Arquitectura Colonial PDF

Title Arquitectura Colonial
Author Fatima Lopez
Course Historia de la Arquitectura I
Institution Universidad Nacional de Tucumán
Pages 49
File Size 582.2 KB
File Type PDF
Total Downloads 83
Total Views 150

Summary

UNIDAD 2 aspecto impulso estetico ...


Description

- ARQUITECTURA COLONIAL -

ARQUITECTURA COLONIAL Se aplica a la actividad proyectual y edificadora llevada adelante durante el período de dominación hispánica. Abarca un variado registro de construcciones que se clasifican según la función cumplida. Fue particularmente relevante, debido a la importancia social de la Iglesia en el mundo colonial, la arquitectura religiosa en sus modalidades catedralicia, conventual, parroquial y rural, que muestran algunos de los ejemplos más elaborados de la etapa. La arquitectura civil tuvo una escala de desarrollo más modesta, ligada a instituciones oficiales de gobierno; instituciones educativas y asistenciales; establecimientos y sitios de esparcimiento; obras públicas e hidráulicas; vivienda, tanto en su forma urbana como rural; y establecimientos productivos agropecuarios. La arquitectura militar tuvo expresión en los fuertes, el principal de los cuales fue el de Buenos Aires, que constituía también el recinto residencial de la gobernación y luego del virrey. A fines del siglo XVIII, la expansión de las fronteras generó interesantes ejemplos de asentamientos militares poblacionales, especialmente en el sur del país. Los aspectos de regulación edilicia y planeamiento urbano son comprendidos bajo el rótulo de urbanismo colonial, cuyo estudio suele complementar o anteceder a los de la arquitectura propiamente dicha. La Arquitectura Colonial argentina se encuadra, particularmente en los siglos XVI y XVII, y salvo excepciones que luego veremos, en un modo de producción popular que, sobre la base de tipologías importadas de la metrópoli, desarrolló formas y técnicas simples, adecuadas a los limitados recursos materiales, técnicos y humanos disponibles. Esta actitud pragmática facilitó la adaptación de los planteos genéricos a formas de realización local, y abrió el campo para cierta regionalización de la producción arquitectónica (Noroeste, Noreste y Litoral, Centro, Cuyo, Río de la Plata) con características peculiares de técnicas y de materiales, y aun ciertas continuidades de concepciones generales de raíz precolombina, especialmente en el noroeste y en la zona guaranítica; favoreció igualmente una disposición flexible a la influencia de los modelos y los profesionales actuantes en cada región. El siglo XVIII, con más recursos materiales y humanos, tendió a aproximarse a los modelos europeos, aunque mantuvo en

1

- ARQUITECTURA COLONIAL -

muchos casos los aspectos técnicos y los materiales regionales. El análisis de la Arquitectura Colonial argentina no suele, contrariamente a lo que ocurre en gran parte del resto de Iberoamérica, apoyarse en la periodización estilística europea, debido a la limitada existencia de edificios que representen cabalmente los rasgos de estilo correspondientes. En cambio, es común dividir el estudio de las producciones en los siglos XVII y XVIII, que ofrecen características técnicas, de materiales, tipológicas, de escala y también elementos estilísticos diferenciados, proceso este que se relaciona con los cambios operados en el actual territorio argentino y particularmente en la ciudad de Buenos Aires, que se acrecentaron luego de la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776. CONDICIONES GENERALES.

