TEMA 12. Ortega Y Gasset PDF

Title TEMA 12. Ortega Y Gasset
Author Noelia Gandiaga Guerrero
Course Historia de la Filosofía
Institution Bachillerato (España)
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TEMA 12. ORTEGA Y GASSET CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO La situación española de finales del siglo XIX y comienzos del XX es de atraso económico, de agitación en lo social y de agotamiento en lo político. Dicha situación puede resumirse en los siguientes hechos: 

En el plano económico: la revolución industrial llegó a España en fecha muy tardía y limitada a dos regiones, Cataluña y el País Vasco; la primera desarrolla la industria textil y la segunda la siderurgia. El 70% de la población vive en el campo (en manos de la oligarquía terrateniente), en unas condiciones míseras. Sólo a partir de la segunda mitad del siglo XX se puede hablar de una generalización de la revolución industrial (el desarrollo de los años sesenta).



En el plano social: por un lado, las guerras coloniales, que terminaron con la pérdida de Cuba y Filipinas en 1898, sumen a la sociedad en el pesimismo y la frustración. Por otra parte, se desarrollan las organizaciones obreras, englobadas fundamentalmente dentro del anarquismo y el socialismo. Aumenta la conflictividad social con la reivindicación de mejores condiciones de trabajo, secundada en un sector minoritario del anarquismo con prácticas terroristas. En la esfera política: la España de Ortega y Gasset se caracterizó por la restauración de la monarquía constitucional con el reinado de Alfonso XII. El turno en el poder de los dos partidos gobernantes conservadores y liberales, quedaba adulterado por unas elecciones dominadas por el caciquismo. Tras la muerte de Alfonso XII y la regencia de María Cristina, reinará Alfonso XIII, que tampoco logra un modelo estable de Estado.



Todos estos factores repercutieron en la vida española de los primeros años de nuestro siglo, que se mostró enormemente complicado. Los problemas políticos y sociales, sirvieron de pretexto al general Primo de Rivera para dar un golpe de Estado en 1923. La dictadura duró hasta 1930 y, a su caída, se estableció la Segunda República (1931). Cinco años más tarde estalla la Guerra Civil (1936-1939), tras la cual se impuso en España la dictadura de Franco. En cuanto al panorama cultural destacar que desde fines del siglo XIX el mundo artístico vive momentos de fuerte cambio, cuya característica general es el abandono de la representación realista. Aparece el impresionismo y más tarde, en las primeras décadas del siglo XX las vanguardias: el fauvismo (Matisse), que se caracteriza por el uso arbitrario de colores muy vivos, el expresionismo (Van Gogh, Munch...) que trata de representar una emoción muy intensa mediante la distorsión de la forma y el color, el cubismo (Picasso, Gris, Braque), que reduce la figura, los objetos y el paisaje a cubos, el surrealismo (Dali), que trata de representar lo inconsciente sin los controles impuestos por la razón. La forma más radical de ruptura se manifiesta en el arte abstracto, donde la figura desaparece por completo. En la literatura, frente a la novela realista o naturalista de la segunda mitad del siglo XIX (del que Pérez Galdós fue un buen exponente), aparecen movimientos como el modernismo (Rubén Darío, Valle-Inclán, el primer Juan Ramón Jiménez), que buscan el arte por el arte. Ya entrado el siglo XX, aparecen las vanguardias literarias. En España el futurismo es introducido por Ramón Gómez de la Serna. Sin embargo, el movimiento de mayor influencia fue el surrealismo, sobre todo entre los poetas de la generación del 27. Respecto al plano filosófico, el pensamiento de Ortega se sitúa dentro de la crisis de la razón que se produce en la cultura europea a fines del siglo XIX, y a la que intenta dar respuesta. La confianza que la Edad Moderna había depositado en la razón a través de sus diversas formas (la razón cartesiana, la razón ilustrada, la razón positivista) entra en quiebra, especialmente por las críticas de algunos filósofos, Marx y Nietzsche, los llamados filósofos de la sospecha. 1

