Comentario Paisajes Agrarios PDF

Title Comentario Paisajes Agrarios
Course Geografía de los Paisajes Culturales
Institution UNED
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Como hacer un comentario...


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El objetivo del comentario de un paisaje agrario es interpretar su evolución y comprender los elementos y factores, físicos y humanos, y las complejas interrelaciones que se han establecido entre ellos, hasta constituir la fisonomía de paisaje que estamos analizando. Todo elemento observado se ha desarrollado con una determinada finalidad y tiene un objetivo dentro del paisaje, por lo tanto, muestra la actividad humana que lo ha creado y refleja el factor físico que lo ha podido condicionar. Por ello, de la observación de los elementos se deben deducir características del medio físico, pero también del factor humano que ha desarrollado dichos elementos. La base de un comentario descansa en la observación de los elementos, de su inventario y de las relaciones y deducciones que de ellos se puedan sacar respecto al factor físico y humano. Según lo anterior, el comentario incluye tres fases.   

Inventario y análisis de los elementos del paisaje. Establecer la relación de los elementos con los factores (físicos y humanos) Síntesis y explicación del paisaje: tipología, modo de explotación, cultivos, etc.

La fase una y dos se puede realizar conjuntamente. OBSERVACIÓN E INVENTARIO DE LOS ELEMENTOS DEL PAISAJE Los elementos de paisaje son múltiples y no son los mismos en todos los paisajes y no siempre son observables. Para asegurar un orden en el proceso de observación e inventario de los elementos del paisaje er información, es recomendable agrupar los elementos en cuatro grupos.

1. Elementos del ager. El ager es el espacio explotado agrariamente (cultivado, forestal, pastos). Por lo tanto los elementos en los que hay que fijarse y que serán indicativos de los factores físicos y humanos son los siguientes: 1.1 Parcela La parcela es la unidad mínima de explotación del suelo cultivado y es la unidad de análisis del espacio cultivado. Una explotación agraria puede estar integrada por una o varias parcelas, toda parcela pertenece a una propiedad, estatal o privada (constituida por uno o varios propietarios, e incluso, por sociedades mercantiles) el conjunto de parcelas de una determinada propiedad se denomina explotación agraria. La parcela es una unidad territorial de una explotación agraria de tamaño variado. Una explotación agraria pueden estar integradas por una o múltiples parcelas. Por ejemplo, en la figura 1 se pueden observar las distintas parcelas del espacio agrario.

Figura 1. Minifundismo. (Asturias) Autor: Antonio Fdez

Las parcelas tienen unos aspectos o atributos que hay que observar y tener en cuenta, sabiendo que cada uno de ellos obedece a factores históricos y culturales propios de cada región y que, a su vez, puede estar mediatizado por factores físicos de gran escala o mesoescala, e incluso, locales. Lo anterior supone que es muy difícil establecer criterios y reglas generales para elementos que pueden tener grandes variaciones locales. No obstante, sí se pueden exponer unas pautas mínimas de carácter general. Los aspectos o atributos a considerar de una parcela son el tamaño, los límites y la forma. 1.1.1 Tamaño Puede ser muy variado, desde pocos centenares de metros cuadrados, típicos de las regiones minifundistas a miles de hectáreas en regiones latifundistas.

¿Qué información aporta el tamaño de una parcela? El minifundismo (predominio de parcelas muy pequeñas) es económicamente ineficiente, un obstáculo para la mecanización y, debido a su intensa fragmentación, dio lugar a sistemas injustos de herencia (mayorazgos) en los que la heredad pasaba al hijo mayor y los demás quedaban sin derecho de propiedad figura 1. En España, el minifundismo es característico de ciertas áreas de montaña: Cordillera Cantábrica, Sistema Central, Sistema Ibérico o Pirineos; sin embargo, en los Montes de Toledo y Sierra Morena predomina el latifundio. Su origen obedece más a factores históricos que físicos.

