Cerro de La Encantada práctica PDF

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Cerro de La Encantada El yacimiento del ¨Cerro de la Encantada¨ se encuentra en el perímetro municipal de Granátula de Calatrava, a unos tres kilómetros al norte de esta villa, en la provincia de Ciudad Real y su acceso se puede llevar a cabo a través del desvío que hay en el P.K 6300, de la comarcal 413. Se trata de La Encantada (2.200-1450 a.C.), un antiquísimo poblado de la Edad del Bronce que se encuentra en un cerro escarpado y poco accesible desde el que se podía controlar el valle del río Jabalón y dominar los pasos naturales hacia Andalucía y Levante.

El cerro donde se ubica este yacimiento se sitúa a unos 800 m s.n.m. Por otro lado, el terreno donde se haya el yacimiento corresponde al siluriano y casi todo está compuesto por cuarcitas, fracturadas en varios lugares por surgencias de materiales de origen volcánico, los cuales, desde el terciario, e incluso desde el cuaternario, conforman una serie de conos y coladas volcánicas que presentan un enorme interés geológico.

En las zonas bajas de las laderas del Cerro aparecen grandes acumulaciones de derrubios cuaternarios, la mayoría, cuarcitas, y aluviones que datan de la misma Edad, y que actúan como linde entre manchas de terrenos potienses y sulinarios, conformando una línea que se puede percibir incluso a un kilómetro y medio, antes de llegar al municipio de Granátula, el cual presenta un terreno miocénico. Con respecto a la flora del lugar, nos encontramos con un manto escaso de coscoja, acebuches y arzoyo, además de formas silvestres de olivo y almendro. También podemos encontrar plantas aromáticas como tomillo, lavanda, cantueso, etc. Se trata de un poblado en altura que se le ha relacionado con la economía ganadera y pastoril, y con vinculación a la minería y al comercio.

Cuando nos referimos a La Encantada, hablamos de un asentamiento en cerro, a una considerable altura con respecto su entorno, y es por ello por lo que dispone de fuertes sistemas de fortificación, además de presentar restos de edificaciones rituales de carácter funerario, restos de viviendas, sepulturas de diversa morfología (en fosa

con revestimiento de lajas o de mampostería), etc. Esto nos lleva a la conclusión de que presenta una férrea personalidad propia, reflejo de la importancia que tuvo la Submeseta Sur durante el Bronce Medio.

Centrándonos en los restos arqueológicos, de forma generalizada, pertenecen a tres tipos de construcciones: potentes edificaciones de carácter defensivo (murallas y ¨jorfes¨, torreones y silos, tanto aislados como unidos, que aparecen en diferentes puntos del poblado) presentes en los sectores A y B; edificios rituales (sepulturas); y restos de viviendas, simples cabañas o casas con zócalo de mampostería y alzado de tapial apoyadas sobre aterrazamientos entre los parámetros de las murallas.

El primer sistema defensivo que rodeaba el asentamiento se documenta a partir de la presencia de restos de lienzos de muralla en la zona oriental del mismo, con cierres entre los afloramientos de la roca natural.

En él existe un templo de carácter funerario de la Edad del Bronce y fue hábitat, necrópolis y construcción defensiva, formada por una importante muralla con bastiones. Los bastiones suelen ser circulares. El poblado está dividido en dos barrios muy diferenciados, separados por una vaguada. Los poblados en altura que dominan un territorio circundante son propio de zonas elevadas de Ciudad Real, existiendo una dependencia circular adosadas unas a otras intramuros, de uso desconocido. Hacia el sureste se encuentra la primera hilera de fortificaciones, que continúan hacia el norte, con otro lienzo de muralla al descubierto.

La necrópolis presenta enterramientos rituales, en tinaja o pithos y una diversidad de ajuares, que algunos autores relacionan con la cultura almeriense de El Argar.

