La deshumanizacion del arte. Saggio di José Ortega y Gasset. PDF

Title La deshumanizacion del arte. Saggio di José Ortega y Gasset.
Author Valentina Iellamo
Course Letteratura Spagnola II
Institution Università della Calabria
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La deshumanizacion del arte. Saggio esplicativo e dettagliato di José Ortega y Gasset. Utile per esame di Letteratura Spagnola. Molto utile....


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La deshumanizacion del arte Parrafo 1: Impopularidad del arte nuevo Ortega empieza hablando de un poeta y sociologo francs del siglo 19, Guayau, que estudió el arte desde el punto de vista sociológico. Para Ortega, tomar el arte por el lado de sus efectos sociales es algo incomprensibles, porque dice que los efectos sociales del arte son, a primera vista, cosa tan extrínseca, tan remota de la esencia estética, pues se quedan lejos de la importancia de la esencia estetica del texto, entonces, partiendo de los efectos sociales del texto no se puede comprender la intimidad del texto. Estudió también la musica del tiempo, pero siempre este fenomeno partìa de un fenomeno sociologico. Estudia todas las artes y dice que lo que pasa en un arte, pasa en todas las artes. La estetica que rije todas las disciplinas es la misma y también los efectos sociologicos son identicos. Todo el arte nuevo sufre una etapa de lazareto, en el sentido de aislamiento, de confinamiento. Añade qu cconviene distinguir entre lo que es popular y lo que es impopular. El estilo que innova tarda algún tiempo en conquistar la popularidad; no es popular, pero tampoco impopular. Tarda en ser conocido, pero no es impopular en el sentido de que no gusta a la gente. Hace el ejemplo del Romanticismo que conquistò muy pronto al pueblo, fue el mejor acojido por la masa, en efecto Ortega habla de estilo popular. En cambio, el arte nuevo es impopular, en el esntido que no gusta a la masa, es impopular por esencia; más aun, es antipopular. Este nuevo arte divide la sociedad en dos porciones, una, mínima, formada por reducido número de personas que le son favorables y que la entienden; otra, mayoritaria, innumerable, pues mayor, que le es hostil. ¿Cuál es el principio diferenciador de estas dos castas? Toda obra de arte suscita divergencias: a unos les gusta, a otros no; a unos les gusta menos, a otros más. Esta disociación no tiene carácter orgánico, no obedece a un principio. Depende de nuestro gusto, solitamente si una obra nos gusta non ponemos en la casta favoreble, si no el la otra. Pero en el caso del arte nuevo la disyunción se produce en un plano más profundo que aquel en que se mueven las variedades del gusto individual. No se trata de que a la mayoría del público no le guste la obra joven y a la minoría sí. Lo que sucede es que la mayoría, la masa, no la entiende. En efecto Ortega afirma que lo característico del arte nuevo, «desde el punto de vista sociológico», es que divide al público en estas dos clases de hombres: los que lo entienden y los que no lo entienden. Y anade que el arte nuevo, por lo visto, no es para todo el mundo, como el romántico, sino que va desde luego dirigido a una minoría especialmente dotada. Se nota una critica contra el Romanticismo. Las caracteristicas espesificas de la Vanguardia, respecto a estilos precedentes, consiste en ser un arte programados para pocos, para una minoria. Los que pueden acceder a la comprensiòn de este arte nuevo son lo que pertenecen a la burguesìa culta, Ortega habla de un aburguesìa diferente, no la que tiene dinero, sino una burguesìa en el sentdo de intelectualmente burgués. Ademàs Ortega afirma que este nuevo arte provoca la irritaciòn del hombre, porque cuando a uno no le gusta una obra de arte, pero la ha comprendido, se siente superior a ella y no ha lugar a la irritación. Pero cuando el disgusto que la obra causa nace de que no se la ha entendido, queda el hombre como humillado, con una oscura conciencia de su inferioridad, que necesita compensar mediante la indignada afirmación de sí mismo frente a la obra. Pues, para Ortega, la masa se siente ofendida en sus «derechos del hombre» por el arte nuevo. Al hablar de masa, no se refiere solo al pueblo sino a todos los hombres, desde el ménacico, hasta el profesionista, que non tienen gana en mejorar y en entender la obra, son intelectualmente masa. Como las clases sociales, no se refiere a la burguesìa o a la aristocracia e sentido de riqueza, sono en sentido de inteligencia, de intelecto. La masa es lo que està atado a sus ideas y no se abre a este nuevo arte. Ortega afima que el arte joven contribuye también a que los «mejores» se conozcan y reconozcan entre el gris de la muchedumbre y aprendan su misión, que consiste en ser pocos y tener que combatir contra los muchos. En todos los campos, desde el arte hasta a polìtica, al arte, volverá a organizarse, a organizarse, según es debido, en dos órdenes o rangos: el de los hombres egregios y el de los hombres vulgares. Las minorìas pueden salvar a la masa, simpre que La masa acepte este papel y se deje guiar por la minorìas. La unidad entre los hombres caótica, informe, sin arquitectura anatómica, sin disciplina regente no puede continuar. Bajo toda la vida contemporánea late una injusticia profunda e irritante: el falso supuesto de la igualdad real entre los hombres, siempre hablando a nivel intelectivo. El capitulo termina con una cita de un evangelista, No seáis como el caballo y el mulo, que carecen de

