Historia de la teoría política PDF

Title Historia de la teoría política
Course Teoría Política I
Institution Universidad Nacional de Lanús
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HISTORIA DE LA TEORIA POLÍTICA -George H. Sabine-...


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HISTORIA DE LA TEORIA POLÍTICA -George H. Sabine05/2013 HISTORIA DE LA TEORIA POLÍTICA George H. Sabine Revisada por Thomas Landon. 3ª edición México FCE 1994 (1ª Edición: 1937) La teoría política como “la investigación disciplinada de los problemas políticos” ha sido principalmente competencia de los filósofos, la mayor parte de los cuales se distinguió también en literatura. Platón, Aristóteles, san Agustín, Hobbes, Maquiavelo, Locke, Rousseau, Hume, Burke, Hegel o Marx son en general grandes nombres de la historia de la tradición intelectual occidental, así como de su aspecto político.

Pericles: Tenemos un régimen de gobierno que no se propone como modelo las leyes de los vecinos, sino que más bien es el modelo para otros. Y su nombre, como las cosas dependen no de una minoría, sino de la mayoría, es Democracia. A todo el mundo asiste, de acuerdo con nuestras leyes, la igualdad de derechos en los conflictos privados, mientras que para los honores, si se hace distinción en algún campo, no es la pertenencia a una categoría, sino el mérito lo que hace acceder a ellos; a la inversa, la pobreza no tiene como efecto que un hombre, siendo capaz de rendir servicio al Estado, se vea impedido de hacerlo por la oscuridad de su condición. Gobernamos liberalmente lo relativo a la comunidad, y respecto a la suspicacia recíproca referente a las cuestiones de cada día, ni sentimos envidia del vecino si hace algo por placer, ni añadimos nuevas molestias, que aun no siendo penosas son lamentables de ver. Y al tratar los asuntos privados sin molestarnos, tampoco transgredimos los asuntos públicos, más que nada por miedo, y por obediencia a los que en cada ocasión desempeñan cargos públicos y a las leyes, y de entre ellas sobre todo a las que están dadas en pro de los injustamente tratados, y a cuantas por ser leyes no escritas comportan una vergüenza reconocida. Y también nos hemos procurado frecuentes descansos para nuestro espíritu, sirviéndonos de certámenes y sacrificios celebrados a lo largo del año, y de decorosas casas particulares cuyo disfrute diario aleja las penas. Y a causa de su grandeza entran en nuestra ciudad toda clase de productos desde toda la tierra, y nos acontece que disfrutamos los bienes que aquí se producen para deleite propio, no menos que los bienes de los demás hombres. … Por otra parte, nos preocupamos a la vez de los asuntos privados y de los públicos, y gentes de diferentes oficios conocen suficientemente la cosa pública; pues somos los únicos que consideramos no hombre pacífico sino inútil, al que nada participa en ella, y además, o nos formamos un juicio propio o al menos estudiamos con exactitud los negocios públicos, no considerando las palabras daño para la acción, sino mayor daño el no enterarse previamente mediante la palabra antes de poner en obra lo que es preciso. Pericles PRIMERA PARTE. LA TEORIA DE LA CIUDAD-ESTADO

La teoría de la ciudad-estado (polis). La Edad de Oro de Atenas, o de Pericles, a la que miramos atrás con reverencia, debe propiamente ser considerada como el comienzo de la civilización europea, también denominada occidental. Hace unos 2500 años, alrededor del año 500 a.C., el mundo se desarrollaba en la forma de tres civilizaciones periféricas: China, de donde surgió Confucio; India, de donde surgió Buda, y Grecia de donde en diferentes épocas surgieron Sócrates, Platón y Aristóteles. En Grecia empezó a diferenciarse la política de la religión, y la filosofía y/o ciencia comenzaron a diferenciarse del mito. Es decir, es el hombre occidental, que no oriental, el descendiente directo de los griegos. En el antiguo Medio Oriente era posible discernir un tipo de modelo político centrado en un diosrey, apoyado y rodeado de una burocracia sacerdotal cuyos miembros interpretaban al mundo en la forma de mitos refinados basados en una astronomía-astrología matemática.

