HISTORIA DE LAS CREENCIAS Y DE LAS IDEAS RELIGIOSAS PDF

Title HISTORIA DE LAS CREENCIAS Y DE LAS IDEAS RELIGIOSAS
Author Nam Rattan Khalsa
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MIRCEA ELIADE HISTORIA DE LAS CREENCIAS Y DE LAS IDEAS RELIGIOSAS HISTORIA DE LAS CREENCIAS Y MIRCEA ELIADE DE LAS IDEAS RELIGIOSAS Profesor de la Universidad de Chicago I. De la Prehistoria a los misterios de Eleusis. 615 págs. y 112 ilustraciones. II. De Gautama Buda al triunfo del cristianismo. 6...


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MIRCEA ELIADE HISTORIA DE LAS CREENCIAS Y DE LAS IDEAS RELIGIOSAS

HISTORIA DE LAS CREENCIAS Y DE LAS IDEAS RELIGIOSAS I. De la Prehistoria a los misterios de Eleusis. 615 págs. y 112 ilustraciones. II. De Gautama Buda al triunfo del cristianismo. 648 págs. y 102 ilustraciones. III. De Mahoma a las teologías ateas contemporáneas. IV. Las Religiones en sus textos. 790 págs. y 120 ilustraciones.

MIRCEA ELIADE Profesor de la Universidad de Chicago

HISTORIA DE LAS CREENCIAS Y DE LAS IDEAS RELIGIOSAS

Del mismo autor: Tratado de Historia de las Religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado. 2 vols. 278 y 270 págs. La prueba del laberinto. 206 págs. y 8 ilustraciones.

IV LAS RELIGIONES EN SUS TEXTOS

EDICIONES CRISTIANDAD Huesca, 30-32

Título original de este tomo: FROM PRIMITIVES TO ZEN A Thematic Sourcebook on the History of Religions publicado por Harper & Row, Nueva York 1967 © Mircea Elíade Lo tradujo al castellano J. VALIENTE MALLA

CONTENIDO PRIMERA PARTE

DIOSES,

DIOSAS

Y SERES

SOBRENATURALES

Divinidades de los primitivos Dioses del Próximo Oriente antiguo, la India antigua y Japón ... Dioses y héroes griegos. Ahura-Mazda, el ser supremo iranio El Islam, Alá y su Profeta

Este libro fue publicado en edición de bolsillo y trad. de E. J. Míguez y D. Rocco de Vignolo por Asociación Editorial La Aurora (Buenos Aires 1977), con el título: De los Primitivos al Zen

15 33 64 85

SEGUNDA PARTE

MITOS

DE LA CREACIÓN

Y DE LOS

ORÍGENES

Mitos de la creación del mundo Un mito del principio y el fin La creación del hombre Mitos del origen de la muerte Mitos del diluvio

95 130 141 150 156

TERCERA PARTE

EL HOMBRE

Y LO

SAGRADO

Universo sagrado, vida sagrada, tiempo sagrado Origen y destino del alma. Los poderes del mana Tipos de sacrificio Rituales, oráculos, prescripciones, devoción Plegarias e himnos Modelos de iniciación

155 189 215 244 282 300

CUARTA PARTE

MUERTE,

EDICIONES CRISTIANDAD, S. L. Madrid 1980 ISBN: 84-7057-282-2 (Obra completa) ISBN: 84-7057-283-0 (Tomo IV) Depósito legal: M. 14.081.—1978 (IV) Printed in Spún ARTF*: OwÁKTrAc R t w r í r

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ULTRATUMBA

Y

ESCATOLOGIA

Dioses, héroes y muerte Muerte y estado intermedio Ritos funerarios Ideas egipcias sobre la muerte Los caminos del mundo inferior Ideas griegas y romanas sobre la muerte y la inmortalidad Mitos de tipo Orfeo Paraísos El fin del mundo Profecías mesiánicas y movimientos milenaristas

333 347 354 353 373 386 393 397 403 414

QUINTA PARTE

PREFACIO

ESPECIALISTAS DE LO SAGRADO. HECHICEROS, MÍSTICOS Y FUNDADORES DE RELIGIONES Chamanes y hechiceros Personas sagradas La ascesis y sus formas Profetas y fundadores de religiones Técnicas espirituales y experiencias místicas

