Levistein Senor quitame lo bruto PDF

Title Levistein Senor quitame lo bruto
Author Jazmine Saenz
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Summary

Dra. Raquel Levistein SEÑOR, QUÍTAME LO BRUTO Un relat o que t e enseña a ut ilizar t u pot encial int erior para enfrent ar y t ransform ar la adversidad. PRÓLOGO Una vez m ás la doct ora Levinst ein nos invit a a m irar en nuest ro int erior para descubrir nuest ra verdad y así volvernos libres. E...


Description

Dra. Raquel Levistein

SEÑOR, QUÍTAME LO BRUTO Un relat o que t e enseña a ut ilizar t u pot encial int erior para enfrent ar y t ransform ar la adversidad.

PRÓLOGO Una vez m ás la doct ora Levinst ein nos invit a a m irar en nuest ro int erior para descubrir nuest ra verdad y así volvernos libres. En est e nuevo libro, la aut ora int ent a con éxit o una nueva form a de brindarnos sus enseñanzas; el relat o, y lo hace m uy bien. Para em pezar, nos m et e en el personaj e principal, Juan Salabim , y a lo largo de la obra vivim os en los zapat os de él. Com o lo plant ea nuest ra queridísim a doct ora, t odos som os brut os, en el sent ido de pasam os buena part e de nuest ra vida sum idos en la inconciencia, lo que nos hace com et er t odo t ipo de t arugadas que no sólo nos dañan a nosot ros m ism os, sino t am bién a los seres que m ás am am os. A lo largo del libro, viviendo las vicisit udes de Juan Salabim , aprendem os que Dios apriet a pero no ahorca y que nos quiere t ant o que, a pesar de ser t an brut os, nos t iende su m ano bondadosa para sacarnos de las arenas m ovedizas de la inconciencia. Para aprovechar m ej or el libro, sugiero al lect or ident ificarse plenam ent e con el personaj e principal y t rat ar de vivir lo que él vive en el espacio y en el t iem po

narrados, pues sólo así ust ed podrá sacarle al relat o t odas las enseñanzas que la aut ora ha procurado ocult ar sut ilm ent e en cada sit uación, en cada escena, en cada diálogo int erno y ext erno de la narración, para que ust ed las descubra, las haga suyas y las aplique en su vida personal, a pesar de que est é convencido de que ust ed no es ningún brut o. Aunque yo creo que al finalizar de leer el libro, exclam ará com o yo: ¡Todos som os Juan Salabim ! Luis Cast añeda

Pr e fa cio

En una época en la que prevalecen las guerras, conflict os y levant am ient os ent re las naciones y en la hum anidad, cuando nuest ro diario acont ecer se encuent ra t eñido de violencia, inseguridad y hast a t ragedias. Cuando la corona que enm arca una hist oria de hum anidad dolient e e inconscient e aflora las dependencias quím icas y em ocionales, cuando las fam ilias se desint egran y parece que los hij os est án en cont ra de los padres y los padres en cont ra de los hij os; cuando la m ayor guerra que t enem os que enfrent ar se encuent ra dent ro de nosot ros m ism os, surge est e libro com o un cant o de esperanza y grat it ud a la vida para que dej es de ser dependient e de falsas profecías, de supercherías y superst iciones; para que ya no seas m ás presa del m iedo, y logres la conquist a de t u propio int erior descubriendo la verdad, “ la verdad que t e hace libre” , et erno e inm ort al. Para que dej es de sent irt e com o una hoj a al vient o o un corcho en el m ar; para que dej es de reclam arle a la vida y a Dios, “ t al com o t ú puedas ent enderlo” , los sinsabores que cot idianam ent e t ienes que enfrent ar; para que j am ás dej es de volt ear a las est rellas y descubrir en ellas t u raíz Divina y la esencia de et ernidad que palpit a e t u corazón y descubras que la adversidad que com o hum anidad est am os enfrent ando represent a la m ás grandiosa de las oport unidades: la de descubrir t u esencia y t u verdad, aquella que no sólo t e hace libre, sino aquella que t e perm it e est ablecer un reencuent ro con nuest ro Creador y percibirle com o part e de t i m ism o, y t ú, aún en t u fragilidad y pequeñez hum ana, com o part e int egral de Él. Y con ello, la posibilidad de t ransform ar la realidad m at erial, caót ica y dest ruct iva por su propia nat uraleza, en un edén de paz, arm onía y libert ad anunciado desde t iem pos inm em oriales. Est e libro const it uye la respuest a a una serie de acont ecim ient os con los que se inst aló lo que parecía una noche oscura, un invierno largo y frío. Est o com enzó con el fallecim ient o de personas m uy queridas y cercanas a m í hast a con aquellas pérdidas que desgarran el alm a y m ut ilan el corazón porque son part e de m i propia vida: la pérdida de m i herm ana, m i única herm ana m uj er; la pérdida de m i esposo, m i com pañero durant e casi 35 años y la pérdida de un t ío m uy querido, que en m is recuerdos de infancia cobra un papel m uy, pero m uy especial.