En algunos casos el minifundismo no es contradictorio con la acumulación de la propiedad, pues unos pocos propietarios pueden tener propiedades de cientos de hectáreas repartidas en pequeñas parcelas que arriendan a agricultores. Tal es el caso de la estructura de la propiedad en los deltas fluviales de la India . Este hecho es indescifrable en un paisaje, si bien, en España, lo normal es que los minifundios se correspondan con pequeños propietarios. El minifundismo puede darse en regiones con elevadas pluviometrías (lo general) pero también en regiones con precipitaciones más reducidas. No hay que establecer la asociación minifundismo=precipitaciones, para inferir el volumen de precipitación hay que fijarse en otros indicadores (vegetación, tipos de cultivos, red fluvial, infraestructura de regadío, etc.). El minifundismo supone un uso intensivo del suelo y productividades muy diferentes en función de su fertilidad y modo de explotación. Parcelas de gran tamaño. Suelen ser características de áreas con precipitaciones reducidas y regiones subdesérticas. Solo en el mundo tropical podemos constatar grandes parcelas en ambientes húmedos. En este caso, la vegetación natural y el tipo de cultivo serán los indicadores para saber que estamos en los ámbitos tropicales. Una gran parcela no es igual a latifundio, pues la propiedad puede ser colectiva. La tipología de la propiedad no se puede apreciar en ninguna fotografía. En cualquier caso, las grandes fincas suelen indicar aprovechamientos extensivos de la tierra con bajas productividades por unidad de superficie. 1.1.2 Límites o cierres. Cada parcela tiene unos límites bien definidos, amén de su reflejo en el correspondiente registro de la propiedad. Este factor de origen jurídico, los límites sustancian y salvaguardan la propiedad del bien, posee un fuerte significado paisajístico en el espacio agrario. ¿Por qué? Porque según el modo adoptado de cerrar o delimitar la propiedad se pueden categorizar los paisajes en dos grandes grupos: paisajes de campos abiertos – openfields- (Figura 2) y paisajes de campos cerrados o bocage (Figura 1)

Figura 2. Campos abiertos. Las parcelas carecen de límites físicos. (Medina del Pomar, Burgos) Autor: Antonio Fdez.

La delimitación de las parcelas aporta mucha información:

Cuando las parcelas se delimitan con tapias o paredes de piedra 1, lo que supone un fuerte esfuerzo de inversión de trabajo, estamos ante el modelo paisajístico de campos cerrados (figura 1) La piedra suele ser el material utilizado para los cerramientos, la madera suele usarse en empalizadas para pequeños cierres y, sobre todo, para las puertas de acceso. Esto es característico de las regiones minifundistas por diversas razones: una, explicable por la fuerte presión humana y ganadera, lo que justifica que se haga necesario poner barreras a la intromisión de animales o de personas que pudiesen entrar en la parcela y dañar la cosecha. La segunda razón es más intangible y obedece a la fuerza de la costumbre y la necesidad de evidenciar la propiedad. La tercera es mucho más pragmática, las paredes son muy permanentes en el tiempo, por lo que la transmisión generacional está asegurada y por inercia se mantienen de generación en generación. Los materiales que se utilizan para su levantamiento son los propios de cada lugar, por lo tanto, de su observación se puede deducir la naturaleza del roquedo del entorno. Los muros de piedra pueden ser de tres tipos y es un elemento de diferenciación cultural de carácter local. Estas tres tipologías no se suelen ver en las fotografías de los paisajes agrarios. a) Mampostería. Es el más frecuente y consiste en la colocación de bloques de piedra de distinto tamaño y que no han sufrido apenas transformación manual. b) Sillería. Los bloques son regulares y han tenido un trabajo previo de cantería para lograr una forma paralelepípeda. En este caso, los muros de sillería se suelen usar para el cerramiento de propiedades pertenecientes a la aristocracia rural. Por ejemplo, en los pazos gallegos, ciertas casonas asturianas, o en algunas masías. Por supuesto, hay casos intermedios que alternan la sillería con la mampostería, pero obedecen más a razones constructivas (necesidad de reforzar esquinas o sectores) que a motivos de demostración de poder social. c) Lascas o losas verticales. Estos cierres consisten en clavar losas en posición vertical, este sistema es característico de áreas pizarrosas, puesto que las cualidades mecánicas de la pizarra facilitan su exfoliación en lajas. Cuando las parcelas no están cerradas (figura 2), los límites quedan establecidos por mojones, casi imperceptibles en el paisaje, o por caminos agrícolas. Cada parcela, al pertenecer a propietarios diferentes, puede presentar cultivos diferentes o estadios de crecimiento distintos, lo que confiere al paisaje un aspecto de mosaico regular con tonalidades y colores diferentes. Obsérvese como la parcela A de la figura 2, solo es perceptible porque está arada y no cultivada como las otras parcelas. A este respecto, observe la diferencia hay entre la parcela 1 y 2. El diferente grado de crecimiento de cultivo marca la diferenciación de la parcela. Este tipo de paisajes de campos abiertos es característico de regiones llanas y extensas y suele estar asociado a tamaños medios o grandes de las parcelas. Un ejemplo claro de 1