439 453 473 487 508

SEXTA PARTE

ESPECULACIONES SOBRE EL HOMBRE Y DIOS Diferentes formas de entender la condición humana Humildad, sabiduría, tolerancia Buda explica el sendero medio La realidad suprema. Preguntas y respuestas Reflexiones sobre los dioses, el yo y Dios índice general índice de ilustraciones

549 568 587 601 623 769 785

La idea de componer esta antología de textos me vino durante los primeros años en que enseñé historia de las religiones en la Universidad de Chicago. Cuando explicaba un problema concreto, suponía que mis alumnos leerían al menos alguna de las fuentes originales básicas, pero pronto me vi en la incapacidad de recomendarles un libro en que pudieran hallar cierto número de textos básicos relativos, por ejemplo, a los dioses supremos, los mitos cosmogónicos, las concepciones de la muerte y del más allá, etc. Contamos, ciertamente, con fuentes, y algunas de ellas excelentes, para las religiones más importantes, pero no con antologías completas en que los documentos religiosos aparezcan clasificados por temas y materias. Por otra parte, pienso que el estudiante no podrá captar las diferencias y semejanzas estructurales como no sea leyendo varios textos religiosos relativos al mismo tema (cosmogonía, iniciación, mitos del origen de la muerte, etc.). Toda clasificación de documentos religiosos implica un cierto grado de arbitrariedad. Por ejemplo, algunos de los textos que recogemos en el apartado de seres divinos podrían encajar también en los de cosmogonía o especulaciones religiosas. Pero esta antología está compuesta con la idea de que sirva primero para la lectura y luego para la consulta. El lector, si así lo desea, podrá utilizar el índice de referencias cruzadas para estudiar consecutivamente todos los textos referentes a una misma religión o a una determinada área cultural y religiosa, como Mesopotamia, Grecia, la India (o, en su caso, un sector de la religiosidad india, como el vedismo, el brahmanismo, el budismo, etc.) o los «primitivos» (pero también Australia, Oceanía, África, Asia, América del Norte y del Sur). Un problema serio fue el espacio que había de darse proporcionalmente a los documentos que representaban a las distintas religiones y áreas geográfico-culturales. Mi intención era, naturalmente, incluir los textos religiosos más representativos. Por otra parte, la clasificación según los temas me exigía ilustrar todas las creencias, concepciones, ritos e instituciones religiosas importantes. Así, por ejemplo, he citado ampliamente el Tao Te King, los himnos védicos y las Upanishads, pero he tenido que ser más parco con los ritos chinos e indios. Por razones obvias sólo ha sido posible recoger in toto un número limitado de documentos. Las omisiones en el cuerpo de un texto van indicadas con puntos suspensivos. En el caso de documentos muy extensos, como el Enuma elish o el Poema de Guilgamesh, se resumen las porciones omitidas. En algunos raros casos,

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Prefacio

cuando el texto resultaba desproporcionadamente largo (por ejemplo, la clásica descripción que hace Radlov del sacrificio del caballo y la ascensión al cielo de los chamanes entre los altaicos, que ocupa más de cincuenta páginas impresas), ofrezco un amplio resumen con extensas citas literales. Al tratar de las técnicas del yoga he creído más conveniente ofrecer una exposición sistemática con numerosas citas de los textos originales en vez de reproducir pasajes completos del Yoga-sutra, texto difícil de entender aun con la ayuda del clásico comentario indio. Las notas explicativas se reducen a lo estrictamente esencial; en numerosos casos he recogido o adaptado las del traductor. Cuando ello parecía necesario, he presentado algunos textos o grupos de textos con un breve comentario (por ejemplo, los capítulos sobre iniciación, chamanismo, mitos del origen de la muerte). Mis comentarios van impresos en cursiva, los de otros autores en el mismo tipo que los documentos a que acompañan; se hace la correspondiente indicación al citar el original. Los paréntesis y corchetes se usan dentro de los documentos según el libro de que se ha tomado el texto. He tratado de no utilizar materiales contenidos en libros y revistas raros o difíciles de conseguir. De este modo, el lector interesado en un tema específico podrá encontrar fácilmente una documentación complementaria. Con las mismas miras se preparó la bibliografía selecta que aparece al final del volumen; se enumeran únicamente los libros más útiles e importantes. Cuando he podido citar una monografía reciente sobre un determinado tema he juzgado innecesario citar otros libros. Se han utilizado únicamente traducciones inglesas de los textos sagrados. En el caso del Próximo Oriente antiguo, la India, Grecia, China y Japón se han utilizado todas las traducciones competentes con que contamos, a fin de ofrecer al lector las diversas posibilidades de entender unos textos tan abstrusos y alejados de nuestra mentalidad. El mismo principio he seguido para seleccionar los documentos relacionados con las sociedades «primitivas», pre-literarias: me he limitado a las obras compuestas en inglés o traducidas a este idioma. Me apresuro a decir que si bien el término «primitivo» puede resultar equívoco, y sería conveniente sustituirlo por «pre-literario» o «arcaico», lo he mantenido, de acuerdo con la mayor parte de los autores, por razones de comodidad. He tratado de incluir documentos de casi todas las tradiciones religiosas importantes, desde la religión primitiva hasta el Próximo Oriente antiguo, el Islam, el budismo tardío y el Zen. No he incluido los textos hititas y ugaríticos, ya que el estado fragmentario en que han llegado a nosotros hubiera exigido unos comentarios de-

