Análisis semiológico y filosófico de la película \"The Truman Show\" PDF

Title Análisis semiológico y filosófico de la película \"The Truman Show\"
Author Belen Susan
Course Filosofia
Institution Universidad Siglo 21
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Summary

En el presente trabajo se analiza la película "The Truman Show" .
El foco está puesto en una reflexión crítica y filosófica, a la luz de las teorías sobre la cultura de masas y la industrialización cultural de los estudiosos de la escuela de Frankfurt y otros continuadores de esta línea de pe...


Description

Cultura de masas e industrialización cultural Los medios masivos de comunicación – prensa, radio, televisión e internet – son industrias productoras de cultura y fenómenos ideológicos, que permiten la imposición y mantenimiento masivo del discurso del bloque hegemónico.

Análisis del Film “The Truman Show” (1998) Comedia dramática estadounidense. Dirigida por Peter Weir, escrita por Andrew Niccol y producida por Scott Rudin. Protagonizada por Jim Carrey.

Este film resulta absolutamente compatible para contrastar con las teorías de la escuela de Frankfurt. Los cimientos que sustentaban esta escuela eran la teoría social y la filosofía crítica. El núcleo de la discusión era crítico-ideológico y se centraba en líneas de pensamiento que reflexionaban sobre las condiciones sociales e históricas que afectaban la conducta del hombre del siglo XX y el nuevo orden social. Uno de los fenómenos que más preocupo a estos teóricos fue la comunicación y la masificación de la cultura y el arte. Una de las obras más importantes de este período es “Dialéctica de la ilustración” (1947) de Horkheimer y Theodor W. Adorno. Poniendo el foco en el film, y analizándolo desde esta corriente de pensamiento, podemos corroborar cómo, gracias al mercado y al consumo de masas, la cultura misma se ha transformado en una industria. “The Truman Show” es un programa televisivo que tiene un canal propio y se emite a diario las veinticuatro horas del día. Se trata de un “Reality show” que nos muestra la vida cotidiana de Truman Burbank, un hombre común y corriente, que no sabe que vive dentro de una realidad ficticia y creada por la industria de Hollywood. Truman vive en una pequeña ciudad diseñada, pura y exclusivamente, para llevar a cabo el programa televisivo y su propio engaño. En esta isla hay más de cinco mil cámaras que se encuentran en continuo funcionamiento, proyectando todo lo que sucede allí, para alimentar a la gran masa de espectadores que se encuentran todos los días pendientes de su consumo. Muchos televidentes han presenciado la vida de Truman, incluso, desde su nacimiento. Truman es una figura venerada en todos los hogares, se ha vuelto parte de la vida cotidiana de millones de personas que lo quieren y conocen cada detalle de la intimidad de su ídolo televisivo. Para crear esta especie de “burbuja” donde transcurre su falsa realidad de Truman, Hollywood confeccionó una estructura gigante donde creó una isla artificial. Es una pequeña, pero bella ciudad, donde todos sus habitantes son colaboradores del programa. Cada una de las personas que viven allí trabajan de una u otra forma, ya sea como actores, extras, encargados de publicidad,

etc. pero todos contribuyen a alcanzar un objetivo común: que la farsa se mantenga. El sustento económico más sólido que recibe el programa es gracias a la publicidad. Todo lo que hay dentro de esa ciudad es objeto mercantil. Todo se publicita, desde la construcción de las casas, los autos, la ropa de los habitantes, los electrodomésticos, e incluso, la comida. Al comienzo de la película, en los primeros segundos, el director y creador del programa televisivo “The Truman Show”, a modo de presentación, hace un pequeño discurso y luego se muestran algunas entrevistas a los actores principales del reality. Entre los distintos enunciados que oímos en esos guiones cabe destacar las siguientes afirmaciones: “Estamos cansados de que los actores nos muestren emociones falsas, estamos cansados de los juegos pirotécnicos y efectos especiales. Mientras que el mundo en el que vive es falso, no hay nada falso en Truman, no hay guiones, no hay trucos, es genuino”. “Todo es real nada es falso, nada de lo que ven en este show es falso”.