Algo muy destacado es la cerámica, que es de lo más abundante entre los materiales arqueológicos. Dentro de la cerámica, la que más predomina es la lisa, aunque también nos la podemos encontrar decorada, aunque en menor cantidad. Cuenta también con vasos cerámicos, donde destacan los cuencos, pithoi, ollas y vasos de perfil en ¨S¨.

Además de la cerámica, también se han encontrado todo tipo de útiles, tanto de cerámica (vasos coladores, pesas de telar), de piedra (hachas, dientes de hoz, molederas), de hueso (punzones y espátulas), de cobre o bronce…siendo comunes los objetos de adornos (colgantes de concha, collares de piedra y hueso, botones de hueso y marfil…), brazaletes de plata, armas (cuchillos, puñales de remaches, puntas de flechas…todo esto en bronce o cobre)

El Cerro de la Encantada es una herramienta fundamental para el estudio y conocimiento de la Protohistoria, obviamente en la comunidad Manchega, donde se encuentra, pero también en todo el territorio peninsular. Y es que, a pesar de haber sido excavado sólo una parte del yacimiento, facilita información sobre el Bronce Medio o Pleno.

Las excavaciones que se llevaron a cabo entre 1977 y 1991 suministró una serie de restos funerarios, urbanísticos y arquitectónicos, incluso una serie de materiales arqueológicos que han dejado dos interpretraciones muy interesantes: por un lado, la existencia de una fase cultural en la región manchega, con nombre propio, ¨El Bronce de la Mancha¨; por otro, que los restos de este lugar, no coincide para nada ni en la ¨prolongación de lo argárico¨ ni en el esquema que caracteriza a la que hasta hace unos años (incluso actualmente) algunos investigadores llamaban ¨Cultura de las Motillas¨ (una ¨forma¨ más de Bronce de la Mancha) y en la que se sigue introduciendo las evidencias arqueológicas de este yacimiento.

Con toda esta información, podemos deducir que se trataba de un asentamiento muy potente en la Meseta Sur, habitado por personas que establecieron contacto muy probablemente con personas procedentes del Mediterráneo Oriental, y atraídos seguramente por la gran cantidad de posibilidades agrícolas y ganaderas en esta región, además de la riqueza en cobre y plata que tiene.

Por tanto, un lugar que presenta mucho metal en sus sepulturas y además una industria de transformación basada en moldes de fundición y machacadores de mineral, podemos descifrarlo como un lugar importante con respecto a la fabricación y extracción de mineral procedente de las sierras cercanas.

Cabe destacar que, los contactos de La Encantada y otros complejos culturales fueron evidentes, dentro de la península podemos encontrar homólogos morfológicos de sus materiales en otras regiones, además de la presencia de importaciones obviamente extra peninsulares, como por ejemplo, el marfil.

En definitiva, el Yacimiento del Cerro de La Encantada presenta sin duda una importancia enorme en la Protohistoria española, siendo un lugar idóneo para visitar y adentrarse un poco más tanto en La Cultura del Bronce como en el turismo cultural en general, ya que ofrece una riqueza de lo endógeno y ofrece a la sociedad una mayor identificación con su Patrimonio Histórico y Cultural.

La investigación arqueológica es la principal razón por la que se lleva a cabo la inversión en un yacimiento, buscando conocer el pasado de la ciudad, su historia, sus orígenes, buscando la identidad propia de nuestro presente. Se trata pues, de buscar respuestas a nuestro modo de vida, a nuestra naturaleza social como grupo y nuestra forma de hacer las cosas y relacionarnos los unos con los otros. Una vez que encontramos el conocimiento a través de la investigación, debemos transmitirlo a la sociedad. De esta forma, mostrando el yacimiento y ofreciendo una explicación comprensible, se permite que las personas valoren su historia y se identifiquen con su pasado. Para mí, el yacimiento debe ser una visita casi obligada para personas tanto locales como turistas, sirviendo como un centro de conocimiento, de ocio, de disfrute.

En la actualidad, en este yacimiento se han realizado trabajos de consolidación, reconstrucción de estructuras y limpieza arqueológica....