entendimiento. La masa rechaza cuando no entiende y no endiende. Acoseja que se haga lo invesro, antes hay que ver de quesì està hecho este arte nuevo y después porque es impopular.

Capitilo 2: Arte artístico Empieza afirmando que, si los hombres no entienden este arte nuevo es porque sus resortes no son los genéricamente humanos. No es un arte para los hombres en general, sino para una clase muy particular de hombres que podrán no valer más que los otros, pero que, evidentemente, son distintos. Hay, ante todo, una cosa que conviene precisar. ¿A qué llama la mayoría de la gente goce estético? A la gente le gusta una obra cuando se identifica en los destinos de los protagonistas, los amores, los odios. Pues, lo que buscan en las obras de arte es el mismo que en la existencia cuotidiana: la descripciòn de figuras y pasiones humanas. Lo que la gusta es el factor humano de los personajes y, si eso falta, el lector se siente perdido ante la obra de arte, poerue no tiene los instrumentos para comprenderla. Ortega subraya que alegrarse o sufrir con los destinos humanos que, tal vez, la obra de arte nos refiere o presenta es cosa muy diferente del verdadero goce artístico. Más aun: esa ocupación con lo humano de la obra es, en principio, incompatible con la estricta fruición estética. El arte en si mismo, es decir, cuando es solo arte, no se ocupa de los problemas humanos, màs aun, corrisponde en olvidarse de ellos. Por eso, la alegrìa y el sufrimiento, se encuentran en una esfera diferente a el de la pura fruiciòn estestica de la obra. Para Ortega, la atenciòn para el factor humano nos impide a gozar de la estetica de la obra. Nos da el ejemplo de la visiòn de un jardìn a travès de una ventana, si nuestra atenciòn es sobre el jardìn no detenemos dobre el jardìn, sobre las flores y no damos importancia al vidrio de la ventana a trevés el cual vemos el jardìn. Si ponemos la atenciòn sobre el vidrio, el jardìn nos aparecerà confuso, como una masa de colores y pierde la importancia. Por tanto, ver el jardín y ver el vidrio de la ventana son dos operaciones incompatibles: la una excluye a la otra y requieren acomodaciones oculares diferentes. Del mismo modo, quien en la obra de arte busca el conmoverse con los destinos de los personajes, no verá la estetica de la obra de arte, y al mismo modo, si se fija sobre la estetica de la obra, no se ocuperà de los destinos de los personajes. Pues bien: la mayoría de la gente es incapaz de acomodar su atención al vidrio y transparencia que es la obra de arte; en vez de esto, pasa al través de ella sin fijarse y va a revolcarse apasionadamente en la realidad humana que en la obra está aludida. Si se le invita a soltar esta presa y a detener la atención sobre la obra misma de arte, dirá que no ve en ella nada, porque, en efecto, no ve en ella cosas humanas, sino sólo transparencias artísticas, puras virtualidades. Afirma también que los artista del siglo 19 solo se han ocupado de factores humanos y no de factores esteticos de la obra. Romanticismo y Realismo se ocupan de factores humanis, mientras que, el arte nuevo se ocupa a la parte màs elevada del hombre, a la fruiciòn estetica, pues al arte nuevo. Ortega afirma que hay una tendencia a la purificación del arte. Esta tendencia llevará a una eliminación progresiva de los elementos humanos, demasiado humanos, que dominaban en la producción romántica y naturalista. Y en este proceso se llegará a un punto en que el contenido humano de la obra sea tan escaso que casi no se le vea. Este es el motivo por qué el arte nuevo divide al público en dos clases de individuos: los que lo entienden y los que no lo entienden; esto es, los artistas y los que no lo son. El arte nuevo es un arte artístico, porque solo los que tienen los instumentos para entenderlo, los que tienen la capacidad de seguir los valores puramente artisticos, pueden entenderlo. Termina diciendo que no es que ya no hay personas capeces en cultivar el arte romantico y realista simplemente se han agotado los temas, ya no hay otros temas de que hablar, ya que la realidad es la misma. Se analiza el nuevo estilo que tiende a: 1. la deshumanización del arte, pues dejar los factores humanos; 2. evitar las formas vivas; 3. hacer que la obra de arte no sea, sino obra de arte, pues la obra de arte solo tiene que ser obra de arte; 4. considerar el arte como juego, y nada más; 5. una esencial ironía; 6. eludir toda falsedad, y, por tanto, a una escrupulosa realización

