Bettin - Los sociologos de la ciudad PDF

Title Bettin - Los sociologos de la ciudad
Author Sh Ortiz Ponce
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LOS SOCIOLOGOS DE LA CIUDAD Gianfranco Bettin Editorial Gustavo Gili, S. A. Colección Arquitectura/Perspectivas GG Barcelona-29 Rosellón, 87-89. Tel. 259 14 00 Madrid-6 Alcántara, 21. Tel. 401 17 02 1064 Buenos Aires Cochabamba, 154-158. Tel. 361 99 98 03100 México, D.F. Amores, 2027. Teis. 524 03 8...


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Bettin - Los sociologos de la ciudad Sh Ortiz Ponce

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LOS SOCIOLOGOS DE LA CIUDAD Gianfranco Bettin

Editorial Gustavo Gili, S. A. Colección Arquitectura/Perspectivas GG Barcelona-29 Rosellón, 87-89. Tel. 259 14 00 Madrid-6 Alcántara, 21. Tel. 401 17 02 1064 Buenos Aires Cochabamba, 154-158. Tel. 361 99 98 03100 México, D.F. Amores, 2027. Teis. 524 03 81 y 524 01 35 Bogotá Diagonal 45 # 16 B-11. Tel. 245 67 60 Santiago de Chile Santa Victoria, 151. Tel. 222 45 67 Título original I Sociologi della Cittá Versión castellana de Mariuccia Galfetti Revisión general por Mercé Tatjer Mir © Societá Editrice II Mulino, Bologna, 1979 y para la edición castellana © Editorial Gustavo Gili, S. A., Barcelona, 1982 Printed in Spain ISBN: 84-252-1122-0 Depósito legal: B. 27.139-1982 Industria Gráfica Ferrer Coli, S. A. Pasaje Solsona, s/n. - Barcelona-14

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Índice Prefacio Introducción I. Max Weber y la sociología de la ciudad 1.Concepto y categorías de la ciudad. El mercado como institución urbana 2. La ciudad oriental 3. La ciudad occidental 4. La ciudad aristocrática y la ciudad plebeya 5. La ciudad autocéfala y el racionalismo occidental II. Karl Marx y Friedrich Engels. Sobre la formación de la ciudad capitalista 1. El pensamiento marxista y el desarrollo urbano 2. La división social del trabajo y el conflicto ciudad -campo 3. Formas de propiedad y formas de organización social 4. La ciudad medieval 5. La ciudad comercial 6. El sistema de fábrica y la ciudad industrial 7. La situación del proletariado urbano 8. Ciudad, conflicto de clase y anarquía social 9. Proceso de proletarización y difusión urbana 10. Casa, ciudad y estructura social en el “Capital” 11. El problema de la vivienda 12. Ciudad del capital y ciudad utópica III. Georg Simmel: El individuo y la metrópoli 1. Individuo y sociedad 2. Personalidad, vida metropolitana y valor de cambio 3. La actitud “blasé”, la cultura del dinero y la mutación social 4. Ciudad, control social y libertad individual 5. Psicología de lo urbano y sociología formal IV. Park, Burgess y McKenzie: La ecología de la ciudad 1. La escuela de ecología urbana 2. Robert E. Park y la Chicago de los años veinte 3. Park y la ecología humana 4. Comunidad urbana y competición 5. La organización urbana entre comunidad y sociedad 6. Orden y cambio social en la ciudad 7. Estructura biótica y cultura 8. El concepto de área natural 9. Ernest W. Burgess: la expansión urbana como proceso 10. R. D. McKenzie: comunidad y desarrollo urbano 11. El vecindario

