CapÍtulo 3 Paisajes Urbanos PDF

Title CapÍtulo 3 Paisajes Urbanos
Course Geografía de los Paisajes Culturales
Institution UNED
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Completo, con ilustraciones del libro, subrayado...


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CAPÍTULO 3: LOS PAISAJES URBANOS > Objetivos didácticos 1. Saber que la ciudad es uno de los logros más elaborados y “sofisticados” de la cultura humana. 2. Conocer las principales fases evolutivas e históricas por las que ha pasado la urbanización del mundo en general, y cada ciudad —las más importantes—, en particular. 3 3. Comprender los factores físicos —topográficos, climáticos, de situación—, culturales, históricos y económicos que han condicionado el desarrollo urbano y su expansión. 4. Diferenciar los variados elementos que conforman y estructuran un paisaje urbano. 5. Poder clasificar los diferentes paisajes urbanos mundiales. 6. Saber las características de algunos paisajes urbanos más representativos. 7. Saber que muchas ciudades son grandes escaparates culturales, económicos y turísticos. 8. Conocer la importancia del patrimonio urbano histórico como parte del patrimonio cultural.

INTRODUCCIÓN En 2008, por vez primera en la historia de la humanidad, con un 50,5% 1 de personas viviendo en ciudades, la población urbana superó a la población rural. La tendencia es el incremento de este porcentaje y se espera que en 2050, dos de cada tres habitantes del planeta residan en ciudades; este dato adquiere mayor importancia si se tiene en cuenta que en 1960 solo uno de cada tres habitantes vivía en ciudades. Este fenómeno de urbanización masiva se debe al desarrollo de las ciudades asiáticas y africanas, cuyo crecimiento ensombrece el peso demográfico de las ciudades norteamericanas y europeas. El triunfo de la ciudad como espacio de residencia de la humanidad comenzó en los albores de la historia con la aparición de las ciudades mesopotámicas y la consiguiente extensión del fenómeno urbano hacia el valle del Nilo y del Indo. Se consolidó en la etapa grecolatina, conoció un impulso medieval y su explosión se alcanzó con la Revolución Industrial y su posterior evolución. La 1

historia de la urbanización es un proceso imparable que ha ido acompañando a la humanidad en su devenir histórico. El proceso de urbanización ha supuesto la transformación de paisajes naturales en paisajes urbanos, por supuesto, cada etapa histórica ha dejado su impronta paisajística y la ciudad actual lo refleja en sus distintos paisajes: unos heredados, otros en transformación y otros que se corresponden a nuevos barrios en las periferias de las ciudades o áreas periurbanas que se integran en el tejido urbano. La ciudad como organismo vivo y cambiante ofrece distintos paisajes que, en algunos casos, han perdurado a lo largo de los siglos y, en otros, están surgiendo de la nada. Sin duda, el paisaje urbano por ser el marco referencial y vital de más de la mitad de los habitantes del mundo, por el valor económico que proyecta, por la imagen percibida y por lo cambiante de su fisonomía es un preciado objeto de estudio desde las más variadas disciplinas. 1 Datos del Banco Mundial. En 2016 el porcentaje fue del 54%. La ciudad ya no solo es un espacio funcional, económico y residencial, sino un paisaje que proyecta una imagen y que puede ser factor de atracción turística. El desarrollo de este tema demanda un primer apartado de definiciones, altamente necesarias para no confundir y mezclar conceptos y que permitirán acotar términos que pudieran parecer confusos, a la vez que responder a cuestiones más o menos complejas ¿todo paisaje urbano es cultural? ¿Dónde termina una ciudad? ¿Qué es ciudad?, etc. Otro apartado se centrará en una breve exposición histórica de la evolución urbana, pues sin ella, no se puede entender la existencia de unidades de paisaje urbano. La función y los usos del suelo determinan los aspectos morfológicos de la ciudad y sus consecuentes unidades de paisaje, lo que será tratado en los correspondientes puntos. Es imposible abordar todas las tipologías de paisaje urbano, pero sí se presentarán algunas de las más significativas que, por su valor histórico o patrimonial, o bien por su impacto morfológico, han sido escogidas para su estudio.