La mayor parte de los ideales políticos modernos –como por ejemplo, la justicia, la libertad, el régimen constitucional y el respeto al derecho–, o al menos, sus definiciones, comenzaron con la reflexión de los pensadores griegos sobre las instituciones de la polis o ciudad-estado, lugar donde se originaron las primeras teorías políticas. Esta población estaba dividida en tres clases principales que eran política y jurídicamente distintas. En el grado más bajo de la escala social se encontraban los esclavos, pues la esclavitud era una institución universal del mundo antiguo, fundamentada y justificada en que el esclavo es esclavo por naturaleza y no por convención. Acaso la tercera parte de los habitantes de Atenas eran esclavos. El segundo grupo en una ciudad griega eran los extranjeros residentes o metecos (hombres libres, pero no ciudadanos); y finalmente nos encontramos el cuerpo de ciudadanos, o sea, quienes eran miembros varones de la polis y tenían derecho a tomar parte en su vida política. Este era un privilegio obtenido por nacimiento. Las instituciones políticas intentaban resolver los asuntos de la polis; el cuerpo de gobernantes en Atenas era el Consejo de los Quinientos y los Tribunales, que tenían jurados muy numerosos. Fue característico de todas las formas de ciudad-estado griegas la existencia de un consejo, pero en los estados aristocráticos como el de Esparta, el consejo era un senado de ancianos, elegidos de por vida y sin responsabilidad ante cualquier asamblea. El consejo de elección popular y su responsabilidad ante la asamblea, y los jurados independientes –de elección popular–, eran las instituciones características de la democracia ateniense. Las actividades de la polis se realizan con la cooperación voluntaria de los ciudadanos y el instrumento principal de esa cooperación es la libre y plena discusión de la política en todos sus aspectos. Fue esta creencia en la discusión, como el mejor medio de ordenar las medidas públicas y llevarlas a efecto. Platón representaba la fe griega originaria en que el gobierno se basa en último término en la convicción y no en la fuerza, y en que sus instituciones existen para convencer y no para coaccionar. El ateniense vivía en una atmosfera de discusión oral y conversación que el hombre moderno sólo puede imaginar con mucha dificultad. Pero las ideas políticas y sociales precedieron a la teoría política explícita antes de que Platón tratase de incorporarlas a una filosofía sistemática, donde se aplicó la idea fundamental de armonía o proporcionalidad indiferentemente como principio físico o ético. La filosofía pitagórica consideraba la armonía, o proporción, como principio básico en la música, la medicina, la física y la política. Esta preocupación por la medida o proporción como cualidad ética se percibe en el famoso proverbio de “Nada en demasía”. Los sofistas iniciaron la reacción humanista; Protágoras (485 ac 411 ac) enseñaba que “el hombre es la medida de todas las cosas, de lo que és y de lo que no és”, es decir, el hombre y no los dioses, deben ser el centro de gravedad de nuestros conocimientos y creaciones.

