Batalla de Maipú PDF

Title Batalla de Maipú
Course Historia Argentina
Institution Universidad Nacional de Formosa
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La Batalla de Maipú 1. Introducción Maipú fue la primera gran batalla americana, histórica y científicamente considerada. Por las correctas marchas estratégicas que la precedieron y por sus hábiles maniobras tácticas sobre el campo de acción, así como por la acertada combinación y empleo oportuno de las armas. 2.

Antecedentes y Causas

Ambas fuerzas procedían de Cancha Rayada, donde dos semanas antes los españoles habían vencido a los americanos. El choque ocurrió en los llanos del río Maipo, a 10 kilómetros al sudoeste de Santiago de Chile. Después de una serie de maniobras en las que ambos ejércitos buscaron colocarse en mejor situación para la lucha, Osorio efectuó un ataque nocturno contra el campamento argentinochileno el 19 de marzo de 1818. Una confusa acción en la que el número de bajas fue parejo y en la que, debido a la oscuridad, algunos cuerpos realistas se balearon entre sí, dispersó gran parte del ejército atacado, salvándose el gueso gracias a las acertadas disposiciones de Las Heras que lo mandaba.

3. Los preparativos estrategias Ejército Realista

y

El día 20 de marzo, el ejército realista estaba en completa confusión, a pesar de haber salido victoriosos, un solo batallón, el de Arequipa, no se había dispersado. Osorio se trasladó al campo de batalla, el ordenado repliegue de Las Heras lo llenó de sospecha. Su propia caballería estaba agotada. Cruzó el Lircay y avanzó a Pangue, desde donde envió a Ordóñez con una columna volante en persecución del enemigo. Luego regresó a Talca para reorganizarse. Ordóñez llegó a Quecheraguas el día siguiente, y el 24 se le unió Osorio con el ejército. La comarca estaba desierta y los caminos inundados por las aguas de los canales de riego que los patriotas habían cortado al retirarse. El general realista no pudo obtener información acerca del ejército enemigo, y avanzando a ciegas, llegó a San Fernando el 28, adelantando a 200 hombres de caballería que fueron atacados y dispersados por 60 granaderos al mando del capitán Miguel Cajaraville (patriota) Ese avanzamiento le dio la primera noticia segura de que hallarían enemigo con quien pelear. El 31, el ejército, fuerte de 5500 hombres, cruzó el Cachapoal y el 2 de abril acamparon en la ribera izquierda del Maipo. Osorio, abandonando el camino principal, pasó el río aguas abajo y se detuvo el día 3 en Calera. Avanzó por la tarde hasta la Hacienda de Espejo, donde estableció su cuartel general, muy cerca del ejército patriota. El 4 celebró Consejo de guerra y propuso retirarse a Valparaíso. Ordóñez, Primo de Rivera y otros jefes se opusieron a su proyecto, y se resolvió librar batalla al día siguiente. Su posición era frente a la extremidad occidental de la Loma Blanca, en donde se alzaba otra más alta.

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Ejército Patriota En lo alto de la Loma Blanca, estaba acampado el ejército de San Martín. La posición dominaba los tres caminos de la capital que conducen a los pasos del Maipo, así como el camino a Valparaíso. Como O’Higgins estaba herido y eso le impedía prestar servicios en el campo de batalla, San Martín, como una medida de seguridad, había guarnecido la capital con 1000 milicianos y un batallón de infantería. El ejército estaba organizado en 3 divisiones: 1. Al mando de Las Heras. 2. A la derecha, al mando de Alvarado. 3. A la izquierda, de reserva y en segunda línea, la de Quintana. El General en jefe, dio las más precisas instrucciones a sus tropas de batalla, recomendando especialmente que ni caballería ni infantería esperasen nunca una carga del enemigo, sino que, a la distancia de cincuenta pasos, le saliera al encuentro en sable o bayoneta. Durante todo el día 4 de abril, las guerrillas estuvieron constantemente en contacto con el enemigo que avanzaba desde los pasos del Maipo. Al amanecer del día 5, San Martín, acompañado por O’Brien y el ingeniero D’Albe, junto con una pequeña escolta, se dirigió al ángulo de la Loma Blanca para observar los movimientos de los realistas. Al principio temía que avanzaran demasiado al Oeste, pero luego vio que ocupaban la lomada frente a él, prolongando solamente su izquierda hacia ese camino, entonces en ese momento se da cuenta de la torpeza de Osorio y presagia el triunfo del ejército patriota.

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A las diez y media de la mañana, el ejército marchó rumbo al Oeste por encima de la meseta de la Loma Blanca, durante ese movimiento el mariscal Brayer se presentó ante San Martín, solicitándole licencia para pasar a los baños de Colina. San Martín se lo permite y también le ofrece quedarse debido a que en treinta minutos se decidiría la suerte de Chile y Colina estaba en territorio del enemigo. Brayer rechaza su propuesta debido a que su herida de la pierna no se lo permitía. San Martín vuelve a su caballo y le dio la orden a Balcarce que sobre la marcha hiciese saber al ejército que el general de veinte años de combates quedaba suspenso de su empleo por indigno de ocuparlo.

4.

