Subcultura - Dick Hebdige PDF

Title Subcultura - Dick Hebdige
Author David Dimitri Najar
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SUBCULTURA DICK HEBDIGE VISÍTANOS PARA MÁS LIBROS: https ://www.face book.com/cult uraylibros https://twitter.com/librosycultura7 google.com/+LibrosyCultura Paidós Gomunicación Dick Hebdige Colección dirigida por José Manuel Pérez Tornero y Josep Llufs Fecé Últimos títulos publicados: 30. T. A. Seb...


Description

SUBCULTURA

DICK HEBDIGE

VISÍTANOS PARA MÁS LIBROS:

https ://www.face book.com/cult uraylibros https://twitter.com/librosycultura7 google.com/+LibrosyCultura

Paidós Gomunicación Colección dirigida por José Manuel Pérez Tornero y Josep Llufs Fecé Últimos títulos publicados: 30. T. A. Sebeok y J. Umiker-Sebeok - Sherlock Hoímcs \' Chaites S. Pcirce 31. J. Martinez Abadia -lntroduccián a la /('c/1ología audiovisual 34. M. Rodrigo Alsina - iセ construccion de la noticia 36. 1. Tusón - EI/ujo de! iHGョセオ。ェ 37. D. Cassany - Descnbir ri escribír 38. N. Chomsky - Barreras 39 K. Krippendorff. Ml'Iodo!o!-![u de anáíisis de ccmtenido 40. R. Barthes - La avemuru sl'mio/ógin.l 41 T. A. van Dijk - ta noticia como di.\TUr.I'O 4.:1. R. Banhes - La cúmara lúcida 44. L Gomis - Teoria dei períodismo 45. A. Mattelart - Lu publicidad 46. E. Goffman - Los momentos v sus hombrcs 49. M. DiMaggio . Escrihir para teícvisián 50. P. M. Lcwis y J. Booth - EI medio invísíhle 51. P. Weil- Ui contunicacíón global 52. I. M. Floch - Semi.nica, markctíng Y comunicacián 54. J. C. Pearson y otro, - Comunicación y género 55. R. Ellis Y A. Mclintock - Teoria y prácüca de la comunicarem humana 56. L. Vilches - [a tclrvisián 58. R. Debray - vida y muerte de la lmagen W. C. Baylon y P, Fabre - La semántíca 60. T. H. Qualter - Publicidad v democracia en la sociedad de masas ól A. Prutkanis y E. Arcnson. La era de' la propaganda 62. E. Noelle-Neumann - La espiral de! silencio fi}. V. Price - UJ opínián púhlica M. M. Keene - Pnotica de laji!{ogrf.1fía de prensu 67. F. Jameson - La estética KC'Opo/itim 69. G. Durandin - UI InjOrmacilÍn, ta âesinformactán v la realidod 71. J. Brée - Los nínos, ri ('m1SI/mo v el marketing 74. T. A. Scbeok - Signos: una introduccián a la scmiálica 77. M. McLuhan - Comnrendcr los medias de comonicacion 79. J. Bryaru y O. Zillman - Efeetos medíáticos 82. T. A, Van Oijk - Racismoy análisis crítico de 10.1 medias 83. A. Mucchielli - Psu-ologla de la comunicacían 8i1. P. J. Maarek . Markl'ling político y crmrunicación 90. J. Curran y otros (cornps.r- Estúdios culturales y comunicacion 91. A. Mattelart y M. Mattclart -Ltístorias de las teorias de la comunicación 92 O. Tannen - Géncro I' discurso 97. J. Lyuns - Semán!if'lj lingüística 99. A. Manelart -la mundializacián de la comunicacián 10(). E. McLuhan y F. Zingrone (cornps.) - Mcl.uhan e,I'('r/II,",' ('.I'I'IIC1'ales 101. J. B_Thompson - LOI' media y la modernidad lOS. V. Nightingale - EI estudío de las audiencias 109. R. Whitaker - EI jln de la pnvacídad 112. J. Langer - La televisián sensacionalista 121. P. Pavis - fi anàlisis de los esprrtácuíos 122. N. Bou YX. Pérez - Eltiempo dei hcroe 123 J. J. O'Donnelt. Avatares dc la patahra 124. R. Banhes - La Torre Eiffel 125. R. Debray -Lntroducción a la medíoíogia 132 A. Mattelun - Historio de la socicdod de la irfnrmacián 136. R. Banhes - Variaciones sohre la literatura 137. R. Barthes - Fariaciones sohre la escritura 138. l. Moreno - Musas y nuevas tecnologias 143. C. Barker - Trtevisián, x1ohali:ación e idemidudcs culturales 144. M.-L. Ryan - La narración C0/110 reaiidad virtual 147. J. Gilbert Y E. Pearson - Cultura y políticas de la música dance 148. J. Puig - La comumcaciún municipal cómpíícc con íos ciudadanos 153. A Mattelart y E. Neveu - tmroduccián a 10.1' rstudias cultural es 157. D. Hebdige - Sutxuttura

