Stop desahucios Granada Barcelona. Sebastiani et al. 2017 PDF

Title Stop desahucios Granada Barcelona. Sebastiani et al. 2017
Author Paula Ruiz
Course Sociología urbana
Institution Universitat de València
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Comunicación XIV Congreso de Antropología. Antropologías en transformación: sentidos, compromisos y utopías. Valencia, 5-9 septiembre 2017.

MOVIMIENTOS POR EL DERECHO A LA VIVIENDA Y NUEVAS SOCIABILIDADES: EL CASO DE UNA INVESTIGACIÓN COLABORATIVA CON STOP DESAHUCIOS-15M GRANADA Y LA PLATAFORMA DE AFECTADOS POR LA HIPOTECA DE BARCELONA Luca Sebastiani ([email protected]) Universidad de Granada Rocío García Soto ([email protected]) Universidad de Granada Aurora Álvarez Veinguer ([email protected] ) Universidad de Granada1

Al compañero Abdallah, que luchaba por sus derechos y los de todas. No te olvidamos. 1 Introducción La presente comunicación se inscribe dentro de un proyecto de investigación 2 que tiene, entre sus objetivos, indagar sobre los modos emergentes y menos visibles de las nuevas formas de subjetivación y acción políticas. Los actuales procesos de empobrecimiento y precarización

1 Además de las autoras arriba citadas, también Borja Íñigo Fernández Alberdi, de la Universitat de Barcelona ([email protected]) ha contribuido a la escritura de la presente comunicación. Lamentablemente, la organización del congreso ha puesto un límite de tres autores/as por comunicación y no nos ha dejado incluir su nombre. Defendemos que el saber se produce colectivamente y manifestamos nuestro profundo malestar con esta decisión, además de agradecer a Borja su generosidad. 2 “Procesos emergentes y agencias del común: praxis de la investigación social colaborativa y nuevas formas de subjetivación política” Proyectos de I+D+i (Convocatoria 2014), del programa estatal de fomento de la investigación científica y técnica de excelencia, Ministerio de Economía y Competitividad del gobierno de España (Referencia: CSO2014-56960-P) .

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de amplios sectores de población en las ciudades globales (Sassen 2007), apuntan hacia la dificultad del denominado “sector público” para responder institucionalmente a las necesidades y expectativas generadas por grupos cada vez más heterogéneos de la ciudadanía, concepto atravesado por una dimensión jurídico-formal, siendo a fin de cuentas un producto histórico-político (Balibar 2003). En el proyecto estamos centrando nuestra mirada y nuestra escucha en los procesos emergentes y ausentes que se podrían definir como infrapolíticas (Scott 2000), como las iniciativas de autoorganización que están tejiendo alianzas e incidiendo sobre problemáticas concretas que cuestionan y denostan los derechos de la ciudadanía. Detectamos que con frecuencia, se ha teorizado y reconocido la resistencia abierta y explícita, pero se ha negado e invisibilizado desde las ciencias sociales todas esas formas de “resistencia disfrazada, discreta, implícita, que comprende el ámbito de la infrapolítica” (Scott 2000:233), la cual consiste en “dejar apenas rastro a su paso” (Scott 2000:236). Pero es precisamente este otro modo -subalternizado e invisibilizado- de hacer política, el que nos permite explorar la multiplicidad de formas de respuestas cotidianas que no siempre resultan obvias o incluso visibles, y atender la heterogeneidad de “laboratorios” sociales mediante los cuales las personas están tejiendo la supervivencia diaria. Hemos focalizado la atención en lo que entendemos son campos de experimentación biopolíticos, comunitarios y afectivos más que el eje espacial de un ejercicio colectivo de protesta. Estamos analizando diferentes procesos en las ciudades de Granada, Madrid, Veracruz y Nueva York, en los que reconocemos los trazos y cualidades de las nuevas formas de subjetivación política referidas. En esta comunicación vamos a compartir sólo las experiencias de uno de los estudios de caso que estamos realizando un grupo de investigadoras junto a dos movimientos por el derecho a la vivienda, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Barcelona y Stop Desahucios-15M de Granada, ambos en el Estado español3. En las próximas páginas comenzaremos con una breve contextualización sobre ambos movimientos, para posteriormente abordar las dinámicas de resocialización y repolitización de los cuidados que atraviesan el día a día de estos movimientos -prestando especial atención al caso de la Obra Social de la PAH de Barcelona-. Luego, compartiremos algunas ideas afloradas en la investigación todavía en curso, y que