La Batalla

Al llegar al borde de la loma, el ejército patriota se desplegó en orden de batalla, con cuatro cañones pesados al centro y la caballería y la artillería volante en las alas. La reserva estaba a 150 metros, a retaguardia. El primer paso del general realista consistió en destacar a Primo de Rivera con ocho compañías de infantería y cuatro cañones para ocupar el mamelón de la izquierda, amenazando la derecha de los patriotas y asegurándose el camino de Valparaíso. Morgado, con alguna caballería, mantenía el contacto con el cuerpo principal. Sobre la loma formó a la infantería, en dos divisiones con cuatro cañones cada una y emplazó el resto de la caballería en la extrema derecha. Ambos ejércitos estaban en tan excelente posición, que ninguno podía atacar sin desventaja. 4

San Martín, incierto en la ubicación de la artillería del adversario, fue el primero que hizo abrir el fuego por sus cuatro cañones de batir del centro. La respuesta le dio la información que necesitaba e inmediatamente ordenó a las dos divisiones alzarse al ataque. Pero viendo que éste no daba un solo paso a vanguardia, inspirado y audaz, dio al Ejército la orden de marcha, llevando las columnas patriotas el arma al brazo, mientras el fuego de la artillería lanzaba sus proyectiles a las posiciones de los españoles. Los escuadrones de dragones del enemigo se atrevieron a descender y fueron cargados sable en mano por los granaderos a caballo, a las inmediatas órdenes del coronel Zapiola, y puestos en fuga vergonzosa. El jefe de la izquierda patriota, frente de la infantería empleó un encuentro sobre la derecha del enemigo, el cual no fue afortunado debido a la superioridad numérica de los contrarios. Este momento pudo dar esperanza a los invasores. Pero redoblando el esfuerzo de los independientes en proporción al peligro, acudieron a la parte en la que flaqueaba, primeramente, el audaz Las Heras, y en segunda Quintana con la división del centro, en cumplimiento de las órdenes del General San Martín, el cual seguía con su vista experimentada los incidentes de aquel terrible combate. Aquellas fuerzas se comportaron con tal valor que obligaron al enemigo a abandonar varias de sus posiciones, y a ubicarse en la retaguardia de su ejército. Aprovechándose los patriotas de este movimiento, empeñaron con mayor 5

encarnizamiento su ataque contra las fuerzas españolas concentradas en poco espacio, ataque que se mantuvo valerosamente por una y otra parte, durante media hora, al cabo de la cual comenzaron a retroceder los batallones realistas, el empuje de las bayonetas de las columnas patriotas. San Martín avanzó acompañado de una pequeña escolta, y dictó varias medidas para que todo su ejército emprendiese la persecución de los vencidos, y escribió al director, lleno de satisfacción al ver vengados los desaires recientes: Acabamos de ganar completamente la acción, Un pequeño resto huye: nuestra caballería lo persigue hasta concluirlo. La Patria es libre. –SAN MARTÍN

La fortuna estaba decidida a favor de los independientes, pero aún faltaba sangre que derramar para completar la victoria. La Hacienda del Espejo ofreció un refugio último a las fuerzas en retirada, bajo la serena dirección del Brigadier Ordóñez. Este jefe colocó infantería y artillería en el fondo del callejón del caserío y sobre las alturas inmediatas. Pero el comandante D. Isaac Thompson, disponiendo en columna a su batallón, avanzó, dejando un lamentable reguero de sangre generosa por entre aquellos cercos funestos, mientras que diecisiete bocas de cañón hacían fuego sobre los cuadros enemigos formados a la derecha de la hacienda del Espejo. Este episodio honroso para el valor americano, y de baldón para los que resistían sin esperanzas y sin gloria, cerró a las seis de la tarde.

5.

El Abrazo de Maipú

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Mientras, en la capital, O'Higgins organizaba a los milicianos de Aconcagua y Santiago con los cadetes de la Academia Militar, poniéndose en marcha hacia el campo de batalla. O'Higgins llegó a Maipú cuando los realistas tocaban la retirada, y sus tropas prácticamente no tomaron parte de la misma. Aun así, cuando se encontró con San Martín le dijo lo siguiente: ¡Gloria al salvador de Chile! A lo cual éste respondió: ¡Chile no olvidará jamás al ilustre inválido que en el día de hoy se presenta en el campo de batalla en este estado! Posteriormente, y para pagar la manda que había hecho O’Higgins a la Virgen del Carmen, se levantó un templo al cual se le llamó Templo Votivo de Maipú.

6.

La Importancia de la Batalla

La batalla de Maipú (5 de abril de 1818) es importante porque gracias al triunfo de los patriotas se pudo salvar la ciudad de Santiago de Chile, que venía siendo amenazada por el ejército del general español Mariano Osorio. Además, la victoria permitió destruir el ejército realista y asegurar la Independencia de Chile. Finalmente, el triunfo de don José de San Martín en Maipú permitió que este general argentino organice la Expedición Libertadora del Perú contando con el apoyo del gobernante chileno Bernardo de O’Higgins.

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7.

Consecuencias

La batalla de Maipú dejó 2.000 muertos y 3.000 españoles capturados, los patriotas perdieron unos 1.000 hombres. La victoria obtenida por las fuerzas rebeldes produjo tremendos resultados. La victoria puso fin a las principales operaciones españolas en Chile. También permitió a los patriotas chilenos y argentinos unirse para poner en marcha una serie de ataques contra las posiciones españolas a lo largo de la costa del Pacifico en América del Sur que culminaría con la liberación de gran parte del Perú del dominio español.

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