Dick Hebdige

Subcultura EI significado del estilo

PAIDÓS

Barcelona • Bueno, Aires • México

Título original: Subculture. The Meaning ofStyle Publicado en inglés, en 2002, por Routtedge. an imprtnt of the Taylor and Prancís Group,

Sumario

Londres y Nueva York Originalmente publicado en 1979 por Methuen & Co. Ltd.

Traduccíón de Carles Rache

Cubierta de Mario Eskenazi

cultura Libre Quedao rigurosamente prohibidas, sin la aulorización escrita de los titulares dei copyriKhl, bajo las sanciones esrablecidas en las teyes, la reprodllcción total o parcial de esta obra por cualquier médio o procedimiento. comprendidos la reprografía y eltratarniento infonnático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

© 1979 Dick Hebdige

© 2004 de la traducción. Carles Roche © 2004 de todas las edicíones en castellano Bdiciones Paidós Ibérica, S. A, Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona http://www.paidos.com ISBN: 84-493-1609-X Depósito legal: B-31.208/2004 lmpreso en Hurope, s. L., Lima, 3 - 08030 Barcelona Impreso en Espana - Printed in Spain

Agradecimientos . . . . . . . . . Introducción: subcultura y estilo

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UNO . De la cultura a la hegemonía

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PRIMERA PARTE: ALGUNOS ESTUDIOS DE CASOS DOS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Vacaciones en el sol: e1 triunfo de Mister Rotten Bostezos en Babilonia. . . . . . . . . . . . ..

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TRES . Regreso a África. La solución rastafari.

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SUMARIO

EI reggae y el rastafarianismo . . . . . Êxodo: una travesía en dos direcciones .

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CUATRO . . . . . . . . . . . . . . . . . Hipsters, beats y teddy boys. . . . . . . Elegancia de producción nacional: el estilo de los mods. . . . . . . . . . . . . . . . . . Piei blanca, máscara negra . . . . . . . . Glam y glitter rock: el camp albino y otras diversiones . . . . . . . . . . . . . . . . Raíces decoloradas: los punks y la identidad étnica blanca. . . . . . . . . . . . . . . . . ..

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SEGUNDA PARTE: UNA INTERPRETACIÓN CINCO. . . . . . . . . . . . . . . . . . Función de la subcultura . . . . . . . Especificidad: dos clases de teddy boy Las fuentes dei estilo . . . . . . . . .

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sms.................

iセ

Subcultura: la ruptura anti natural . Dos formas de integración SIETE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . EI estilo como comunicación intencional. El estilo como bricolaje. . . . . . . . . . Un revulsivo para el estilo: el estilo repulsivo

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SUMARIO

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OCHO . El estilo como homología . _ EI estilo como práctica significante.

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NUEVE . De acuerdo, es Cultura. Pero Les Arte? .

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CONCLUSIÓN . . . . . . . . . . . . . . . .

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Notas . Bibliografia . . . . . . . . . . Otras lecturas recomendadas

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Índice analítico y de nombres . . . . . . . . . .

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Agradecimientos

Son muchos los que, de un modo u otro, han colaborado en la escritura de este libro. En especial, quisiera agradecer a Jessica Pickard y a Stuart HalJ el tiempo que generosamente concedieron a la lectura y comentario deI manuscrito. Gracias también a los profesores y alumnos dei Centro de Estudios Culturales Contemporáneos de la Universidad de Birmingham y a Geoff Hurd, de la Politécnica de Wolverhampton, por mantenerme en contacto con los debates clave. También quiero dar las gracias a la sefiora Erica Pickard por todo el tiempo y el talento invertidos en la confección de este manuscrito. Por último, gracias a Duffy, Mike, Don y Bridie por vivir durante tantos afios dentro de los límites de la ley sin encasilJarse.