Prefacio

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masiado extensos. Más grave podrá parecer la omisión del judaismo y el cristianismo, pero hubiera sido imposible presentar estas religiones sin hacer extensas citas del Antiguo y el Nuevo Testamento, y me pareció inútil aumentar el volumen y el precio de este libro reproduciendo unos textos tan conocidos. Sería interesante la publicación de un segundo tomo en que se recogieran también agrupados por temas los documentos judíos y cristianos. Por el momento, la omisión del judaismo y el cristianismo podría dar al lector una idea poco exacta de la novedad y singularidad de la experiencia profética de Mahoma, así como de las especulaciones místicas y teológicas islámicas acerca del Dios único. Doy por supuesto, sin embargo, que la mayor parte de los lectores tendrá algún conocimiento de las otras dos tradiciones monoteístas anteriores. Nadie que se proponga componer una antología como ésta puede esperar que queden complacidos todos sus colegas y mucho menos todos sus lectores. Por muy «objetivo» que sea al recoger, seleccionar y presentar los documentos religiosos, en última instancia se tratará de una elección personal. Deseo, sin embargo, indicar que este libro debe ser juzgado desde un punto de vista general, no desde el ángulo específico del antropólogo, el orientalista o el investigador de las lenguas clásicas. Como ya he indicado, este libro fue pensado para ser leído desde el principio al fin, no simplemente como una obra de consulta. Por las mismas razones he tratado de limitar al mínimo el aparato científico. No he querido componer una obra de investigación para uso exclusivo de los especialistas, sino un libro sencillo y al alcance de todo lector deseoso de conocer las creencias religiosas de sus semejantes. He de dar las gracias a mi amigo y colega el profesor Joseph Kitagawa por ayudarme a seleccionar los materiales japoneses, a Rehova Arthur por haber mecanografiado cuidadosamente la mayor parte del manuscrito, a Alan Miller por leer cierto número de textos islámicos y a David Knipe por redactar y anotar las notas a los materiales indios y escandinavos. Agradezco a la señorita Nancy Auer su trabajo de mecanografiar y redactar la mayor parte de los documentos mesopotámicos, la ayuda que me prestó en diversas etapas de la composición de esta obra, así como la lectura y corrección de pruebas. Finalmente, estoy agradecido a mi esposa no sólo por haber mecanografiado cierto número de textos, sino por haberme animado a seguir y terminar este trabajo, al que estuve dedicado intermitentemente durante cinco años. De haber sabido que esta labor iba a resultar tan ardua, con seguridad no me hubiera embarcado en semejante proyecto. Mi único consuelo por

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Prefacio

el tiempo y las energías que hube de consagrarle es que esta antología temática ayudará a los estudiantes y a los lectores interesados a conocer y comprender la vida religiosa del hombre antiguo y del no occidental. MIRCEA ELIADE

Universidad de Chicago

PRIMERA PARTE

DIOSES, DIOSAS Y SERES SOBRENATURALES

A.

1.

