Nota a Helánico, FGH 4F84: Eneas y Odiseo en el Lacio PDF

Title Nota a Helánico, FGH 4F84: Eneas y Odiseo en el Lacio
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KOLAIOS PUBLICACIONES OCASIONALES 4 Amado jesús de MIGUEL ZABALA Francisco Eduardo ÁLVAREZ SOLANO Jesús SAN BERNARDINO CORONIL (Eds.) ARQUEÓLOGOS, HISTORIADORES Y FILÓLOGOS. HOMENAJE A FERNANDO GASCÓ. TOMOII SEVILlA-1995 Kolaios 4 ( 1995) ó69-683 NOTA A HELÁNICO, FGH 4F84: ENEAS Y ODISEO EN EL LACIO...


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KOLAIOS PUBLICACIONES OCASIONALES 4 Amado jesús de MIGUEL ZABALA Francisco Eduardo ÁLVAREZ SOLANO Jesús SAN BERNARDINO CORONIL (Eds.)

ARQUEÓLOGOS, HISTORIADORES Y FILÓLOGOS. HOMENAJE A FERNANDO GASCÓ. TOMOII

SEVILlA-1995

Kolaios 4 ( 1995) ó69-683

NOTA A HELÁNICO, FGH 4F84: ENEAS Y ODISEO EN EL LACIO Jorge MARTÍNEZ-PINNA

Entre la multitud de leyendas griegas que hablan de los orígenes de Roma, aquélla atribuida a Helánico de Mitilene, historiador de la segunda mitad del siglo V a.C., ofrece un enorme interés por la riqueza de comentarios que es capaz de suscitar. El fragmento en cuestión, transmitido por Dionisio de Halicamaso 1, dice lo siguiente:

oo

lo ri'xr; iEpEÍar; ri'xr; Év • Ap"fEl KC> del Epiro. habría sido ideado por Eurípides de acuerdo con la propaganda política ateniense 39 . Si ahora acudimos a otras zonas, el panorama no ha de ser muy diferente. En una fecha desconocida, pero en todo caso entre el 456 y el 432, una expedición conducida por Formión propició la incorporación de Acarnania a la alianza ateniense 40 • En cuanto a las islas, Zacinto y Cefalenia debieron entrar en la órbita de Atenas cuando la expedición de Tolmides en el año 456/55, aunque la segunda aparece después vinculada a Corinto para en el 431 regresar a la alianza de Atenas 41 • Prueba de la int1uencia ateniense sobre toda esta área son las expediciones que en Jos aüos 430 y 429 dirigió el navarca espartano Cnome contra Cefalenia y Zacinto, así como la participación militar de estas últimas, junto a la de Acarnania y Anfiloquía, en las operaciones llevadas a cabo por

37. Lyc., Al ex .. 799ss.: Arist., fr. 460 Rose ( =Tzet.. ilz Lyc. Al ex., 799). Véanse L. R. Farnell, Cree k He ro Cu!rs ami Ideas vflnmorraliry (Oxford 1921) 326; E. Wiist. «Odysseus", RE. XVII (1937) col. 1912. 3~. Tuc .. 1.136: Plut., Them .. 24.1-2. 39. Helánico, FGll 4F16Ra (=Plut., Thes., 31): Eur .. Alu/r .. 1243ss. Véanse N.G.L. Hammond, E¡>irus. 505: A.M. Biraschi. "Enea a Bu troto», 2R5; L. Mosca ti Castelnuovo, «Eleno e la tradizione troiana in Epiro», RFIC. 114 (19X6) esp. 421ss.: C. Ampolo. «Enea ed Ulisse nel Lazio». 326ss. 40. Tuc .. 2.6R. Cf. con opiniones diferentes en cuanto a la cronología, N.G.L. H;unmond, Epirus. 496ss.: R. Meiggs, Th~ Alflmian Empir~ (OxfonJ I'J72) 204: G.E.M. de Ste. Croix. Th~ Orir;in.1· of' rfl~ P~!opnesia War (Londres 1972) X5ss. 41. Diod .. l.:~47;

Tuc .. 1.27.2: 2.7.3: 30.2-3.

