Teatro Medieval PDF

Title Teatro Medieval
Course El Teatro En La Edad Media Y En El Renacimiento En España
Institution UNED
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Resumen del contenido teórico de la asignatura....


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TEATRO ESPAÑOL. 1. TEATRO MEDIEVAL. 1.1 Métodos de reconstrucción histórica del teatro medieval. ¿Existe el teatro medieval castellano? Es la historia de los textos perdidos. En la actualidad la amplitud de visión del teatro ha permitido que el conocimiento que tenemos aumente pero sigue abierta la cuestión de qué obras podemos considerar pertenecientes a este género. Algunos criterios constitutivos son: mímesis, diálogo, tensión dramática, intriga y acción, argumento, texto y representación escénica. La historia del teatro medieval castellano es la historia de sus textos perdidos, también la de un teatro en el que la pieza dramática no era entendida como literatura. Igualmente, el teatro europeo fue conservado en ediciones impresas en el s. XVI, algo que no sucedió en España; además, de nuestra diferente concepción actual del teatro: no tiene realización textual propia, y no era habitual recogerlo por escrito. Nos ha llegado por copias ocasionales y descuidadas, se trata de un texto que oscila descompensada entre la palabra y el gesto sin apenas acción ni trama argumental, un “teatro” muy estático que se resuelve en gestos y largos parlamentos didácticos y piadosos. Finalmente, más que creaciones dramáticas, estas obras y espectáculos se muestran próximos al acto ritual en el que se identifica toda la colectividad. La escasez de obras dramáticas en la Edad Media llevó a buscar indicios de dramatismo en otro tipo de textos. Es cierto que el papel de los juglares y la condición oral de la literatura se reflejan en los textos, por ello se ha buscado la dimensión teatral en los poemas de debate o en debates cancioneriles así como en la poesía popular dialogada. Por otro lado, se ha sugerido el dramatismo de obras épicas: Cantar del Mío Cid, de Clerecía como el Libro de Buen Amor, y otros, aunque la teatralidad de dichas obras ha sido finalmente rechazada, sí que conservamos textos a medio camino como La Momería de Francest Moner o las Coplas de Mingo Revulgo y el caso de la Celestina cuya condición dramática aún se discute. Entre los rasgos más significativos que caracterizan una obra dramática hay que señalar cinco: Diálogo, tensión en la sucesión de escenas que sustenta la trama, didascalias o acotaciones dentro o fuera del texto, la ejecución en un espacio convencional como iglesias o salas palaciegas pues se carecían de lugares habilitados, y mímesis o i mpersonatio pues los actores dan vida a personajes distintos. Ahora bien, hay casos en los que no aparecen todas las características ya sea por transmisión defectuosa o textos en los límites de la teatralidad que habrá que estudiar individualmente. Este sería el problema que plantean algunos tipos de ceremonias religiosas que tienen una destacada puesta en escena, ciertos textos dialogados del Cancionero del siglo XV o, incluso, algunos sermones que podrían ir acompañados de escenificaciones; es el caso, por ejemplo, de los Momos, Lamentaciones fechas para la Semana Santa o el Diálogo del viejo, el amor y la hermosa. Sin llegar a conclusiones, cada caso ha de ser estudiado y dependerá de los presupuestos previos adoptados. 1.2. La vida teatral en la Edad Media. El teatro medieval no puede entenderse como en la Antigüedad, este desapareció por varios motivos: las condenas de la Iglesia, las invasiones bárbaras y un cambio de gustos. Los comentarios medievales relativos a la representación y la puesta en escena suelen partir de las Etimologías de San Isidoro, tendiendo a considerar la representación de un modo despectivo, a partir del XV los autores vuelven su mirada al teatro clásico tomándolo como referente aunque