7. el arte, según los artistas jóvenes, es una cosa sin trascendencia alguna. Hay que subrayar que algunos criticos han considerado la obra como manifiesto de la Vanguardia, mientras que otros la consideran como manifiesto contro el arte de Vanguardia. Importante es tambièn subrayar que Ortega no se identifica con ningun movimiento ni del pasado ni del presente, se define a favor de la Vanguadia, porque el nuevo arte corresponde con sus ideas de cultura.

Parrafo 3: Unas gotas de fenomenología Ortega y Gasset nos habla de cómo una misma realidad se convierte en muchas realidades cuando es mirada desde distintos puntos de vista. Para explicarnos esto, nos presenta una escena de un moribundo, y los diferentes puntos de vista de los participantes en la escena, a saber, su mujer, el médico, un reportero y un pintor. Nos comenta como los distintos grados de proximidad equivalen a distintos grados de participación sentimental. Y es necesario, para poder ver algo, apartar la realidad de nosotros, para que así deje de formar parte viva de nuestro ser. Pero a pesar de todo esto, de todos los puntos de vista, hay uno fundamental del que se derivan todos los demás y en todos los demás va incluido. Es el de la realidad vivida. En la escala de las realidades corresponde a la realidad vivida, a la realidad humana, una peculiar preeminencia que nos obliga a considerarle como la realidad por excelencia.