Empieza a sospecharse que la razón no nos sirve para comprender la realidad, bien porque la deforma y falsifica, bien porque se opone y reprime las tendencias más profundas del ser humano. En la elaboración de su respuesta a la crisis de la razón Ortega recibe diversas influencias, todas ellas de la filosofía continental europea, francesa y sobre todo alemana: 

Fenomenología: su fundador fue Edmund Husserl. Éste continúa con el ideal cartesiano de hacer de la filosofía una ciencia estricta, pero sin las separaciones entre sujeto y realidad que había introducido Descartes. Según Husserl el sujeto abre el campo del sentido del objeto, o dicho a la manera orteguiana, sin perspectiva (del sujeto) no hay realidad. Con el tiempo el planteamiento fenomenológico le parecerá insuficiente a Ortega, porque aún está impregnado de idealismo: el sujeto no es sólo una mera “conciencia cognoscente”, sino que es un ser que actúa en el mundo.



Historicismo: en Ortega influyen Dilthey, Simmel y Spengler, especialmente el primero, al que profesó gran estima. El historicismo afirma el carácter histórico de toda realidad y especialmente la realidad humana. Dilthey distinguió entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu (la historia, la filosofía, el arte): mientras que aquellas se ocupan de establecer conexiones causales entre los fenómenos de la experiencia, éstas se ocupan de la realidad histórico-social. Hay una relación muy fuerte entre vida e historia. La historia es simplemente la vida, concebida desde el punto de vista del todo de la humanidad. Asimismo, el hombre es esencia histórica.



Vitalismo: esta influencia se concreta en dos pensadores, Nietzsche y Bergson. Nietzsche había atacado el valor excesivo que la razón había tenido en la filosofía, sobre todo a partir de Sócrates y su discípulo Platón. Se trata de una razón teórica que reprime los instintos de vida. Ortega asume de él su defensa de los valores vitales (aunque evitando su irracionalismo y relativismo) al igual que su concepción perspectivista de la realidad. Para Bergson la realidad es devenir, vida, impulso vital. Esa vida no se conoce a través de la inteligencia, que inmoviliza y fracciona la realidad, sino a través de la intuición.



Existencialismo: representado por Heidegger, con el que Ortega mantuvo una amistad personal, y por Sartre. La descripción orteguiana de las categorías de la vida es muy cercana al análisis heideggeriano de la existencia humana. Ortega comparte con Sartre la idea de que el hombre carece de naturaleza, puesto que se va haciendo, y que es un “naúfrago” en la existencia, ya que continuamente tiene que decidir la vida que ha de realizar. No obstante, Ortega no participa del nihilismo y angustia vital tan presente en estos autores sino que propone una afirmación positiva de la vida.

Ortega se propone, como decíamos, la superación de la modernidad filosófica. Por modernidad filosófica entiende Ortega el individualismo europeo que parte de Descartes y que otorga prioridad absoluta a la “subjetividad”, al “yo” o a la “conciencia”, dejando en suspenso la realidad del mundo exterior. Frente al idealismo, Ortega reivindica que el tema de la filosofía ha de ser otro: la vida. Es preciso por tanto revisar todos los conceptos filosóficos clásicos y reformar la filosofía. VIDA Y OBRAS José Ortega y Gasset nace en Madrid en 1883, en una familia burguesa, liberal e ilustrada, en la época de la restauración de la monarquía (Alfonso XII bajo la regencia de María Cristina). Estudia filosofía en la Universidad de Madrid, luego pasa por las universidades alemanas de Leipzig, Berlín y Marburgo (donde fue alumno de los neokantianos Natorp y Cohen). En 1910 gana la cátedra de metafísica de Madrid. Escribe en “El Imparcial”; más tarde, en 1917 funda el diario “El sol” y en 1923 “La Revista de Occidente”. Se opone a la dictadura 2

