Violencia EN EL Futbol latinoamericano monografía/ensayo PDF

Title Violencia EN EL Futbol latinoamericano monografía/ensayo
Author Julieta Salcedo
Course Contabilidad General
Institution Universidad Nacional de Tres de Febrero
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la violencia en la sociedad que participa de competencias en estadios deportivos de fútbol...


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VIOLENCIA EN EL FUTBOL: DEPORTE Y SOCIEDAD (Deporte y Poder)

Derecho del deporte

Marcela Galli Julieta Salcedo 15 OCT, 2012 1

INTRODUCCION: Hace algunos años el Lic. y Sociólogo Raúl Egitto decía: “Según muchos intelectuales se considera que hay un uso por parte del Estado y de las clases dominantes con el objetivo de adoctrinar a las masas y que por lo tanto acepten el orden social establecido. En este sentido hay una manipulación ideológica del Deporte. Los principales pensadores europeos son: BORDIEU y VINNANI. En la Argentina el principal pensador es JUAN JOSE SEBELI. Por parte del poder hay una manipulación del Deporte organizado (ideológicamente). También hay que tener en cuenta la cuestión del poder: ¿Qué es el poder? No hay que entenderlo como un grupo que dirige todo, sino como una relación de fuerzas donde hay dominadores y dominados. Sin embargo, siempre que hay dominación hay resistencia. Según otro pensador NORBERT ELIAS (alemán), el deporte no es solo manipulación, pues: favorece la igualdad entre los competidores, es útil para ver lo que sucede en la sociedad…el deporte crea identidades; según ELIAS discute con otros autores porque dice que uno favorece a otro.”

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UN RESULTADO QUE REFLEJA SOCIEDADES El deporte se ha convertido en una de las actividades sociales con mayor arraigo y capacidad de convocatoria. Los aspectos de salud, recreativos, superación y competencia que el deporte lleva implícitos, ayudan al perfeccionamiento personal del individuo y al desarrollo de la igualdad entre los ciudadanos. Todo esto hace que forme parte como uno de los elementos determinantes de la calidad de vida y de la utilización activa del tiempo de ocio en la sociedad contemporánea. El Secretario Ejecutivo de la Presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino fue uno de los principales disertantes en el Seminario realizado el 3 y 4 de julio en el Salón Dorado de la Municipalidad de La Plata organizado por el Instituto de Estudios Políticos y Sociales y el Observatorio para la Prevención de la Violencia y la Discriminación en Espectáculos Deportivos. I Seminario Internacional “El rol del Estado frente a la violencia y la discriminación en Espectáculos Deportivos”. A continuación, los extractos más sustanciales de la exposición de José Luis Meiszner. "En la actualidad, frente a un lamentable y desgraciado hecho de violencia en el fútbol aparecen inmediatamente las colas por el sí o por el no, importan muy poco los fundamentos, mucho menos los atenuantes, ni siquiera los agravantes, y se ponen en funcionamiento diferencias jurídicas como la de las responsabilidades penales objetivas. Entonces, ha muerto alguien en ocasión de un partido de fútbol y un dirigente es un asesino. Esto, muy lejos de propiciar un camino que nos conduzca de una vez por todas a tratar, cuanto menos paliar, las consecuencias de un flagelo social como lo es la violencia, nos aleja cada vez más de intentar una búsqueda para modificar conductas colectivas, sociales, que, sabemos absolutamente en plenitud, está muy lejos del alcance de una gestión breve, efímera. Pero por lo menos empezar a trabajar para atenuarlas, a partir de que el ideal debe ser siempre posible cuando hablamos de cuestiones trascendentes en la vida. Cuando se produce un hecho de estas características, todo el mundo sale corriendo a ver quién se saca el lazo con una pata y se lo pone al de al lado para hacerlo depositario de una desgracia de semejante magnitud. Entonces, esto de hablar de fútbol y de violencia no alcanza si no es serio y no tiene un sustento de razonabilidad. Mucho menos puede fundar la reflexión de ser un colaborador para mitigar las consecuencias de este flagelo, que no es del fútbol sino del hombre y en consecuencia de la sociedad. Quita de puntos Puntualizando en un hecho lamentable y violento que haya ocurrido en una cancha de fútbol, si el organizador ha pagado la policía, si la gestión policial está siendo llevada a cabo por los funcionarios policiales, si ha habido un cacheo, si se ha cumplido con todas 3