1.CIUDAD Y PAISAJE URBANO

¿Qué es ciudad? Una pregunta no tan fácil de responder como pueda parecer en un principio. Es evidente que todo el mundo sabría decir que está en una ciudad si pasea por el centro de París, Madrid, Nueva York, Moscú, Berlín, etc. Ahora bien, ¿cómo definiríamos los paisajes periurbanos que rodean a estas grandes y, objetivamente, ciudades? ¿Es ciudad un núcleo de 30 000 habitantes emplazado en la llanura manchega, o la campiña inglesa? ¿Se podría definir ciudad a los arrabales de Calcuta o de Lagos? Todo parece indicar que el concepto ciudad se diluye a medida que nos alejamos del centro de una ciudad, pero también a medida que disminuye su tamaño poblacional y, por lo tanto, espacial. La definición de la ciudad ¿está asociada a su tamaño?

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¿Crea la ciudad un paisaje propio? Estas y otras cuestiones son el eje principal de los siguientes puntos.

1.1. Definición de ciudad OJOJOO DOCENTE: “Se podría definir la ciudad como una aglomeración de personas que residen en unidades morfológicas muy heterogéneas que ocupan un territorio, más o menos amplio, regido por una misma autoridad administrativa encargada de regular, entre otras competencias, su desarrollo y planeamiento. Su funcionalidad económica se centra en los servicios e industria que pueden ser exportados a regiones más amplias que quedan bajo su influencia y vertebración económica. La coalescencia o unión territorial de distintas ciudades crea un espacio urbano más amplio que adquiere distintas denominaciones, pero que se puede unificar bajo el término de región urbana.” Es una definición clara y sencilla que tiene en cuenta las características anteriores:    

Dimensión de la población: “aglomeración de personas” Morfología: “residen en unidades morfológicas muy heterogéneas” Funcionalidad: “servicios e industria” Sistema de administración: “regido por una misma autoridad administrativa encargada de regular, entre otras competencias, su desarrollo y planeamiento.

Existen múltiples definiciones de ciudad, no solo desde la geografía sino también desde otras disciplinas. Las múltiples definiciones realizadas por geógrafos tienen elementos comunes que sirven para ir aproximándonos al concepto ciudad: a) Dimensión de población . Todas las definiciones incluyen términos como aglomeración, concentración de personas, comunidad, etc. Es decir, un elemento clave para definir ciudad es la presencia de un elevado número de personas viviendo en un espacio, más o menos amplio, y que da como resultado una alta densidad de población. OJOJOJOJ NO LIBROdisciplinas. La ciudad ya no solo es un espacio funcional, económico y residencial, sino un paisaje que proyecta una imagen y que puede ser factor de atracción turística. El desarrollo de este tema demanda un primer apartado de definiciones, altamente necesarias para no confundir y mezclar conceptos y que permitirán acotar términos que pudieran parecer confusos, a la vez que responder a cuestiones más o menos complejas ¿todo paisaje urbano es cultural? ¿Dónde termina una ciudad? ¿Qué es ciudad?, etc. Otro apartado se centrará en una breve exposición histórica de la evolución urbana, pues sin ella, no se puede entender la existencia de unidades de paisaje urbano. La función y los usos del suelo determinan los aspectos morfológicos de la ciudad y sus consecuentes unidades de paisaje, lo que será tratado en los correspondientes puntos. Es imposible abordar todas las tipologías de paisaje urbano, pero sí se presentarán algunas de las más 3

