Sloan Parker - Mucho mas que un libro PDF

Title Sloan Parker - Mucho mas que un libro
Author Ros
Course Anamnesis
Institution Universiteti Fan S. Noli Korçë
Pages 32
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Summary

ESPOSA PECADORA CAPITULO 1 Madeline Crawford salió del hospital, sosteniendo los resultados de las pruebas en sus manos temblorosas. Había lágrimas en sus ojos, pero no se sabía si estaba feliz o triste. “Señorita Crawford, está embarazada”. Las palabras del doctor resonaron en sus oídos una vez más...


Description



Mucho más que un buen libro Por 2

Sloan Parker



PARA MI QUERIDA GABY;

"El amigo es quien abraza un secreto siendo nuestro seguro cómplice, quien ablanda la angustia, quien aconseja en una decisión, y sobre todo, quien alegra y conforta" (Invitación a la Serenidad. Séneca)

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FELIZ CUMPLEAÑOS

TE QUIERO. PERVY



Los sueños aveces se cumplen…y si no me creen… Lean mi historia.

—¿Qué demonios estás haciendo? Scott dejó de leer y ladeó la cabeza hacia atrás. Miró al chico de pie junto a la silla, era alto. Enorme y no está nada contento. Loco, la verdad. Enfurecido. —Uh ...leyendo. —¿Leyendo aquí? —Preguntó el Gigante. ¿Cuál era el problema? —¡Si!. Esto es la biblioteca.

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—Estás en mi asiento, pedazo de mierda. ¡Arriba!. —La enorme mano del Gigante agarró el cuello de Scott y lo arrastró fuera de la silla— Lee en otro sitio, nerd. Aquí es donde yo tomo mi siesta. —Empujó a Scott hacia un lado y se dejó caer en el sillón tapizado de terciopelo. Scott tropezó, pero se sujetó antes de caer. Había cinco personas más en las sillas cercanas, y cada una de ellas se le quedó mirando. La mayoría de ellos se echaron a reír. Era algo que no le había ocurrido antes. Cabreado, pero no lo suficiente molesto como para sacudir al gran tipo, miró buscando otro lugar para sentarse, agarrando su mochila y el cómic que había estado leyendo. La primera semana de su último semestre como estudiante, algunos atletas del tamaño de una piedra le hicieron sentir como el mayor perdedor de todo el campús. No le dejaría arruinar su buen humor, sin embargo. Había comprado una copia de la nueva revista Red rival de cómic-



Arch 1 . Y era tiempo para disfrutar de la lectura antes de volver a la clase de Economía. Scott se instaló en una mesa, los dedos de los pies de sus zapatillas de deporte arropados en el último peldaño de la silla, abrió el libro, y se sumergió en la historia otra vez. Acababa de llegar a la parte donde Red estaba a punto de conocer la identidad del infiltrado oculto que había volado hacia el planeta de Xano controlado por el tiempo, cuando el Gigante le empujó tirándole de la silla. Cogió la revista de nuevo antes de escuchar la voz áspera del Gigante. —No te estas moviendo. Scott se asomó por encima del cómic. Otro hombre estaba de pie junto a la silla que él había dejado vacante.

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Su pelo era castaño oscuro y sus ojos oscuros también. Llevaba pantalones de color canela y una camisa blanca de manga larga con un toque de rojo en zigzag sobre una cinta negra. Los pantalones le colgaban sobre la curva de su culo en una forma que Scott jamás había visto en unos pantalones de vestir. El hombre era delgado, pero incluso a través de la ropa, se notaba la curva de los músculos de sus brazos y piernas y el culo era bien difícil de ignorar. Scott estaba tan encantado por dicho culo, que casi se pierde la respuesta que el magnífico hombre le dio al Gigante. —Yo no le estoy pidiendo que se mueva. Le digo que tiene que salir de la biblioteca. —Tenía los brazos cruzados delante de él cuando miró al Gigante. —¿Por qué?

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Archibald "Archie" Andrews, creado en 1941 por Bob Montana , es un personaje de ficción en una serie americana de cómics publicada por Archie Comics , así como la larga serie de radio Archie Andrews, un cómic sindicado, El Show de Archie , y extraños misterios de Archie . En la portada de la última edición del Cómic 'Archie', se muestra al Presidente Obama y a Sarah Palin compartiendo un milkshake (que es un batido de leche y helado muy frío), mientras que Archie en el fondo, le dice a su novia ¡Wow! ¡Supongo que todo es posible!.