Platón: “La República”. Platón(427 ac 347 ac) fue discípulo de Sócrates, de quien sacó el pensamiento que fue siempre lo fundamental de su filosofía política: la idea de que la virtud es conocimiento, en el sentido de que esto significaba la creencia en que existe objetivamente una vida buena, tanto para los individuos como para los estados, vida que puede ser objeto de estudio y a la que se puede definir mediante procesos intelectuales metódicos, y que por consiguiente es posible practicar de modo inteligente. Pero la proposición de que la virtud es conocimiento implica la existencia de un bien objetivo que es posible conocer, y el hombre que conoce –el filósofo, el sabio o el hombre de ciencia– debe tener un poder decisivo. Esta es la creencia latente en La República, lo que obliga a Platón a sacrificar todos los aspectos del estado que no pueden colocarse bajo el principio del despotismo ilustrado. Las clases de Platón, o especializaciones de funciones que es su raíz de la sociedad descansa en dos factores: la aptitud natural y la educación. La primera es innata y la segunda cuestión de experiencia y preparación. La teoría de Platón es divisible en dos partes o tesis principales: primera, que el gobierno debe ser un arte basado en un conocimiento exacto; y segunda, que la sociedad es una mutua satisfacción de necesidades por personas cuyas capacidades se complementan entre si. Su teoría es en forma de polis ideal. La lealtad a la polis, era en el mejor de los casos, una virtud de base precaria, en tanto que era muy probable que la virtud política que se encontraba de ordinario fuese lealtad a algún tipo de gobierno de clase. El aristócrata era leal a una forma oligárquica de

gobierno, el plebeyo a una democrática, y había muchas probabilidades de que ambos hiciesen causa común con los de la misma clase de otras polis . Platón habla entonces de dos ciudades, la de los ricos y la de los pobres, que están en eterna guerra entre si. Tan séria es esta situación, que Platón no puede concebir otro remedio al faccionalismo característico de la política griega, que un cambio profundo en la institución de la propiedad privada. Como remedio radical se inclinaría a abolirla por entero. El estado platónico tiene que ser “un estado como tal”, un tipo o modelo de todos los estados. Ninguna exposición meramente descriptiva de los estados existentes podía servir para este fin. La proposición de que el estadista debe ser un hombre de ciencia que conozca la idea del bien y la idea de que debe concebirse la sociedad como un sistema de servicios en el que todo hombre aporta algo y recibe algo, implica otro principio de importancia: la división del trabajo y la especialización de las tareas. Platón entiende que los diferentes hombres tienen diferentes aptitudes naturales, y por lo tanto, algunos de ellos hacen mejor que otros algunas clases de trabajo, y que sólo se consigue la pericia aplicándose con firmeza a la obra para la que es naturalmente apto. “Por consiguiente, se producen todas las cosas en mayor número, mejor y con más facilidad, cuando cada uno, según sus aptitudes y en el tiempo oportuno, se dedica a un solo trabajo, estando dispensado de todos los demás.” (República, 370 c.) Si imaginamos hombres sin ninguna diferencia de aptitud natural entonces desaparece la base de la especialización. Si eliminamos toda preparación mediante la cual se perfeccione la aptitud natural, convirtiéndose en habilidad desarrollada, la especialización carece de sentido. El problema es entonces saber como las fuerzas de la naturaleza humana deben utilizarse bien, y esto es función de los filósofos; de manera que su conocimiento mediante el estudio metódico, constituye a la vez la justificación de su derecho a gobernar y la causa de su deber de hacerlo. La división de funciones basada en la diferencia de aptitudes, la explicita Platón en La República, en la teoría de las tres almas o clases sociales: los que son por naturaleza aptos para el trabajo, pero no para el gobierno; los que son aptos para gobernar, pero solo bajo el control y dirección de otros; y por último los que son aptos para los más altos deberes del hombre de estado, tales como la elección última de medios y fines. La teoría de estado culmina en la concepción de la justicia, que es el vínculo que mantiene unida a una sociedad, una unión armónica de individuos cada uno de los cuales ha encontrado la ocupación de su vida arreglo a su aptitud natural y a su preparación. En cuanto a la propiedad, adopta el comunismo platónico, prohibición de la propiedad privada, tanto de casas como de tierras o dinero a los gobernantes, y la disposición de que vivan en cuarteles y tengan sus comidas en una mesa común. En cuanto a la familia, la abolición de una relación monógama permanente, que es sustituida por una procreación regulada por mandato de los gobernantes. En la República el comunismo se aplica sólo a la clase de los guardianes, es decir, a los soldados y a los gobernantes, en tanto que deja a los artesanos en posesión de sus familias, tanto de sus propiedades como de sus esposas. No le importan a Platón las desigualdades de riqueza porque sean injustas en lo que se refiere a los individuos, su finalidad era conseguir el grado máximo posible de unidad dentro del estado, y la propiedad privada era incompatible con esa unidad. El comunismo de Platón tiene una finalidad estrictamente política. Para conseguir la unidad del estado según Platón, la propiedad y la familia son obstáculos que se le oponen, en consecuencia, tienen que desaparecer. La abolición del matrimonio suponía probablemente una crítica implícita de la posesión de las mujeres en Atenas, donde sus actividades se resumían en el cuidado de la casa y la crianza de los hijos. Platón consideraba que con esto se privaba al estado de la mitad de sus potenciales guardianes. Para Platón, muchas mujeres estaban tan capacitadas como los hombres de la clase de los guardianes, lo que hacia necesario que también recibieran la misma educación y estuvieran libres de los deberes domésticos estrictos. En cuanto a la educación, ésta es, el medio positivo gracias al cual puede el gobernante modelar la naturaleza humana en la dirección conveniente. El plan de Platón establece un sistema de educación obligatoria bajo el control del estado. El plan educativo se divide en dos partes: la educación elemental, que comprende la preparación de los jóvenes hasta la edad de veinte años