Introducción: subcultura y estilo

He podido conseguir una veintena de fotografías y las he pegado con miga de pan mascada ai dorso dei reglamento de cartón que cuelga de la pared. Algunas están pinchadas con trocitos de alambre de latón que me trae el contramaestre y en el cual he de enfilar cuentas de vidrio coloreadas. Con estas mismas cuentas con las que los reclusos de ai lado hacen coronas mortuorias, he fabricado, para los más puramente criminales, marcos en forma de estrella. Por la noche, igual que vosotros abris la ventana que da a la calle, vuelvo hacia mí el reverso dei reglamento. Sonrisas y muecas, inexorables unas y otras, me entran por todos los orificios ofrecidos... Presiden mis más trilladas costumbres (Genet, 1966a). *

*

Jean Genet, Santa María de las Flores, Madrid, Debate, 1994, y Diario delladrón, Madrid, Debate, 1994. (N. dei t.)

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SUBCULTURA

En las primeras páginas dei Diario dei ladrón, Jean Genet describe cómo, tras una redada, la policia espanola le confisca un tubo de vaselina. Ese «miserable y sucio objeto» hallado en su poder, que proclama su hornosexualidad ai mundo, se convierte para Genet en una especie de garantía, «el signo de una gracia secreta que pronto iba a salvarme dei desprecio», EI descubrimiento de la vaselina es recibido con carcajadas en la oficina de registros de la comisaría, y los policias, «que olían a ajo, a sudor y a aceite, pero... tenían la fuerza de su seguridad morai», le lanzan una andanada de indirectas hostiles. EI autor ríe -«dolorosamente»- con ellos; pero luego, en su celda, nos confesará: «La imagen de ese tubo de vaselina ya no me dejó». Estaba, sin embargo, seguro de que aquel canijo objeto, tan humilde, los desafiaria; sólo con su presencia sabría sacar de quicio a toda la policia dei mundo, atraería sobre si los desprecios, los odios, las iras virulentas y mudas (Genet, 1967). He querido empezar con estas extractos de Genet porque él es uno de quienes más a fondo han explorado, tanto en su vida como en su arte, las implicaciones subversivas deI estilo. Volveré con frecuencia a los grandes temas de Genet: el estatuto y significado de la revuelta, el estilo entendido como forma de Rechazo, el delito elevado a forma de arte (aunque en nuestro caso los «delitos» se limiten a una mera infracción de códigos). Como a Genet, nos interesa la subcultura, las formas y rituales expresivos de esos grupos subordinados -teddy boys, mods, rockers, skinheads y punks- tan pronto despre-

INTRODUCCIÓN

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ciados y denunciados como entronizados, esos grupos que, según soplen los vientos de la época, son vistos como amenazas para el orden público o como inofensivos bufones. También nos intrigan, como a Genet, los objetos más triviales -un imperdible, un zapato de punta, una motocicleta-, objetos que pese a todo cobran, como el tubo de vaselina, una dimensión simbólica, y acaban convirtiéndose en una especie de estigmas, en las pruebas de un exilio autoinfligido. Y por último debemos, como Genet, tratar de recrear la dialéctica acción-reacción que da sentido a esos objetos. Porque, ai igual que el conflicto entre la sexualidad «antinatural» de Genet y la indignación «legftimax de la policia puede condensarse en un objeto único, las tensiones entre grupos dominantes y grupos subordinados pueden verse reflejadas en las superficies de la subcultura, en unos estilos confeccionados a partir de objetos cotidianos dotados de un doble significado: por un lado, advierten ai mundo «normal» de los peligros de una siniestra presencia -Ia de la diferencia- y atraen sobre sí vagas sospechas, risas incómodas, «iras virulentas y mudas». Por otro lado, para quienes los erigen en iconos y los esgrimen como evangelio o como anatema, estas objetos se convierten en signos de una identidad prohibida, en fuentes de valor. AI rememorar su humillación a manos de la policia, Genet halla consuelo en el tubo de vaselina. Pasa a ser un símbolo de su «victoria», «Me habría batido hasta la muerte antes que renegar de este ridículo utensílio» (Genet, 1967). De modo que el significado de la subcultura siempre es centro de disputa, y el estilo el área donde el conflicto entre definiciones reviste el mayor dramatismo. Por esta razón, buena parte de este libra se dedica a describir el