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Aunque en esta comunicación figuran solo cuatro autoras, el proceso de investigación descrito es fruto de un trabajo colectivo que venimos compartiendo desde el inicio del proyecto (2015). El equipo que está trabajando junto a la PAH de Barcelona y Stop Desahucios-15M Granada está formado por: Aurora Álvarez Veinguer, Antonia Olmos Alcaraz, Luca Sebastiani, Ariana Sánchez Cota, en Granada, y Rocío García Soto y Borja Fernández Alberdi, en Barcelona. Aunque en este caso no hayan participado todos/as ellos/as en la redacción de las presentes páginas, todas las personas son parte activa de la presente investigación.

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apuntan hacia la existencia de un ecosistema de potencialidades antirracistas (a partir del caso de Stop Desahucios-15M Granada). Finalizaremos con algunas reflexiones sobre las prácticas políticas de los vínculos (Segato 2016).

2 Contextualización: breve recorrido por la historia de la PAH y Stop Desahucios-15M Granada El problema de la vivienda en España desde el fin del ciclo económico inmobiliario en el año 2008 ha sido uno de los dramas sociales que mayor politización ha suscitado. La financiarización de la vivienda, la sobreacumulación en el sector inmobiliario, la concesión irresponsable de créditos por las entidades financieras... son algunas de las causas que originaron la crisis. Los más de 375.000 desahucios ejecutados desde 2008 han sido las consecuencias más visibles del problema de la vivienda (García-Calderón y Janoschka 2016). Un drama social que ha suscitado una potente movilización que se centra en la lucha por una vivienda digna y se ha visibilizado a través del eslogan “Stop Desahucios”. Es en este contexto que emerge un actor como la PAH4.

2.1 La Plataforma de Afectados por la Hipoteca Fue en febrero de 2009 cuando, tras una reunión conjunta de afectadas y activistas, nació en Barcelona la PAH (Colau y Alemany 2013, Mangot Sala 2013b, Álvarez de Andrés, Zapata Campos y Zapata 2014, Flesher Fominaya 2015). Dos meses después lanzó su primera campaña: “Este banco engaña, estafa y echa a la gente de su casa”, apuntando directamente a las entidades financieras como responsables de la crisis (Mangot Sala 2013a y 2013b). Gracias a esta campaña la organización creció rápidamente, extendiéndose a todas las provincias españolas (Colau y Alemany 2013, Álvarez de Andrés, Zapata Campos y Zapata 2014). Uno de los principales logros de la plataforma ha sido conseguir parar numerosos lanzamientos hipotecarios, mediante la interposición pacífica de personas delante de la vivienda afectada. Si el primer lanzamiento intervenido fue en noviembre de 2010 en la provincia de Tarragona (Colau y Alemany 2013, Mangot Sala 2013a y 2013b, Álvarez de

4 Cabe aclarar que la PAH no nace “desde cero”, puesto que sus orígenes se remontan a experiencias anteriores como las del “Movimiento por la Vivienda Digna” (2003) y “V de Vivienda” (2006), con la diferencia que estos últimos se centraban en los problemas de acceso a la vivienda por parte de jóvenes precarias antes que en su pérdida por parte de familias hipotecadas.

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Andrés, Zapata Campos y Zapata 2014), a día de hoy (marzo de 2017) los desahucios impedidos por la plataforma han sido 2.045 (PAH 2017). Con la irrupción del movimiento 15M en 2011, la construcción de la PAH recibió un fuerte impulso en distintas ciudades, sus demandas se hicieron más visibles y en muchas ciudades se generó una profunda sinergia entre las dos realidades (Álvarez de Andrés, Zapata Campos y Zapata 2014, Romanos 2014:297). Además, se constituyeron grupos “Stop Desahucios”, muy parecidos en cuanto a objetivos y formas de lucha, con los que la plataforma entablaría una relación más o menos estrecha e intensa según los casos.

