Cartas de batalla PDF

Title Cartas de batalla
Author Maite Giraldo
Course Derecho constitucional colombiano 1
Institution Universidad del Rosario
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Summary

Ensayo basado en el libro Cartas de batalla: una crítica del constitucionalismo colombiano de Hernando Valencia Villa
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Description

Maite Giraldo Pujana

Tintas de sangre: Historia constitucional de Colombia Un ensayo basado en el libro Cartas de batalla: una crítica del constitucionalismo colombiano de Hernando Valencia Villa

Para entender las dinámicas actuales del Estado colombiano y poder hacer un análisis adecuado de los procesos políticos, sociales y económicos que en él se desarrollan es importante, en primer lugar, comprender cuáles fueron los antecedentes históricos que llevaron a su formación y desarrollo como república constitucional. Para este ejercicio es de especial importancia que a la hora de reflexionar sobre la legislación actual que rige al país y, sobretodo, su carta política se tenga en cuenta que existe una estrecha relación entre los antecedentes mencionados anteriormente y la extensa historia constitucional que se ha desarrollado en el país. La correlación entre los dos factores es de tal magnitud que resulta imposible la comprensión de la una sin la otra, o por lo menos se llegaría a conclusiones inconclusas y sesgadas. Esta distinción es vital debido a que la constitución no solo es la autoridad máxima del territorio, también es su ley suprema. Además rige todos los principios y valores de la sociedad Colombiana.

Siguiendo con esa idea, la historia de Colombia consiste en una red de sucesos complicados y contradictorios, episodios de extrema violencia, violaciones sistemáticas a los derechos humanos, terrorismo, guerras civiles, ausencia del Estado en las zonas periféricas del país, altos índices de desigualdad y bajos índices de educación. Estas problemáticas se pueden ver reflejadas en los golpes de estado que sucedieron a los largo de seis años desde 1830 hasta 1836. Así como en las once guerras civiles nacionales que ocurrieron en el tiempo entre 1811 y 1958. También, se evidencian en la legalidad marcial desde 1944. Junto con el surgimiento de movimientos terroristas y de grupos armados al margen de la ley que han aterrorizado el país durante más de medio siglo. Otro fenómeno más donde se puede evidenciar los efectos que conllevan las características mencionadas es la tendencia de abstención electoral y los altos índices de corrupción que se presentan a la hora de llevar a cabo este ejercicio democrático.

Incluso hoy en día todavía podemos constatar cómo la violencia hace parte de los componentes claves dentro del desarrollo de la nación colombiana en acontecimientos como el asesinato de más de 600 líderes sociales desde la firma del acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y más recientemente el asesinato de 18 menores de edad en el Cauca en manos del ejército en un operativo contra las disidencias de ese mismo grupo.

En efecto, el marco normativo también se ha visto permeado de sangre y violencia. Sin ir más allá, el país tuvo quince constituciones nacionales entre 1811 y 1886. Año en el cual se estableció la constitución que más tiempo ha durado hasta el momento, más de 100 años y que estuvo acompañada d e sesenta y siete reformas entre 1886 y 1986. No obstante, en el libro Cartas

de batalla: una crítica del constitucionalismo colombiano, escrito por Hernando

Valencia Villa, se asegura que Colombia es la más antigua y estable república constitucional en el universo autoritario o militarista de los regímenes políticos latinoamericanos. Esta afirmación está basada en que, a pesar de todo lo mencionado previamente, el país del sagrado corazón ha tenido más funcionarios electos, gobiernos civiles y estabilidad institucional que cualquier otro país dentro del subcontinente. Es importante tener en cuenta, que también ha sido el único Estado hispanoamericano gobernado por los mismos partidos políticos desde 1849.

Sin

embargo, no es posible llegar a una conclusión de tal magnitud sin hacer primero un recuento de la historia constitucional del país, no como un fenómeno externo sino ligado y contrastado con la historia política y socioeconómica. La ley se hace, no es. Esto significa que se construye a través de las polémicas sociales para canalizar la energía competitiva y agresiva de la especie humana hace un ejercicio controlado del poder.

Un ejercicio similar es lo que se pretende dentro del libro Cartas de Batalla. Escrito por Hernando Valencia Villa, autor de otros seis títulos, abogado de la Universidad Javeriana y Doctor en Derecho por la Universidad de Yale (Estados Unidos), profesor de diversas universidades tanto en Colombia como en España, Procurador delegado para los Derechos Humanos en Colombia y Secretario Ejecutivo Adjunto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la Organización de los Estados Americanos (OEA). Actualmente reside

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exiliado en España donde es consultor y conferencista independiente. Su ensayo fue publicado por primera vez en el año 1987, cuando todavía estaba vigente la constitución de 1886. De ahí que en su segunda y tercera edición se le adicionará al texto una cuarta parte que trata al respecto de la constitución de 1991. Donde se pretende reflexionar si esta debe ser vista como un tratado de paz u otra carta de batalla. De manera análoga, el escrito consta de otras tres partes que hablan, respectivamente, de: La gramática de la guerra, la formación del Estado Nacional y las guerras constitucionales.