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Demóstenes en Etolia en el aüo 426 42 . Por último, respecto a Corcira, baste recordar cómo el tratado firmado con Atenas en el 433 fue uno de los desencadenantes de la guerra del Peloponeso 43 • La figura de Odiseo se interpreta perfectamente bajo tales premisas. La importancia que el héroe gozaba en estas regiones le convertían en una captura interesante para los fines propagandísticos de Atenas. Hay que tener en cuenta que Helánico publicó su obra Las sacerdotisas de Hera en Argos, en la que se incluye el fragmento que comentamos, hacia el aüo 421 a.C., en correspondencia con la paz de Nicias 44 , y que el autor no sólo trataba los acontecimientos contemporáneos a cada una de ellas, sino que además expresaba en términos mítico-históricos los intereses de la Atenas contemporánea, de la que era uno de sus propagandistas 45 • La inclusión de Odiseo junto a Eneas en la tradición de la fundación de Roma vendría a ser pues un intento por retlejar la unión de esa zona occidental de Grecia con Atenas y su participación en empresas conjuntas. Pero tampoco conviene dejarse llevar en exceso por estas consideraciones. Naturalmente no es posible saber cómo terminaba Helánico su relato, pero lo que parece indicar el texto de Dionisia es que el protagonismo correspondía en todo a Eneas y a los troyanos, los verdaderos fundadores. Además, debido a las propias directrices impuestas por la tradición mítica, Odisea no podía convertirse en fundador, pues como bien seüala W. Hoffmann su destino era regresar a Itaca46 , de manera que su papel en Italia queda muy por debajo del que corresponde a Eneas. Desde el inicio de su periplo, Eneas no tiene más que un objetivo, fundar una nueva Troya donde depositar los hiera: su acción es por tanto una mewikesis. Si bien más adelante el héroe se ve privado de su condición de fundador, pues su nombre le impide ser epónimo de Roma, su importancia no se verá apenas menoscabada, pues siempre será tenido al menos como fundador de Lavinium y sobre todo vínculo imprescindible de unión entre Grecia y Roma. Odiseo, por el contrario, no deja de ser en el Lacio un personaje secundario, que nunca alcanza la plena condición de fundador. Tal función es reservada a sus descendientes, en unas tradiciones que tienen su punto de partida en la cualidad de Odiseo de progenitor del pueblo latino. Así se expresa en los versos aüadidos a la Teogonía de Hesíodo, en los que por un lado los latinos se integran en la prehistoria

42. Tuc .. 2.(}6: ~O-H2; 3.94-98. Sobre la expedición de Demóstenes: N.G.L. Hammond. «The C'ampaigns in Amphilochia during the Arquidamian War», ABSA, 37 (1936-37) 12H-140. 43. Tu e .. 1.44. 44. F. Jacnby. FGH IIIbl. 4s.; J.J. Cat!rols, Helánico de Lesbos (Madrid 1991) 3. 45. Cf. D. Ambaglio. L'opera storiografica di Ellanico di Lesbo (Pisa 1980) 57. 46. Rom und die griechische Welt im 4. Jahrhwzdert. 121.

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mítica griega y por otro el propio Odisea se vincula al acerbo legendario indígena17 . De esta forma, diversas tradiciones griegas. que en ningún momento se elevan más allá de finales del siglo IV a.C., otorgan la cualidad de fundador de Roma a Latino o a Romano, hijos de Odisea y de Circe, o a Rómulo. hijo de Latino y de Rhome y 4 ~; según Clinias, la ciudad habría recibido su nombre de Rhome, nieto ele Tclémao hija de Telémaco y esposa de Eneas 40 , mientras que para un tal Galitas. en la fundación de Roma habrían intervenido Romo y Rómulo, hijos de Rhome y de Latino, hijo éste a su vez de Telémaco y Circe50 ; por último, Jenágoras habla de los tres hijos de Odiseo y de Circe, Rhornos, Anteias y Ardeias, fundadores respectivamente de Roma, Antium y Ardea 51 . Pero no sólo Roma, sino también otras ciudades latinas se vinculan en su fundación a la familia de Odisea, como Praeneste y Tusculum52 . En conclusión, la tradición de Eneas y Odisea como fundadores de Roma parece una invención de Helánico, o en todo caso de la propaganda ateniense del tercer cuarto del siglo V a.C. 53 Es indudable que Helánico se sirvió de leyendas