Podemos observar como el énfasis está puesto en lo “falso”. Al parecer, el público se encontraba cansado de lo ficticio y, como respuesta, el mercado tuvo que buscar nuevas alternativas para volver a atrapar el interés de sus consumidores. Estos espectadores, que nos describe el director del programa, estaban cansados de la ficción y de las emociones falsas, porque lo que les producía ya no lograba satisfacer sus deseos de evasión ni sus necesidades de estímulo temporal. A un público tan adiestrado a pasar horas frente a la televisión, mirando telenovelas y películas, la ficción comienza a causarle cierta indiferencia. Ya no le ofrece un escape a sus preocupaciones cotidianas porque, por más que lo sumerja temporalmente en cierto estado de hipnosis, el espectador sabe que es irreal y, por esta razón, no logra identificarse del todo con lo que ve. En repudio a esta situación, se creó este programa “cien por ciento real, donde nada es falso, donde no hay guiones y hay emociones verdades” que tiene la finalidad de lograr que el espectador se deje arrastrar, de cierto modo, con la influencia del protagonista. El objetivo es que los televidentes experimenten una fuerte identificación con el personaje, y que se vean reflejados en su autenticidad, porque Truman siente, le pasan cosas, y lleva una vida “tan real” y cotidiana como la de ellos mismos. De esta manera, el espectador desarrollará una empatía tal, que dará como saldo el predominio de las emociones y los sentimientos, sobre la razón. La capacidad de razonamiento del público queda totalmente anulada por una especie de “hipnosis” que lo transforma en un consumidor pasivo. El programa parecería suscitar en el consumidor algo así como los efectos de “una droga que crea hábitos de malsana pasividad y que estimula la pereza mental, al punto de entorpecer la voluntad y el espíritu crítico, circunstancia que transforma al individuo en instrumento indefenso de cualquiera designio

vituperante”1. Toda la masa atrapada por este programa televisivo resulta enmarañada fácilmente porque pierde su aptitud de discernimiento y confunde su voluntad individual con las impuestas. Una vez logrado este estado en el público se crean “artificialmente dispositivos psicológicos colectivos susceptibles de ser aprovechados con fines mercantiles o doctrinarios”. 2 “La comunicación de masas, a causa del enorme influjo colectivo que puede ejercer, se convierte en un vehículo de propaganda – ya sea comercial o política que aprovecha su ascendiente colectivo para persuadir al público”. (Jaime Rest: 2006 p.26)

La televisión exige muy poca o ninguna decisión para que se la contemple. El espectador medio, ante las imágenes que se le ofrecen, adopta una actitud de pasividad tan extremada que anula todo sentido crítico. Los productos que brinda la televisión están, de antemano, diseñados para el consumo “exigen rapidez e intuición, dotes de observación, competencia específica, pero prohíben también la actividad mental del espectador, si este no quiere perder los hechos que le pasan rápidamente adelante”. 3 McDonald, otro importante pensador que teorizó sobre esta cuestión, afirmaba que la masa prefiere que se le muestren cosas que “se lean así mismas” para evitar cualquier tarea que tenga que ver con la elaboración de lecturas propias. Por lo tanto, el contenido que recibe el público, es un material “predigerido” y listo para ser consumido de manera pasiva, evitando su reflexión crítica. A medida que pasa el tiempo y de manera progresiva, lo que el público consume se va degradando cada vez más. Esto tiene que ver con los factores masivos que inciden en las actividades productivas. La capacidad de reflexión de los espectadores del programa “The Truman Show” se pierde, a tal punto, que todos ellos no logran darse cuenta de que están alimentando una empresa que está arruinando la vida de la persona que aman y admiran, su ídolo. Ellos también son partidarios de esta farsa que juega con la vida y los sentimientos de una persona. No logran reflexionar que eso está mal, o prefieren no hacerlo, porque ese programa “les provee del material que necesitan para satisfacer su ardiente fantasía de individuo sedentario, ofreciéndole posibilidades de imaginaria evasión”. “Lo fundamental de la cultura de masas es el entretenimiento, la diversión. Cuando se entretienen las masas colaboran con el poder. Divertirse es un sinónimo de estar de acuerdo” 4

Sin embargo, existe cierto paralelismo entre la vida de Truman y la vida de todos sus espectadores. Todas estas personas, influenciadas por un discurso que enfrenta realidad/ficción, se convierten en adeptos de un Reality Show por 1 Jaime Rest, arte, literatura y cultura popular, norma, bs as, 2006 (p.38) 2 Jaime Rest, arte, literatura y cultura popular, norma, bs as, 2006 (p.27) 3 La industria cultural – Horkheimer y Theodor adorno en dialéctica del iluminismo 1944 (p.5) 4 Ana María Zubieta, cultura popular y cultura de masas. Conceptos, recorridos y polémicas, Paidós, bs as. 2000. “Cultura de masas e industria cultural p. 119.