Parrafo 4: Comienza la deshumanización del arte El filo vanguardista de Ortega no se basa en que los artistas o movimientos de esta epoca hayan sido mejores de los de la epoca precedente. La diferencia por un lado es sociologica, es decir ser un arte para los pocos que lo comprende, y por otro lado es importante que la comprensiòn exige una sublimacion ante la obra artistica, ya que el admirador no se debe reducir a decir si le gusta o no una obra, sino debe comprenderla. Ademàs Ortega hace una diferencia entre el alrte nuevo y el arte de 1860, pues Romanticismo y Realismo. Si el autor de 1860 busca el factor humano y se acerca a la humanidad, el arte nuvo se aleja, ha deformado la realidad, ha roto su factor humano y la ha desumanizada. Con las cosas representadas en el cuadro tradicional podríamos ilusoriamente convivir. De la Gioconda se han enamorado muchos ingleses. Con las cosas representadas en el cuadro nuevo es imposible la convivencia: al extirparles su aspecto de realidad vivida, el pintor ha cortado el puente y quemado las naves que podían transportamos a nuestro mundo habitual, pues al cortar el puente no permite la comunicacion entre lo que està rn la obra de arte y el mundo en el que vivimos. Nos deja encerrados en un universo abstruso, nos fuerza a tratar con objetos con los que no cabe tratar humanamente. Tenemos, pues, que improvisar otra forma de trato por completo distinto del usual vivir las cosas; hemos de crear e inventar actos inéditos qué sean adecuados a aquellas figuras insólitas. Esta nueva vida, esta vida inventada previa anulación de la espon- tánea, es precisamente la comprensión y el goce artísticos. El arte de que hablamos no es sólo inhumano por no contener cosas humanas, sino que consiste activamente en esa operación de deshumanizar. Añade, despues que la Vanguardia no tiene nada que ver con el absurdo o con el sin sentido, el nuevo arte posee una logica suya, solo que es diferente a la a la que estamos acostumbrados. Parrafo 5: Invitación a comprender En el siglo 19 la gente sostenìa que el arte era representacion de lo humano, de la realidad. Pero los jovenes consideran lo contrario. Los jovenes son los miembros del arte nuevo. La voluntad de este nuevo arte, la que Ortega llama volunad de estilo, es es deformar lo real, desrealizar. Estilización implica deshumanización. Y viceversa, no hay otra manera de deshumanizar que estilizar. El realismo, en cambio, invitando al artista a seguir dócilmente la forma de las cosas, le invita a no tener estilo. Parrafo 6: Sigue la deshumanización del arte

El nuevo arte ha declarado el factor humano como un tabù. Lo humano posse una jeragìa de 3 ramos: Hay primero el orden de las personas, hay luego el de los seres vivos, hay, en fin, las cosas inorgánicas. El arte inhumano que tiende a evitar la humanizaciòn, tiende a eevitar el rango màs humano que todos, es decir el ser humano. El veto que impone el nuevo arte va en relación de proporción con la jerarquía del objeto, es decir, reprime más a la figura humana que a un animal. Lo personal y dramático es lo que más se evita. Y esto es porque el hombre suele contagiarse de la pena o alegría que se le presenta, también la que se le presenta en la obra de arte. Pero ese contagio no es de orden espiritual, sino que es una consecuencia mecánica, sin sentido. El arte no puede basarse en un simple contagio psíquico, porque éste es un fenómeno inconsciente, en cambio el arte tiene que ser claro e inteligente. Y todo lo que quiera ser espiritual y no mecánico tendrá que tener un carácter perspicaz, inteligente y motivado. La obra romántica provoca en nosotros una implicación sentimental que nos impide poder contemplarla en su pureza objetiva. Pero, para él ll llanto y la risa son estéticamente fraudes. El gesto de la belleza no pasa nunca de la melancolía o la sonrisa, pues de las emociones, porque las emociones no non permiten valorizar la estetica de la obra. Y anade que la obra romántica provoca un placer que apenas mantiene conexión con su contenido. Pues los sentimientos no permiten juzcar la obra de manera objetiva. Hay que ver la obra a distancia, sin la presencia de sentimientos. El autor pone el ejemplo de las figuras de cera que producen una desagradable sensación pues observamos su aspecto real pero sabemos que no son reales y esto desagrada a las personas que saben apreciar el arte. Les repugna la confusión de fronteras. La nueva sensibilidad tiene como nota característica un profundo asco por lo humano en el arte. En cambio, a la masa le gusta, porque no conocen el arte nuevo. Pues Ortega termina diciendo que lo que le interesa al arte nuevo es la huida de la persona humana, pues la deshumanizaciòn y ve en Mallarmé el primero en cortar lo humano de la poesìa, aunque con rasgos romanticos, y Debussy en la mùsica. Parrafo 7: El «tabú» y la metáfora Ortega considera la metáfora como la potencia más fértil que el hombre posee. Para él la metàfora consiste en sostituir una cosa por otra, no por la aspiraciòn en llegar a un concepto, sino por alejarse de la denominaciòn del verdadero sujeto de nuestro discurso. El autor destaca la importancia de la metáfora, que nos lleva por mundos imaginarios, facilitándonos la evasión de la realidad. La metáfora nos separa de la vida corriente y nos sumerge en el mundo del arte, de la ficción. La metáfora oculta un objeto enmascarándolo con otro y esto se produce porque el hombre tiende a evitar realidades. El nacimiento de la metáfora está relacionado con el tabú, cuando los pueblos primitivos se regìan por el miedo ancestral. Por el miedo de las acciones metaforicas podìan eludir algunas de las cosas pohibidas por el tabù, es decir las cosas que no se podìan nombrar. Hubo una época en la que la prohibición y el miedo regían la vida de los hombres. En estos tiempos había una serie de realidades que el hombre primitivo no podía nombrar, sobre ellas había recaído el tabú. Se designaban con otros nombres, mencionándolas en forma oculta y escondida. En la actualidad la metáfora puede emplearse para los fines más diversos. En la poesía servía para ennoblecer el objeto real, para decorarlo. En la nueva poética, la metáfora se hace sustancia y deja de ser ornamento, y se observa un predominio de la imagen denigrante que, en lugar de ennoblecer y realzar, rebaja y veja a la pobre realidad. Pues la metafora nace por el miedo, porque al no poder nombrar algunas cosas, los pueblos primitivos aludìan a estas cosa con otras palabras. Parrafo 8: Supra e infrarrealismo Ortega y Gasset nos comenta que la metáfora es el más radical instrumento de deshumanización, pero no es el único. Otro es el cambio de perspectiva habitual. Para deshumanizar basta con invertir la jerarquía y convertir en objetos del arte algo que para la jerarquìa es poco importante, entonces algo insignificante se convierte en objetos del arte. Esto sería el infrarrealismo. Lo que es común a las distintas maneras de arte nuevo, en apariencia más distantes, es el suprarrealismo de la metáfora es el infrarrealismo. Ejemplo de autores que utilizaron el infrarrealismo son Proust, Ramón Gómez de la Serna, Joyce. El procedimiento consiste sencillamente en hacer protagonistas de las obras algo que se considera ordinario.