La Arquitectura Colonial americana debe enmarcarse en el proceso de dominación general e imposición de normas y de formas inherentes a la estructura social y cultural del mundo iberoamericano bajo control de la Corona española. Esta condición subsidiaria debió articularse con la realidad americana, tanto en lo que hace a las concepciones como a los problemas prácticos y las peculiaridades del medio. Tal condicionamiento no tocaba sólo a la existencia de recursos materiales y humanos sino también, especialmente en contextos indígenas y mestizos, a los aspectos simbólicos y valorativos. Desde un criterio de eficiencia y con el fin de alcanzar los objetivos básicos de la Conquista, como la evangelización de los indios y el mantenimiento de una estructura habitacional controlable y disponible para su utilización como mano de obra, la consideración de las particularidades culturales y materiales del entorno americano fue imprescindible para garantizar la viabilidad y la persistencia de los establecimientos. Las tradiciones indígenas siguieron operando en América a lo largo del período colonial, ligadas a aspectos estéticos, a patrones temáticos iconográficos y a criterios funcionales y simbólicos. Igualmente, las características de las técnicas y los materiales propios de cada región dieron carácter a los edificios, y en este sentido se siguió un doble criterio utilitario de familiaridad cultural con los procedimientos y los resultados que estos permitían, y de disponibilidad tanto de materiales como de técnicos capaces de trabajarlos adecuadamente. Finalmente, la arquitectura producida durante el período colonial se vio parcialmente signada por el acceso de mano de obra, artesanos y 2

- ARQUITECTURA COLONIAL -

arquitectos de formación y capacidad desiguales que dejaron su impronta sobre los resultados del proceso constructivo, haciendo que las obras no fueran exclusivamente un producto proyectual sino también la sumatoria de proyectos, participaciones ocasionales y condiciones de realización capaces de modificar sustancialmente las ideas originales. Estas tendencias generales actuaron sobre la construcción de edificios destinados a diferentes situaciones, funciones prácticas y simbólicas. Del cruce de las peculiaridades productivas apuntadas y de estas diversas situaciones y objetivos, surge una variada gama de obras a menudo signadas por la adecuación peculiar de técnicas y efectos plásticos, hibridaciones o anacronismos estilísticos o superposición de tipologías tradicionales europeas con conceptos espaciales y elaboraciones locales: una cierta heterodoxia en la que subyace su rasgo propio. Esto se hace aún más evidente al pasar de la esfera culta y urbana a la popular, en la que los caracteres de la arquitectura académica y los modelos europeos son manejados con independencia de criterio y adecuación a los recursos disponibles. En el ámbito de la actual República Argentina, estas líneas generales operaron en el marco de la estructuración poblacional y productiva, de las características étnicas, las tradiciones culturales y los circuitos de influencia propios de cada región del territorio. Una primera distinción cabe entre las realizaciones propias de contextos socio-culturalmente europeos, como es el caso de la ciudad de Buenos Aires, y de contextos sujetos a la influencia de las tradiciones indígenas. Dentro de estos, el noroeste presenta el complejo cultural más consistente y sujeto al vínculo con las zonas nucleares andinas, pero también en el noreste la supervivencia de aspectos de la tradición guaraní producirá una síntesis que tal vez sea la más compleja del período colonial. A estos núcleos tradicionales se sumarán los promovidos por la dinámica de la propia sociedad colonial, con la influencia de los modelos peruanos y altoperuanos sobre el noroeste, y la participación de arquitectos italianos, alemanes, suizos y portugueses en el centro del país y en las misiones jesuíticas. Las características impuestas por estas condiciones a menudo llevaron a la superposición estilística, debida tanto a los cambios de gusto como a las diversas formaciones, modelos y fuentes propias de los sucesivos diseñadores. Este hecho hace estéril el empleo de la periodización europea corriente, a menos que se tome en términos de rasgos de época, tan generales que, como la participación barroca, muy poco dicen de las obras. Establecer en 3