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12. El desarrollo urbano y la “supercomunidad” metropolitana 13. La neo-ecología V. Segregación y urbanismo en la sociología de Louis Wirth 1. Sociología, consenso y acción social 2. With y la sociología urbana 3. El “ghetto” 4. Urbanismo como modo de vida (“Urbanism as a Way of Life”) 5. Wirth y la ecología VI. Clases sociales y poder en una ciudad “media”: las investigaciones de los Lynd 1. Los estudios sobre comunidades 2. Clase trabajadora y clase del “business 3. “Working Clase”, industrialización y cambio urbano 4. El mito de la movilidad social 5. La crisis y la estructura de clase 6. El poder de comunidad y la familia X 7. Vida cotidiana y conciencia de clase 8. La complicación de la estructura de clase: la pirámide a seis niveles 9. La estratificación y las relaciones sociales en la ciudad VII. Henri Lefebvre: del derecho a la ciudad a la producción del espacio urbano 1. Nuevas tendencias en la sociología urbana 2. La sociedad urbana 3. Los “niveles” del fenómeno urbano 4. Conocimiento y praxis urbana. La crítica del urbanismo 5. El derecho a la ciudad y la centralidad urbana 6. La producción del espacio 7. Los intelectuales y el espacio urbano VIII. Manuel Castells: La estructura urbana entre instituciones y movimientos urbanos 1. La sociología urbana como ideología 2. La fase precientífica de la sociología urbana 3. Materialismo histórico y análisis de lo urbano 4. La estructura urbana 5. La política urbana 6. El Estado y el consumo colectivo 7. Luchas urbanas y desigualdad social 8. Hipótesis alternativas sobre movimientos sociales urbanos Conclusiones Notas

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Prefacio El libro de Bettin se sitúa en el cruce entre la historia del pensamiento sociológico y la sociología urbana. Constituye un considerable avance en el campo de los ensayos, hasta hoy no muy numerosos, sobre la historia del pensamiento sociológico de la ciudad. Esta historia, dada la importancia que el fenómeno urbano tiene en la sociedad moderna y particularmente en Occidente, es hoy día indispensable: en las ciudades nacen los caracteres, los problemas, los conflictos que definen la presente época; en ella se anticipan los temas del futuro. Sí, todavía se puede hablar propiamente de ciudad en la sociedad actual, intrínsecamente urbana, casi “totalmente urbana”, como diría uno de los protagonistas del libro. No es, pues, excesivo insistir en los varios y dispersos precedentes a los que Bettin se refiere. Mientras tanto, conviene recordar que los intentos de reconstrucción histórica dignos de mención se sitúan todos después de 1960, con la excepción del ensayo de Denis Szabo de 1953, L'étude de la société urbaine, el cual, sin embargo, omite las aportaciones clásicas. Entre estas últimas debemos recordar, en primer lugar, por su importancia objetiva, el capítulo dedicado por Martindale a la teoría de la ciudad, en Community, Character and Clvilization, de 1963 (1). E incluso después, la mayoría de las aportaciones sobre el tema tienen, significativamente, la dimensión de una introducción, de un capítulo, de un ensayo aislado, aunque a veces de gran calidad. Baste mencionar aquí las Introducciones de G. Martinottí y de G. F. Elía a las excelentes antologías a cargo del primero en 1968 (Cíttá e analisi sociologica) y del segundo en 1971 (Soclologia urbana); y la Introducción del propio Bettin a una tercera antología, de la que se encargó personalmente en 1978 (Socíologla e cittá). Lugar destacado merece, naturalmente, The Urban Process de L. Reissman, de 1964; es, sin embargo, este último libro un intento de reconsiderar la historia de la sociología a fin de sentar las bases para una teoría de la sociedad urbana, leyendo las diversas aportaciones a tenor de criterios particulares, bastante reductivos, y renunciando a aquel estudio detenido de los grandes autores, de los “clásicos”, tan querido a Bettin. El nuevo libro de Bettin se compone, en efecto, de ocho “estudios” sobre autores clásicos, de Marx a Weber, de Simmel a Lynd; sobre una escuela famosa, la ecológica, con Park y Wirth, y sobre dos franceses actuales, Lefebvre y Castells, quienes se han hecho célebres por sus ideas, a veces muy discutidas, sobre materia urbana. “Estudios” relacionados entre sí por el hilo discreto de una visión de conjunto, aún en formación, y centrados más bien en el indicador común de temas, problemas, perspectivas, que en esquemas teóricos más o menos pretenciosos, como hicieron otros, forzando a sus autores. 1

Originalmente era la Introducción a la versión Inglesa de Die Stadt de Max Weber.