de Primo de Rivera y critica a la monarquía. En 1936 se exilia de España (primero en Francia, luego en Argentina y por último en Portugal) y regresa en 1945 pero manteniendo una escasa actividad pública, viajando frecuentemente al extranjero. Muere en Madrid, en 1955. Sus obras más importantes son: Meditaciones sobre el Quijote (su primer libro, de 1914), El espectador (1916 y siguientes), España invertebrada (1921), El tema de nuestro tiempo (1923), La rebelión de las masas (1930), Ideas y creencias (1940), Historia como sistema (1941). Algunas de sus obras clave fueron publicadas póstumamente: La idea de principio en Leibniz (1958) y Sobre la razón histórica (1979). 1. INTRODUCCIÓN Desde finales del siglo XIX algunos pensadores, conocedores de la tradición europea, interpretaron la decadencia española como consecuencia del desajuste cultural con respecto a Europa y se esforzaron en un proyecto educativo, reformista y regeneracionista. En España habría que destacar, en este sentido, los siguientes movimientos: 1) El Krausismo y la Institución Libre de Enseñanza: el krausismo, inspirado en el filósofo alemán Karl Krause (1781-1832), pero con el tamiz de su introductor en España, Julián Sanz del Río, fue no tanto una corriente filosófica sistemática como un movimiento de renovación y reforma social, política y educativa, que buscaba, a través de la razón y de la vinculación entre ética y práctica, la construcción de una España distinta. La oposición al krausismo procede de los llamados “neocatólicos”, de los tradicionalistas y de los antiliberales. La campaña contra los krausistas culminó con la destitución de éstos de sus cátedras. Ante esto, los discípulos de Sanz del Río, con Francisco Giner de los Ríos al frente, fundaron la Institución Libre de Enseñanza, proclamando la libertad de cátedra y el respeto a la conciencia individual. 2) El regeneracionismo: su figura principal es Joaquín Costa (1846-1911), quien estuvo muy ligado al krausismo y fue profesor de la Institución Libre de Enseñanza. Se trata de una corriente reformadora que, ante el desastre colonial de 1898, considera a España como un enfermo que debe “curarse” mediante remedios científicos y “datos positivos”. 3) La generación del 98: el núcleo de esta generación está compuesto por Azorín, Pío Baroja, Ángel Ganivet, Antonio Machado, Ramiro de Maeztu, Miguel de Unamuno y ValleInclán. El común denominador de todos ellos es su preocupación por España. A este respecto, partían de una visión pesimista del presente español, provocada por la profunda crisis moral, política, económica y social a finales del siglo pasado. 4) La generación del 14: en ella destacan Manuel Azaña, Juan Ramón Jiménez, Gregorio Marañón, Ramón Gómez de la Serna... y, sobre todo, Ortega y Gasset. Desarrollan una nueva sensibilidad que puede ser denominada “novecentismo” y que se caracteriza por: -Europeísmo: se quiere europeizar a España, abrirla al mundo. -Racionalismo (entendida esa razón como razón científica): europeizar a España es introducir la ciencia, educar para la razón y la ciencia. -Republicanismo: Ortega y Gasset llegó incluso a ser diputado en la Segunda República. 5) La escuela de Madrid . grupo de pensadores que aparece en torno a Ortega y la Facultad de Filosofía de Madrid durante la Segunda República. Como consecuencia de la Guerra Civil, estos pensadores tienen que exiliarse. Destacan: Manuel García Morente, José Gaos, María Zambrano y, especialmente, Xabier Zubiri. Uno de los discípulos más importantes, que por edad no pudo formar parte de la Escuela fue Julían Marías. Más allá de la escuela de Madrid, el pensamiento de Ortega se ha dejado sentir en otros pensadores, tanto españoles (Aranguren, Laín Entralgo...), como hispanoamericanos. 3