- ARQUITECTURA COLONIAL -

cada caso las fuentes y modelos de los elementos estilísticos particulares parece más acorde con los hechos. 1. LOS SIGLOS XVI Y XVII. 1.1. Ciudades y edilicia. Las ciudades constituyeron la forma

que tomó el asentamiento español, así como el núcleo de la organización social y productiva zonal mediante la regulación de la entrega de tierras y la supervisión de las encomiendas de su jurisdicción. La ciudad se ordenaba según la jerarquía social vigente, de modo que asignaba los solares situados en torno de la plaza a las instituciones y vecinos más destacados entre los fundadores. Se estructuraba a partir de esta definición espacial la forma de usufructo de las tierras comarcanas en término de recursos físicos y humanos, generando un ordenamiento zonal fundado en un núcleo rector que, a manera de centro de un circulo, integraba una red de haciendas, estancias y asientos mineros, encomiendas, reducciones o pueblos de doctrina. Globalmente, las ciudades constituían hitos de una red de comunicaciones políticas, defensivas y comerciales. En nuestro caso, la estructura básica del comercio estuvo dada por la provisión al Altoperú de ganado, mulas y alimentos, al que concurrían las estancias y haciendas del centro de la llanura. El tráfico de mercancías provenientes del puerto, el contrabando y el tráfico de esclavos completaban el círculo de comercio con el norte a cambio de la plata altoperuana. Desde el punto de vista político se distinguían según su rol funcional y el tipo de autoridades civiles y religiosas que en ella tenían asiento. La fundación de las ciudades coloniales en el territorio argentino se desarrolla a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI, desde Chile: Mendoza (1661, Pedro del Castillo), San Juan (1562, Juan Jufré), Santiago del Estero (1553, Francisco de Aguirre); desde el vecino Altiplano: Tucumán (1565, Diego de Villarroel), Córdoba (1573, Jerónimo Luís de Cabrera), Salta (1582, Hernando de Lerma), a más de algunas desaparecidas luego. Las últimas fundaciones del siglo XVI en el NOA y Cuyo fueron las ciudades de La Rioja (1591, Juan Ramírez de Velazco), Jujuy (1593, Francisco de Argañaraz) y San Luís (1596, Luís Jofré de Loaiza). Desde el eje fluvial que une Asunción del Paraguay con el estuario del Plata se fundaron: Buenos Aires (1536, Pedro de Mendoza), Santa Fe (1537, Juan de Garay, Cayastá, trasladada en 1651), nuevamente Buenos Aires (1580, Juan de Garay) y Corrientes (1588, Alonso de Vera). Desde esta red básica de núcleos urbanos se extendió la trama fina constituida por hitos militares, aldeas comarcanas, reducciones, haciendas y 4

- ARQUITECTURA COLONIAL -

encomiendas. A partir de 1609 se fundan las misiones jesuíticas, quizás las más significativas como conjunto y las que tuvieron un crecimiento poblacional más intenso. La configuración de las ciudades siguió el patrón de asentamiento basado en la grilla ortogonal con plaza central en situación mediterránea o desplazada a uno de los lados frente a las costas (Buenos Aires). El ejido circundaba la traza y servía como banda de crecimiento de la cuadrícula. Esta disposición, que concordaba con las estipulaciones de las Ordenanzas de Población dadas en 1573 por Felipe II, se caracterizaba por un plan elemental que permitía el crecimiento ilimitado sobre las mismas bases estructurales: plaza / grilla / ejido, planteado como un trazado bidimensional, sin necesidad constructiva inminente (un damero uniforme), provisional. Experiencias históricas, como las bastides francesas y los pueblos nuevos españoles surgidos de la reconquista de la Península, aparecen ligadas a conceptos de regularidad, simetría y geometría retomados por el Renacimiento y a las condiciones del medio, que ofrecía la posibilidad de una serie de fundaciones sin conocimiento edilicio previo. La plaza mayor concentraba la representación institucional de los dos ejes medulares del mundo colonial: la Iglesia y la Corona, a las que se agregaba la sede del gobierno local, el cabildo y la morada de los vecinos prominentes, que componían un delicado equilibrio político, social y visual entre elementos laicos y religiosos, centrales y locales, particulares e institucionales. Era también la escena procesional y el ámbito comercial, el punto de encuentro, paseo, celebraciones y entretenimientos públicos. Solo con el crecimiento y el cambio de costumbres, estas funciones adoptarían significantes específicos en el siglo XVIII. Los contextos rurales, reduccionales, misionales y de encomienda tuvieron un principio generador que no siguió usualmente el modelo de la traza en damero, pues estaba sujeto, bien a una mayor espontaneidad, bien a una planificación global más dirigida. El primer caso se verifica en los procesos de aldeanización rural que se desarrollaron el las comarcas de las ciudades, en concomitancia con algún emprendimiento particular: ejes viales, centro de culto (Luján, Merlo, San Isidro), proyectos reduccionales (Baradero, Quilmes), hitos defensivos, fuertes, baterías o atalayas (Ensenada, Mercedes), donde la migración terminó configurando un núcleo poblacional e impulsando un loteo de la tierra privada. Este tipo de poblados de formación espontánea usualmente no presentaba una traza regular, pero muchos de ellos fueron posteriormente reordenados según el amanzanamiento en damero. Igualmente irregulares fueron 5