En regiones muy húmedas, en ocasiones, los límites se establecen con hileras de árboles o setos, pero es infrecuente y siempre presentan algún lienzo de muro.

este tipo de paisaje son las distintas regiones de viñedo (La Mancha, La Rioja, Ribera del Duero, Toro, etc.) en las que las parcelas no tienen límites físicos. En estos casos, el factor jurídico de la propiedad no tiene manifestación paisajística, al menos de un modo claro, evidente y físico. Solo observando la disposición y distribución de las cepas pudiera advertirse las distintas parcelas. Entre estos dos extremos paisajísticos, los campos cerrados y los campos abiertos, hay un modelo mixto consistente en el cercado de las parcelas con vallas metálicas o alambradas sujetadas por postes. En este caso, es evidente que existe una barrera física, pero también que presenta un impacto visual muy limitado por lo que su clasificación es difícil de establecer al situarse en una posición intermedia entre los dos modelos clásicos. Este tipo de cercas o cerramientos son típicos de las grandes propiedades latifundistas que lo usan para cerrar la propiedad de un modo rápido y poco costoso, así como en la delimitación de áreas de pasto en las regiones montañosas. Las regiones ganaderas suelen usar este sistema de cercado para acotar parcelas de pasto y evitar la salida del ganado, pues las alambradas pueden electrificarse. El comentario de los cierres solo se puede hacer si son visibles en la fotografía estudiada, generalmente, las alambradas no son visibles en fotografías abiertas o de paisajes que abarcan una gran extensión. La tipología de la delimitación de las parcelas es un elemento paisajístico de primer orden, al constituir una perfecta síntesis de una respuesta cultural a una necesidad en función de los materiales que ofrece el entorno físico, lo que aporta una gran información sobre el pasado evolutivo del paisaje analizado.

1.1.3 Forma. Las parcelas pueden adoptar formas muy variadas dependiendo tanto del medio físico como de los factores históricos. En general, las parcelas de las áreas minifundistas son irregulares y adquieren perímetros caprichosos en función de las condiciones orográficas del terreno o de la propia evolución jurídica social (herencias, agrupamientos, concentraciones, etc.) (Figura 1). Las formas regulares son representativas de áreas llanas (figura 2) y más características de los denominados “países nuevos”. Un caso paradigmático de esta regularidad geométrica de las parcelas son las llanuras del medio oeste americano (Figura 24). Un segundo grupo de parcelas regulares lo solemos encontrar en la división parcelaria de los valles fluviales, incluso en paisajes agrarios de gran pasado histórico como puedan ser los europeos. Lo normal, en un valle fluvial, es que las parcelas sean rectangulares (figura 3) y el eje mayor sea perpendicular al curso fluvial. Esta distribución geométrica asegura que todas las parcelas se benefician del riego. El transecto perpendicular permite que toda parcela disponga de las bandas de suelo que, con diferente fertilidad, discurren paralelas al río. Si no fuese así, la parcela que discurriese paralela al cauce podría monopolizar el riego y tendría los suelos aluviales más recientes y fértiles, aunque también sería la parcela con mayor riesgo de inundación.