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La primera proposición decisiva de Bettin consiste, de todas maneras, en la elección misma de los autores y en la selección ulterior de su discurso. Bettin nos presenta, de hecho, pensadores enteramente “filourbanos”, que dan a la ciudad un valor positivo en su reflexión global. Para todos ellos la ciudad es sinónimo de emancipación, condición de vida más alta. Casi no merece la pena aludir aquí a la relación entre ciudad y revolución en Marx. O a la diferente manera en la que la ciudad emancipa al individuo en Weber, en Simmel y en los ecólogos. Al tipo superior de hombre y de relación social que, según Weber, tiene su origen en la ciudad (occidental). Al conflicto urbano como fuerza privilegiada de transformación y progreso en Castells. Y, por fin, a la sociedad totalmente urbana, como emancipación total, en la utopía de Lefebvre. Naturalmente, con todo esto no quiero decir que Bettin no deje sobresalir también los elementos del discurso ajeno que captan los límites y las sombras de la vida de la ciudad-. Así, por ejemplo, no descuida el tema de la caída de la solidaridad humana directa, sugerido por Simmel y otros; o el gran tema de la desorganización social como condición endémica de la gran ciudad, elaborado de manera muy eficaz por los ecólogos de Chicago; o aquél, no menos sugestivo, propuesto en primer lugar por los Lynd, del poder escondido, ejercido por unos pocos sobre la ciudad. Sin embargo, pienso que la visión de Bettin es fundamentalmente “filourbana”, con una serie de interesantes consecuencias que el lector podrá apreciar. Lamentamos que Bettin no haya logrado desarrollar y terminar un capítulo difícil que le preocupa desde hace tiempo, donde intenta medirse con el pensamiento sociológico italiano contemporáneo sobre la ciudad, aquel pensamiento parcialmente evocado en las páginas seleccionadas por la ya citada antología. Aparte los especialistas ya nombrados, y otros más, existen muchos sociólogos italianos que han escrito obras de investigación y reflexiones sobre la ciudad, como A. Ardigó, F. Ferrarotti, A. Palazzo y yo mismo, además de obras importantes para el estudio de la ciudad contemporánea como las de F. Alberoni, G. Germani y A. Pizzorno. Según mi opinión, que es, creo, también la de Bettin, no hay duda alguna de que de la confrontación entre estos autores podría surgir una visión de conjunto más madura y articulada, con mayor adhesión a ciertas realidades contemporáneas que tienen particular importancia en nuestro país. Este libro es sólo un paso hacia adelante, aunque importante, en un camino nuevo y difícil, pero tiene el mérito de indicar de manera clara la tarea a realizar por quienes deseen avanzar en esta línea de investigación. Luciano Cavalli