2.2 Stop Desahucios-15M Granada Aunque Stop Desahucios-15M Granada (https://afectadosporlahipotecagranada.com/ ) es un grupo independiente de la PAH sus luchas, reivindicaciones y experiencias son análogas a las de los actuales movimientos por la vivienda en el Estado español. Su origen se remonta al 15 de mayo de 2011, cuando la ola de indignación estalló en las calles y plazas de las ciudades españolas. Nació en la acampada montada en Granada, y que duró más de un mes en la céntrica Plaza del Carmen, renombrada “Plaza del Pueblo” para la ocasión. Conforme el movimiento indignado iba organizándose en grupos de trabajo, llegaron a la plaza personas afectadas por problemas de hipoteca y desahucio, lo cual impulsó la creación de un grupo específico sobre estas cuestiones. En la asamblea del 22 de mayo, la asamblea aprobó un documento que entre otras cosas reivindicaba: “Derecho real a la vivienda digna, como bien social y no económico. Suspensión de la obligación de pago de créditos hipotecarios para trabajadores desempleados y fin de los desahucios” (VV.AA. 2016:30). Entre los primeros hitos de Stop Desahucios-15M Granada señalamos la implicación en la lucha de La Casa del Aire, la última “casa de paso” del barrio del Albayzín, cuyos vecinos estaban siendo acosados y sometidos a intentos de desalojo por parte de inmobiliarias que querían echarlos para dar lugar a proyectos especulativos a larga escala. Más en general, el grupo se vinculó muy rápidamente a la campaña “Stop Desahucios”, emprendiendo distintas actuaciones para hacer real el derecho a la vivienda: desde acciones creativas en los bancos entrando con una guitarra y cantando coplas contra la banca, colocando pegatinas, etc.- a la interposición pacífica de cuerpos durante los lanzamientos hipotecarios. La primera gran victoria se consiguió a finales de 2011, logrando una importante dación en pago para un afectado: desde entonces, a finales del primer año de existencia habían acudido al grupo más

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de 70 familias y se habían parado 14 desahucios (VV.AA. 2016:174). A día de hoy el grupo cuenta con 13 asambleas que se reúnen en barrios y pueblos de la provincia de Granada y varios grupos de trabajo, formación y coordinación.

3 “Nuestra vida no flota en el aire”: Experiencias con la Obra Social de la PAH Si el drama de los desahucios ha pasado de ser vivido de manera solitaria a convertirse en un problema colectivo, un problema “que se conoce públicamente, que se comparte con otros, que se lucha de forma conjunta y para el cual se piden soluciones de gran abasto” (Domingo Utset 2012:47), esto ha sido en buena parte gracias a la capacidad de la Plataforma para construir espacios de apoyo mutuo y de asesoramiento colectivo. Sabiendo que, en la sociedad de “moralidad contractual” en la que vivimos, la propiedad es a la par una forma de control y un símbolo de prestigio social (Han en Ruiz Peralta 2013:9), y las relaciones sociales son mercantilizadas e individualizadas, las asambleas de vivienda han emergido como espacios de emancipación y resistencia. Estas asambleas locales son el órgano principal a través del cual no sólo se toman las decisiones más importantes, sino que además, es donde los problemas individuales, los estigmas sociales, se colectivizan en forma de denuncia y reivindicación política: encontrando a otras personas afectadas, asistiendo a sesiones de formación, participando en acciones de apoyo a otros afectados y realizando acompañamientos. Una actividad a través de la cual se construyen lazos, se comparten preocupaciones y deseos, y terminan por reconocerse como sujeto colectivo que señala el discurso hegemónico (Gibson-Graham en Ruiz Peralta 2013:16).