DIVINIDADES DE LOS PRIMITIVOS (Sociedades preliterarias) SERES SOBRENATURALES AUSTRALIANOS

Creencias de las tribus del sudeste de Australia. A continuación se recogen las creencias de los kulins, según aparecen en sus leyendas y de acuerdo con lo que me comunicaron los wurunjerris supervivientes. Tal como describen a Bunjil, creo que se parece a un anciano, el bondadoso Ngurungaeta o jefe de la tribu, con sus dos esposas, que eran Ganawarra (Cisne Negro), y su hijo Binbeal, el arco iris, cuya esposa era el segundo arco iris que a veces puede verse. Bunjil enseñó a los kulins el arte de vivir, y una leyenda afirma que por entonces los kulins se casaban sin tener para nada en cuenta el parentesco. Dos hechiceros (Wirrarap) acudieron a visitarle en elT'harángalk-bek, y él respondió a su consulta que los kulins debían separarse en dos grupos: «Bunjil a este lado y Waang a este lado, y Bunjil se casará con Waang y Waang se casará con Bunjil». Otra leyenda refiere que Bunjil marchó finalmente al país del cielo con toda su gente (la leyenda dice «sus hijos») en un huracán que Bellin-bellin (el cuervo almizclero) dejó escapar de su odre cuando Bunjil se lo ordenó. Allí, según enseñaron los ancianos a los más jóvenes, permanece aún vigilante sobre los kulins. Ejemplo significativo de esta creencia es que Berak, siendo aún niño, «antes de que le crecieran las patillas», fue sacado por su Kangun (tío materno) fuera del campamento una noche; éste, señalando a la estrella Altair con su propulsor, dijo: «¡Mira! Ese es Bunjil; tú le ves y él te ve». Todo esto sucedió antes de que Batman se estableciera en las orillas del río Yarra, lo que prueba el carácter primitivo de esta creencia... Para referirse a Bunjil se usa habitualmente la expresión Mamingata, «Padre Nuestro», en vez de su otro nombre, Bunjil. Es curioso el hecho de que en las leyendas hay una fase en que predominan los elementos humanos sobre los animales. De hecho, no acierto a encontrar rastros de los segundos en él, porque siempre aparece como un anciano de color, no como un halcón, que es lo que su nombre denota. En cambio, otros personajes de las leyendas pueden ser el canguro, el hormiguero espinoso, la grulla..., con rasgos tanto humanos como animales. Entre los kurnais, por causa de las ceremonias de iniciación,

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Divinidades de los primitivos

el conocimento del ser equivalente a Bunjil está casi totalmente reservado a los hombres iniciados. Las ancianas saben que hay un ser sobrenatural en el cielo, pero sólo le conocen como Munganngaua, «Padre Nuestro». Es en la última y más secreta parte de las ceremonias cuando se comunica a los candidatos todo lo referente a Mungan-ngaua; éste es el único nombre que le aplican los kurnais... Por las referencias de Ridley podemos conocer las ideas acerca de Baiame. Aquí cito estas noticias en la medida en que me parecen suficientemente exactas. Omito el colorido que este autor parece añadirles como consecuencia de su mentalidad de misionero entre las gentes de color. Afirma que Baiame es el nombre que se da en Kamilaroi al hacedor (de biai, «hacer», «edificar») que creó y conserva todas las cosas. Generalmente permanece invisible, pero se cree que apareció una vez en forma humana y otorgó diversos dones a los de su raza. Uno de los primeros colonos del país de Kamilaroi cuenta lo siguiente, y con ello creo que nos aproximamos a la idea original de Baiame según las creencias de los aborígenes, libre de cualquier matización debida a nuestras creencias. Cuando se pregunta a un hombre de Kamilaroi «¿Quién hizo esto?», aludiendo a cualquier cosa, él contesta: Baiame deah, es decir, «Baiame, supongo». Se dice que Baiame llegó desde el oeste hace mucho tiempo a Golarinbri junto al Barwon, y que allí se quedó cuatro o cinco días antes de marchar hacia el este con sus dos esposas. Creen que alguna vez volverá de nuevo... La creencia en Daramulun, el «Padre», y en Biamban, el «Amo», es común a todas las tribus que celebran el Yuin Kuringal. De esta ceremonia me he ocupado por extenso en la cuarta parte; ahora resumiré las doctrinas relacionadas con ella. Hace mucho tiempo vivía en la tierra Daramulun con su madre, Ngalalbal. Al principio, la tierra estaba desierta, «como el cielo, tan dura como una piedra», y la tierra era mucho más extensa que hoy, pues ocupaba parte del mar. No había ni hombres ni mujeres, sino sólo animales, aves y reptiles. El puso árboles sobre la tierra. Después de que Kaboka, el tordo, provocara una gran inundación en la tierra, que cubrió toda la zona costera, no quedó nadie, excepto algunos que salieron nadando del agua y se apiñaron en el Monte Dromedario. Entonces Daramulun marchó al cielo, donde ahora vive y vigila las acciones de los hombres. Fue él quien primero hizo el Kuringal y la bramadera, cuyo sonido representa su voz. Enseñó a los yuins lo que debían hacer y les dio leyes que los ancianos han transmitido de padres a hijos hasta el día de hoy. Otorgó a los Gommeras su poder de utilizar los Joias y otras artes mágicas.