Parrafo 9: La vuelta del revés Antes se empeaba la metafora como adorno, como elemento decorativo, mientras que hoy se elimina todo el sostèn real, todo lo que pertenece a la realidad y hacer de la metafora el real elemento poetìco. Esto implica sencillamente que la intención estética ha cambiado de signo, se ha vuelto del revés. La relación de nuestra mente con las cosas consiste en pensarlas, en formarse ideas de ellas, pero no sabemos si nestra forma de pensar sea correcta, en efecto, Ortega afirmia que entre la idea y la cosa hay siempre una absoluta distancia. Nos relacionamos con las cosas al pensarlas, al formarnos ideas de ellas. Pero entre esa idea que nos formamos y la cosa hay siempre una distancia insalvable. Lo real es siempre superior al concepto que lo define. Creemos que la realidad es lo que pensamos de ella, confundiendo la idea que tenemos por la cosa misma. Caemos en una ingenua idealización de lo real. En cambio, si invertimos la tendencia y no nos ocupamos de la realidad, tomando las ideas según son y las hacemos vivir como tales, habremos deshumanizado, desrealizado éstas. El nuevo estilo renuncia a ser un reflejo de la realidad y así el cuadro se convierte en lo que auténticamente es, un cuadro, una irrealidad. Se pasa de pintar las cosas a pintar las ideas. Parrafo 10: Iconoclasia El arte nuevo rechaza las formas vivas y los seres vivientes. Aquì el autor donde nos muestra a las artes plásticas del nuevo estilo como asqueadas de las formas vivas o de los seres vivientes. Según el autor, periódicamente la historia presenta accesos de geometrismo plástico. En la prehistoria, por ejemplo, tras el desarrollo de las formas vivas, se pasa a evitarlas, evolucionando hacia signos abstractos que representan figuras humanas. A veces este rechazo a la forma viva se convierte en odio y produce conflictos públicos, como la revolución contra las imágenes del cristianismo oriental, la prohibición semítica de reproducir animales que tiene una raíz en la sensibilidad estética. El arte nuevo actùa el extrano sentimiento iconoclasta, pues rechaza las imàgenes como reproducciòn del real. Parrafo 11: Influencia negativa del pasado Ortega afirma que el arte y la ciencia pura son la...


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