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Introducción 1. La ciudad moderna constituye una categoría sociológica compleja, cuya naturaleza, elementos constitutivos y fuerza cultural son originariamente occidentales y europeos. La relación entre ciudad occidental y ciudad moderna tiene profundas raíces históricas, raíces que encontramos en las peculiares condiciones sociales, políticas y económicas que acompañan a la constitución de nuevas formas urbanas en diversos períodos de la historia de la democracia occidental. La polis del siglo V a. C. y, sobre todo, la ciudad medieval de Occidente se caracterizaba por el derecho sobre el suelo y por la condición jurídica de los ciudadanos, organizados en una comunidad, elementos que no hallaremos -a no ser de manera embrionaria- en el mundo no europeo y que son decisivos para el nacimiento y desarrollo de las ciudades de la época industrial. La propiedad del suelo libremente alienable en las ciudades medievales y, en particular, la naturaleza de la ciudad como grupo asociado en forma institucional, dotado de órganos especiales, sujetos a un derecho común sólo vigente para ellos, se configuran como los verdaderos y propios presupuestos de la formación de la ciudad moderna. Por esto no es casual que en los países no europeos, especialmente en los territorios asiáticos, donde los vínculos tradicionales de familia y de casta imposibilitaron el nacimiento de una instalación urbana “autocéfala” (por usar un atributo muy querido a Max Weber), las formas urbanas de vida se hicieran posibles más tarde; sustancialmente en las condiciones de transformación social del siglo XX, a través de una especie de proceso emulador de las formas urbanas occidentales preexistentes. Esta tesis europocéntrica sobre el origen y la formación de la ciudad -que no olvida, sin embargo, la existencia de formas parcialmente urbanas no occidentales, contemporáneas y precedentes- constituye el objeto de análisis históricos y sociológicos clásicos, hacia los cuales muchos estudiosos adoptan hoy una actitud de desconfianza. Es, no obstante, erróneo -o mixtificador, como prefieren decir algunos- sostener que las formas urbanas y metropolitanas se desarrollaron en áreas no occidentales simplemente por la acción de un efecto demostrativo internacional, sobre todo porque esta hipótesis no considera la acción de violenta constricción, subrayada por el análisis marxista, que la ciudad “imperialista” ejerció sobre dichas áreas. Pero es evidente que sólo en el mundo occidental se desarrolló el proceso de liberación de una forma urbana autónoma. Estudiar las condiciones que la han hecho posible, considerar los obstáculos que han impedido a veces su potencial desarrollo, así como ocuparse de los aspectos determinantes de la crisis social y política que la aflige actualmente, significa contribuir a la creación de aquellas hipótesis sociológicas generales de cuya ausencia los estudios empíricos sobre la ciudad contemporánea no dejan de lamentarse.

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2. La cuestión urbana constituye, quizás, el principal problema de nuestro tiempo; las contradicciones que desencadena se reflejan directamente en las disciplinas científicas que deberían intervenir para definirla y para preparar concretos procesos de solución que se hacen cada vez más apremiantes. El problema requiere, pues, la aportación de las ciencias sociales y, específicamente, de la sociología, pero a menudo la respuesta que se ofrece es, al mismo tiempo, lapidaria y desalentadora: la sociología de la ciudad está en crisis. La aportación de esta sociología, dedicada a la elaboración sociológica teórico empírica, quedaría limitada a una multiplicidad de investigaciones sobre los varios aspectos de la vida urbana. Los resultados de estas investigaciones carecerían de un marco teórico de referencia y no contribuirían a su formación en cuanto que a menudo pertenecen a situaciones y a actitudes excesivamente específicas, sobre cuya base es difícil fundar un proceso de abstracción y de generalización. Se sostiene, además, que la tendencia a la superposición entre sociedad urbana y sociedad global privaría a la sociología urbana de su objeto de investigación, hasta el punto de que sería difícil justificar su existencia como disciplina autónoma. Nos encontramos así frente a un interesante problema, para cuya interpretación la sociología del conocimiento podría ofrecer instrumentos útiles. Por un lado, una realidad concreta, la realidad social de la ciudad y de la metrópoli que transforma y pone en crisis los valores culturales y las instituciones; por otro lado, la crisis de una disciplina y, más en general, del pensamiento que habría de hallar la clave interpretativa de esta realidad para hacerla más comprensible (controlable) a quienes hoy la padecen. ¿En qué dirección hay, pues, que actuar? No abundan las alternativas. En este ensayo se presentan los resultados del intento de reconstruir, de manera crítica, algunas aportaciones clásicas y otras más recientes de la reflexión sociológica sobre la ciudad. Es un intento, es decir, una operación no concluida, en el que se subsiguen análisis caracterizados por intereses científicos y por metodologías diferentes. Expondremos primero el pensamiento de Weber, haciendo una excepción en el criterio de exposición cronológica, porque su teoría introduce y encuadra correctamente la cuestión del desarrollo urbano occidental mediante el estudio de los caracteres sociales, políticos y económicos que empiezan históricamente el proceso. A la nueva lectura de las páginas de Weber, dedicadas a los orígenes de la ciudad occidental y a la significación que asume la confrontación ideal típica entre ciudad occidental y ciudad oriental, seguirá una elaboración sistemática de las observaciones de Marx y de Engels sobre el conflicto entre ciudad y campo y sobre la influencia de este contraste en el marco de la historia urbana. Estas dos primeras aportaciones resaltan la fecundidad de un acercamiento teórico, fundado en el método histórico-comparativo, a pesar de la distancia entre las respectivas hipótesis de fondo. La tercera aportación del pensamiento sociológico europeo se debe a Georg Simmel. Le dedicaremos especial atención porque documenta el interés de un trabajo interdisciplinar y sobre todo el tipo de transformación que

