Act. 04 El mapa de la personalidad PDF

Title Act. 04 El mapa de la personalidad
Author America Renteria
Course Ética y Responsabilidad Social
Institution Universidad Estatal de Sonora
Pages 6
File Size 118.3 KB
File Type PDF
Total Downloads 93
Total Views 156

Summary

Es un resumen acerca del mapa de la personalidad...


Description

Unidad académica Hermosillo Licenciatura en comercio internacional

Ética y responsabilidad social corporativa

Act. 04: El mapa de la personalidad

Saldaña López Blanca Luz Rentería Junes América B.

Hermosillo, Sonora

24 de febrero del 2021

El mapa de la personalidad es el panorama de lo que somos, de lo que nos distingue de los demás y nos configura como individuos y como integrantes de una sociedad. Es el conjunto de nuestras pautas de conducta, y el horizonte de lo que podemos llegar a ser. Abarca nuestro estilo de vida, nuestras formas de pensar, de sentir y de reaccionar; los patrones que utilizamos para interpretar los hechos y para conducirnos por la vida. Es desde este panorama del yo que podemos integrar en un proyecto coherente las dimensiones de nuestra personalidad: el pensamiento, la afectividad y la acción. 6.1 La constitución de la personalidad: el hábito Todos odiamos que nos cuelguen ciertas “etiquetas”. “Fulano es un depresivo”, “es un irresponsable”, “es melancólico”, “es muy voluble” ... Rechazamos que los demás se expresen de nosotros como si fuésemos un ejemplar disecado, incapaz de cambiar y de elegir qué quiere ser. Sin embargo, es un hecho que tenemos inclinaciones, y que así como a algunos les cuesta un trabajo enorme levantarse temprano, otros tienden a pasar por largos períodos de tristeza y otros controlan con dificultad la propia ira. Que hay cosas que se nos facilitan, y otras que se nos complican especialmente, es una realidad innegable. El único modo, pues, de huir de las “etiquetas”, de la molesta tipificación, es hacernos cargo de nuestras inclinaciones y orientarlas del modo más conveniente. Nos enfrentamos al tema del hábito. Los hábitos son inclinaciones adquiridas. Su mecanismo es muy sencillo: conforme repetimos un acto (el que sea: desde levantarse temprano hasta aplicar el método científico a la clasificación de las aves), éste se nos facilita, podemos llevarlo a cabo con más rapidez y eficacia, e incluso lo disfrutamos más. El hábito es una cierta costumbre que fortalece nuestras acciones. 6.2 La continuidad entre hábitos cívicos y hábitos personales También el conglomerado social se configura por sus hábitos: tiene vicios y virtudes. Hay sociedades acostumbradas a la corrupción, al servilismo, al desorden y a la irresponsabilidad con el medio ambiente. También hay grupos sociales habituados a la transparencia, a la libertad, a la cooperación cívica, al cuidado ecológico, a la responsabilidad social. La personalidad de la sociedad se constituye también por repetición de actos. Así se van enriqueciendo o empobreciendo las posibilidades que dicho grupo humano tiene de alcanzar los fines que a todos interesan 6.3 Autodominio y autoestima Experimentamos impulsos que se oponen a lo que realmente queremos. ¿Por qué? Quizá porque esas pulsiones no son del todo mías: me vienen impuestas por la genética, por el entorno, por las contradicciones y debilidades de mi personalidad. Acostumbrarme a seguir dichos impulsos inconvenientes me conduce al vicio. Controlarlos y orientarlos virtuosamente me facilita el logro de mis metas, permite que mis acciones sean consecuentes con mis planes, y posibilita que seamos individuos originales y auténticos, seres humanos íntegros, personas “de una sola pieza”.