47. Hes., T/ico¡; .. 1011 ss.: «Circe. hija del Hiperiónida Helios. en abrazo con el intrérido Odiseo, concibió a Agrio [=Fauno! y al intachable y poderoso Latino». Cf. Non .. Dion .. 12.32Hss .. donde se presenta a Fauno como hijo de Circe. 4X. Latino: Serv .. Aen .. 1.273: Ron1ano: Plut .. Rom .. 2.1: Rómulo: Plut.. Rom .. 2.3. 49. FGll R19Fl=Serv .. Aen., 1.273. 50. FGH HlXFI =Fes t., 329L. Esta tradiciún. que enlaza con la mencionada por Plutarco. Rom .. presenta intluencias de la Tele¡;onía de Eugamón de Cirene. 2.~

51. FGH 240F29 (=Dion., 1.72.5). La opinión dominante considera que esta tradición es muy antigua, del siglo V a.C. o incluso anterior (A. Rosenberg, «Romulus», col. 1078s.; W. Hoffmann, Rom und die gricrhische Welt im 4. Jahrlumdert, 110 IY n. 249); F. Biimer. Rmn und Troia, 42 [n. X2J; E.J. Bickerman. «Origines gentium», 7R fn. 61: C.J. Classen. «Zur Herkunft der Sage von Romulus und Remus», Historia. 12 (l%3) 451; H. Strasburger. Zur Sa¡;e von der Griindung Rums (Heidelberg 19üil) lis.: C. Ampolo. «Enea ed Ulisse nel Lazio», 3361n. 3]). Sin embargo. el argumento en que se basa esta interpretación, a saber la situación en un mismo plano fundacional y por tanto político de Roma, Antium y Ardea, me parece muy débil: cf. T.J. Cornell, «Aeneas and the Twins». 20s. 52. Praeneste tiene doble leyenda. una proragonizadaporTelégono (Ps.-Plut., Para/l. min., 41j316a]) y otra por Praenestes. hijo de Latino y nieto de Odiseo (Zenódoto, enFGH X21Fla=Solin .. 2.9). Telégono es presentado también como fundador de Tusculum (Fest., ll6L) y acabó por convertirse en el progenitor mítico de la principal familia de la ciudad, los Mamilios (cf. L. Monaco, «La política dei Mamilii nel quadro dei rappo11i tra Roma e I"Etruria», en Ricerche su/l'organiz.z.azione genti!iz.ia romana. 1 [Nápoles 19R4J2l0ss., quien sin embargo proporciona una fecha muy elevada para tal atribución). 53. Algunos autores sostienen la opinión que esta tradición circulaba con anterioridad en Occidente y que fue captada por Atenas: L. Mal ten, «Aineias», 50; L. Pearson, Earlr lunian Historian.\' (Oxford 1939) 192; A. Alfiildi. Die troianischcn Urahnen der Riimer. 14ss.; S. Mazzarino./l pensiero srorico dassico. l, 106; T.J. C'ornell. «Aeneas and the Twins». 5; K. Galinsky, Aeneas, Sicilv, and Rome (Ann Arbor 1969) 1ú3ss.; ídem. «A eneas in Latiun1». en2000 Jahre Vergil (Wiesbaden 1983) 40ss.; G. Vano ni, L'a/tro Enea. 26; mús rrudente C. Ampolo, «Enea ed Ulisse nel LazÍ•. 332ss. Pero por el momento tal opinión resulta indemostrable. algo que reconocen algunos de los autores citados. quienes sin embargo se justifican alegando que tampoco se puede demostrdr lo contrario. Lo único constatado. y por tanto a lo que debemos limitarnos. es que hasta donde sabemos no existe testimonio alguno sobre la presencia de Eneas en Roma