muy dados a la recitación. Será entonces cuando los autores comiencen a plantearse distinciones genéricas, el valor de la representación y diferentes tipos de obras. La pérdida del concepto hace que sea difícil delimitar lo que es teatro en la Edad Media pues los términos que existían en la Antigüedad como “comedia” o “tragedia” se entienden de forma errónea y los que surgen nuevos son variados: oficium, auto o misterio. La actividad teatral ocurre en sedes catedralicias, los templos parroquiales, conventos, monasterios, o en la corte regia, los palacios señoriales o el ámbito ciudadano con motivo de fiestas populares o entradas triunfales. La estructura social y mental favorece que las representaciones dramáticas se sitúen en ámbitos diferenciados; uno sería la Iglesia y el otro la corte. La Iglesia con representaciones vinculadas a festividades religiosas busca el adoctrinamiento de los fieles. Los documentos cuentan la existencia de espectáculos de carácter piadoso y devoto en las iglesias con motivo de festividades y junto a estas representaciones devotas había otros espectáculos que ocasionaban perturbación en el culto ya que tenían lugar durante el oficio divino y se producían mezclados con inhonestidades o juegos de escarnio y peligrosos desvíos de la devoción de los fieles. Estos juegos radicaban en la propia intervención de los clérigos menores que se disfrazaban y enmascaraban y proferían burlas y canciones torpes. Próximo a estos juegos estaría el famoso del obispillo que era una fiesta jocosa celebrada el día de San Nicolás a los inocentes. En ellas quedaban invertidas las funciones y el obispillo recibía los honores de toda la clerecía y hasta llegaba a protagonizar algún oficio litúrgico burlesco. Los curas llevaban máscaras o vestidos de mujer, se ponían al revés los hábitos, sostenían el misal bocabajo, cantaban canciones obscenas, en vez de bendecir a los feligreses los maldecían. En semana Santa junto a representaciones de la pasión tenían lugar en las iglesias ceremonias litúrgicas que podemos calificar de parateatrales. También se consideran ejemplos de teatralidad los sermones medievales en torno a las fiestas. El sermón incorpora elementos para sus oyentes y el uso de un lenguaje dramático mediante la inserción de diálogos y monólogos con lo que el predicador ilustra situaciones y comportamientos. Tal es el caso de la famosa y discutida Danza de la muerte, entendida por algunos como ilustración animada de un sermón fúnebre. El otro ámbito de las representaciones dramáticas es la corte que recoge las representaciones de tipo juglaresco: los momos, histriones y juglares, cuyo ánimo es entretener y divertir. Los palacios del rey y de la nobleza son el foco principal de la producción teatral. Hay una fuerte tendencia a teatralizar casi todos los sucesos de la vida diaria; con motivo de diversos acontecimientos se organizaban desfiles, danzas, juegos, torneos y espectáculos, dando importancia al artificio visual, la música y el vestuario. Incluso parte de la actividad literaria cobra un cierto grado de teatralidad como es apreciable en diversos géneros poéticos: serranillas, preguntas y respuestas, letras e invenciones o poemas dialogados. No es extraño que la corte incorporara las representaciones dramáticas de las iglesias, la Crónica del condestable Miguel Lucas de Iranzo documenta como todos los años Enrique IV para las fiestas de Navidad hacia representar dos espectáculos dramáticos por nobles y pajes cortesanos en las salas de su palacio. La presencia de unos actores que encarnan distintos papeles, el movimiento escénico y el aparato escenográfico de vestidos, visajes, accesorios y músicas son ya marcas inequívocas de la teatralidad del espectáculo. 1.3. La puesta en escena en la Edad Media. Al no existir tradición teatral medieval tampoco existen los escenarios y los lugares de representación se encuentran vinculados a la Iglesia o a la corte. Tampoco existe la figura del actor y son las personas del pueblo quienes asumirán el papel. Hay algunas figuras medievales