En est e lapso, no m ayor de año y m edio, t am bién t uvim os que enfrent ar accident es, enferm edades con caráct er fat ídico com o el cáncer de m i m adre, dos cirugías en m i propio cuerpo, inj ust icias y arbit rariedades dent ro del núcleo laborar, hast a m i salida de Televisa, Radio. Hoy, cuando el alba com ienza a aparecer, m e doy cuent a de que en verdad en cada ser hum ano se encuent ra la verdad que le hace libre, y que el oro para convert irse en oro t iene que at ravesar el crisol de fuego. Sé que ninguna cont rariedad o adversidad t iene el poder de dañar, ni siquiera de t ocar a la criat ura m ás am ada de Dios, que eres t ú m ism o. Pero es necesario que com iences a creer en t i. Dios se encuent ra present e en cada paso que das, en cada inst ant e que t ranscurre. Él es t u fuerza y t u verdad. Y aún cuando hay m om ent os en los que quisieras verle con el alm a, escucharle con el corazón, parece que no responde, parece que se ha ido, que ya no est á. Hoy quiero com part ir cont igo la vict oria de un t riunfo hum ano, un t riunfo que es t u propio t riunfo, una vict oria que nos corona a t odos com o hum anidad, porque lo que un hom bre hace para sí m ism o, lo hace—aun sin darse cuent a—en pro o en cont ra de la hum anidad ent era. Hoy quiero decirt e que aun cuando en ese lapso que no se m ide con hoj as de calendario ni con el t iem po que m arca las m anecillas del reloj , hubo m om ent os de incert idum bre y de profundo dolor, j am ás dej é de t ener la cert eza de que el am or infinit o del Padre m e envolvía, de que su sabiduría infinit a m e guiaba, y que aun cuando había cosas que yo no podía ent ender, que la razón no podía explicar, ni el corazón acept ar del t odo—por lo m enos en prim era inst ancia—m e repet ía m il veces: “Se ñ or n o e n t ie n do, n o e n t ie n do qu é e s lo qu e pa sa , pe r o sé qu e si Tú e st á s a ca r go, t odo, t odo e st á bie n ; a ú n cua n do n o pu e da e n t e n de r lo, Se ñ or , yo con fío, con fío e n Ti” Est a frase se hizo cot idiana en m í; era com o la punt a de lanza con la que iniciaba una nueva bat alla, con la que enfrent aba una nueva adversidad. Con sólo repet irla obt enía paz y serenidad. Quisiera que t am bién fuera t u frase preferida en los m om ent os difíciles; y lo m ás im port ant e, que com enzaras a creer en t i. Pues ést a era la respuest a silenciosa que yo no escuchaba con claridad cuando de m il form as le decía al Creador que confiaba en Él. Él m ism o m e decía: pero, acaso, ¿t ú confías en t i? Esa respuest a la quise evadir m il veces. Me parecía que con m i confianza en Él era suficient e. Me parecía que era soberbia, falt a de hum ildad, creer en m í. Pero hoy sé a ciencia ciert a que t enía que creer en m í, y que si bien es ciert o que por m i m ism a nada, nada puedo, en Él t odo, t odo es posible, com o…, “ t odo es posible para el que cree” . Hoy el m iedo ya no m e da m iedo, no com o desafío o ret o de inconciencia, sino porque sé que en cada ser hum ano se encuent ra sem brada una sem illa de gloria, que en cada uno de nosot ros se encuent ra la esencia m ism a del padre y que el infort unio es precisam ent e la oport unidad para descubrir est a verdad, para t ransform ar la oscuridad en luz, la esclavit ud en libert ad y el sufrim ient o en paz.