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favorece el ambiente metropolitano, a nivel de personalidad. Se trata, claramente, de una aportación que complementa la de Weber o, mejor dicho, que la completa, poniendo de manifiesto las hipótesis relativas a una fase histórica del desarrollo urbano occidental que Weber trata, en particular, en clave de análisis del proceso de crecimiento de la burocratización. Una sistematización sintética del enorme trabajo desarrollado por la Escuela ecológica de Chicago sobre la fenomenología social típica de la gran ciudad, el tratamiento crítico de los estudios de Louis Wirth sobre la segregación y sobre el urbanismo, y una nueva lectura de dos investigaciones de los Lynd sobre Middletown, dentro de la perspectiva de la estratificación social y del poder de comunidad, constituyen, en su ejemplaridad distinta, los desarrollos más importantes de la sociología de la ciudad en una cultura sociológica que intenta librarse del planteamiento derivado de los estudiosos europeos. Se estudia la ciudad occidental en el multiforme aspecto asumido en los primeros decenios del siglo XX, en el contexto americano, matriz de una nueva sociedad y, por tanto, de nuevas teorías y de nuevos temas de investigación. Las etapas sucesivas, por cierto no definidas, del itinerario recorrido por la sociología urbana nos devuelven a Europa y al examen de la obra de dos famosos autores contemporáneos, Henri Lefebvre y Manuel Castells. El primero condensa en torno a la cuestión de la democracia urbana una gama de intervenciones sugestivas, subrayando en su incisivo alcance histórico y en su carga “revolucionarla” el sentido de la progresiva urbanización de la sociedad. El segundo concibe la ciudad como típico producto de la actual fase del capitalismo, como campo natural de la colisión de los intereses de clase, e indica, en el estudio de la relación entre ciudad, territorio y Estado, dicho en otros términos, en la problemática de la política urbana, marxísticamente interpretada, las nuevas fronteras de la sociología de la ciudad. La heterogeneidad de los elementos confrontados es, sin embargo, más aparente que real. De la confrontación derivan las ideas, lo conceptos, las hipótesis que se relacionan unitariamente en la urgencia de individualizar líneas de interpretación útiles tanto para construir una teoría de la ciudad, como para estimular proyectos operativos, a quienes tienen la responsabilidad de administrar los asuntos urbanos. 3. Es evidente, y quien escribe estas líneas lo sabe perfectamente, que una reseña así concebida olvida aportaciones de gran interés realizadas por estudiosos contemporáneos, comprometidos, desde hace tiempo, en una acción de investigación que une de manera responsable el compromiso científico con el compromiso político, siguiendo la enseñanza de la mejor tradición sociológica. Una reseña es, sin embargo, por propia definición, selectiva. La selección efectuada responde a dos criterios ordenadores que hay que salvaguardar simultáneamente: elegir los análisis que permiten un nuevo recorrido de la historia de la sociología de la ciudad occidental a través de los estudios sobre los diferentes tipos urbanos y volver a estudiar las aportaciones que determinaron los términos teóricos y metodológicos de la cuestión urbana y del respectivo debate sociológico, inaugurando nuevas sendas para el trabajo empírico.

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A este propósito, una nueva lectura del ensayo weberiano Die Stadt(1921) podría ofrecer una indicación bivalente. En primer lugar, la preocupación de encontrar una respuesta a la importante interrogación sobre los orígenes y la naturaleza de la civilización occidental (en cuyo ámbito se mueve el desarrollo de la ciudad) proporciona una clave interpretativa sobre los orígenes de la fo...


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