creerlo menos banal que una novela ficticia. Incondicionales partidarios del consumo de un programa que creen “profundo”, y, por lo tanto, de “mayor valor” que el resto que rechazan por no mostrarle emociones auténticas, no logran ver que ellos mismos están siendo engañados igual que Truman. La masa también se encuentra enceguecida como su ídolo, porque no logra ver que está siendo dominada por el director del programa y sometida a sus propósitos comerciales. Lejos de darse cuenta, los consumidores pasivos, se involucran emocionalmente cada vez más con los propósitos comerciales ajenos. Los televidentes, buscando huir de la supuesta banalidad que les brinda la ficción, lo único que hacen es insertarse en un entretenimiento, aún más superficial, que lo domina a través de sus emociones para alimentar todo un mercado que hay detrás de él. “La racionalización técnica es hoy la racionalización del dominio” “Para todos los consumidores hay algo previsto, a fin de que nadie pueda escapar; las diferencias son acuñadas y difundidas artificialmente (…) cada uno debe comportarse de acuerdo a su nivel determinado en forma anticipada por índices estadísticos y dirigirse a la categoría de productos de masa que ha sido preparado para su tipo”. 5

La masa que consume “The Truman Show” pertenece a la clase media y, por esta razón, el programa convoca tanta cantidad de personas. Cada vez que en un pasaje del film se muestran los espectadores, se nos muestra masa. Mucha cantidad de gente mirando el programa a través de pantallas gigantes en plazas públicas o gente reunida en el bar “The Truman Bar”. Cuando aparecen personas individuales mirando el programa se nos muestra una parejita de ancianas, totalmente fanáticas, que tienen toda la casa decorada con su ídolo. Esta imagen, que produce cierta “ternura”, connota que el programa es lo único que le da sentido y le produce felicidad a la vida de estas personas, ya que le despierta fuertes emociones. El otro espectador individual que aparece es un hombre sumergido en su bañadera que experimenta una especie de transe frente a la televisión mientras mira el programa. Este hombre se muestra en un estado total de hipnosis. Cuando la transmisión se corta, el hombre se queda dormido en el agua, cuando la transmisión vuelve el hombre retoma su entusiasmo rápidamente (otro espectador que parecería connotar que el sentido de su vida pasa por el programa televisivo). La identificación con el personaje que experimenta este sujeto es tal que, en la escena en que Truman está a punto de morir ahogado en el barco, el hombre, desde su casa, se cuelga de las toallas y representa los movimientos o la fuerza que debe hacer Truman para salvarse, como si él mismo experimentara, en carne propia, lo que le sucede al personaje. Hemos demostrado, entonces, que los espectadores de este programa y Truman viven cierto paralelismo: Sus televidentes experimentan una identificación con el personaje que les hace perder su razonamiento crítico y 5 La industria cultural – Horkheimer y Theodor adorno en dialéctica del iluminismo 1944

que los sumerge en una atmosfera de irrealidad y engaño que los somete al dominio de alguien de mayor poder que modela su visión de la realidad a favor de su beneficio económico. Ahora, podemos trasladar este razonamiento a nuestra vida real, a nuestro presente, y pensarnos así a nosotros mismos como consumidores pasivos de la industria cultural. Una reflexión crítica de la película nos permite desdoblarla y apreciar dos realidades diferentes que se reflejan una a la otra como un espejo. En la ficción se nos muestra, por un lado, “el mundo real” compuesto por los espectadores, que son consumidores pasivos del mundo de Truman. Los consumidores son inconscientemente dominados por el director del programa, como Truman. El director del programa, representa el poder, que a su vez forma parte de la dominación en sí que ejercen los medios masivos de comunicación sobre la sociedad. Este “mundo real” de la ficción es una metáfora de lo que es la cultura de masas y la industria cultural en nuestra sociedad, la cual se encuentra moldeada por los propósitos comerciales del mercado. Por el otro lado, tenemos “el mundo de Truman” conformado por él (que vendría a ser el consumidor pasivo), su vínculo más íntimo (que vendría a ser la encarnación del mercado, ya que todo el tiempo busca imponerle algo) y otras personas cómplices (víctimas y victimarias a la vez, porque, por un lado, colaboran con la farsa, pero, por el otro, dejaron su libertad de lado para encerrarse en un mundo irreal a cambio de ciertas retribuciones económicas o simplemente para salir en la televisión). El mundo de Truman es la metáfora del hombre alienado. El hombre del siglo XXI vive cierto estado de enajenación que no le permite discernir correctamente cual es la realidad y reflexionar críticamente esta situación. Muchas veces, el hombre queda aturdido, por los diferentes estímulos de los medios de comunicación, que lo bombardean constantemente, y termina cediendo su entendimiento a esta burbuja ficticia que se crea para que se inserte el colectivo social. Una vez que el hombre es reprogramado ideológicamente, es manipulado muy fácilmente. El hombre cede su voluntad propia de manera inconsciente, a la voluntad de quien ejerce el poder sobre él. El sujeto se cree libre porque actúa en base a sus principios y de acuerdo a sus pensamientos, pero no se da cuenta que éstos ya fueron moldeados de ante mano por los productores ideológicos. Su voluntad, entonces, no es más que el reflejo de la voluntad de quienes concentran el poder y se enriquecen con su sumisión. Este hombre, totalmente desorientado, pierde su esencia y el sentido de la realidad, confundiendo sus propios deseos e intereses con las necesidades impuestas por el mercado que lo vuelven un esclavo del consumo. Una lectura reflexiva del film, nos permite apreciar que muchas características de la vida de Truman y de su ámbito, se corresponden con la “posmodernidad”. En esta nueva era las personas vivimos bombardeadas por las influencias del

mercado y la industria cultural. Para dejar en claro esta analogía compararemos algunos aspectos de la vida del protagonista con nuestra vida cotidiana: -