La principal preocupación de Ortega y Gasset fue sin duda la renovación cultural de España (preocupación heredada en gran medida de la generación anterior, la generación del 98). Ortega quería, como toda la generación del 14 –a la que pertenecía–, europeizar a España e introducir en nuestro país el pensamiento europeo. Para ello, para conseguir una efectiva transformación educativa del país, utilizó todos los medios a su alcance: periódicos, cátedra, revistas, libros, política... 2. EL PERSPECTIVISMO Según Ferrater Mora, el pensamiento de Ortega se desarrolla en tres etapas (nos centraremos en las dos últimas): -Objetivismo (1902-1910): etapa en la que Ortega recibe la influencia del neokantismo de la escuela de Marburgo. -Perspectivismo (1910-1923). -Raciovitalismo (1924-1955). Con el perspectivismo empieza la filosofía propia y original orteguiana. Los dos grandes temas de este periodo son los de circunstancia y perspectiva. -La idea de circunstancia tiene su origen en la biología: cada animal posee un “mundo en torno” específico. Sin embargo, el concepto de “circunstancia” de Ortega no es meramente biológico (no se refiere al “medio ambiente” físico de un organismo) sino que tiene un sentido distinto y un contenido mucho mayor. Lo utiliza para explicar que no existe un “yo” aislado del mundo que le rodea y en el que se encuentra, es decir, que sólo a través del mundo puedo integrarme y ser plenamente yo mismo. “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” (Meditaciones del Quijote). La circunstancia comprende el mundo exterior (cosas, personas, acontecimientos, usos sociales...) y el interior (cuerpo, capacidades, creencias...). Así, inseparable de mi yo, mi vida se hace esencialmente con la circunstancia, la circunstancia es yo viviendo con, entre y en función de las cosas, yo soy inseparable de ellas y ellas de mí. La circunstancia es algo que nos viene impuesto: “Si no nos es dado escoger el mundo en que va a deslizarse nuestra vida –y ésta es su dimensión de fatalidad– sí nos encontramos con un cierto margen, con un horizonte vital de posibilidades –y ésta es su dimensión de libertad–; vida es pues, la libertad en la fatalidad y la fatalidad en la libertad” (¿Qué es filosofía?) Al hombre, por tanto, se le impone el mundo, la circunstancia: nace con un cuerpo que tiene unas características determinadas, en una determinada época, en un país, etc, pero lo que no se le impone sino que tiene que decidirlo él continuamente es cómo va a vivir esa vida que se encuentra en esa circunstancia determinada. La vida no está nunca previamente prefijada sino que el hombre se ve forzado en todo instante a elegir entre varias posibilidades. Así, en la misma medida que la vida es fatalidad es igualmente libertad. El concepto de circunstancia le sirve a Ortega para apartarse tanto del realismo como del idealismo. El realismo (que domina el pensamiento desde los griegos hasta Descartes), defiende que lo real y prioritario son las cosas en sí mismas, al margen del sujeto cognoscente. Sin embargo, para el idealismo, que surge con Descartes, la realidad que conocemos de modo inmediato y seguro no son las cosas en sí mismas sino el propio sujeto que conoce, la propia conciencia, el yo, el cual es concebido como sustancia, como independiente del mundo y de las cosas. Pues bien, Ortega intenta superar ambas actitudes. La tesis de Ortega es que el fundamento absoluto de todo, el primer principio del que tenemos que partir no son las cosas ni la conciencia. La realidad primera a la que Ortega llama realidad radical es la del yo-con-las 4