De esta manera, el sufrimiento es resignificado y socializado, construyendo

comunidad desde la solidaridad, la confianza y la co-responsabilización. Un buen ejemplo de esto es el espacio de “ayuda mutua” de la PAH de Barcelona. Cada miércoles, de 17:00 a 19:00 de la tarde se reúnen, junto con un psicoterapueta y activista de la plataforma, aquellas personas que necesitan verbalizar su malestar, sus preocupaciones, conflictos, etc. derivados de sus problemas de vivienda. Un espacio en el que como dicen algunas de nuestras compañeras “no se dan pautas, simplemente reflexionamos y compartimos cómo hemos llegado hasta este punto, con el fin de darnos apoyo moral las unas a las otras”. Sin embargo, esta solidaridad aunque bien explicitada todos los miércoles, no queda exclusivamente reducida a ese tiempo. Pues no podemos obviar el apoyo mutuo que se

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da tanto en los chats internos, como en las conversaciones y cervezas pre- y post- asamblea, o los espacios intersticiales de la misma –como son los cuchicheos, las charlas en “la parte de atrás” o entre cigarros y el “chikiPAH” como guardería autogestionada para que todas podamos participar–. Cuando habitamos toda esta trama de contextos comprendemos que la des-estigmatización y el empoderamiento, lejos de residir en mítines o asambleas exclusivas, se constituye a través de un espacio de resocialización y repolitización de los cuidados 5. Es así que la PAH de Vallekas6 por ejemplo, nos habla de la importancia de poner la vulnerabilidad en el centro produciendo una nueva manera de mirar la vida: La PAH nos empodera, y cuando nos empoderamos como grupo, la vulnerabilidad puede convertirse en el mejor arma: entendiendo que todos somos vulnerables (en diferentes grados) aprendemos que dependemos de unos y otros. Empoderamiento significa que sepamos que necesitar unos a los otros no tiene por qué ser nada triste (PAH Vallekas 2016). Asumir la interdependencia partiendo de las necesidades personales deviene, o es consecuencia inmediata, de asumir que la vida “no flota en el aire”. De hecho, como nos recuerda Orozco (2014:89), compromete a sujetos, cuerpos, subjetividades y (des)afectos concretos y sexuados. Donde, si no se presta atención a esta dependencia, a esa relacionalidad, llegamos al colapso de un sistema que pensándose como universal, ha escondido en su valorización de la individualidad toda una lógica de opresión. En la PAH y en los grupos Stop Desahucios, se torna visible lo que antes había sido relegado a la esfera privada; los cuidados, asociados al ámbito de la reproducción, comienzan a ponerse en el centro. Creemos entonces que no podemos dejar de prestar atención a las dimensiones relaciones, comunicativas y de cuidados como otra forma de hacer política (Segato 2016). Al respecto, y teniendo en mente a colectivos como la PAH, resulta crucial recordar las palabras de Precarias a La Deriva quienes anuncian el deseo y la necesidad de caminar desde la situación. 5

Siendo claras, cuando hablamos de cuidados nos estamos refiriendo a la gestión y el mantenimiento cotidiano de la vida y de la salud; la necesidad más básica y diaria que permite la sostenibilidad de la vida (Orozco 2004:10). Para aterrizarlo, podríamos por un lado encontramos la dimensión material, corporal encargada de realizar tareas concretas con resultados tangibles, atender al cuerpo y sus necesidades fisiológicas. Mientras que por otro lado, encontramos la dimensión inmaterial, afectivo-relacional, relativa al bienestar emocional. 6 A pesar de centrarnos en la PAH de Barcelona en este apartado, nos parece necesario traer aquí las aportaciones de la PAH Vallekas. Por un lado por ser una de las plataformas que más atención presta a los cuidados y el apoyo mutuo. Un buen ejemplo de ello es el trabajo previo de construcción de comunidad que llevan a cabo con las personas que van a convivir en la apertura de un nuevo bloque de la PAH. Reuniéndose semanas antes con las afectadas, con el fin de comenzar a construir solidaridad y empatía antes de llevar a cabo la ocupación. Por otro lado, por ser una de las plataformas que hoy día es un referente para las demás, con más de 23 viviendas recuperadas (http://pah-vallekas.org)