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SUBCULTURA

proceso mediante el cual a los objetos se les atribuye significado dentro de la subcultura y se les hace significar en forma de «estilo». Como en las novelas de Genet, el proceso arranca con un atentado contra el orden natural, aunque en el caso que nos ocupa la desviación pueda parecer más bien leve: dejarse crecer tupé, comprar un scooter o un disco o ciertas clases de indumentaria. Como sea, el proceso desemboca en la construcción de un estilo, en un gesto de desafio o de repulsa, una sonrisa o un rictus de desdén. Indica un Rechazo. Quiero creer que ese Rechazo tiene razón de ser, que esos gestos poseen un significado, que sonrisas y muecas revisten algún valor subversivo, aun cuando, en última instancia, ai igual que las fotografias de delincuentes de Genet, no sean otra cosa que la cara oculta de las normas, como los graffiti en el muro de la prisión. Con todo, los graffiti pueden constituir una lectura fascinante. Llaman poderosamente la atención. Expresan tanto la impotencia como cierto poder, el poder de desfigurar (lo dice Norman Mailer: «Tu presencia en la Presencia de ellos [...] dejar escrito tu alias en su territorio» [Mailer, 1974]). Con este libro me propongo descifrar los graffiti, elucidar los significados inscritos en los diferentes estilos juveniles de posguerra. Pero antes de pasar a examinar las subculturas una a una, primero tenemos que definir los términos fundamentales. La palabra «subcultura» rebosa de misterio. Sugiere algo secreto, juramentos masónicos, un inframundo. Y también invoca el concepto, más amplio y no menos enrevesado, de «cultura». Tendremos que empezar, pues, con la idea de cultura.

UNO

De la cultura a la hegemonia CULTURA

Cultura: cultivo, cuidado, en los autores cristianos, adoración; acción o práctica de cultivar el suelo: labranza agricultura; cultivo o crianza de ciertos anima'les (peces: por ejemplo); desarrollo artificialde organismosmicroscópicos y los organismos así producidos; cultivo o desarrollo (de la mente, las facultades, las maneras), mejora o refinamiento por la educación y la formación; condición dei ser formado o refinado; vertiente intelectual de la civilización; prosecucióno especial atencióno estudio dedicados a cualesquiera temas o actividades (Oxford Enf?lish Dictionary).

SUBCULTURA

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Como demuestra esta definición, la cultura es un concepto bastante ambiguo. Refractada a través de siglos de uso, la palabra ha adquirido una serie de significados bastante dispares, a menudo contradictorios. Incluso como término científico, alude indistintamente a un proceso (desarrol1o artificial de organismos microscópicos) y a un producto (organismos así producidos).* Más específicamente, desde finales dei siglo XVIII los intelectuales y literatos ingleses lo han empleado para dirigir la atención de los críticos hacia todo un abanico de cuestiones polémicas. La «calidad de vida», las repercusiones en términos humanos de la mecanización, de la división dei trabajo y de la creación de una sociedad de masas han sido discutidas en el amplio marco de lo que Raymond Williams l1amó el debate de «Cultura y sociedad» (Williams, 196\). Si el sueíio de una «sociedad orgánica» -Ia sociedad como un todo integrado y dotado de significado- ha sido tan longevo es, sobre todo, gracias a esta tradición de discrepancia y crítica. EI suefío ha tenido dos trayectorias primordiales. Una conducía de vuelta ai pasado y a la noción feudal de una comunidad estructurada por jerarquías. Aqui la cultura asumió una función rayana en lo sagrado. Su «perfección armoniosa» (Arnold, 1868) era esgrimida en contra dei erial de la vida contemporánea. La otra trayectoria, mucho menos frecuentada, nos lleva hacia e1 futuro, hacia una Utopia socialista donde la distinción entre trabajo y ocio iba a ser anulada. Dos definiciones básicas de cultura emanaron de esta tradición,

*

En castellano nos referiríamos, naturalmente, a «cultivo» y no a «cultura». (N. dei t.)