Figura 3. Parcelación en un valle fluvial. Tajuña. Google earth

Como regla general, las parcelas de formas irregulares quedan circunscritas a áreas de montaña y las de carácter regular están más representadas en las regiones de relieve suave. Por último, las técnicas actuales de regadío con los denominados pivots , brazos metálicos que distribuyen el agua extraída de un pozo y que con un sistema de ruedas giran en torno a este pozo, dan lugar a formas circulares (Figura 3 y figura 4).

Figura 4. Círculos producidos por regadío. Fuente. Google earth

Otra peculiaridad asociada a la forma son las parcelas desarrolladas sobre abancalamientos o aterrazamientos. (Figura 5)

Figura 5. Olivar desarrollado en abancalamiento. Casas de Ves (Albacete). Autor: Antonio Fdez.

Esta tipología es el resultado de un pasado de elevada presión demográfica, métodos tradicionales de explotación y sistema de subsistencia y autoabastecimiento y sin relaciones con regiones exteriores. Es decir, es indicativo de un modo tradicional de explotación agraria.

1.2 Tipo de cultivo Un elemento muy caracterizador del terrazgo es el tipo de cultivo que introduce cambios estacionales según el tipo de cultivo. Ello permite que el paisaje agrario adquiera fisonomías muy diferentes a lo largo del año. Por ello, es importante conocer los principales tipos de cultivo como elementos constitutivos del paisaje agrícola.

La primera división está relacionada con la permanencia del cultivo en el terrazgo. Los hay de carácter anual: en un año, la planta se siembra, crece y se recolecta –bien la planta, el fruto o ambos-, en cualquier caso, la planta, menos en los cultivos arbóreos y arbustivos, desaparece tras la recolección. (Figura 6) Constituyen los cultivos herbáceos (cereales, leguminosas, tubérculos, etc)

Figura 6. Ejemplo de cosecha de cereal (cultivo anual). Autor: Antonio Fdez.

Los cultivos permanentes o plurianuales se corresponden con los arbóreos y algunos de carácter arbustivo. Su permanencia es muy variada y puede ser secular, caso del olivo, o de una o dos décadas (algunos árboles frutales necesitan ser reemplazados tras unos lustros de producción). (Figura 7)

Figura 7. Cultivo arbóreo. Melocotoneros. (Zaragoza), Autor: Antonio Fdez.

En el caso de los paisajes ganaderos, las áreas de pastos (prados, pastizales) siempre presentan un aspecto muy similar a lo largo del año, pues el crecimiento de las herbáceas es continuo, como continua es su siega o pasto. Si el paisaje se corresponde con la actividad forestal los árboles adquieren un carácter permanente y su explotación, dependiendo de la especie, puede ser de 15-30 años. Caso aparte son las explotaciones de choperas y alamedas que debido al rápido crecimiento de estas especies, las plantas (populus alba y populus nigra) son taladas y replantadas en periodos de 6-10 años. Por lo tanto, los paisajes ganaderos y forestales, debidos a la tipología de las plantas, presentan un menor cambio paisajístico que el paisaje agrícola, propiamente dicho. Los cultivos se clasifican pues en: a) Cultivos herbáceos. Suelen tener un ciclo anual.2 Su impronta en el paisaje es cromática y variable según la etapa de crecimiento. Las tonalidades verdes correspondientes a las fases de crecimiento y se tornan ocres o amarillas en las etapas de maduración. Un 2

El platanero, en sentido estricto, es una planta herbácea, aunque su porte sea arbóreo. Esta planta es plurianual y sería una excepción dentro de las herbáceas.