—Porque usted acosa a otros estudiantes. Los estudiantes están aquí para estudiar. —¿Ese chico? ¡Uy, uy, uy! El Gigante señalaba a Scott. —Él no esta estudiando. Esta viendo un cómic de hadas, hay que echarlo de una patada en el culo.

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¡Oh, no! no iban a echar a Scout de la biblioteca. Vivo entre la biblioteca y el estudio y la pila de libros que leía cada semana, él nunca lo lograría. Los libros costaban demasiado para que pudiera comprar los suficientes de todo lo que tenía que estudiar. Y él tenía cuatro compañeros de cuarto en su apartamento. ¿Cuando iba a hacer sus tareas? Nunca estaba lo bastante tranquilo para poder leer, y mucho menos estudiar. Él estaba muy cerca de su graduado. Tuvo que mantener su nota de GPA2 en 3.98 para poder conseguir la beca. —No —dijo el hombre de cabello oscuro, su voz severa, sin concesiones—. Yo le estoy echando. Scott respiró fuerte. ¿El hombre trabajaba en la biblioteca y hablaba así? A Scout le gustaba un hombre que le gustara la literatura, eso le hacía ser inteligente y con carácter. Alguien que podría mostrar un pequeño dominio sobre Scout en la cama, que controlara su cuerpo, lo hiciera volar en pedazos con la necesidad y el placer. No es que hubiera tenido a nadie en la cama que se ajustara a esa perfecta descripción con él, pero no perdía las esperanzas de poder encontrarlo. Gigante se alzó en todo su tamaño por encima del otro. —¿No sabes quién soy?  2

GPA: Puntuación Media ó Nota Media ó Promedio de Notas / Promedio de puntaje (GPA = 3.5). Del 8.0 al 8.4,en este caso el chico tiene una media aproximada de 9.1 a 9.4.



—¡Si!. Y todavía estás expulsado. No me importa en qué posición juegues en el fútbol de la universidad. Los brazos del Gigante temblaban, sus bíceps flexionados. Scott se encogió desde donde estaba sentado. Y se escondió detrás del libro de historietas de nuevo.

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El hombre de cabello oscuro no se movió un centímetro. Él iba a ser gravemente golpeando. Y todo porque Scott tuvo que mudarse a otra silla. ¿Existía alguna política en la biblioteca en la que no se podía quitar a otra persona el sitio? ¿Debería decirles a ellos que no le importó? ¿Podría él salvar al hombre de la inminente paliza que el Gigante estaba seguro le iba a infligir? Pero el Gigante no levantó la mano. Él soltó un bufido y se dirigió a la salida empujando al hombre de cabello oscuro con el hombro en su prisa por salir. Scott dejó caer el cómic. Lo recogió de nuevo antes de que nadie lo viera sentado allí con su enorme boca abierta. Nadie se puso de pie a la medida que el Gigante salía. Dio un poco de miedo y... el hombre allí parado era sexy como el infierno. La sangre de Scott iba en dirección al sur, y su polla se endureció empujando en sus pantalones, pidiéndole atención. Era bueno que estuviera sentado. No había tenido una atracción inmediata por nadie. No de alguien con quien no había hablado todavía. No es que pasara mucho tiempo hablando con los hombres. Se mantuvo a sí mismo, leer, estudiar y leer aun más. No era como si fuera una virgen, pero había aprendido mucho tiempo atrás que los hombres que él quería, no lo querían a él.



Ah, pero estaba loco de amor por el hombre que estaba mirando directamente hacia él. Y que caminaba hacia él. —¿Estás bien? Scott tragó todo el nudo que se hizo en su garganta. La voz del hombre sonaba aún mejor de cerca. Baja, segura. El tono de voz profundo se deslizó a través de Scott, aterrizando en su polla, endureciéndose aún más. Si sólo pudiera meterse la mano en el pantalón, y agarrar su polla, bombear sus caderas y empujar la carne hinchada a través de su puño hasta que el alivio que tanto anhelaba saliera fuera de él.