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anteriores, como la mencionada en la Teogonía de Hesíodo, que le permitía situar a Odisea en el Lacio sin violentar tradiciones ya asentadas. O como el motivo del incendio de los barcos, tema muy antiguo, proba_ble expresión del mito del no-retorno, de la regeneración cíclica del tiempo. que Helánico utilizó para justificar la detención en ese lugar del viaje de Eneas, aunque con ello se signifique que Roma fue fundada 5 por casulid ~. Pero no se trata más que de instrumentos utilizados para conformar una versión completamente nueva que sirve a objetivos muy precisos. Por esta misma razón. parece igualmente secundario el hecho de las relaciones personales entre Eneas y Odiseo, enemigos en Troya y amigos en el Lacio. Algunos han creído salvar la dificultad acudiendo a la visión de Eneas traidor, culpable de la entrega de Troya a los griegos: Helánico conocería esta versión, pero la habría suavizado proporcionando a Eneas un tratamiento más favorable 55 . Pero quizá no sea necesario optar por una solución tan arriesgada, ya que el autor que explícitamente sostenía tal interpretación, Menécrates de Janto. aunque de cronología incierta, parece haber vivido entre los siglos III/II a.C. y es probable que su obra tenga un carácter antirromano5('. En cualquier caso. Hel:mico dibuja un retrato muy favorable de Eneas en los momentos de la conquista de Troya, haciendo de él el defensor de los últimos reductos de la ciudad, posesor de las virtudes que mejor le caracterizarán en el futuro (protector de la familia y temeroso de los dioses) y promotor de un acuerdo lo más ventajoso posible para salvar a los supervivicntes 57 , y aunque él no era stricto sensu un 5 troyano. sino un darnio ~, no se observan claramente indicios de que fuese un

y en Italia anterior a Helánico. En honor a la verdad. no se puede considerar a Estesícoro como pmeba irrefutable del hecho que Eneas huyese hacia Occidente. pues la tahula iliaca no ofrece suficientes garantías (N. Horsfall. «Stesichorus at Bovillae' 1». JHS. ')') (1 ')7')) 26-4X) y tampoco se observan indicios en las representaciones sohre cerámica (Ph. Brize. Die Geryoneis des Stesichoros und diefrühe griechische Kunst iWürzburg t'J80] 20s.). Respecto al hallazgo en Etmria de numerosos vasos griegos en los que aparece Eneas. tampoco es un argumento de peso desde el momento en que no existe el correspondiente paralelo en el arte etrusco y Eneas es sólo uno más entre los h¿roes griegos admitidos en Etruria (cf. N. Horsfall. «The Aeneas-Legend from Homerto Vergih. !Xs.; F. Castagnoli. «La leggendadi Enea nel Lazio». 3ss.). 54. Sohre este mito. muy repetido en los viajes de regreso de Troya. pueden verse A. Rosenberg, «Romulus». col. 1077s.; W. Schur. «Griechische Traditionen von derGründung Roms», 146ss.; C. Rohert, Die griecilische Hcldcnsage. III.2.2. 1500ss.; J. Perret, Les origines de la légmde trovenne de Rome. 3'J6ss.; F. Solmsen. «Aeneas Founded Rome with Odysseus», 104ss.; R.G. Basto. The Roman Foundatiun Le¡;end. 24ss .. 207ss. Acerca de la «casualidad» como factor que determinó la fundación de Roma. cfr. W. Hoffmann. Rom und die griechische We/t im 4. jahrhundert, !12. 55. Así R.G. Basto. Thc Roman Fuundation Lege/l(f. 82s. 56. FGH 7(>'JF3 (=Dion .• 1.4X.3). Sobre bt cuestión véase E. Gabba. «Sulla valorizzazione política della leggenda delle origini troiane di Roma fra III e II secolo a.C.», en 1 canali della propaganda nel mondo untico (Mihín 1')76) 'Jlss. Cf. sin embargo A. Momigliano. «Come riconciliare Greci e Troiani». ahora en Roma armica (Florencia 19X'J) 335s. 57. FGH4F31. 5K. Cf. L. Mal ten. «Aineias». 33s .. quien sei\ala la oposiciún que ya existía en Homero entre Príamo y la hunilia de Eneas.