- ARQUITECTURA COLONIAL -

algunas de las poblaciones surgidas de asentamientos mineros, como Santa Catalina en la puna de Jujuy o de los agrupamientos de encomienda, en los que las viviendas se extendían en torno del núcleo constituido por el conjunto iglesia – atrio – plaza (Casabindo y Cochinoca). También las haciendas generaron asentamientos poblacionales a partir de la estructura de servicio y producción que concentraban. En Yavi, cabeza administrativa y residencia de los encomenderos de Casabindo y Cochinoca, las declaraciones y los censos tributarios dan testimonio del empleo de los mismos encomendados para el servicio de la hacienda (lo que no estaba permitido) y así de su constitución en el aporte poblacional más importante para la transformación de la misma en pueblo. También las doctrinas o reducciones de indios sujetos a curatos evolucionaron en muchos casos, convirtiéndose en poblados. Otro ejemplo prominente de núcleos urbanos originados en haciendas lo constituye el conjunto de estancias jesuíticas de Córdoba, como Jesús María o Alta Gracia. Contrariamente, las misiones jesuíticas presentan, pasada la primera etapa del establecimiento, un planteo urbanístico definido a priori que genera un esquema homogéneo, aplicable como solución tipificada. Los pueblos contaban con tierras comunitarias (tupá-mbaé) y parcelas particulares (aba-mbaé), pero la disposición no seguía la secuencia común en las ciudades americanas: traza, ejido, chacras y estancias. Los primeros asentamientos deben haber seguido la tradición local de tiras alargadas dispuestas alrededor de un espacio central rápidamente adscripto al concepto de plaza. Aquí no solo la disposición de la traza y sus posibilidades de crecimiento estaban prefijadas sino también la ubicación relativa y la escala de los edificios particulares, fueran estos de vivienda o de uso comunitario. El urbanismo colonial desarrolló diferentes modelos en nuestro territorio, según las condiciones y valores actuantes en cada contexto. La presencia de un centro ordenador es quizás el rasgo común, pero este estaba conformado por estructuras diferentes en cada caso, que representaban espacialmente la proyección de las instituciones actuantes. Reduciéndolo a sus elementos más simples, aparece casi siempre un componente monumental institucional visualmente dominante y un componente público, la plaza, que funciona como extensión del centro institucional y escena de la participación popular. Esta doble pertenencia se manifiesta en las expresiones públicas de las actividades institucionales, cívicas, políticas o religiosas, que la tenían como escena. Por otra parte, el tipo de relación 6