significativas que, por su valor histórico o patrimonial, o bien por su impacto morfológico, han sido escogidas para su estudio. El elevado número de habitantes supone una heterogeneidad social y unas pautas de relaciones sociales que, desde la sociología, han servido para contraponer lo urbano a lo rural. b) Morfología . La elevada densidad de población implica una tipología de edificios y vías de transporte que sirven para definir, al menos, morfológicamente el término ciudad. El crecimiento en vertical, pero también la densidad de las infraestructuras y, por supuesto, el crecimiento subterráneo de la ciudad (túneles viarios, ferroviarios, red de metro, infraestructuras, etc.) se constituyen en importantes elementos definitorios de ciudad. c) Funcionalidad . La actividad económica de los habitantes de una ciudad se encuadra en el sector industrial y de servicios, siendo casi inexistente o nula la actividad agraria. Sus funciones no solo sirven a sus habitantes sino también a espacios mucho más amplios y alejados de la propia ciudad. Es decir, la ciudad puede exportar sus bienes y servicios a otras regiones, lo que supone un efecto vertebrador y organizador de escala regional, continental, e incluso, global. d) Administración . Todos sus habitantes y actividades están reguladas bajo un mismo ente administrativo lo que permite acotar e identificar sus límites jurídicos, pero

Figura 1 . Vista general de Akureyri (Islandia). A pesar de su reducida población y presentar una morfología no típicamente urbana, es la ciudad rectora del norte de Islandia. Autor: Antonio Fdez. 4

no necesariamente sociales y geográficos. Una ciudad está incluida en un término administrativo que es el denominado término municipal, regido por el correspondiente ayuntamiento. Partiendo de los anteriores cuatro elementos comunes en todas las definiciones de ciudad se pueden plantear las siguientes cuestiones y problemas, necesarios para intentar definir ciudad. Respecto a la dimensión ¿cuál es el número de habitantes necesarios para hablar de aglomeración, concentración o ciudad? Es decir, a partir de qué cifra podemos considerar que un núcleo es, o no, ciudad. No existe una respuesta única, sino tantas como países. Las cifras son muy variables y, en cualquier caso, solo tienen una validez administrativa-estadística y no sirve para ajustar criterios funcionales 2 y poder definir la ciudad (Figura 1). A lo anterior se le puede añadir la herencia histórica del título de ciudad que obedece a criterios y fueros de origen medieval y que no tiene trascendencia para la definición de ciudad. Ya en la Edad Media se empezó a establecer una categorización de los núcleos y se diferenciaban las ciudades de las villas y estas de las pedanías, etc. en una jerarquización legislativa, reflejo, a su vez, de una jerarquización funcional y demográfica. El criterio morfológico es ambivalente, pues si bien es verdad que existen sectores urbanos en los que la tipología de los edificios (altura) se asocia innegablemente a una ciudad, también existen otras áreas en las que la morfología de viviendas unifamiliares y baja densidad de población pudiera ligarse a la morfología típica rural. Siendo evidentes las diferencias morfológicas que dan lugar a paisajes urbanos muy contrastados, ambas tipologías conforman la ciudad y, por lo tanto, el criterio morfológico también debe ser tenido en cuenta con ciertas cautelas, por sí solo no sirve para definir lo que entendemos por ciudad. La funcionalidad, es decir, la actividad económica que desarrolla una ciudad es, sin duda, un criterio claramente definidor de ciudad. Ya desde los inicios del nacimiento de la ciudad en la Edad Antigua, así como su consolidación en la Edad Media y Moderna, la ciudad adoptó una función administrativa y de control, con la consiguiente proyección de poder político y religioso sobre territorios más amplios. Igualmente, y de modo paralelo, la ciudad se fue configurando como lugar de encuentro e intercambio comercial, generalmente de productos artesanales, pero también agrarios. Esta especialización comercial alcanzó su máximo esplendor en la Edad Media y se prolongó en la Edad Moderna en la que sobresalían ciudades con ferias de alcance internacional 3 . 2 En Islandia un núcleo de 500 habitantes es considerado ciudad y su funcionalidad supone abastecer de bienes y servicios a una región muy amplia (función claramente urbana). Sin embargo en España ese núcleo se encuadraría en el ámbito rural y su función se circunscribe a sus habitantes y difícilmente vertebra espacios más amplios. 3 Ejemplo, Medina del Campo se convirtió en la ciudad en la que su feria marcaba el precio de la lana, producto básico en la industria textil europea de los siglos XV y XVI . La función comercial ha sido inherente al desarrollo de la ciudad y, en la actualidad, sigue siendo una de sus principales actividades. Al respecto, hoy es observable el impacto económico de las grandes ferias internacionales en 5