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traidor. En verdad, no podemos saber cómo Helánico explicaba esta transformación, pero quizá no fuese un asunto que preocupase en exceso a nuestro historiadoii 9 , habida cuenta que la partida de Eneas de Troya y su encuentro posterior con Odiseo pertenecen a dos obras diferentesw. Queda por resolver un último interrogante: ¿por qué Roma? En mi opinión, el relato de Helánico es una versión griega destinada a un público también griego. Los romanos no intervienen para nada, ni a favor ni en contra, y muy posiblemente les importaba poco que alguien en Grecia les concediese un glorioso origen troyano: los graves cont1ictos internos que sufría la ciudad y la amenazante presión de volscos y ecuos, momentáneamente superada en la acción del Álgido (431 a.C.), absorbían todas sus preocupaciones. La razón hay que buscarla, como es lógico, desde una perspectiva ateniense, y así lo ha propuesto recientemente L. Braccesi 61 • Según este autor, Roma era ya muy conocida en los ambientes griegos de la Italia meridional, interpretando al respecto un papel muy destacado las colonias del golfo de Nápoles, integradas en el siglo V dentro del área de int1uencia ateniense: de aquí se transmitiría a Atenas la idea de una Roma latina y limítrofe con el mundo etrusco, con la cual la ciudad griega necesitaba mantener buenas relaciones, ya que en su delirio de gnmdeza, los atenienses habían incluido en sus conquistas futuras Cartago y Etrurd' 2. Pero esta interpretación no es admisible desde el momento que los acontecimientos demuestran todo lo contrario, es decir, la existencia de un estrecho vínculo etrusco-ateniense para oponerse a Siracusa, el enemigo común. En páginas anteriores hemos visto cómo la tradición de Helánico sobre el origen pelásgico de los etruscos probablemente haya que interpretarla bajo este prisma, representando la cara legendaria de una relación cuya vertiente histórica se manifiesta en la firma de un tratado y en la intervención armada etrusca en apoyo de los atenienses frente a Siracusa" 3 . Por tanto creo que quizá fuese más apropiado inclinarse por la solución opuesta, esto es que Helánico se fijó en Roma porque la consideraba una pólis Tyrrhenís. Que en la Grecia del siglo V a.C. se distinguiese claramente entre etruscos y latinos me parece algo sumamente dudoso; y en todo caso el interés por un conocimiento etnográfico tan preciso debía ser más bien escaso. Sin duda alguna los

59. Recuérdese que en la tradición romana -lo cual no quiere decir que fuese lu mismo entre los griegos- Diomedes renunció a su antigua opmici[m a Eneas. pues en la Eneida se niega a prestar ayuda a 'm enemigos (Verg., Aen .. 11.225 ss.) y según Varrón restituyó a Eneas el Po/laJium que había robado en Troya (Serv .. Aen .. 2.166). 60. Sin embargo. según L. Pearson, Earlv Ionian Historians, 191s., el fragmento que tratamos podría pertenecer a los Troika y no a Las sacerdotisas de Ar¡;os. como parece deducirse del texto de Dionisio. 61. Grecitá difi'lmtiera, 63ss. 62. Plut., Per .. 20.4. 63. Tuc., 6.88.6: 103.2-4: 7.53.2-3: 54.2. Sobre estos acontecimientos M. Torelli, Elogia Torquiniensia (Florencia 1975) 59ss.: M. Cristofani. Gli Etruschi del mare (Milán 1983) 87s.