A lo largo del escrito podemos ver que el autor se refiere al derecho como un contrato social. Este se estudia partiendo de la premisa que entiende lo social desde su naturaleza como un sistema de desorden, desequilibrio y caos. Si se propone en forma de una analogía, este pasaría a ser el Estado de guerra y violencia, si se quiere se le puede pensar como el estado de naturaleza propuesto por Hobbes. De tal manera, el derecho se puede concebir como la herramienta que permite introducir el orden. Es decir, es la manera que tenemos de alcanzar un estado de paz, de ahí sea entendido desde la idea del contrato social de Rousseau y su concepto consensual y pacifista de lo jurídico. Por consiguiente, el constitucionalismo tiene como propósito fundamental imponer un orden racional a estas batallas o conflictos que surgen en lo social y regularlos dentro de un esquema normativo de principios y procedimientos para la poder solucionar los conflictos de todos los sectores de la sociedad.

Y son las sentencias y reformas las que actúan como dispositivos de batalla en defensa de los colombianos, teniendo en cuenta que siempre va a existir tensión dialéctica entre el control constitucional y la democracia, la jurisdicción debe garantizar al pueblo, más que resultados legítimos, procesos legítimos. Verbigracia las sentencias de 1978 y 1981 que invalidaron las enmiendas superfluas de de 1977 y 1979 que contaron con vicios de procedimiento en su tramitación y formación. Es por esta razón que las constituciones junto con las reformas son vistas como medios y fines que permiten tanto a los individuos como a las instituciones hacer de su vida cotidiana la manifestación de su ejercicio democrático. La edificación de un EstadoNación o estado nacional ha sido un proceso colectivo, material y en movimiento. Donde todos

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los aspectos de la vida social son referidos a este proceso. En efecto, la construcción de ese estado nacional como república liberal ha sido la realidad central en la historia constitucional de Colombia, en el cual el republicanismo, centralismo, presidencialismo, confesionalismo y el otorgamiento de libertades públicas limitadas han actuado como las constantes estructurales del régimen a través de la sucesión de constituciones.

Esa construcción ha sido el acontecimiento central de Colombia durante más de dos siglos. Y es relevante realizar ese retroceso histórico para poder entender la importancia de ese desarrollo. Entonces se puede encontrar que la fuente mítica de legitimidad viene desde la independencia cuando los líderes criollos de Santafé de Bogotá realizaron el acta de independencia el 20 de julio de 1810. No obstante, mediante este acto se impusieron unas ideas, estructuras y normas ajenas a una realidad mestiza. En este caso, se presenta una crisis de hegemonía pues no hay una razón social interiorizada por todos que logre establecer un orden común. Lo cual es causado por la incapacidad del estado de producir un discurso que confiere legitimidad a las clases dirigentes y los partidos gobernantes. Visto esto, el mayor mérito de Simón Bolívar fue haber planteado los términos de estado-nación, unidad nacional y orden central. Por otro lado, la estructura constitucional autoritaria pero liberal de Colombia surge gracias a Francisco de Paulo Santander. Su legalismo parte de su fe al derecho, compartida con Rousseau y Bentham, desde allí nace la ideología que le confiere a la tarea gubernamental una apariencia de legalidad y racionalidad. Debido a esto es que se puede decir que Colombia tiene una estructura bolivariana y un estilo santanderista permeados de el benthamismo, que cree en una filosofía racionalista y una ética burguesa fundadas en otorgarle el valor supremo a la seguridad.

Sintetizando, el mayor reto al que se enfrenta la independencia fue llenar el vacío ideológico e institucional generado por la ruptura del vínculo colonial. Por ende, surgió la necesidad que construir el el Estado antes de la nación y luego extraer la nación del Estado. Por consiguiente, el periodo después de la independencia consistió en la continua reflexión acerca de cómo se debía llevar a cabo la organización del nuevo Estado. Lo que caracterizó esta etapa

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histórica del país fue la división y la polarización causada por los centralistas y los federalistas. Durante este punto se crearon constituciones desde ambos extremos, y hubo grandes cambios, uno de estos que cabe resaltar, fue la separación de la Gran Colombia. Donde Venezuela y Ecuador se independizaron dando inicio a los 28 años donde se conocería a Colombia como la Nueva Granada (1830-1858). Después, emerge una nueva clase social de comerciantes y exportadores de materias primas que crean el partido liberal. Esto surgió de una crisis que hizo parte de un proyecto de hegemonía o autolegitimación.