Hoy que el t iem po ha t ranscurrido y la luz se com ienza a inst alar, puedo decirt e que, en cada cont rat iem po enfrent ado con valor, dignidad y confianza en Dios y en m í, hay result ados m aravillosos, sólo que por nuest ra propia nat uraleza hum ana est am os dados a ver sólo lo m alo e ignorar incluso el m ilagro que viene com o respuest a a una oración, a una creencia a la grat it ud infinit a, aun ant es de ver la respuest a. Voy a com ent art e sólo algunas de las bendiciones con las que El Señor respondió a m i llam ado: Mi sobrino que sólo t enía el 15% de posibilidades de vida, hoy se encuent ra vivit o y coleando” y con un proceso de t ransform ación que lo hace m ej or cada día. Los accident es que t uvieron m is hij os y m i niet a y que parecían m ort ales por necesidad. En los que aunque hubo pérdida t ot al de aut om óvil—hoy t engo uno nuevo y m ej or—salieron ilesos; la niña incluso sin rasguño alguno. El cáncer de m i m am á, que por su edad y condición no era suj et o de cirugía ni quim iot erapia, ya desapareció, y para t odos los m édicos est e hecho, la form a y la rapidez con el que se llevó a cabo represent a un m ilagro sorprendent e. Hoy goza de una est upenda salud. Tenem os un equipo de t rabaj o m aravilloso, m il proyect os en ciernes y la cert eza de que Dios t iene preparado un nuevo y m ej or espacio en la radio para cont inuar con el t rabaj o que adoro hacer y que j unt os com o radioescuchas, grupos de t ransform ación int erna y equipo de colaboradores, llevam os a cabo día con día con el único fin de t ransform arnos en m ej ores personas y const ruir a part ir de nuest ro propio cam bio una vida, un m undo y un México m ej or. Hoy sé t am bién que la m uert e es vida y que, en verdad, en verdad ¡j am ás se pierde lo que se am a! Y que si bien esos seres am ados ya no se encuent ran en est e plano m at erial, form an part e const ant e de m is sueños, son com pañía de t odo m om ent o que, com o ángeles silenciosos, dialogan con m is m ás nobles sent im ient os y m is m ás encum brados pensam ient os. Y que si bien ya no es posible verles con los oj os del rost ro, sí es posible sent irles con el corazón, y no hay día en que no acudam os punt uales a la cit a en el corazón de Dios cuando hacem os oración, cuando pedim os por nuest ros seres queridos y por cada uno de los hij os de Dios, cuando recordam os nuest ros m om ent os com part idos y las cosas bellas que aun en la dist ancia hoy por hoy podem os com part ir. Hoy sé que ni la m uert e puede vencer a la Criat ura m ás am ada de Dios, que eres t ú m ism o; hoy sé que en cada hom bre y en cada m uj er se encierra la esperanza de darle vida a la vida de Dios, que hay leyes del espírit u que cuando las conoces y las pones a t u disposición, la m at eria que aparece grosera e irreverent e se pliega para darle vida a t us sueños m ás encum brados, a t us creencias m ás arraigadas, a t us anhelos y esperanzas m ás añej as.