6.3.1 La cortesía Para muchos, la cortesía no es una virtud, sino sólo la apariencia de una virtud. Un ladrón no deja de ser reprobable por ser cortés; al contrario, se destaca la maldad de sus intenciones por el contraste con su actitud externa, que es entonces pura ostentación, pura hipocresía. Sin embargo, la “imagen de virtud” que los buenos modales representan, es fundamental para aprender y manifestar las virtudes auténticas. Es por ello que en el habla común a menudo se equipara la cortesía con la “buena educación”: quien ha sido habituado a ser cortés tiene más posibilidades de descubrir los valores que subyacen a las formas de la cortesía; valores como la gratitud, la solidaridad y el respeto. 6.3.2 La ecuanimidad Ser ecuánime significa, literalmente, tener constancia e igualdad de ánimo. En realidad, las variaciones anímicas son normales e inevitables: todos cambiamos “de humor” varias vecesal día, y ante distintos estímulos presentamos diversas reacciones emotivas. A lo que se refiere la virtud de la ecuanimidad es a que nuestros cambios de humor no tienen por qué llevarnos a ser injustos ni arbitrarios. Este hábito nos permite no precipitarnos, nos hace capaces de determinar nuestra postura ante las cosas al margen de emociones variables y de impulsos desaforados. 6.3.3 La serenidad Esta virtud se vincula con la anterior. Se dice que el cielo está sereno cuando se le ve despejado y sin nubes. Del mismo modo, la persona serena es aquella que puede conservar la tranquilidad, aquella cuyos pensamientos y emociones están libres de turbaciones y que, por tanto, puede tomar las decisiones más convenientes. 6.3.4 La sobriedad Contra lo que algunos pudieran pensar, la sobriedad no remite a la abstención de los placeres. Sobriedad significa simplemente moderación, medida, goce inteligente. Es por ello que la palabra es utilizada, a veces, para significar aquello que no cae en ningún extremo molesto: su vestimenta es de un color sobrio (es decir, ni demasiado chillante ni del todo opaco), su discurso fue sobrio (ni exaltado hasta el colmo de lo cursi ni aburrido o indiferente). 6.4.1 Orden La virtud, la fuerza, de la persona ordenada radica en la capacidad para poner unidad en la multiplicidad. Nadie puede responder plenamente por las consecuencias de su conducta ni forjar un proyecto vital coherente sin utilizar su inteligencia para integrar y armonizar los diversos elementos con que cuenta para ello. Estos elementos que deben ser ordenados van desde objetos físicos hasta ideas, objetivos, emociones y actividades. Todas estas dimensiones de la existencia se nos presentan como múltiples; la virtud del orden nos permite articularlas de modo que favorezcan el alcance de nuestras metas. 6.4.2 Puntualidad

Ser puntual es una importantísima forma de respeto al tiempo o, las ocupaciones y los intereses de las personas que nos rodean. Es, además, manifestación de libertad, pues el puntual domina su tiempo, mientras el impuntual es dominado por él. 6.4.3 Servicio Sentado a la orilla del camino, reía el filósofo Diógenes. Cuando le preguntaron por qué, contestó: “Estoy sentado aquí desde el amanecer. Muchos han tropezado con aquella piedra, todos han maldecido... ¡pero ninguno se ha preocupado por retirar la piedra del camino, para que el siguiente no tropiece!” 6.4.4 Laboriosidad y profesionalismo Si bien tocaremos lo referido a la deontología profesional más adelante (7.0), por ahora adelantaremos que la laboriosidad representa una de las dimensiones fundamentales de la responsabilidad. Mediante un trabajo bien hecho, el ser humano no sólo transforma el entorno externo; también se dignifica a sí mismo, y, como hemos dicho, coopera - independientemente de la remuneración o prestigio de su oficio- con el bien de la sociedad. 6.4.5 Veracidad y transparencia La veracidad, dijo alguna vez el filósofo Immanuel Kant, es un deber absoluto. Hemos de habituarnos a la expresión de la verdad; primero, porque es el único modo de tener consistencia en un proyecto vital y de alcanzar la libertad en el plano individual y en el plano social: la mentira encadena y obliga al fingimiento, genera temor y ansiedad (siempre puede ser descubierta) y es muestra de una personalidad inmadura. En segundo lugar, toda sociedad requiere para su correcto funcionamiento de un estrato de confianza básica: no todo se puede regular o tipificar en la ley. 6.5 Justicia Durante siglos, las instituciones judiciales de la cultura occidental han funcionado con una definición de justicia articulada por la filosofía y asimilada convenientemente por la tradición del derecho romano: justicia es dar a cada quien lo suyo. 6.5.1 Equidad Todos defendemos “lo nuestro”, de modo que defender también el derecho que tiene otro ser humano a lo “suyo” significa descubrir en él a alguien con los mismos derechos y dignidad que yo. Ser justo es ser capaz de ponerse en el lugar del otro. Comportarme con justicia ante otro individuo en mis mismas condiciones significa reconocerle paridad de derechos, y dar en la misma medida en que recibo en mi relación con él. No exageraba Cicerón al afirmar que es por la justicia, ante todo, por lo que llamamos bueno a un hombre. 6.5.2 Distribución