ciudades como Hannover, Madrid (FITUR-Feria Internacional de Turismo), Barcelona (MWC– Mobile World Congress ), Berlín, Las Vegas (CES– Consumer Electronics Show ) etc. Junto con el poder político-administrativo y la función comercial, la tercera gran función es la industrial. Si en la Edad Media y Moderna la artesanía tendía a concentrarse en las ciudades, hasta llegar a especializarse en ciertos productos artesanales que se distribuían a territorios más amplios, será a partir de la Revolución Industrial cuando las ciudades añadan claramente la función industrial, hasta el punto de asociar actividad industrial con ciudad. En las dos últimas décadas del pasado siglo los procesos de deslocalización y descentralización productiva a escala global, así como una nueva división internacional del trabajo, cristalizó en un nuevo fenómeno: la industria se localizaba dónde estaba la mano de obra y no era esta la que se desplazaba donde estaba la industria. El resultado fue el inicio de un proceso desindustrializador de las ciudades occidentales, que incluso en ocasiones, generaba una difusión industrial hacia áreas rurales más o menos próximas. La industria que había estado unida a la ciudad, comienza a asentarse en áreas rurales y en países periféricos que, hasta ese momento, habían desconocido cualquier atisbo de industrialización. En realidad lo que sucedió fue un proceso de sustitución de segmentos industriales maduros, muy intensivos en mano de obra, generalmente contaminantes y consumidores de grandes superficies urbanas, por un nuevo sector de innovación y desarrollo, así como nuevas tipologías industriales más ligadas a la investigación (I+D+i) y al diseño. Ello ha ocasionado una profunda transformación de las ciudades occidentales que han ido especializándose en estos sectores de vanguardia, así como en una industria de alto valor añadido, menos contaminante y con menos necesidades espaciales que las antiguas industrias que, en su momento, fueron los pilares de la Revolución Industrial. El proceso ha culminado en una funcionalidad en la que prima el sector servicios (sea comercial, financiero, asistencial, educacional, político, etc.) e industrial, pero con gran peso de la actividad de distribución y de I+D+i y menor incidencia de los sectores maduros. Dentro del sector servicios cabe destacar la función turística que tiene un gran poder multiplicador en otras actividades y dota a las ciudades de un poder global por la imagen que proyectan los millones de turistas que la visitan al año. La funcionalidad es el criterio más diferenciador de una ciudad. Por lo tanto, puede haber áreas con fisonomía rural, e incluso, con un número reducido de habitantes que, sin embargo, las podemos incluir en el hecho urbano, pues la actividad de sus habitantes no está enfocada a la producción agraria sino a los servicios o a la industria. Toda ciudad está regida por un poder local, el ayuntamiento. Es la administración más cercana al ciudadano y constituye el primer nivel administrativo. Este criterio sirve para delimitar una unidad territorial: la ciudad. Esta delimitación administrativa, sin embargo, no puede encubrir una realidad más compleja que da lugar a espacios urbanos más amplios derivados de la coalescencia o fusión de los límites de distintas ciudades, debido al crecimiento de estas. Aparece, en este caso, una realidad nueva que excede a la propia ciudad y que se denomina área metropolitana, conglomeración, conurbación, 6