y culmina en el comienzo del servicio militar, y la educación superior, destinada a aquellas personas selectas de ambos sexos que vayan a ser miembros de las dos clases gobernantes, la cual se extenderá desde los veinte hasta los treinta y cinco años. El plan educativo obligatorio y dirigido por el estado, fue probablemente la innovación más importante sugerida por Platón en relación con la práctica ateniense. La educación elemental se componía de gimnasia para la preparación del cuerpo y música para la del espíritu. La educación superior se componía de matemáticas, astronomía y lógica, y sin duda creía que estos estudios más exactos son la única introducción adecuada al estudio de la filosofía. Platón concluye que el gobierno por la inteligencia tiene que ser gobierno de unos pocos. Platón no incluyó el derecho en la República, el cual pertenece a la categoría de las convenciones que surge mediante el uso y la costumbre, producto de una experiencia que se desarrolla poco a poco. En sus últimos años de vida, Platón, llegó a considerar el lugar que ocupa el derecho en el estado y a formular en Las Leyes otro tipo de estado en el que la fuerza dirigente, habla de ser el derecho y no el conocimiento. La línea seguida por Platón en la República produjo una teoría en la que todo se subordina al ideal del filósofo-rey, cuyo único titulo de autoridad se debe al hecho de que él, y sólo él, conoce lo que es bueno para los hombres y para los estados, por lo que se excluía el derecho, del estado ideal. Es necesario hacer notar que para Platón, un tirano gobierna por la fuerza sobre súbditos que no desean su gobierno, en tanto que el verdadero rey o político tiene el arte de hacer que su gobierno se acepte voluntariamente. La República es un libro para todos los tiempos porque la generalidad de sus principios es casi atemporal.