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Entendiendo esta como un partir de sí, de lo cotidiano, de la encrucijada entre condiciones de vida y formas de vida, entre situación socioeconómica y subjetividad, confluyendo personal/político, macro/micro, teoría/praxis; esto es, politizar la existencia, haciendo del día a día el territorio de batalla (VV.AA. 2004:83). Y es que esta práctica de partir de lo personal confluyéndolo con lo político, de poner las relaciones en el centro y de convertir a las personas afectadas en activistas utilizando el concepto de empoderamiento, son cuestiones que llevan años atravesando movimientos de mujeres y feministas (Marín 2015). Otras características como la introducción de elementos lúdico-festivos en las protestas y la flexibilidad entre los ámbitos público/privado e individual/colectivo (Trayner i Vilanova 1997 en Muxi 2009) continúan siendo paralelismos que hacen que la PAH y otros muchos grupos de Stop Desahucios sean nombradas por sus propios activistas como movimientos principalmente de mujeres. Sin pretender en este espacio debatir cuestiones identitarias, lo que aquí queremos señalar es cómo se subvierte la división sexual del trabajo a través de la problemática de la vivienda. Esto es, como un problema enclaustrado en el ámbito de lo privado, se convierte en problema colectivo a través de lazos de cuidado y de responsabilidad compartida. Un buen ejemplo de todo lo que venimos hablando es La Obra Social (OS) de la PAH. Una campaña estatal que tiene por objetivo asegurar el derecho a la vivienda, y que en su proceso, está generando formas de habitar que cuestionan prácticas y significados heredados. Esta campaña se inició a mediados de 2011, en la localidad de Terrasa, con un primer bloque de cinco viviendas propiedad del BBVA. Desde la campaña se re-conceptualiza el acto de la ocupación a través del concepto de recuperación: La acción de liberar se utiliza cuando se recuperan pisos vacíos en manos de los bancos -rescatados con dinero público- para realojar a personas o unidades de convivencia que han agotado todas las vías jurídicas para acceder a una vivienda (servicios sociales, oficinas de vivienda, ingresos insuficientes (PAHC Sabadell 2014). Una vez ocupadas las viviendas, desde la PAH se negocia y se presiona a las entidades financieras propietarias y a Administración, para conseguir un alquiler social y así regularizar la situación de las inquilinas. Actualmente la OS ha okupado 49 bloques, con cientos de recuperaciones individuales y más de 3000 personas realojadas. Sin embargo, la cosa no acaba aquí. Vivir en un edificio ocupado va emparejado con un imperativo de acción y participación cotidiana que trasciende las paredes del nuevo piso e incluso del propio bloque. Cuando una

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persona o familia accede a una vivienda de la Obra Social, la “Comisión Obra Social” le pide asumir la responsabilidad de asistir a las asambleas de su PAH local, así como formar parte activa de la comunidad de su bloque -en la mayoría de ellos, se organizan asambleas mensuales7-. De esta forma, además de realizarse todo un seguimiento de las nuevas unidades domésticas, comienza un proceso de aprendizaje y convivencia, constantemente atravesado por una dimensión política y de implicación en el colectivo en su conjunto: A partir de la campaña de la Obra Social, la PAH impulsa y apoya la ocupación a través de practicas colectivas: las asambleas y las redes de solidaridad que estas comportan. De este modo, atacan directamente a las vías de acumulación de capital a través de la creación de vivienda privada especulativa, socializándolo y creando una forma de común, gestionada por las y los habitantes y por todas las personas que conforman el movimiento (PAH Sabadell 2014). Así, a pesar de que la OS sea una estrategia para conseguir una alternativa habitacional mediante la negociación con entidades bancarias y administraciones públicas (esto es, con lo instituido), hacer efectivo el derecho a la vivienda mediante la desobediencia colectiva y autoorganizada acarrea muchas más consecuencias que ahondan en la convivencia. Uno de los puntos importantes a la hora de recuperar viviendas de forma colectiva (bloques), es la construcción de alianzas. Como bie...


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