DE LA CULTURA A LA HEGEMONíA

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aun sin ser necesariamente congruentes con respecto a las dos trayectorias subrayadas más arriba. La primera -seguramente aquel1a con la que el lector estará más familiarizado- es esencialmente clásica y conservadora. Representa a la cultura como norma de excelencia estética: «Lo mejor que se ha pensado y dicho en este mundo» (Arnold, 1868), y deriva de una apreciación de la forma estética «clásica» (ópera, bal1et, teatro, literatura, arte). La segunda, cuyos orígenes se remontan según Williams hasta Harder y el siglo XVIII (Wil1iams, 1976), tiene un punto de partida antropológico. Aquí, el término «cultura» se refiere a [...] un modo específico de vida que expresa determinados significados y valores no sólo en el arte y la enseõanza, sino también en las instituciones y el comportamiento cotidiano. Analizar la cultura consiste, según esta definición, en dilucidar los significados y valores implícitos y explícitos en un modo de vida concreto, una cultura concreta (Williams, 1965).

EI alcance de esta definición es, por supuesto, mucho mayor. En palabras de T. S. Eliot, abarca

[...] todas las actividades e intereses particulares de un pueblo. EI día dei derbi, la regata de Henley, Cowes, el 12 de agosto, la final de la copa, las carreras de perros, el expositor de insignias, la diana y los dardos, el queso Wensleydale, la cal hervida y troceada, la remolachaen vinagre, las iglesias góticas dei sigla XIX, la música de Elgar [...] (Eliot, 1948).

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SUBCULTURA

Como observó Williams, el único modo de sustentar una definición de taJes características fue fundar una empresa teórica nueva. En adelante, la teoría de la cultura implicaría el «estudio de las relaciones entre elementos en el seno de un modo de vida en su conjunto» (Williams, 1965). EI énfasis pasó de los criterios inmutables a los históricos, de lo fijo a la transformación: [...] un énfasis que, a partir deI estudio de los significados y valores concretos, aspire no tanto a compararlos como forma de estableceruna escala, sino, por el estudio de sus modalidades de cambio, a descubrirciertas causas generales o «tendencias» que nos permitan comprender mejor los procesos sociales y culturales en su conjunto (Williams, 1965). Lo que proponía Williams era, pues, una formulación mucho más amplia de las relaciones entre cultura y sociedad, que mediante el análisis de los «significantes y valores concretos» tratase de sacar a la luz las bases ocultas de la historia; las «causas generales» y las «tendencias» sociales generales que se esconden tras las apariencias manifiestas de una «vida cotidiana». AI principio, cuando empezaron a arraigar en las universidades, los estudios culturales ocupaban un lugar bastante incómodo en la frontera entre estas dos definiciones contrapuestas -Ia cultura como norma de exceIencia, la cultura como «un modo de vida en su conjunto»-, sin decantarse por ninguna de ellas como Iínea de investigación más provechosa. Richard Hoggart y Raymond WilIiams elaboraron una sentida crónica de la cultura obrera en forma de nostálgicos relatos de sus respectivas prime-

DE LA CULTURA A LA HEGEMONíA

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ras infancias (Leeds en el caso de Hoggart [1958], un pueblo minero galés en el de Williams [1960]), pero sus trabajos dejan entrever una marcada predilección por las letras y la alfabetización, I así como un moralismo igualmente palpable. Hoggart deploraba el modo en que la comunidad de clase trabajadora tradicional -una comunidad de valores probados y demostrados pese aI adusto paisaje en el que fue a radicar- se estaba viendo minada y sustituida por un «Mundo de Algodón de Azúcar» de emociones baratas y noveluchas, un mundo tan insípido como sórdido. Williams defendía tímidamente los nuevos mass media, pero lo que ante todo le preocupaba era afirmar unos criterios estéticos y morales para distinguir los productos válidos de la «basura»; el jazz -«una forma musical auténtica»- y el fútbol -«un juego maravilloso>>- frente a las «noveluchas de sexo y violencia, las tiras dominicales y la última memez de la música popular» (Williams, 1965). En 1966 Hoggart sentó las bases sobre las que se fundarían los estudios culturales: En primer lugar, sin apreciar la buena literatura nadie podr...


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