ricos, te tratarán como a esclavo encargado de remediar sus excesos sea porque tengan una indigestión, sea porque estén acatarrados, pues estiman en muchísimo su persona. Habrás de demostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decir si ha de

comer cordero o carnero, si ha de andar de tal o cual modo cuando pasea. No podrás ir al teatro, ausentarte de la ciudad, ni estar enfermo. Eres severo en la elección de tus amigos; buscas la sociedad de hombres de talento, de artistas, de almas delicadas, pues bien, en adelante no podrás desechar a los fastidiosos, a los escasos de inteligencia, a los despreciables. El malhechor tendrá tanto derecho a tu asistencia como el hombre honrado. Tienes fe en tu trabajo; ten presente que te juzgarán no por tu ciencia, sino por las cualidades del vestido, por el porte de tu capa, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y a los gustos de tu clientela. Los habrá que desconfiarán de ti si no gastas barba; otros si no vienes de Asia; otros si crees en los dioses; otros si no crees en ellos. Tu vecino, el carnicero, no te concederá su clientela si no eres parroquiano suyo, y lo mismo ocurrirá con el tendero y con el zapatero. Habrás de luchar de continuo contra las supersticiones de los ignorantes, pues no hay portero que no sea capaz de dar consejos a un enfermo. Te gusta la sencillez; habrás de adoptar la actitud de un augur. Eres activo, sabes lo que vale el tiempo; tendrás que aguantar relatos que arranquen del principio de los tiempos, para explicarte un cólico; ociosos te consultarán por el solo placer de charlar, serás el vertedero de disgustos, de vanidades. Sientes pasión por la verdad; ya no podrás decirla. Habrás de ocultar a algunos la gravedad de su mal; a otros su insignificancia. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en ser burlado, ignorante, cómplice. La medicina es una ciencia oscura, que los esfuerzos de sus fieles van iluminando de siglo en siglo. No te será permitido dudar nunca, so pena de perder todo crédito; si

no afirmas que conoces la naturaleza de la enfermedad, que posees un remedio infalible para curarle, el vulgo irá a ver charlatanes, que venden la mentira que necesita. No cuentes con agradecimientos; cuando el enfermo sana la curación es debida a su robustez; si muere, tú eres el que lo ha matado. Mientras está en peligro, te trata como a un dios, te suplica, te promete, te colma de halagos; no bien está en convalescencia, ya le estorbas; cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, se enfada y te denigra. Cuanto más egoístas son los hombres, más solicitud exigen del médico; cuanto más codiciosos, más desinteresado ha de ser él. Aquellos mismos que se burlan de los dioses, le confieren sacerdocio para interesarlo al culto de su sacra persona. No cuentes con que este oficio tan penoso te hará rico. Te lo he dicho: es un sacerdocio, y no sería decente que produjera ganancias como las que saca un aceitunero, o el que vende lana. Te compadezco si sientes afán por la belleza; verás lo más feo y más repugnante que hay en la especie humana. Habrás de pegar tu oído contra el sudor de pechos sucios, respirar el olor de míseras viviendas, los perfumes harto subidos de las cortesanas, palpar tumores, curar llagas verdes de pus, contemplar las orinas, escudriñar los esputos, fijar tu mirada y olfato en inmundicias. Cuántas veces un día hermoso, soleado y perfumado, al salir de un banquete o de una pieza de Sófocles, te llamarán para un hombre que, molestado por los dolores de vientre, te presentará un bacín nauseabundo, diciéndote satisfecho: «¡Gracias a que he tenido la precaución de no tirarlo!». Recuerda entonces que habrá de parecer interesarte mucho aquella deyección. Hasta la belleza misma de las mujeres, consuelo del hombre, se desvanecerá para ti. Las verás por la mañana desgreñadas, desencajadas, desprovistas de sus bellos colores y olvidando sobre

los muebles parte de sus atractivos. Cesarán de ser diosas para convertirse en pobres seres afligidos de miserias sin gracia. Sentirás por ellas más compasión que deseos. ¡Cuántas veces te asustarás al ver un cocodrilo adormecido en el fondo de la fuente de los placeres! Tu vida transcurrirá como a la sombra de la muerte, entre el dolor de los cuerpos y de las almas, entre los duelos y la hipocresía que calcula a la cabecera de los agonizantes; la raza humana es un Prometeo desgarrado por los buitres. Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios, solo en medio del egoísmo humano. Ni siquiera encontrarás apoyo entre los médicos, que se hacen sorda guerra por interés o por orgullo. Únicamente la conciencia de aliviar males podrá sostenerte en tus fatigas. Piensa mientras estás a tiempo; pero si, indiferente a la fortuna, a los placeres de la juventud; si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma bastante estoica para satisfacerse con el deber cumplido sin ilusiones; si te juzgas bien pagado con la dicha de una madre, con una cara que sonríe porque ya no padece, o con la paz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte; si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino... ¡hazte médico, hijo mío! (Esculapio, 2010) Conclusiones La oración de Maimónides sirve para darnos fuerza, confianza y a no rendirnos en el camino de la medicina que elegimos, ya que vamos a tener varios obstáculos y con esta oración nos abre los ojos y nos brinda la sabiduría para no decaer. Los consejos de Esculapio nos muestran la cruda verdad de lo que significa ser un médico, los sacrificios, la escases, los malos tratos, la ingratitud de muchos pacientes y nos indica que si elegimos esta profesión debe ser de corazón porque es una carrera que no deja riquezas materiales

pero si nos deja la gratitud y las sonrisas de muchas personas, así que antes de embarcarse en una vida muy larga de estudios y de sacrificios no solo físicos si no mentales hay que conocer lo que nos espera y no olvidar el propósito del médico.