La justicia de distribución es la virtud correspondiente al buen gobernante, al buen funcionario público, al líder político positivo. Es el deber que el Estado tiene para con los individuos de la comunidad a su cargo. 6.5.3 Exigencia Es justo exigir justicia, tanto a los otros ciudadanos como al Estado. Ello requiere madurez y valentía. Es una tarea en la que todos debemos participar. Quien se conforma o se calla la injusticia se convierte en su cómplice. 6.6 Siete enemigos de la persona y de la sociedad Antes de concluir esta exploración del mapa de la personalidad, hablaremos sobre algunas de las disposiciones, vicios y enfermedades que resultan más corrosivos tanto para los individuos como para los grupos sociales. 6.6.1 La apatía Apatía significa, literalmente, insensibilidad. El apático, por ignorancia, por frivolidad o por cobardía, cierra las puertas a todo aquello que pueda comprometerlo con el bienestar de la sociedad y con su propio perfeccionamiento. 6.6.2 La violencia Apoyémonos de nuevo en el lenguaje común para acercarnos a la definición más precisa posible del fenómeno de la violencia. A menudo hablamos de una violenta tormenta o de un violento portazo. Podemos entrever en la violencia, por tanto, una fuerza desmesurada. 6.6.2.1 Violencia física y violencia psicológica Si la violencia es el uso desmedido de la fuerza, entonces no se limita a un fenómeno físico, puesto que también hay otros tipos de fuerza. 6.6.2.2. La violencia familiar Este tema requiere de un tratamiento delicado. Tan sólo señalaremos que la experiencia de actos de violencia -física o psicológica- en la propia familia representa un obstáculo muy considerable para la configuración de una personalidad sana. 6.6.2.3 La violencia social Los hechos de violencia social abarcan desde las agresiones que se dan cotidianamente entre conductores de automóviles hasta secuestros, violaciones y homicidios. 6.6.3 Alcoholismo Hemos hablado ya del hábito positivo de la sobriedad (6.3.4) La necesidad de esta virtud se manifiesta ante las terribles consecuencias de un vicioenfermedad como el alcoholismo. Soslayando las predisposiciones genéticas, podemos señalar como causas de esta adicción el afán de evadir

circunstancias penosas de la realidad, la “inquietud” por nuevas experiencias y la necesidad de aceptación social. 6.6.4 Drogadicción Como en el caso del alcoholismo, la drogadicción o fármaco-dependencia representa un problema eminentemente ético. No se trata sólo de los problemas de salud que genera ni de las mafias que crecen a la sombra del consumo de tóxicos. 6.6.5 Bulimia y anorexia Anorexia significa falta de apetito. Quizá sea un término impreciso para hablar del trastorno alimenticio que nos ocupa, pues en realidad la pérdida del hambre se presenta en una fase tardía del problema. 6.6.6 Pornografía infantil La pornografía infantil es la peor forma imaginable de explotación. Nada puede ser más degradante para la especie humana que la utilización de seres inocentes e indefensos, su transformación en objetos de consumo. 6.6.7 Acoso sexual En sentido amplio, acoso sexual es toda presión ejercida sobre un individuo, mediante amenazas o mediante la oferta de ciertos privilegios, para obtener de él algún tipo de relación sexual que éste no desea....


Similar Free PDFs