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Respiró profundo. La excitación y el olor del hombre de cabello oscuro lo vencieron, se sintió mareado. Irresistible. Limpio con un toque de perfume picante. Y esto no estaba ayudando a Scott a pensar qué decirle al hombre. Lo único que ocurrió fue, por favor, «llévame a tú cama». —Uh, uh-huh, fue lo único que pudo decir. —Ese idiota es tonto como el culo. Él nunca hace nada pero jode. —¿Usted trabaja aquí? —Mejor, una frase coherente. El hombre sonrió a Scott y se echó a reír. ¡Oh, la risa sonó como un ronroneo!. La erección de Scott latía, rogándole que hiciera algo, cualquier cosa para conseguir acción. Él ya contaba el número de fantasías que sería capaz de usar cuando saliera y todas ellas protagonizadas por este hombre. Sería suficiente para durar hasta mediados del trimestre, tal vez finales. No es como que él tendría cualquier sexo real antes de entonces. No tenía la intención de ser célibe. Él podría tener sexo todo el tiempo si tuviera opción en la materia. Tal vez este hombre así lo quiere. Allí estaba de nuevo, pensando en fantasías como si 

pudieran ser reales. Tendría que resolver el masturbarse y usar su consolador favorito mientras se imaginaba al hombre de cabello oscuro estrellándose contra él, llevándolo allí contra de los estantes de ficción, su propio pene desnudo presionado contra las novelas de Stephen King y Dean Koontz 3 . Maldita sea, tendría que usarlo tan pronto como llegara a su casa. ********************* Mark no pudo evitar reír al hombre de cabello rubio que le miraba tan fijamente. La biblioteca de la universidad era enorme y había una gran cantidad de empleados, pero ¿cómo diablos estaba que no había visto lo caliente que era este hombre? Mark había trabajado en la biblioteca durante los últimos cuatro años.

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Pero él estaba viendo la Señal ahora, mirándole como si fuera el plato principal en un buffet libre-tú puedes coger. A Mark le dolía el poder decirle al hombre que tomara al gusto. La emoción se apoderó de él, calentándole la piel. Aspiró una bocanada de aire. Al espirar surgió de él la risa. —Sí, yo trabajo aquí. Desde antes de que usted entrara. Había visto al joven lo suficiente para saber que su nombre era Scott y sabía que Scott había ido a la biblioteca todos los días. Él siempre iba a las estanterías de las nuevas versiones en primer lugar, apilaba libros en el suelo delante de él hasta que la pila se elevaba más allá de sus rodillas, leía temas que iban desde el calentamiento global hasta el armamento medieval y todos los temas malditos que encontraba por el camino. Scott leía mucha ficción también. Mark adoraba los hombres inteligentes, los encontraba sexys y apasionados y calientes. También amaba a los  Stephen King y Dean Koontz, son dos escritores de novela de suspense, fantástica y terror. 3



hombres que no tenían miedo de conseguir un poco sexo duro en la cama, atándolos y controlándolos. Scott era un hombre inteligente. ¿Se ajustaba el resto de las cualidades que le gustaban a Mark? La mayoría de chicos no lo hacían. Él estaba seguro como el infierno que quería llevar a Scott a su cama y averiguarlo. Nadie nunca había hecho que él perdiera el enfoque de la manera en que Scott lo hacia, daba la vuelta del deseo a la desesperación tan condenadamente rápido. Scott era tan adorable. Curioso. Sexy. Mark se había encontrado duro, con su polla en la mano en el baño de los hombres en más de una ocasión después de ver a Scott mirar entre las estanterías.

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Si hubiera tenido una sola mirada de interés en los últimos cuatro años, le habría abordado más rápido. No era de los que hacían el primer movimiento cuando el otro hombre no parecía estar interesado. No podía creer que no había tenido la oportunidad con Scott. «Más vale tarde que nunca».

Había interés allí. No era un "vamos a ir a una cita y ver si nos gustamos" proposición para muchos de los hombres que había conocido en los últimos años. No, esto era más el "Por favor, llévame arriba a la sala de fotocopias, y súbeme sobre el escáner de libros grandes y fóllame estúpido”. Podía más bien ir a por el segundo. Pronto. Le dolía la cabeza y era por el maldito hombre y la razón en su entrepierna. Lo que daría por agarrarlo del pelo rubio de Scott, mientras que él jodía su boca. Scott tuvo que notar el estado de lujuria de Mark. No era como que el tamaño de su pene fuera difícil de ocultar, no en su estado actual. Maldito el hombre se daba cuenta también, mirando fijamente el bulto de la polla de Mark, lamiendo sus labios. Las piernas de Mark no lo sostendrían por mucho más tiempo.