que podrían tener vinculación con lo teatral: los juglares, los hombres y mujeres salvajes, las fiestas, la danza de la muerte, y los momos, entremeses y espectáculos de corte. Los juglares desarrollan una actividad polifacética, son los encargados de recitar y declamar las obras. Están vinculados con la representación teatral en su labor de entretenimiento, se conservan referencias a su papel durante la edad media que parece decaer a partir del siglo XIII convirtiéndolos en figuras ridículas y reduciéndolos a categoría bufonesca. La condición del juglar en la edad media venía definida por su actuación en un espectáculo público con el propósito de ganarse la vida y con el objeto de divertir al auditorio. En banquetes de príncipes y caballeros, o en la plaza pública, ante una caterva de gentes, recitaban cantares de gesta. Existieron entonces otros actores como los vinculados al drama sacro y a los espectáculos cortesanos, pero el dueño de la voz y el gesto era del juglar quien poseía la técnica de la voz, de la memoria, del gesto, de la máscara, emparentándose así con el mundo clásico y siendo el blanco de censuras y controversias eclesiásticas. Los hombres y mujeres salvajes son una figura que aparece de forma reiterada en la edad media, especialmente en la iconografía pero también en referencias literarias, en danzas de tipo macabro y ritual a modo de decorado malévolo ante la audiencia. Sobre las fiestas decir que las religiosas o profanas constituyen la ocasión de saltarse los moldes y propiciaban la representación de escenas fuera de lo cotidiano. Tenemos las fiestas de los locos, los disciplinantes, el obispillo, la misa nueva, romerías, vigilias, bailes, serranas, y celebraciones varias entre los que se incluían juegos eróticos y desenfrenados en vísperas de los grandes días. Sobre la Danza de la muerte en literatura española conservamos dos versiones de un poema de arte mayor que describe la condición igualitaria de la muerte pasando detalladamente por todos los escalafones de la sociedad; aunque en nuestro caso no hay noticias de representación, el poema se vincula con la tradición de las dances macabres en Francia que sabemos que sí se representaron a finales del siglo XV. Más figuras medievales que podrían tener vinculación con lo teatral son: momos, entremeses y espectáculos de corte. La corte era un lugar propicio para espectáculos ya que su estructura y formas de actuación eran en sí un teatro. Algunas características de los momos y entremeses son que no había separación entre espectadores y actores, participaban damas y galanes de la corte con disfraces y máscaras que le servían para adoptar una identidad ficticia sin abandonar la propia. La presentación busca crear una sorpresa introduciendo en la sala elementos exóticos, mágicos o maravillosos, si bien eso no implica que el espacio adquiera otro valor simbólico. Los temas pueden ser religiosos, profanos, políticos etc. según el motivo de la celebración. Su importancia estriba en que la mayoría de estos elementos característicos se encontrarán también en el teatro cortesano del XVI. La corte es una fuente inagotable de piezas, representaciones y nuevas creaciones. En el momo solían intervenir todos los miembros de la corte, desde el rey al último paje. Los momos se insertaban en un marco festivo amplio, durante el día se habían celebrado torneos y justas, y por la noche tenían lugar los monos. Componente esencial del momo, junto a la música y la danza, era el atuendo y máscaras con los que aparecían las personas que interpretaban. También a veces poseían texto y letras. Las coronaciones y entradas reales forman parte de lo que se ha llamado teatro en la calle cuya manifestación primera y más universal es la procesión. En el polo opuesto a esta está el destronamiento. También encontramos torneos y pasos de armas. El paso de armas es la