Truman es un consumidor pasivo de lo que le impone el mercado. Utiliza y compra todos los productos que su mujer (mercado) le ofrece sin reflexionar mucho previamente. Se desechan los artefactos viejos para adquirir otros nuevos con diseños más recientes. El progreso técnico dio lugar al desarrollo de un nuevo prestigio social que se obtiene por la posesión de “lo último en tecnología”. La sociedad superficial contemporánea se rige por el principio de “a mayor capacidad adquisitiva más elevada posición social” 6. Por lo tanto, la tenencia de objetos costosos, es símbolo de categoría. No importa el mejor funcionamiento del objeto, sino el mero valor social que entraña poseerlo.

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Truman es no sólo consumidor, sino también es publicidad de lo que consume. De esta manera, el hombre posmoderno publicita continuamente (y gratuitamente) las marcas costosas que intenta ostentar. El hombre adquiere cierto objeto de valor y ostenta lo que tiene, para sentirse parte de una categoría social más elevada. Sin embargo, este acto es sumamente contradictorio y a él sólo le sirve para alimentar pasajeramente su ego, porque su posición económica seguirá siendo la misma. Lo único que este acto logra materializar es la publicidad a esa marca prestigiosa y el enriquecimiento del dueño de la firma. El hombre posmoderno es igual de inconsciente que Truman de la publicidad que está haciéndole a diversos productos costosos.

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El protagonista se encuentra enajenado de sus propios intereses que son reorientados hacia los objetivos del dominador.

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Lo que el televisor y la radio le dicen es un material diseñado exclusivamente para él y “sus productos pueden ser consumidos rápidamente incluso en estado de distracción”7. Para que no se revele, todo el tiempo, desde los medios de comunicación se intenta convencer a los sujetos de que su vida tal y como es, es perfecta: “Otro hermoso día en el paraíso” “¿Cómo se siente hoy? ¿Piensa viajar en avión? Olvídese de los peligros de volar póngase cómodo y deje que esta música lo relaje”

Tanto la televisión, como la radio, manipulan a Truman insertándole ciertas ideas y ahuyentándole todas las que tengan que ver con la reflexión o su 6 Jaime Rest – p.36 7 Adorno – p.6

liberación. Lo mismo ocurre con los efectos que producen los medios de comunicación en nuestra sociedad contemporánea, con elementos superficiales y de escaso valor, se mantiene a todos los consumidores pasivos entretenidos y desconcentrados de lo que realmente importa.

“Todo el tiempo los medios de comunicación buscan alienar al espectador. El espectador busca entretenimiento, evasión de las preocupaciones cotidianas y estimulo temporal. Para lograr estos efectos no se requiere calidad”8.

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El director del programa es quien maneja la vida de Truman, mientras que quien maneja los medios masivos de comunicación es quien maneja la nuestra:  A Truman le confeccionaron sus miedos e inseguridades A nosotros, los productores ideológicos, nos confeccionan los miedos y los estereotipos, que nos conducen al consumo constante.  Se imponen necesidades artificiales.  Como Truman nos encontramos subordinados y dominados por un poder. Nuestra vida misma está condicionada por la visión del mundo que tenemos, que es una visión manipulada por la ideología colectiva. La realidad misma en la que vivimos es una realidad confeccionada de antemano y regulada por el mercado.

Como conclusión podemos afirmar que, todos al ver la película “The Truman Show”, somos conscientes que el protagonista está siendo engañado y que vive en una realidad creada, pura y exclusivamente, para él (que lo que él cree que es la realidad, en verdad no lo es). Sin embargo, muchas veces nos cuesta trasladar esta reflexión al plano de nuestra sociedad. Cuando analizamos estos aspectos, rápidamente, caemos en la cuenta que no estamos muy alejados de vivir como Truman. Los medios de comunicación, valiéndose de su masividad, promueven una determinada configuración de la realidad que condiciona la forma en que los hombres vemos, actuamos y comprendemos el mundo homogeneizado que nos rodea. El hombre moderno vive inserto en un mundo superficial, donde no es más que un consumidor pasivo y su debilidad crítica es aprovechada con fines mercantiles.

8 Jaime Rest p.55

Susan, María Belén...


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