Seres sobrenaturales australianos

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Cuando un hombre muere y su Tulugal (espíritu) parte, Daramulun lo recoge y cuida. Lo que marcha hacia Daramulun es la sombra del hombre... Parece claro que Nurrundere, Nurelli, Bungil, Mungan-ngaua, Daramulun y Baiame representan al mismo ser con diferentes nombres. A éstos pueden razonablemente añadirse Koin, de las tribus • Icl lago Macquarie; Maamba, Birral y Kohin, de las que habitan junto al río Herbert, con lo que tendríamos que esta creencia se extiende con seguridad por toda Victoria y Nueva Gales del Sur hasta alcanzar los límites orientales de las tribus del río Darling. Si :.e incluyen las tribus costeras de Queensland, los límites occideniules vendrían señalados por una línea que iría desde la desemboi ¡ulura del río Murray hasta Cardwell, incluyendo la Gran Cordillera Divisoria, y con penetraciones tierra adentro por Nueva Gales di'l Sur. De este modo quedaría acotada la zona de Australia, en que se da la creencia en un ser sobrenatural antropomórfico, que vive en el cielo, y del que se supone que ejerce alguna influencia en la vida moral de los nativos.' Parece que en el resto de Australia no existe esta misma creencia, si bien hay indicios de que se cree también en seres antropomórficos que viven en el país del cielo... Este ser sobrenatural, con cualquier nombre que se le conozca, habría vivido durante algún tiempo en la tierra, para ascender más larde a una región situada más allá del cielo, donde actualmente mora y desde donde vigila a la humanidad. De Daramulun se dice que puede «ir a todas partes y hacer todas las cosas». Puede ser invisible, pero cuando se hace visible se manifiesta bajo la forma ile un anciano de raza australiana. Evidentemente vive eternamente, pues existía desde el comienzo de todas las cosas y todavía está vivo. Pero si permanece en este estado, según creen los aborígenes, es simplemente porque no le ocurre como a los demás, que mueren prematuramente por culpa de la magia maléfica. A. W. Howitt, The Native Tribes of South-East Australia (Londres 1904) 491-500. Cf. también n.° 142. DIOSES SUPREMOS AFRICANOS Al igual que numerosos seres supremos de los pueblos «primitivos», los dioses supremos de gran número de grupos étnicos africanos son considerados creadores, todopoderosos, benévolos, etc. En la vida religiosa, sin embargo, tienen escasa importancia. Como 2

Divinidades de los primitivos

Dioses supremos africanos

quedan muy remotos o son demasiado buenos para exigir un verdadero culto, se les invoca únicamente con motivo de graves crisis. (Cf. M. Eliade, «Tratado de historia de las religiones» I, Ed. Cristiandad, Madrid 1974, 70-78; cf. también la bibliografía que aparece al final del libro).

lodos los isokos. Se le llama «nuestro Padre», nunca «mi Padre». (^hene premia siempre el bien y castiga el mal; a causa de esta ciccncia, los isokos condenan la hechicería y achacan a ésta todo lo malo que pueda ocurrir a un hombre honrado. Pero como (';;hene se halla tan distante y es incognoscible, no tiene templos n...


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