las normas, si se inspeccionó el estadio y el organizador cumplió con todo, aquello de la responsabilidad penal objetiva y de sancionar con quita de puntos a alguien que no tuvo la posibilidad de evitar lo que iba a ocurrir, no parece ser un argumento para quedarse muy tranquilo. Ahora, cuando sí aparece manifiesta, por acción o por omisión, la responsabilidad del organizador sí puede ser pertinente el descuento de puntos. No obstante, hay que tratar de restringirlo al máximo posible porque no pareciera ser justo que una institución pague por esos diez delincuentes en detrimento de muchos otros miles de personas de comportamientos ajustados a la convivencia, al derecho y las buenas costumbres. Siempre es preferible aprehender y sancionar a los malos. De lo contrario, es mucho más aproximado a la justicia militar. En cambio, la justicia civil merece el esfuerzo de la paciencia, la aprehensión y el juzgamiento y en lo posible no hacer pagar a un justo por pecador. Ese también es un bien jurídico a recuperar. La reducción al 50 por ciento de la capacidad de las tribunas En realidad no se redujo la capacidad sino que se instalaron asientos. La obligación ya casi universal e indiscutida del público sentado ha llegado a nuestro país y en algunas jurisdicciones estamos a menos de un año de que todo el mundo esté sentado. En aquellos lugares donde todavía el público estaba de pie, la reducción de la capacidad más allá de los beneficios para la individualización, lleva el propósito que todo aquel que esté de pie tenga la posibilidad de sentarse. Porque un hombre sentado ocupa el doble de cm2 que un hombre de pie. Esa es la razón fundamental del 50 por ciento. Los clubes y su colaboración para erradicar a las barrabravas No hay dos clubes que sean iguales. En algunos clubes existen extorsionadores que les quitan la mejor calidad de vida a los dirigentes para pasarla bien o tener una ventaja en un partido de fútbol. Esto es cierto, como es verdad que existen extorsionadores que limpian un vidrio en el cruce de una calle y de mala manera le piden a uno cinco pesos, así como existen extorsionadores en la puerta de un club que si no le pagan diez pesos no está el auto a la vuelta. Eso existe. Aquella barrabrava tradicional, llegada hace 30 años, de manos de algunas organizaciones gremiales, que iba a los clubes y pintaban paredes, ya no existen. Ahora, hay muchos que de forma absolutamente ilegítima, repudiable, viven alrededor del fútbol sacando la pequeña ventaja, cobrando el estacionamiento, tratando de sacar cuatro entradas de protocolo para venderla, intentando organizar un viaje juntando de cualquier manera un recurso, etc., Todas esas porquerías existen. Pero están presentes en un club de fútbol como en la esquina de un club o en la otra cuadra de un club. Pero no son organizaciones gestadas, alimentadas, ni mucho menos, que le signifiquen el menor de los réditos a aquél que tiene la desgracia de tener que soportarlos. La trascendencia que el fútbol le otorga a un hecho violento o discriminatorio. Cualquier acto de violencia en ocasión de un partido trascendente de fútbol, se multiplica por millones y el conocimiento de las inconductas de ese delincuente trasciende a límites que jamás hubiera podido trascender. Entonces el fútbol es el lugar buscado por muchos, 4