Con ese mismo objetivo hubo tres proyectos que se llevaron a cabo mediante quince constituciones y seis principales entre las setenta y siete reformas constitucionales que se agrupan en tres familias ideológicas. El primero fue el proyecto liberal, donde una élite llamada el Olimpo Radical (conformada por liberales) hizo reformas para terminar con la guerra de la independencia. La segunda, la hegemonía conservadora influenciada por los gobiernos de Bolívar, Márquez y Herrán. Y la tercera, el proyecto liberal-conservador que se dio en el llamado frente nacional, el cual tenía como propósito reducir la violencia causada por la rivalidad entre ambos partidos. Estos acuerdos bipartidistas se transformaron en una reforma constitucional expedida por un decreto de estado de sitio y sometida a un referendo, que tuvo la mayor votación en la historia. Sin importar la trascendencia constitucional que este tuvo, fue un pacto antidemocrático y excluyente que limitó a los colombianos a dos partidos políticos. Debido a esto surgieron los grupos terroristas que persisten hasta hoy en día. Se puede evidenciar entonces que la relación entre estos dos partidos es como un péndulo, pueden estar en extremos totalmente opuestos o llegar a puntos medios según la situación lo demande.

Esa relación de poder es una muestra empírica de que el derecho es una retórica estratégica, su dominio es polémico. Se puede afirmar incluso que el derecho no es paz sino una guerra ritual, una batalla entre elites, partidos, cartas y enmiendas que componen el proceso de formación de una nación. No obstante, no es posible generar un estado-nación sin un consenso constitucional que se debe generar mediante procesos de legitimación del poder. En Colombia esa legitimación se ve reflejada en un sistema político que ha sido gobernado por más de 175

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años por los mismos grupos sociales. Este fenómeno tiene como consecuencia la necesidad de una búsqueda constante de nuevos métodos efectivos de participación. En principio la creación de grupos armados al margen de la ley tenía como propósito demandar la inclusión de nuevas ideologías y actores dentro del ejercicio democrático colombiano. Que desde sus inicios se caracterizó por pertenecer a una élite social limitada. En un país donde el poder le pertenecía a los mismos de siempre y donde la ley podía ser modificada al antojo de los ganadores de cada batalla, la violencia se convirtió en la única forma efectiva de protesta social. Las armas se tomaron el poder en los territorios donde el Estado no estaba presente y las reformas a la constitución se convirtieron en paños de agua tibia para tranquilizar a una multitud oprimida e inconforme con el sistema que los gobierna.

Lo anterior es denominado por Hernando Valencia Villa como el culto al orden público. Este consiste en el deseo de la clase gobernante de mantener una aparente estabilidad dando inicio a un círculo vicioso que apela incansablemente al reformismo constitucional para bloquear el acceso del pueblo al verdadero ejercicio del poder. Con esto en mente el formalismo jurídico puede entenderse como una forma de caudillismo que abre las puertas a las masas para que puedan valer sus derechos y tener acceso a recursos, responsabilidades y condiciones favorables de vida. Los grupos terroristas no son el único ejemplo que da constancia de este fenómeno. La protesta y las manifestaciones públicas son muestra de esto. La revolución que surgió después del asesinato de Luis Carlos Galán, liderada por estudiantes y llevada a cabo en el claustro del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, fue la motivación de la creación de la séptima papeleta en las elecciones de 1990 gracias a la cual fue posible el surgimiento de la actual carta política del país.

La constitución de 1991 proviene de una redacción colectiva y fue producto de un multipartidismo momentáneo de la asamblea constituyente. Esta introduce un componente vital a la democracia colombiana: La corte constitucional, cuyo propósito principal es ser la guardiana de esta carta y limitar las decisiones tomadas de forma arbitraria por la elite que todavía permanece en el poder. Previamente, la corte suprema de justicia debía interpretar la

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constitución. Sin embargo, un control constitucional formal y real es clave para evitar que las reformas se conviertan en soluciones a medias de los complejos problemas que enfrenta el desarrollo democrático en Colombia. A pesar de estos esfuerzos, incluso hoy en día la violencia sigue siendo la voz del pueblo. Los ciudadanos deben protestar constantemente para ser escuchados y todos los sectores de la sociedad deben alzar su voz para hacerse escuchar y exigir derechos fundamentales como la vida y la educación.

Bibliografía:

Valencia, H. (2010). Cartas de batalla. Una crítica del constitucionalismo colombiano, 3ª. ed. Bogotá: Panamericana Editorial. Tarazona, J. (2019, July 26). Preocupante cifra: 627 líderes sociales y defensores de DDHH asesinados tras acuerdo de paz. Retrieved from https://www.rcnradio.com/colombia/almenos-627-lideres-sociales-y-defensores-de-ddhh-asesinados-tras-acuerdo-de-paz. Cifra de menores que murieron tras bombardeo en Caquetá ascendería a 18, según testigos. (2019,

November

12).

Retrieved

from

https://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/cifra-de-menores-asesinados-por-elejercito-en-caqueta-ascenderia-a-18/20191112/nota/3977643.aspx.

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