Roudinesco. E. “La familia venidera” en “La familia en desorden (Cap 8 ) Resumen PDF

Title Roudinesco. E. “La familia venidera” en “La familia en desorden (Cap 8 ) Resumen
Author Quimey Campi
Course Psicología Evolutiva Niñez
Institution Universidad de Buenos Aires
Pages 2
File Size 84.4 KB
File Type PDF
Total Downloads 29
Total Views 123

Summary

Resumen de capitulo...


Description

Roudinesco. E. “La familia venidera” en “La familia en desorden (Cap 8 ) Resumen.

El último capítulo (8. La familia venidera) se destina a explicar los avatares de las posiciones ‘psicoanalíticas’ sobre la homosexualidad (‘un deshonor para el psicoanálisis’, p. 204). Vuelve a los posicionamientos de Freud (bisexualidad psíquica universal, imposibilidad de revertir la orientación sexual,…) para afirmar que ‘el homosexual freudiano encarnaba una especie de ideal sublimado de la civilización’. Revisa las posiciones de Abraham y Jones (que excluyeron a los homosexuales de las instituciones psicoanalíticas frente a la oposición de Rank); de Anna Freud (que promovió ‘la conversión’ como criterio de una cura exitosa); de los kleinianos y poskleinianos (que atribuyeron a la homosexualidad una condición de estructura); destacando las excepciones no homófobas de Joyce McDougall y Robert Stoller entre una veintena de psicoanalistas de renombre. Comenta que, cuando Lacan formó la Escuela Freudiana de Paris (1964), brindó a los homosexuales la posibilidad de ser psicoanalistas aun cuando, a diferencia de Freud, él sí consideraba la homosexualidad como una perversión en sí misma (no una práctica sexual perversa sino la manifestación de un deseo perverso, común a los dos sexos). El homosexual lacaniano sería una especie de perverso sublime de la civilización forzado a cargar con la identidad infame que le atribuye el discurso social normativo. Analizable pero no curable, el amor homosexual sería para Lacan la expresión de una disposición perversa presente en todas las formas de expresión amorosa, y el deseo perverso se sostendría en una captación inagotable del deseo del otro. En cuanto a la familia, retomaría, según Roudinesco, la concepción freudiana de la ley del padre y del logos separador pero para hacer del orden simbólico una función del lenguaje estructurador del psiquismo. Sin adherirse jamás a un familiarismo moral, proseguiría la empresa freudiana de revalorización de la función paterna erigiendo el concepto de Nombre-del-padre en significante de ésta (y a la familia en crisol casi perverso de la norma y la transgresión de la norma). Por último, algunos poslacanianos, como Pierre Legendre, reivindicarían el gesto freudiano y lacaniano, caracterizado por la transmisión de la antigua soberanía del padre a un orden del deseo y la ley, para invertir su movimiento y esgrimir el orden simbólico como espectro de una posible restauración de la autoridad patriarcal. De ese modo se lanzarían a una cruzada contra aquellos a los que acusaban de ser partidarios de una gran desimbolización del orden social, responsabilizándolos del borramiento de la

diferencia sexual. Apoyándose en una antropología dogmática según Roudinesco, se opondrían frontalmente a cualquier consideración normalizadora de la homosexualidad, haciéndose cargo de una defensa radical de las instituciones judeocristianas (entre ellas la de la familia heterosexual). A ese respecto, Roudinesco se pregunta: "¿Cómo no ver en esta furia psicoanalítica de fines del segundo milenio el anuncio de su agonía conceptual o, al menos, el signo de la incapacidad de sus representantes para pensar el movimiento de la historia?“ (Pag.212) e intenta contestar haciendo un alegato de mesura: "La infancia de los homosexuales occidentales del siglo XX fue melancólica. Ante todo, desde la primera niñez, tuvieron la sensación de pertenecer a otra raza. A continuación, la terrible certeza de que la inclinación maldita jamás podría sofocarse. Por último, la necesidad de la confesión, la obligación de decir a unos padres incrédulos y a veces violentamente hostiles que habían engendrado un ser sin porvenir, condenado a una sexualidad vergonzosa y salvaje y, sobre todo, incapaz de brindarles una descendencia. Por temor a decepcionar o no estar a la altura de las esperanzas proyectadas en ellos, fueron muchos los que se odiaron a sí mismos y buscaron en el suicidio o el fingimiento el fin de su calvario o, en el anonimato de las ciudades, el orgullo de existir para otra familia: la de la cultura gay”. (pag. 213) fijando su posición a ese respecto: "Más allá de la ridiculez de las cruzadas, las pericias y los prejuicios, algún día será preciso admitir que los hijos de padres homosexuales llevan, como otros, pero mucho más que otros, la huella singular de un destino difícil. Y también habrá que admitir que los padres homosexuales son diferentes de los otros padres. Por eso nuestra sociedad debe aceptar que existan tal como son. Debe acordarles los mismos derechos que a los demás padres, pero también reclamarles los mismos deberes. Y los homosexuales no lograrán su aptitud para criar a sus hijos obligándose a ser ’normales‘. Pues al procurar convencer a quienes los rodean de que esos hijos nunca se convertirán en homosexuales, corren el riesgo de darles una imagen desastrosa de sí mismos”. (pag. 212- el subrayado es nuestro) Dicho esto, Roudinesco clausura el libro con un alegato feliz, al observar complacida que la familia contemporánea, horizontal y en “redes”, se comporta bastante bien y asegura correctamente la reproducción de las generaciones: "Desde el fondo de su desamparo, la familia parece en condiciones de convertirse en un lugar de resistencia a la tribalización orgánica de la sociedad mundializada. Y sin duda logrará serlo, con la condición de que sepa mantener como un principio fundamental el equilibrio entre lo uno y lo múltiple que todo sujeto necesita para construir su identidad’ (pag. 216-217)....


Similar Free PDFs