-por intereses, ideologías, por cualquier otra cosa que no sea el de buscar razonablemente la ecuación causa-efecto- como el origen de muchos de los males que nos avergüenzan como hombres y como ciudadanos. Lo cierto es que no podemos negar que el fútbol constituye un fenómeno que está muy lejos de ser, simplemente, la consecuencia de ser espectador de un partido de fútbol. Algunos sociólogos dicen que el fútbol ha permitido que el hombre sostenga aquello que por ley natural le está dado, su arraigo al pedazo de tierra sobre el cual nació, donde vive y donde eligió morir también. Esto tiene bastante que ver con el hecho de justificar el porqué en determinados momentos el fútbol moviliza y apasiona. Y el apasionar, que es un hecho simplemente objetivo, que no es ni bueno ni malo, empieza a agregarle condimentos al deporte fútbol. De esta manera, la circunstancia empieza a tener que ver y es un valor agregado para entrar a comprender la violencia en ocasión de los partidos de fútbol. Porque la pasión, el sentimiento, el fanatismo con el que se va cargando la presencia de los espectadores -primero de los vecinos después de los espectadores- le van permitiendo al organizador de un espectáculo de fútbol no otra cosa que, al abrir las puertas de un estadio, recibir a quienes ingresan, con todos los condimentos agregados productos y subproductos que llevan a un ser humano a ver un partido de fútbol. Por eso debe ser un elemento de atención y preocupación la violencia, cómo contenerla, cómo prevenirla. Después de ver algunos mundiales y de concurrir a algunos congresos de FIFA, puedo decir que no creo que exista un foro ecuménico de mayor respeto por el ser humano, de menor desprecio por descalificar a alguien por su religión. En el fútbol a nadie se lo mira por cómo se viste o cuál es el color de su piel. Es casi la antítesis de lo que realmente preocupa o debe preocupar cuando se habla de discriminación en un partido de fútbol. Por eso esto tiene muy poco que ver con aquello que significa pretender atribuirle al fútbol ser un nicho en el cual se gestan o se magnifican las conductas reprochables de los discriminadores o de aquellos que de alguna manera utilizan un partido de fútbol simplemente para que tenga mayor expresión pública aquello que quiere hacer. Pero no es aceptable la ligera imputación de que el fútbol es una actividad generadora de violencia o discriminación. Volviendo a nuestro país, los argentinos somos muy particulares para magnificar algunos de estos atributos individuales y colectivos y este fanatismo, que nos prestigia como un país absolutamente involucrado con el interés por el fútbol, hace que este deporte tenga en nuestro país una carga, una serie de valores agregados, que nos lleve realmente a estar preocupados cada vez que se abre un estadio de fútbol y en cada ocasión en que se realiza un partido de fútbol. Como decía antes, hasta hace 25 o 30 años, el fútbol no había recibido serias manifestaciones de la violencia. Los hechos de inconducta referían a temas menores comparados con los que hoy podemos tener. Pero de aquel tiempo a esta parte, la cuestión relacionada con la seguridad, con las inconductas, la falta de respeto, la multiplicación de los consumidores de droga, etc. en la Argentina nos han puesto en 5