forma simplificada de los torneos, protagonizado por un caballero que defiende un lugar o paso simbólico desafiando a todo el que por allí se atreve a pasar. 1.4. El Auto de los Reyes magos y las representaciones toledanas anteriores al siglo XV. Tenemos referencias documentales de teatro religioso pero escasean los textos literarios escritos. El Auto de los Reyes Magos es el texto más antiguo que tenemos y nuestra primera pieza teatral conocida. Conservado en un manuscrito del siglo XII - XIII presenta un breve texto con problemas interpretativos que van de la autoría y la lengua a la originalidad y sentido. La obra, de tradición y procedencia toledana, es producto de una sociedad en la que se cruzan y conviven diversas culturas y lenguas como sucedía en la Toledo multilingüe de entonces. El autor maneja una lengua en la que confluyeron el castellano arcaico de la época, los rasgos mozárabes característicos de una población arabizada y el influjo franco de lenguas traspirenaicas orientales. Hay abundantes motivos literarios franceses y galicismos. La obra recoge el tema de la adoración de los Magos. El auto pone en escena las intervenciones en tres monólogos sucesivos; los tres son intérpretes del curso de las estrellas, contemplan la estrella maravillosa, se comunican sus dudas y se reafirma en su creencia. Llegan ante el rey Herodes que queda confuso y sorprendido, airado reúne a sus sabios y consejeros que no serán capaces de explicarle lo que ocurre. El autor tuvo que sentir la misma atracción de su siglo por la leyenda de los magos. Esta fascinación podría tener su raíz en la indagación y persecución de la verdad, o por el contraste entre poder y pobreza, o por el mundo maravilloso que recrea. La leyenda tuvo tratamiento en todas las formas artísticas y literarias, pero el teatro fue el más fecundo y continuado; ya en el siglo XII cundió en todas las iglesias europeas un breve drama litúrgico conocido como Ordo stellae que tenía lugar a continuación del oficio litúrgico de epifanía, y que representaba el seguimiento de los magos a la estrella. El auto recreo el tema recogiendo motivos de la leyenda procedentes de diversas tradiciones eclesiásticas y populares, un aporte original del autor está en la presentación de los regalos como prueba de identidad de Cristo y el significado simbólico de estos: mirra para el hombre, oro para el rey, e incienso para Dios. Este ofrecimiento crea una cierta tensión dramática, es original y única la disputa entre los rabinos. El tema principal es la indagación de la verdad, se deja ver un pensamiento cristiano, una proclamación doctrinal de la victoria de la nueva sobre la vieja ley de la Iglesia sobre la sinagoga Aspectos destacables de la obra son su construcción teatral en escenas encadenadas que reclaman un escenario múltiple y simultáneo, su ágil movimiento dramático con referencias al tiempo y al espacio, y con el fluido diálogo entre personajes. Algunos autores han defendido que se trata de una obra completa, y otros que está inconclusa, y falta una última escena que sería la de la adoración al niño. En cuanto a las representaciones toledanas anteriores al siglo XV, en la catedral de Toledo desde el siglo XIII tenían lugar ceremonias de carácter dramático; una de estas ceremonias estaba relacionada con el viejo drama del Oficium pastorum y la otra era un Canto de la Sibila (Nota: El Canto de la Sibila constituyó pues una tradición cultural cristiana que tenía como tema central el juicio final que se emitiría sobre buenos y malos, es decir, sobre los fieles al Rey y Juez Universal, cuya llegada era anunciada desde la fiesta de su nacimiento en la condición humana). La primera era una dramatización de la antífona del oficio de laudes a la noche de Navidad y consistía en un breve diálogo cantado entre dos cantores del coro y los monaguillos que vestidos de pastores se habían acercado hasta el altar mayor. La otra ceremonia

era una representación de la sibila de la noche de Navidad, relacionada quizá con el canto de la sibila sola, conocido en las iglesias del Este peninsular, y, más remotamente, con el drama litúrgico del Ordo profetarum; concluido el oficio de maitines, con vestido a la oriental y representando a la sibilaritrea subido a un tablado, al lado del púlpito, y acompañado de otros cuatro monaguillos que hacían de ángeles con espadas y hachas encendidas, cantaban alternando con la música del coro. La ceremonia poseía valor moralizante, se recordaba a los fieles la segunda venida del Juicio Final. Artísticamente ofrecía un resultado bastante elaborado ya que el canto con voz delgada y lamentable, que predice la llegada del juicio acompañada de una música patética y poco grata a los oídos, conmovería profundamente el ánimo de los oyentes. Toledo seguirá siendo activo foco teatral en el XV. Sabemos que había representaciones de la Navidad, de la Pasión y del Corpus Christi. 