Platón: El “Político” y “Las Leyes”. Posteriormente a La República, Platón escribió el Político y a continuación Las Leyes, cuya combinación ofrece los resultados finales de la reflexión platónica sobre los problemas de la ciudad-estado. Se abordan los problemas políticos específicos en sus aspectos teóricos, tales como la constitución de los estados, su organización política y especialmente la teoría de la denominada forma “mixta” de gobierno. En el Político muestra una posición alejada de la República, pues, primero, el estado ideal se separa francamente de la clase de los estados posibles, y segundo, que se da a la democracia un lugar mas favorable. Se presta poca atención al problema de la clasificación de los estados; se colocaba el estado ideal por encima de los reales y se consideraba a estos como sucesivas degeneraciones unos de otros. Así la timocracia o estado militar es una corrupción del estado ideal; la oligarquía o gobierno de los ricos, una corrupción de la timocracia; la democracia surge por la corrupción de la oligarquía; y la tiranía, que ocupa el último lugar de la lista, es una corrupción de la democracia. Platón clasifica tres formas de estado jurídico con su correspondiente antijurídico: el gobierno de uno: monarquía y tiranía; el de unos pocos: aristocracia y oligarquía; y por primera vez reconoce Platón dos tipos de democracia, una forma moderada y una extremada. Las Leyes se ocupa de los estados reales. La diferencia fundamental con la teoría de la Repúblicaconsiste en que el estado ideal de la primera es un gobierno ejercido por hombres especialmente seleccionados y preparados, sin la traba de ninguna norma general, en tanto que el estado que se bosqueja en Las Leyes, es un gobierno en que la ley suprema, y tanto el gobernante como el súbdito, están sometidos a ella. Esta segunda teoría es más favorable a las convicciones profundas de los griegos respecto al valor moral de la libertad bajo el derecho de participación de los ciudadanos en la tarea del gobierno propio. Platón no dijo nunca de modo definido que la teoría desarrollada en la República fuese errónea y debiera abandonarse. Dice repetidas veces que su propósito al escribir Las Leyes es presentar un estado segundo en orden de preferencia. La exclusión de la norma jurídica del estado ideal era consecuencia del doble hecho de que el arte del estadista se define como fundado en una ciencia exacta y de que esa ciencia se concibe al modo de las matemáticas, como una aprehensión racional del tipo al que el conocimiento empírico no aporta nada o, que en todo caso, nada más que ejemplos. En los primeros libros de Las Leyes, Platón critica con bastante dureza a aquellos estados que, como Esparta, han adoptado la virtud del valor como finalidad principal de su educación y en consecuencia, han subordinado toda virtud cívica al éxito militar. En Las Leyes, el estado se basa en la virtud de la templanza o moderación para tratar de conseguir la armonía fomentando el espíritu de obediencia a la ley.

En Las Leyes se establece un principio histórico: la forma “mixta” de gobierno, destinada a conseguir la armonía mediante un equilibrio de fuerzas o una combinación de diversos principios de diferentes tendencias, de tal modo que esas diversas tendencias se contrapesen recíprocamente. Esta forma “mixta” es una combinación del principio monárquico de la sabiduría y el principio democrático de la libertad. En Las Leyes, Platón, sigue considerando el comunismo como la solución ideal, aunque le parece demasiado buena para la naturaleza humana. En consecuencia, cede ante la fragilidad humana en los dos puntos principales y deja subsistentes la propiedad privada y la organización familiar. Conserva su plan de igualdad de educación para las mujeres, así como la participación de estas en los deberes militares y otras obligaciones cívicas, aunque no dice nada de que puedan desempeñar cargos públicos. Se acepta como forma legal de matrimonio las uniones monógamas permanentes. Platón desearía prohibir a todos los ciudadanos la posesión de bienes muebles por encima un valor (cuatro lotes de tierra). La finalidad consiste en eliminar del estado esas diferencias excesivas entre ricos y pobres que la experiencia griega había demostrado que constituían las causas de luchas civiles. La agricultura queda como ocupación especial de los esclavos y el comercio y la industria como función de una clase de hombres libres que no son ciudadanos, en tanto que todas las funciones políticas son prerrogativa de los ciudadanos. Establece las formas principales de instituciones –asamblea, consejo y magistrados– que existían en todas las polis griegas. El cuerpo principal de magistrados, denominado ahora por Platón “guardianes de la ley” en vez de guardianes, es un grupo de treinta y siete, escogidos mediante una triple elección sucesiva desde trescientos aspirantes. Los ciudadanos se dividen en cuatro clases basados en la cantidad de bienes muebles que poseen, es decir, sistema de clases basados en la propiedad, bajo la creen...


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