I n t r odu cción

Si ya est ás leyendo est e libro, ya vas por buen cam ino, ya que acept ar por lo m enos la posibilidad de ser o parecer Br ut o t e aproxim a a la solución del problem a. Acept arlo, t e perm it e recorrer al m enos el 50% del sendero para dej ar de serlo, y si adem ás de at reves a volt ear al cielo par pedirle a Él, nuest ro Creador, pues habla de que Br ut o, lo que se dice Brut o, en realidad no eres. Pero ant es de descubrir el cam ino ciert o para dej ar de parecer o ser un Br ut o, sería convenient e saber a ciencia ciert a lo que significa la palabra Br ut o. ¿No t e parece? El diccionario de Español Moderno de Ediciones Larousse se refiere a la palabra Br ut o com o: “ Necio, falt o de int eligencia, im bécil, best ia, anim al, salvaj e, t osco com o un diam ant e en brut o” . Bueno creo que por donde le busques, ninguno de los concept os ant es m encionados es siquiera halagüeño, salvo el últ im o que se refiere a una j oya en brut o, y por brut o que sea su est ado, habla de que en el fondo se encuent ra un diam ant e que t iene que ser descubiert o, de un carbón ( leíst e bien, dij e ca r bón ) que t iene que ser pulido, m uy, pero m uy pulido para m ost rar la belleza y la infinit a riqueza que se encuent ra en el int erior. Pienso que est o ya lo int uyes, pues de ot ra m anera no est arías leyendo est e libro; sólo que, para variar, buscas el cam ino cóm odo, el que parece m ás fácil, que es el de pedirle a Dios que t e quit e lo brut o, así com o así, com o m agia o m ilagro, sin poner algo de t u part e, para después, com o siem pre, reclam arle a él porque no realiza t u volunt ad, porque no concede t us solicit udes y pedidos a la cart a con la diligencia y la celeridad digna de un Dios, y con est o no sólo corres el riesgo de quedar igual o m ás Br u t o que al principio, sino, adem ás, resent ido, enoj ado y alej ado de Él. Por supuest o que es bueno el sólo hecho de desear dej ar de ser o parecer un Br u t o, desde luego que siem pre result a bueno invit ar a Dios a t u vida en cualquier aspect o; pero no esperes que sólo por est e hecho, lo Br u t o desaparezca, porque sin duda t ú t am bién t ienes que hacer lo t uyo, quizá la part e que parece m ás difícil y com plej a; pero si lo observas desde un punt o de vist a m ás am plio que t u propia brut alidad t e perm it a percibir, a t i sólo t e corresponde realizar lo posible, lo hum anam ent e posible; a D ios le t oca hacer lo im posible. En est e sent ido, hay buenas y m alas not icias. Voy a com enzar por las segundas: Esperar a que Dios t e quit e lo Br u t o así com o así, no se va a poder, pues com o diría

San Juan de la Cruz: “ Dios nunca va a hacer por el hom bre lo que el hom bre debe hacer por sí m ism o” , así que no esperes un m ilagro ni t am poco que en un abrir y cerrar de oj os desaparezca lo Br u t o y que com o en un act o de m agia t e t ransform es en un diam ant e radiant e, ni siquiera leyendo y leyendo y releyendo est e libro; pero no t e desanim es, creo que la sola posibilidad de t ransform art e en una j oya preciosa, de descubrir y m anifest ar la infinit a riqueza que se encuent ra enclaust rada en t i, vale la pena cont inuar en el int ent o. No t e rindas a las prim eras de cam bio. Porque si por lo m enos ya pasó por t i el deseo, la idea de dej ar de ser o parecer Br u t o, no desaproveches est e im pulso y cont inúa adelant e, pues t am bién t e t engo buenas not icias y son las que t e dicen que sí es posible quit arse lo Br ut o, que sí es posible pulir el carbón que ocult a el brillo incandescent e de un diam ant e prodigioso que eres t ú m ism o, en t u m ás pura esencia, en la verdad que se ocult a debaj o de la apariencia engañosa de un burdo y sucio carbón. Y la not icia m ás im port ant e y m aravillosa es la respuest a del Creador ant e la m ás m ínim a invocación, cuando con sum o candor e inocencia le pides que t e quit e lo brut o. Él t e dice de m il form as, aun sin que t ú logres percibirlo del t odo claro, que t e am a, que no sabes cuánt o, cuant o t e am a, que cam ina cont igo y en t i, siem pre cerquit a, siem pre a t u lado, y que si bien él no puede quit art e lo brut o, no porque para él sea algo im posible, sino por el am or infinit o que t e profesa, porque él espera que t ú m ism o descubras el pot encial infinit o que deposit ó en t u int erior desde el principio del t iem po; que seas t ú m ism o, quien se at reva a ponerse de pie frent e a la vida para com enzar a expresar la grandeza del espírit u que t e sust ent a, que es el m ism it o espírit u de Dios que suspira en t i, que hace lat ir t u corazón, que renueva t us células, y que es el m ism o que t e regala con cada nuevo am anecer y con cada respiración una nueva y m ej or oport unidad. Él, que t e dice que las experiencias por las que has at ravesado a lo largo de t u exist encia, por t rist es y dolorosas que parezcan, son las oport unidades para pulir el carbón que aprisiona la luz radiant e de un diam ant e m aj est uoso que se encuent ra en el int erior, y que ya no t ienes que cont inuar el cam ino del sufrim ient o para m anifest ar t u genuina realidad, que puedes elegir el cam ino del aut oconocim ient o, que es posible dej ar de aprender basándose en pedradas y caídas, que es posible dej ar at rás el dolor e iniciar un cam ino de aprendizaj e y aut ot ransform ación, que lo que ant e t i se present a com o un panoram a oscuro y gris, no m anifiest a m ás que la oport unidad de descubrir y ut ilizar los recursos del corazón, la m ent e y el espírit u, la Esencia Divina que es t u sust ent o y que fluye en t i a raudales. Para que logres salir de la inconsciencia y recobres la dignidad de t u propia dim ensión y para que recuerdes que est ás hecho a im agen y sem ej anza del Creador y que en t i m ism o, en t u propio int erior, se encuent ran t odos los recursos para t ransform ar y t rascender la realidad que se levant a frent e a t i com o un fant asm a vest ido de m iedo que t e at em oriza, aun cuando no t iene un sust ent o válido para sost enerse, no m ayor al poder que t ú por ignorancia e inconsciencia le ot orgas. Est e libro t e ofrece herram ient as de conocim ient o. Tú pones el esfuerzo y el t iem po para leerlo, para hacerlo t uyo, adem ás de la acción para aplicar lo aquí aprendido. Dios ya t e regaló t odos los recursos necesarios, no sólo para no ser ni parecer Br ut o, sino para que logres m anifest ar la luz y el brillo de t u genuina esencia, t u genuina verdad, la verdad que t e perm it e m anifest ar t u verdadera dim ensión: “ La verdad que t e hace libre” .