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etruscos suscitaban una mayor atención. pues no en vano fueron durante mucho tiempo punto de referencia fundamental en el comercio griego y todavía en el siglo V gozaban de cierto prestigio internacional. Pero éste no es el caso de Roma, que mientras tanto vivía replegada en sí misma, con una capacidad de impacto en el exterior muy tenue. Como ya demostró hace años E. Gabba, «la Roma nell'eta regia era nella visuale greca molto piu importante che non la Roma del V secolo» 64 • En la perspectiva ateniense. Roma sería tan sólo un punto en el horizonte bastante desdibujado, lo que concuerda con el hecho de que directamente relacionada con ella sólo se conozca esta noticia transmitida por Helánico 65 • Cierto es que en el siglo IV Heráclides Póntico hablaba de Roma como ciudad griega conquistada por los hiperbóreos, en referencia a la invasión de los celtas; pero su opinión no gozaba ni mucho menos de unanimidad. El mismo Dionisio de Halicarnaso nos hace saber que muchos historiadores griegos consideraban a Roma una ciudad etrusca y no resulta dil"ícil encontrar ejemplos concretos sobre el particular67 . Incluso entre los griegos de Occidenre. cuyos contactos con Roma y con Etruria eran mucho más intensos. no existía una neta diferencia entre romanos y etruscos, según se observa en Aristoxeno de Tarento y en el siciliano Alcimo, quien en su visión de la fundación de Roma presenta a Rómulo como hijo de Eneas y de Tirrenia6g. Si para no pocos

64. «Considerazioni sulla tradizione letterana sulle Drigini della Repuhhlica». en Les urigines de la RJpublique romaine (Vandoeuvres 1967) 165ss. (la cita en 1fl5). En similar sentido G. Poma. Tra /e¡;isla!Ori e riranni (Bolonia 191{4) h]ss. fJ'i. La tradiciún sobre el envío de una embajada a Atenas en los preámbulos de la legislación decenviral (Liv .. 3.3\.X) o la noticia sobre una estatua representando a Akihíades que se alzaba en el Comicio (Piin .. Nor. Hisr .. 34.26). argumentos invocados por algunos autores como expresión de las relaciones {ltico-romanas en el siglo V a.C. (G. Colonna. «La Sicilia e il Tirreno nel V e IV secolo». Kokalos. 26127 (JLJXO/Xl) 171: D. Briquel, «Le regard des Grecs sur I'Italie indigene», 177). me parecen completamente infundados (cf. D. Van Berchem, «Rome et le monde grec au VI' sii:de avant notre ere>>, en ¡VJélan¡;es A. Piganinl [París 19(16[ vol. II. 744ss. ). De igual manera no creo aceptable la interpretación de L. llraccest. Grecirá di frollliera. 66ss .. a partir de un fra¡,!mento de Súfocles (fr. 373 Radt=Dion .. 1.4X .21. según la cual este último pensaría en Roma como destino final de Eneas. identificándola a la apoikia que menciona el texto. Cf. sobre el particular E. Gabba. Dionysius ond rhe History 11{ Archaic Rome (ikrkeley 1991i12s .. quien con toda razón afirma que Roma no merece más que un interés pasajero en Hel:ínico. Asimismo K. von Fritz. Die griechische GesclzichT.Ischreibunf{ 1 (Berlín 1967) 493: T.J. C:ornell. «Aeneas and thc Twins». 13: idem. The beginning.1· of"Rome (Londres 1995) 64.

(,6. Pr. 102 Wehrli (=Pim .. Com .. 22.3).

h7. Dion .. 1.29.2. Recuérdese aquella tradición sobre la fundación de Roma citada por Plutarco. Rom .. 1.1-3. fechada entre los siglos IV y lii a.C .. que sitúa a Roma en Tirrenia. 6X. Aristoxeno. fr. 124 Wehrli (=Athen .. 14.362a): Alcimo: FGH 560F4 (=Fest.. 326L). A prorúsito de Alcínoo y su visiún de Lllla Roma «etrusca»: E. Manni....


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