Recomendaciones 1. Hay que tener un carácter muy bien formado para no dejarse llevar por el mal camino y afectar a nuestros pacientes. 2. Siempre tener en mente el propósito por el cual decidimos ser médicos. 3. Entender que vamos a tener que renunciar a muchos momentos con nuestras familias para atender a los pacientes. 4. No decaer por una mala crítica ya sea por parte de nuestros propios compañeros o por parte de los pacientes. 5. Saber que no se puede salvar a todo el mundo y que la muerte va a estar presente todos los días. 6. Hay que trata de la misma forma a todos los pacientes sin importar sus condiciones ya sean físicas, económicas o psicológicas. 7. Tener en cuenta que es un trabajo muy duro y que muchas veces no es bien remunerado. 8. Ser sencillo con todo el mundo y siempre brindar una sonrisa. Anexos 1. Esculapio: Dios griego de la Medicina. Muerta Coronis (su madre), Apolo (su padre) lo encomienda a los cuidados del centauro Quirón, versado en medicina y en el conocimiento de las plantas medicinales. Esculapio llegó a dominar la cirugía, la terapia con plantas y, además, resucitaba a los muertos. Zeus, irritado por su infracción a la ley inmutable, lo

fulminó con su rayo. El Templo de Esculapio, levantado en su honor en el siglo IV aC, llega a su apogeo en el siglo II dC, pues Galeno ejerció allí su profesión. (Grijalvo, 2006) 2. Ávido: Adj. Ansioso, codicioso. (Spanish, 2015) 3. Augur: Sacerdote que en la Antigua Roma practicaba la adivinación por el canto, el vuelo y la manera de comer de las aves, etc. (Spanish, 2015) 4. Cólico: Dolor agudo e intenso debido a contracciones espasmódicas de un órgano hueco. (Spanish, 2015) 5. Cortesana: una prostituta asociada con hombres ricos y con aristócratas, Eran mujeres destinadas a ser favoritas por su belleza e inteligencia. (Spanish, 2015) 6. Llaga: lesión abierta de la piel o membrana mucosa con pérdida de sustancia. (Spanish, 2015) 7. Esputos: Secreción procedente de la nariz, la garganta o los bronquios que se escupe de una vez por la boca en una expectoración. (Spanish, 2015) 8. Sófocles: Sófocles fue un poeta trágico griego. Autor de obras como Antígona y Edipo rey, se sitúa, junto con Esquilo y Eurípides, entre las figuras más destacadas de la tragedia griega. (Spanish, 2015) 9. Bacín: Orinal, en especial el alto y cilíndrico que se usaba antiguamente. (Spanish, 2015) 10. Deyección: Acción de expulsar excrementos. (Spanish, 2015) 11. Prometeo: Es el Titán amigo de los mortales, honrado principalmente por robar el fuego de los dioses en el tallo de una cañaheja, darlo a los hombres para su uso y posteriormente ser castigado por Zeus por este motivo. (Spanish, 2015) 12. Estoica: Que muestra fortaleza y dominio sobre sí mismo, especialmente ante las desgracias y dificultades. (Spanish, 2015) 13. Afán: Empeño o interés que se pone en una cosa. (Spanish, 2015)

14. Lecho: Cama, mueble donde las personas duermen o descansan. (Spanish, 2015) 15. Sublime: Que es extraordinariamente bello y produce una gran emoción. (Spanish, 2015) 16. Injerencia: acción y efecto de entrometerse en un asunto. (Spanish, 2015) 17. Indulgencia: Actitud o tendencia de la persona que tiene especial facilidad para perdonar las ofensas, o castigarlas con benevolencia, y para juzgar sin severidad los errores de los demás. (Spanish, 2015) Referencias bibliográficas 1. León Cechini, Augusto. Ética en medicina (prólogo por Rafael Risquez-Iribarren). Barcelona: Editorial Científico-Médica, 1973; 465, pp. 36-38. 2. Oración de Maimónides. Grijalvo.com. (2006). Recuperado el 11 de Enero de 2021, de: (Grijalvo, 2006) 3. Oxford Languages and Google - Spanish | Oxford Languages. Languages.oup.com. (2015). Recuperado el 11 de Enero de 2021, de (Spanish, 2015) 4. Goldin, Hyman E. Kitzur Shulchan Aruch – Code of Jewish Law, Foreword to the New Edition. (New York: Hebrew Publishing Company, 1961) 5. Oración de Maimónides. Material de Bioética. Unidad de Humanidades y Ética Médica. Universidad de Navarra. Disponible en: https://www.unav.edu/web/unidad-de-humanidadesy-etica-medica/material-de-bioetica/oracion-de-maimonides 6.

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