ejemplo claro son los campos de Castilla y la coloración que adopta en los meses primaverales (verde con el crecimiento del cereal –Figura 2- ) que contrastan fuertemente con el amarillo estival (figura 6). El terrazgo también cambia su fisonomía en la etapa de siembra y recolección, por lo tanto, se puede generalizar y establecer que los paisajes agrícolas dominados por el cultivo herbáceo puede ver modificada su fisonomía cuatro veces al año –en las zonas templadas- que vienen a coincidir con los cambios estacionales. Estas cuatro etapas se corresponden con el periodo de siembra y preparación de la tierra (el terrazgo suele estar arado). La etapa de crecimiento de la planta (tonalidades verdes), etapa de maduración (colores ocres o amarillos) y el paisaje correspondiente a la recolección. b) Los cultivos arbustivos suelen ser plurianuales y el ejemplo más característico es la vid. Este tipo de planta, muestra una clara relación con la estación climática y sigue su ritmo de tal modo que puede presentar solo la cepa, desprovista de hojas, en la etapa de crecimiento y maduración presenta un denso follaje verde y durante el otoño, terminada la vendimia, las hojas de las cepas adquieren colores otoñales (rojizos, ocres, amarillentos, etc.) Figura 8

Figura 8. Paisaje de vides otoñado. Autor: Antonio Fdez. La observación del color de las plantas es un indicador a tener en cuenta, pues aporta información temporal

c) Los cultivos arbóreos son elementos permanentes del paisaje agrícola e introducen menores cambios paisajísticos que los anteriores. Los cultivos pueden estar asistidos por regadío o, por el contrario, ser de secano. El regadío puede alterar el ritmo natural y mantener verdes ciertos tipos de cultivo a lo largo del año, especialmente en las labores de horticultura en aquellas regiones donde la temperatura permite el crecimiento de la planta todo el año.

Por último, las técnicas agrarias pueden dar lugar a la creación de paisajes artificiales que tienen características más industriales que naturales. Un ejemplo son los cultivos bajo plástico, invernaderos e hidropónicos que cubren miles de hectáreas con construcciones artificiales que aseguran las condiciones microclimáticas óptimas según el tipo de cultivo (figura 9).

Figura 9. Cultivos bajo plástico (Almería). Fuente. Google earth

Solo permanece fuera de la cobertura del plástico la red viaria por la que circulan los tractores que transportan los productos químicos que aseguran la producción o la evacuación de los productos agrícolas, listos para su comercialización. Este tipo de cultivos generan paisajes agrícolas antrópicos en los que no hay rastros de los factores físicos que intervienen en la configuración del paisaje agrícola.

¿Qué información aporta el tipo de cultivo? -

Según el tipo de cultivo la mayor o menor demanda de agua y, por lo tanto, su adaptación a las condiciones pluviométricas. Trigo, cebada, avena son más resistentes a la escasez pluviométrica. Maíz demanda más agua (climas más

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lluviosos). Los cultivos hortofrutícolas demandan mucho aporte hídrico, por lo tanto suelen estar asistidos por regadío. Cultivos de secano o regadío, lo que indica el grado de desarrollo, productividad e inversión. Igualmente, el tipo de regadío (tradicional o moderno) es un indicador del grado de desarrollo, capacidad de producción y grado de inversiónmecanización. Estacionalidad. Una vez identificado el cultivo se puede deducir la estacionalidad, a partir del color de las plantas, especialmente en los herbáceos y arbustivos –vid-Más difícil en el olivar. Los cultivos tropicales (muy fáciles de reconocer) son indicativos de la tipología de explotación (plantación o tradicional) según observemos la disposición del cultivo (extensiones grandes, orden de las plantas, etc.) Grado de desarrollo del sistema agrario. Tradicionales frente a modernos y comerciales. Esto es visible, no tanto por el cultivo en sí, s...


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