Est e libro t e ofrece herram ient as de conocim ient o. Tú pones el esfuerzo y el t iem po para leerlo, para hacerlo t uyo, adem ás de la acción para aplicar lo aquí aprendido. Dios ya t e regaló t odos los recursos necesarios, no sólo para no ser ni parecer Br ut o, sino para que logres m anifest ar la luz y el brillo de t u genuina esencia, t u genuina verdad, la verdad que t e perm it e m anifest ar t u verdadera dim ensión: “ La verdad que t e hace libre” . Así que espero que hayas t om ado la valient e decisión de seguir adelant e y quit art e lo Br u t o por t i m ism o, con t us propios recursos, sin esperar que Dios vaya a realizar t u t rabaj o; pero sí con la cert eza de que desde el m om ent o en que le invocast e y que has t om ado la decisión de realizar el t rabaj o m aravilloso de convert irt e en un diam ant e m aj est uoso, después de parecer un sim ple y sucio carbón, él ya cam ina cont igo, t e ent rega su m ás t ierna y bella sonrisa y m ant iene su m ano ext endida y su corazón abiert o para que logres cam inar t u cam ino sin desfallecer, para que en ningún m om ent o t e sient as solo o abandonado, para que sepas y t e sient as hoy y siem pre.

¡La cr ia t u r a m á s a m a da de D ios!

La voz de D ios

La voz de Dios es posible escucharla cuando aprendes a guardar silencio, cuando escuchas los secret os que t e confía el vient o, cuando int erpret as la sinfonía que conj uga el cant o de las aves con la danza de las hoj as de los árboles cuando son acariciadas por la brisa, cuando escuchas a t u corazón. Por eso es que, ant e la profunda necesidad de cam bio y la solicit ud que diriges al Creador para que t e quit e lo brut o si supieras escuchar a t u corazón, Él t e diría: “ Desde el principio del t iem po sem bré una luz infinit a y et erna en t u int erior, a t i t e corresponde quit art e lo brut o, despoj art e del fango, de los apegos, los m iedos y los defect os de caráct er. A t i t e corresponde despert ar la t olerancia, perdonar,

desarrollar y t ej er virt udes para vest irt e con ellas a fin de que logres descubrir la esencia que t e conform a, la luz que brilla en t u int erior” . “ Ten present e que la vict oria es para aquellos que perseveran, para aquellos que aprenden a descubrir en la adversidad una oport unidad; no para aquellos que se at em orizan o se doblan ant e el m ás m ínim o m ovim ient o de aguas bravas, aquellos que gim ot ean y se quej an por los problem as que día con día hay que encarar, m enos aún para los que cargados por las culpas, por los rem ordim ient os de las acciones com et idas en plena inconciencia cont ra su cuerpo, m ent e y espírit u; cont ra los que m ás dicen am ar y cont ra la vida m ism a, generan y acept an los cont rat iem pos y calam idades com o si fueran cast igos divinos” . “ Jam ás pienses que las dificult ades que t ienes que enfrent ar a los m alos m om ent os que se present an en el diario vivir son un cast igo de Mí para t i. No pienses que he dej ado de am art e ni envidies lo que piensas que es un bien para ot ro. Dej a de lado la vara con la que m i...


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