Es hora de ver si Scott era para pasar la tarde en la biblioteca haciendo algo más que leer. Se sentó junto al hombre más joven. —Soy Mark. —Hola. —Scott se irguió y se lamió los sensuales labios de nuevo—. Scott —Lo siento si ese hombre ha sido una molestia para ti. Scott se encogió de hombros. —Usted no debió echarlo. No vale la pena. Siempre va a ser un idiota. Mark asintió con la cabeza. —Me sorprende que no haya dado problemas antes. Tú pasas aquí mucho tiempo.

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Scott ladeó la cabeza hacia un lado. Esa mirada curiosa disparó un cosquilleo en el pecho de Mark, bajando desde su estómago hasta sus bolas. El joven lo estaba matando con esos ojos grandes y curiosos. Anhelaba tener esos ojos puestos en él, mientras que tenía a Scott atado a su cama y follando al hombre hasta que gritara. —¿Cuánto tiempo llevas trabajado aquí? —preguntó Scott. Atarlo a la cama tendría que esperar. El apartamento de Mark estaba demasiado lejos. En primer lugar, tenía que obtener solo al hombre. —Cuatro años. Estoy trabajando en mi doctorado en Tecnologías de la Información. —Guau. Eso es puro. —Él hombre se veía lindo, como un jefe, inclinó la cabeza de nuevo mirándole—. ¿Cómo es que nunca te he visto antes? —Preguntó Scott. —Supongo que porque siempre tienes la cabeza en un libro. —Oh. Sí, supongo que sí. —Scott bajó la cabeza. Sus mejillas ardían—. ¿De qué trata su disertación? —Tenía la cabeza inclinada hacia el otro lado. —Sobre la disminución de la asimetría de la información 

moderna. —¿Al igual que las personas que utilizan Internet como una forma de señalización y de detección? Sí, ese era su hombre. Mark tenía que tenerlo. Nadie sabía de qué demonios estaba hablando. No había encontrado a nadie en mucho tiempo con el que pudiera hablar y mucho menos al que pudiera manejar en la cama. Tener a un hombre sumiso podría ser difícil de encontrar, ¿cómo podría saberlo? No sólo no sabía nada acerca de Scott. ¿Al hombre le gustaría? ¿Rogaría por él?. Un plan empezó a formarse en su cabeza. Mark sonrió. —Si, te gusta los comics, ¿eh? El joven levantó el cómic y lo miró como si hubiera olvidado que existía. —Me gusta leer. Lo que sea. Todo. Quiero decir...

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Mark levantó una mano. —No te hagas daño a ti mismo. Me gusta lo que lees. Yo trabajo en una biblioteca. Yo no puedo leer tanto como tú, pero he leído bastante. Tú eres un hombre inteligente, Scott. Eso no me molesta, ni me asusta, ni me hace quererte menos. Scott se sentó erguido. —¿En serio? «¿En serio?»

Scott abrió mucho los ojos. —Espera. ¿Me quieres? Le gusto... me quieres? —Su voz se hizo ronca en la última de sus palabras. —Lo hago. ¿Por qué no damos un paseo en el ascensor? En el séptimo piso tienes una colección de la cultura popular que tiene una enorme colección de cómics de antiguos que se te gustaría ver. Es necesario un escolta personal para entrar en el ARCHIVO. Yo te llevaré. Y había cubículos privados de lectura con puertas y paredes 

reales, en lugar de los tabiques endebles que tenían la mayoría de cabinas de otros estudios que había en la biblioteca. No era necesario mencionar esta última parte a Scott. Él jugaría con esto, un paso a la vez. La lengua de Scott se lanzó a lamer a través de su labio inferior. Él asintió con la cabeza. Mark se echó a reír y se levantó. —Yo estoy fuera del trabajo en diez minutos. Nos vemos en los ascensores. —Se obligó a alejarse de la mesa y del hombre cuya cabeza seguía flotando en su mente. Tenía que estar fuera del trabajo y mantener su cabeza fría. Había condones y lubricante en su bolso, en el caso de que la visita a la biblioteca cultural fuese como él había planeado. ¿Y si no?