1.4.1. El auto de la pasión de Alonso del campo. El único texto toledano completo se ha conservado fragmentariamente en un libro de cuentas de la catedral de Toledo. Su autor fue Alonso del Campo y el texto es el Auto de la pasión. Tal y como hoy lo conocemos, el auto es una fragmentaria recreación dramática de algunos episodios evangélicos de la Pasión de Cristo: la oración en el huerto, la tradición de Judas y el prendimiento del Maestro, las negaciones de Pedro, la sentencia de Pilatos y el encuentro de San Juan y la Virgen. Hay en él un curioso juego de perspectivas, mediante el cual combina la acción histórica directa con la evocación lírica indirecta, a cargo de protagonistas y testigos, en un tono piadoso muy acorde a la ocasión de lo representado. Las fuentes son mayoritariamente los Evangelios canónicos, y algún episodio procede de los apócrifos. Otras fuentes son La Pasión Trovada y Las Siete Angustias de Nuestra Señora. En opinión de Blecua, el autor refundió en el texto una pasión toledana que podría ser del siglo XIII, pero que hoy no conocemos. A esa conclusión parecen conducir algunos errores del copista: los arcaísmos lingüísticos y la forma métrica del texto en la que predomina el pareado, extraño en el siglo XIV. 1.5. El teatro para clarisas o representaciones franciscanas. Destacan Gómez Manrique y el Auto de la Huida a Egipto. 1.5.1 Gómez Manrique. Da testimonio de un gran ciclo del drama sacro medieval, el de Navidad. Como poeta tiene una amplia obra recogida en el Cancionero, de trama amorosa y cortesana, también loores y poesía de circunstancias de proyección política y moral, y una poesía épica más profunda y atormentada de carácter elegíaco. También emprendió la tarea de continuar las Coplas de los Pecados Capitales de Juan de Mena. En el cancionero se hallan también sus piezas dramáticas: la Representación del Nascimiento de Nuestro Señor, las Lamentaciones fechas para la Semana Santa y los Momos al príncipe Alfonso. La representación del Nascimiento de Nuestro Señor está escrita por encargo al monasterio de las clarisas. Prosperó un modelo representacional que ponía en escena los tres cuadros del relato evangélico: el anuncio del ángel a los pastores, la marcha de estos al nacimiento y la adoración y ofrenda de presentes. Este esquema es amplificado mediante la inserción de otros episodios. Uno donde José expresa sus dudas y otro la ofrenda de los instrumentos simbólicos de la Pasión. La unión del tema de la Navidad y de la

Pasión, así como el intenso uso de la tipología bíblica del texto hace de la representación un breve y condensado drama que recoge toda la historia de la salvación. Otra pieza dramática de Manrique son las Lamentaciones Fechas para la semana Santa que son la versión en lengua vulgar del Planctus Mariae y donde el tema principal es la expresión del dolor de la virgen al pie de la cruz. Por último, los Momos al príncipe Alfonso son para festejar su mayoría de edad por parte de su hermana la infanta Isabel. Es un breve texto literario compuesto para homenajear a un alto personaje de la nobleza. 1.5.2. Auto de la huida a Egipto. También dentro del teatro para clarisas tenemos el Auto de la huida a Egipto. Como todo el teatro medieval está escrito en verso, en redondillas, y otras rimas y estrofas como los cinco villancicos de tipo zejelesco que indican que el elemento musical era importante, y se utilizaba para articular los cambios, acompañando el desplazamiento de los personajes. Quizá la representación tuviera lugar recorriendo el convento de la Bretonera donde algunas ermitas estaban simbólicamente asociadas a lugares de la geografía sagrada, por lo que el público y los actores serían las clarisas del convento. Encontramos dos temas evangélicos, uno es la huida a Egipto, y el otro es la penitencia de San Juan Bautista en el desierto. El Auto de la huida a Egipto relata la huida de la sagrada familia a Egipto ...


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