límites realmente preocupantes desde el punto de vista de la convivencia. Entonces, cuando abrimos una cancha de fútbol, por esa puerta ingresa la sociedad tal cual es. Es aquí donde quienes tenemos la responsabilidad de gestionar la organización de torneos y de manejos de los clubes debemos tratar de conocer cuáles son los límites de nuestras posibilidades, cuál es el problema real, hasta dónde alcanza el esfuerzo para poder aportarle soluciones al problema, cuáles son las soluciones que no se pueden prometer porque no se van a lograr. En definitiva, tratar de hacer punta en una competencia en la cual, de una vez por todas, aquellos que tenemos algo que ver en esto de vivir y no sólo de organizar partidos de fútbol en este país, tenemos algo que decir, que asumir y hacer para el futuro. Actualmente, a partir de una muerte, durante 15 días el morbo y el dolor están en los titulares de todos los diarios. Muchas veces aquellos que no conocen o no tienen una vocación por tratar de llegar al fondo de la cuestión intentan la solución milagrosa para un tema que no tiene soluciones milagrosas. Cómo se van a comportar y conducir los seres humanos, en su forma individual y social, es una cuestión cultural y la cultura no se cambia de un día para el otro. Significa un esfuerzo realmente de mucho tiempo que no da los réditos políticos que puede dar la búsqueda de una solución a partir de la modificación de una ley, la incorporación de una tecnología o la investigación de un expediente judicial. Debemos aceptar responsablemente que modificar las pautas de comportamiento de un ser humano es una tarea de todos, de todos los días y de muchísimos años. Pero también sería una ligereza de nuestra parte deslindar la responsabilidad y esperar la solución de un tercero. Una única regulación para todo el país Quisiera compartir algunas de las circunstancias que, en mi humilde opinión, fundada nada más y nada menos que en la experiencia de todos los días, son las verdaderas razones que vienen postergando la posibilidad de poder disfrutar de nuestra fiesta del deporte en un clima de seguridad que todos deseamos. En toda la República Argentina se juega fútbol organizado por la AFA, a través de los clubes directamente afiliados o de las más de 200 ligas del interior. No obstante este criterio federal con que se juega al fútbol en el país, la seguridad es una facultad no delegada por las provincias a la Nación. Cada una de las provincias tiene su indiscutida facultad constitucional de poder darle a cada uno de los partidos el pertinente marco regulatorio. Y significa un gravísimo problema que tendría, en mi opinión, una fácil solución. Remarco esto porque el espectador de fútbol que hoy ve un partido en la Provincia de Buenos Aires, mañana en la Ciudad de Buenos Aires y pasado va a Rosario y luego a Córdoba, va a ser muy difícil que pueda incorporar a su esquema de aceptar las reglas de juego en la ecuanimidad y la justicia, si en cada lugar tiene regulaciones diferentes. Esto que indiscutible ocurre y es cierto, y sería absolutamente aceptable en un marco ideal de convivencia, en la República Argentina debe ser urgentemente resuelto. ¿Cómo? A través de la creación de un Pacto Federal para el fútbol. Un Pacto Federal que el propio Presidente Constitucional anterior, Dr. Néstor Kirchner, con la firma del Ministro del Interior de aquel entonces, responsable del área de seguridad en general y en particular del fútbol, el Dr. Aníbal Fernández, remitió en calidad de necesidad urgente al 6

Senado de la Nación. Han pasado tres años y lamentablemente, el fútbol, y fundamentalmente nosotros los ciudadanos y el país, no hemos podido lograr que un proyecto de ley firmado por el Ejecutivo Nacional, contando con las posibilidades básicas para convertirlo en una norma obligatoria, al día de hoy le haya podido dar respuesta a una solución tan simple. El Pacto Federal no es otra cosa que decirles a los estados federales: “Señores, al fútbol se juega en todo el país con once jugadores, se pueden hacer la misma cantidad de cambios, y las reglas para los espectadores, para que el comportamiento sea uniforme, sean iguales para todos”. Una cosa muy sencilla. Identificación de los espectadores Otro gravísimo problema que tenemos en la Argentina es que no se sabe quién entra a una cancha de fútbol, ni cómo se llama, ni donde vive. Cualquiera va, compra una entrada, pone una bomba, mata a un tipo y hay que investigar siete años para ver quién es. En cualquier lugar del mundo y en aquellos donde los derechos humanos son más respetados que en el nuestro, para concurrir a un espectáculo, debe estar sentado, identificado con nombre, dónde vive, cuántos idiomas habla y cuál es su prontuario policial. Es absolutamente insólito, absurdo, que no haya una herramienta legal y tecnológica que les permita a las autoridades de seguridad ejercer el derecho de admisión en plenitud y no ejercerlo artesanalmente como lo hace la policía. Pareciera que estamos cazando liebres caminando en puntas de pie. Por eso la individualización de los espectadores como condición elemental para la seguridad es un objetivo innegociable, irrenunciable e inminente. Mientras no se pueda dejar en la calle al que no debe entrar, y mientras no se le venda una entrada al que se le pueda vender, cualquier expresión en materia de objetivo de seguridad será absolutamente una oportunidad más perdida. Los costos de la seguridad Somos el único país del mundo de los 208 afiliados a la FIFA que paga los operativos de seguridad, no solamente con anterioridad sino en efectivo. Este es otro de los grandes problemas. E incluso, pagándola de esa manera, a veces el Estado no puede proporcionarla debido a que no tiene dotaciones en cantidad y calidad suficiente como para poder hacerlo. Los dirigentes del fútbol no sabemos nada de seguridad, no tenemos porqué saber de seguridad, ni siquiera tendríamos que pagar la seguridad. Dentro de las soluciones que la AFA propone, está la de generar los recursos para que aquellos que deban gestionar y asumir en plenitud el rol de responsables de la seguridad lo hagan sin limitaciones de fondos y con la plata del fútbol. No somos tan idiotas e irresponsables como ciudadanos para pretender que se nos pague la policía en los partidos de fútbol cuando son muchas las necesidades y carencias que pueden ser consideradas como prioritarias.