- ARQUITECTURA COLONIAL -

establecida entre los edificios nucleares y el resto de la construcción urbana constituye una representación del vínculo social e ideológico operante entre los factores institucionales y la comunidad. En primer lugar, en lo estrictamente arquitectónico, en la relación de escala, calidad, complejidad técnica y elaboración plástica entre ambas producciones. En segundo lugar, en el espacio conceptual y físico concedido para la realización de proyectos particulares. Mientras que en la ciudad española el factor privado cuenta con libertad de acción en la determinación de las edificaciones domésticas, en los contextos misionales esta libertad se disuelve en el proyecto urbano común que jerarquiza más marcadamente el complejo institucional. El control de la escala urbana se suma a esta configuración jerárquica estructural, fijando el vínculo y poniéndolo al margen del crecimiento ilimitado. En el caso de los pueblos de encomienda o en las haciendas, este papel lo cumple la iglesia o la casa de la hacienda y, si bien no opera aquí una planificación general, subsiste la diferenciación en la posición, la escala y el equipamiento interior. A la dirección jerárquica expresada en una planificación central racional se opone la simple preeminencia de poder que opera limitativamente, pero deja la resolución final librada a la acción individual o comunitaria. La evolución de estas primeras ciudades fue lenta. Buenos Aires no abandonó en el siglo XVII su carácter de villorrio (1). En 1607 la traza presentaba muchos vacíos y en esos años se impulsó la construcción de casas en los solares asignados bajo apercibimiento de reasignarlos si sus dueños no los ocupaban efectivamente. Córdoba produjo avances urbanísticos y arquitectónicos más rápidos. Entrado el siglo, la más populosa ciudad de estas provincias tenía 400 casas, reunía las cabezas de las órdenes y contaba además con el Colegio de la Compañía de Jesús, con Universidad de Gramática, Arte y Teología (primera universidad argentina) y obras hidráulicas que la distinguían del elemental carácter del resto de nuestras ciudades. Santa Fe estaba próxima a ser trasladada y en Buenos Aires solo años después, en 1689, se ampliaría el ejido debido al crecimiento. La evolución más regular y sostenida durante el siglo XVII corresponde a las misiones jesuíticas, que reunían en total 62.000 almas en 1680 (para una población de 100.000 en todo el territorio argentino). Furlong calcula que en 1702 había 46.476 habitantes en los pueblos emplazados en territorio argentino (sobre un total de 85.000). Estas cifras dejan a la vista la (1)

Villorrio: Pueblo pequeño y poco urbanizado.

7

- ARQUITECTURA COLONIAL -

importancia de las misiones como elemento poblacional, tendencia que se incrementará durante las tres primeras décadas del siglo XVIII para luego decaer. Los aspectos edilicios de las ciudades coloniales estuvieron tempranamente reglamentados, aunque sin cumplimiento eficaz. Desde el siglo XVI se implementaron algunas medidas normativas y los cabildos dispusieron de alarifes oficiales o veedores encargados de supervisar su cumplimiento. Los loteos originales crearon amplias particiones del amanzanamiento, corrientemente en cuatro, con terrenos de 70 por 70 varas (vara = 0,86 m), que luego se fueron subdividiendo. Uno de los primeros cuidados de los cabildos fue el mantener los lindes legítimos. En Buenos Aires se implementaron también medidas para evitar daños o incomodidades públicas (límites al largo de las tijeras de los techos, prohibición de extraer tierra de las calles para las tapias, las aguas de lluvia debían caer en los lindes propios, recomendaciones higiénicas para las edificaciones relativas al asoleamiento, ventilación de los dormitorios y desvío de aguas servidas). Se ordenó reiteradamente la construcción de veredas, empedrado de las calles y la colocación de postes en las veredas como defensa contra carretas y jinetes. En 1664 y 1704 se promulgaron Ordenanzas Reales para la Edificación, relativas a paredes medianeras, piso alto y bajo, perjuicio que causaban los hornos, puertas cocheras, ventanas medianeras, construcción de pozos, norias y estanques, conductos de albañales y precios de los materiales. Pese a la multiplicidad de normas vigentes, tanto los conflictos conocidos como las órdenes emanadas de los bandos de gobernadores, todavía en la segunda mitad del siglo XVIII, dejan entrever que tenían escaso cumplimiento. Reglamentaciones similares se aplicaron en todo el país. Técnicas y...


Similar Free PDFs