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No es posible. Scott estaba listo para lo que Mark quería. Él estaba seguro de ello. Lo primero es lo primero. Tenía que mostrar los comics a Scott y, a continuación, le mostraría que la lectura no es la única experiencia que podía tener en la gran biblioteca de la universidad. ********************************************** Scott apretó el cómic en la mano cuando el hombre de cabello oscuro se alejó. «Ahora»

Ahora tenía un nombre para ir con sus sesiones de masturbaciones. Aunque, tal vez habría una posibilidad de no tuviera que usar su imaginación para disfrutar del hombre. Mark era inteligente y fuerte, y le quería a él. Scott guardó el cómic en su bolsa y se dirigió a los ascensores. No tenía sentido esperar por más tiempo. Si 

seguía sentado demasiado tiempo, podría perder los nervios. Incluso si el hombre no quería nada físico con él, Scott llegaría a ver los comics antiguos. No se había molestado en preguntar si podría ver la colección que Mark había pensado mostrarle a él, esperando que fuera otra de las razones en una lista cada vez mayor de porque estaba corriendo a través de la colección deportiva con una rígida erección. Si pudiera regresar a su apartamento y tener un poco de privacidad. Mark en realidad igual no quería hacer nada con él. ¿No en la biblioteca? Eso sería muy cool... para ser real. ¿Sexo en la biblioteca? ¿Con un hombre con el aspecto de Mark? Volver a vivir un momento como ese no lo conseguiría ni en un millón de años.

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Scott apretó el paso. Infierno, se daría por satisfecho si lo consiguiera a través de la escuela de postgrado. Mark se reunió con él diez minutos más tarde en los ascensores. La piel de Scott se estremeció cuando el hombre se acercó. Él agarró su mochila poniéndola delante de él, con la esperanza de que le ayudara a ocultar su erección al resto del mundo, aunque un poco decepcionado de ocultárselo a Mark, ocultar lo loco de deseo que estaba por él sorprende. Nunca había sido tan audaz. Mark se acercó, haciendo caso omiso de los chicos que había por allí, manteniendo siempre las distancias y sin mostrar su homosexualidad al público. ¿Estas listo? El olor de Mark dejó a Scott abrumado de nuevo. El aroma podía ser embotellado y vendido como un afrodisíaco, era embriagador y erótico e irresistible, maldita sea. Era incapaz de detenerse, Scott se inclinó unas pulgadas — Listo.



—Vamos, entonces. —Mark le agarró del brazo, tiró de él hacia el ascensor, y pulsó el séptimo botón del piso antes que nadie pudiera entrar con ellos. La mano del hombre sobre el brazo de Scott no era dolorosa, pero era fuerte y restrictiva, la palma de su mano caliente, incluso a través de la manga de la camisa de Mark. El agarre le sugirió a Scott el poder que tanto deseaba. Quería agarrar la mano del hombre y empujar hacia abajo a la bragueta de los pantalones. Él nunca fue tan audaz. Amaba la forma en que este hombre le hacía sentir de una forma desesperada y hambrienta que crecía más al estar cerca.

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Una vez que las puertas se cerraron, Mark lo enfrentó, presionándose cerca. La fuerza del peso del hombre llevo a Scott contra la pared del ascensor. Mark tomó la cintura de Scott. —Yo te voy a besar. —¡Por favor! Marcos gruñó con un sonido bajo. —Me gusta un hombre que sabe cómo pedir. Scott sabía pedir. Fue una más de las razones por la que el chico le gustaba. Lo dijo con un sonido pegajoso y necesitado, sin experiencia. Pero a Mark le gustaba. —Por favor, darme un beso. Mark pegó todo su cuerpo contra el de Scott. La presión de ingle contra ingle, pecho contra pecho, casi hacia merecedor a Scott como si fuera un niño que recibe una mamada por primera vez. Se aferró a los brazos de Mark, la respiración profunda, con la esperanza como el infierno de no correrse en los pantalones una vez que sus labios se encontraran. Mark se detuvo, su boca tan cerca, el aliento del hombre 

calentando los labios de Scott. —Tú tienes una preciosa boca, —dijo Mark—. Quiero probar esos labios. Scott gimió. No pudo evitar que saliera. Se trataba de un ges...


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