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Por otra parte, lo que paga la AFA es mucho pero quien cobra dice que no es suficiente. Nosotros necesitamos policías eficientes y la policía tiene efectivos cansados, todo es un serio problema. ¿Cómo se resuelve? Con plata que el fútbol debe generar creando un cuerpo de policía especializada para asistentes a espectáculos deportivos. La utilización de palos y bastones es otra locura medieval que hay que desestimarla. Si queremos vivir en un país con otra clase de convivencia, quienes cuiden de nuestra seguridad en un estadio de fútbol tendrán que ser personas formados, que no van a custodiar a delincuentes que van a robar un banco o a asaltar a una empresa en un operativo comando, sino a uno que va a ver un partido de fútbol y por ahí se porta mal. La dilatación de las sanciones Otro problema gravísimo es la falta de proximidad entre el hecho y la sanción. Nosotros demandamos, en una sociedad que tiene una cantidad de carencias y que se van resolviendo lentamente, respuestas a temas que nosotros consideramos prioritarios pero que no necesariamente tienen el mismo carácter para todos. Entonces aquí viene otra cuestión que precisa una solución: la creación, con dinero aportado por el fútbol profesional argentino, para un fuero jurisdiccional para hechos de inconducta deportiva. En Holanda me tocó ver en la puerta del estadio del Ajax un camioncito que era una sede de un tribunal judicial, con un fiscal, un defensor, y durante el trámite del partido quien tenía una inconducta era llevado a ese tráiler, que en ese caso era la sede del poder judicial, y antes de terminar el partido ese señor tenía sentencia por su hecho de inconducta. Proximidad, sanción ejemplar. Esto permitirá que, con toda razón, les demos a los jueces de las provincias o de la Nación la posibilidad de poder ocuparse de lo que seguramente deben considerar temas más importantes que éste. Vivimos en un país con serias dificultades de seguridad, tenemos miedos por nuestros hijos en todo momento, cuando van a bailar, cuando vuelven de un casamiento, cuando van a trabajar. Tenemos miedo siempre, no tenemos miedo por el fútbol. Entonces en esta sociedad que vivimos hay dos alternativas. Que como hay violencia y hay violentos no se juegue más al fútbol. Algo totalmente fascista. Una aberración, una barbaridad. Triunfo de la violencia sobre la inmensa mayoría que quiere vivir en paz. O, pensar que vivir con violencia como nos toca a los argentinos hoy, significa el enorme desafío de aceptar el riesgo, de aprehender al delincuente, de juzgarlo y sancionarlo. Pero nunca de vivir puertas para adentro. Hay que salir lo más rápido posible a buscar al delincuente y darle cadena perpetua al que mató. El fútbol debe seguir. Porque con este criterio fascista de meternos puertas para adentro, de meterle rejas a los chalets, los únicos que andan libremente por la calle son los delincuentes. Al fútbol hay que seguir jugando. Qué hacemos mientras tanto. Primero, reconozcamos que la violencia es un producto de la conducta humana que se ve en ocasión de un partido de fútbol. La violencia, la inconducta, es una debilidad humana que el fútbol permite que se muestre muchas veces anónimamente y muchas veces lejos de la posibilidad de la detención y la sanción. Es el lugar donde los cobardes puede...


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