cosas. El “yo” y las “cosas” son como dos momentos constitutivos de esta realidad radical, a la que Ortega también llama vida. El “yo soy yo y mi circunstancia”, expresa por tanto que, pese a lo que piensa el realismo, no puede haber cosas sin yo (las cosas son siempre cosas para mí), es decir, no puede existir el mundo sin una conciencia que lo piense, pero tampoco puede haber, frente a lo que afirma el idealismo, yo sin cosas (porque el yo, la conciencia, siempre es “conciencia de”). -El concepto de perspectiva (que ya aparece en Leibniz y en Nietzsche), está ligado al de circunstancia: ya que la circunstancia de cada uno es distinta, también lo será su perspectiva, es decir, cada persona posee un punto de vista particular desde el cual mira el mundo. Pongamos un ejemplo: si contemplo un paisaje, lo veo desde una determinada forma. Ahora bien, si cambio se posición, caminando en una dirección y vuelvo a ver el mismo paisaje, ya no lo veré igual que antes. El hombre, por tanto, no tiene más remedio que contentarse con esa parte de la verdad que le es accesible desde donde se encuentra: la verdad que puede conseguir nunca será plena, completa, su conocimiento nunca agotará el objeto. La perspectiva individual es, pues, el único modo de apresar la realidad, por lo tanto, lo que debe hacer cada individuo es procurar reproducir fielmente su punto de vista. Dos puntos de vista sobre la misma realidad no coincidirán pero pueden complementarse: las distintas perspectivas son sumamente válidas y enriquecedoras: “somos insustituibles, somos necesarios; en vez de disputar, integremos nuestras visiones en generosa colaboración espiritual”. Todo esto podría dar la impresión de que el perspectivismo de Ortega es puramente subjetivo, sin embargo, su fundamentación posee carácter ontológico, es decir, se apoya en la misma constitución de la realidad. En efecto, la realidad tiene una estructura propia que consiste precisamente en ser perspectiva y es necesario que el conocimiento se atenga a esa estructura si quiere conocerla. La perspectiva es la forma de ser de la realidad y consecuentemente la posibilidad de acceso a su conocimiento. En su obra El tema de nuestro tiempo de 1923 dice Ortega: “La realidad cósmica es tal, que sólo puede ser vista bajo una determinada perspectiva. La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es su organización. Una realidad que vista desde cualquier punto resultase siempre idéntica es un concepto absurdo”. Doble fundamentación del perspectivismo, por tanto, la objetiva y la subjetiva, que se complementan entre sí. El perspectivismo comparte con el relativismo la idea de que la realidad es múltiple y sobre ella caben múltiples perspectivas. Pero el relativismo niega todo tipo de verdad absoluta y llega en último término al escepticismo mientras que el perspectivismo no renuncia a la verdad. Para el perspectivismo, la verdad se constituye cuando las distintas perspectivas, que no son excluyentes ni contradictorias, se complementan y se integran. Así se supera el relativismo pero si caer en la pretensión del racionalismo de creer que existe una verdad atemporal, una única perspectiva válida para todo hombre y toda época. La verdad no está dada de forma definitiva sino que es algo que se va alcanzando. 3. RAZÓN VITAL E HISTÓRICA 3.1. La razón vital Ortega critica el realismo que dice que la realidad radical es el mundo exterior, el mundo cósmico compuesto de cosas y el idealismo que dice que la realidad radical es la conciencia o sujeto pensante. Para él, la realidad radical es la vida. Ortega fue muy crítico con el racionalismo. Esta crítica se centra sobre todo en el racionalismo continental europeo de los siglos XVII y VIII (concretamente en el de autores 5

como Descartes, Kant o Hegel) pero va dirigida contra el racionalismo, en general, que desde Sócrates, domina la cultura europea. A lo que se opone Ortega en realidad es al concepto tradicional de razón según el cual la razón es una facultad que capta lo inmutable, la esencia eterna de las cosas En efecto, con Sócrates y Platón se realizó un descubrimiento admirable, el de la razón. Sócrates utiliza la razón para conocer lo universal, que se da en las definiciones (que son invariables, válidas para todos los hombres y todos los tiempos). Por otra parte, a partir de la modernidad, la razón se concibe de forma lógico-matemática como razón pura (recordemos a Descartes): se trata de una razón invariable, uniforme, que, por sí sola, partiendo de sus propios principios y sin atender a nada externo, llega a conocer la realidad. En definitiva, lo que ocurre a partir de Sócrates, es que el mundo de la razón, de los conceptos fijos, estables y eternos pretende suplantar al mundo de la espontaneidad, al mundo vital (obsérvese el paralelismo de este planteamiento con la crítica nietzscheana a la tradición metafísica occidental). Así, el racionalismo pretende imponer a la realidad las estructuras de la razón y al hacerlo, se convierte en idealismo. Pero para Ortega la razón lógico-matemática del ra...


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