megalópolis (ver apartado tres). En cualquier caso, y sin entrar en los matices y definiciones que permiten diferenciar estos términos entre sí, la unión de distintas ciudades da lugar a regiones urbanas o espacios urbanos muy extensos que agrupan a decenas de millones de habitantes. Estas realidades exceden el concepto ciudad y engloban paisajes y áreas residenciales muy contrastadas que, en ocasiones, adoptan morfologías rurales, lo que se ha dado en denominar “ciudad difusa”. La confusión entre los límites administrativos con los reales del hecho geográfico-urbano es lo que induce a error al cuantificar el número de habitantes de una ciudad. Por ejemplo, el municipio de Madrid, es decir, la ciudad de Madrid, tiene algo más de 3 100 000 habitantes, pero su área metropolitana o su espacio urbano funcional engloba más de 6 000 000 de habitantes que incluyen multitud de ciudades que, incluso, se localizan fuera del límite de la propia Comunidad Autónoma. Esta dificultad a la hora de establecer los límites del fenómeno urbano, no los de una ciudad que quedan establecidos administrativamente, no se producía en la Edad Media y Moderna, puesto que las ciudades quedaban fijadas por murallas que las separaban de su área rural de influencia. La ciudad era una realidad espacial diferenciada y acotada de sus arrabales que, tarde o temprano, quedarían englobados en el espacio urbano tras la correspondiente construcción de una nueva muralla que los integrase. Aquellos suburbios no formaban parte de la ciudad, eran realidades jurídicas diferentes, hoy es difícil establecer donde terminan los suburbios que en las ciudades norteamericanas enlazan unos con otros hasta superar, incluso, los límites estatales 4 . Por lo tanto, para definir ciudad hay que tener en cuenta los cuatro aspectos citados y con la premisa de que la dimensión cuantitativa puede variar de unos lugares a otros sin que exista un límite objetivo que marque a partir de qué cifra consideramos a un núcleo como ciudad. Se podría definir la ciudad como una aglomeración de personas que residen en unidades morfológicas muy heterogéneas que ocupan un territorio, más o menos amplio, regido por una misma autoridad administrativa encargada de regular, entre otras competencias, su desarrollo y planeamiento. Su funcionalidad económica se centra en los servicios e industria que pueden ser exportados a regiones más amplias que quedan bajo su influencia y vertebración económica. La coalescencia o unión territorial de distintas ciudades crea un espacio urbano más amplio que adquiere distintas denominaciones, pero que se puede unificar bajo el término de región urbana. 4 La realidad urbana de Nueva York se extiende por su propio estado, pero también por el de Nueva Jersey.

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Figura 2 . Vista nocturna del medio oeste y costa del Pacífico de Estados Unidos. Obsérvese las ciudades costeras del Pacífico desde San Diego a Los Ángeles y San Francisco. Más al norte la conurbación SeattleVancouver. El “vacío” lumínico de las Rocosas contrasta con las luces de las ciudades del medio oeste. Fuente: NASA Otra posibilidad de definición de ciudad es recurrir a la interpretación sistémica y entender la ciudad como un sistema en sí misma. Desde esta perspectiva, la ciudad actúa como un sistema abierto de flujos de energía, materias, personas e información. La interpretación sistémica de la ciudad consiste en considerarla como un organismo vivo y en plena transformación que demanda (atrae y consume) recursos energéticos, humanos y materiales generados en áreas muy alejadas de la ciudad. Estos recursos son transformados en la ciudad, lo que origina su funcionalidad, y sus resultados son exportados a otras regiones o consumidos dentro de la propia ciudad. Igualmente, dicha actividad de importación-exportación de flujos y materias, así como su movilización, transformación y consumo, genera unas externalidades negativas que son necesarias gestionar y que da lugar al problema ambiental urbano. La ciudad se comporta como un organismo vivo consumidor, productor y excretor (contaminación atmosférica y de aguas, residuos sólidos urbanos, etc.) que, a su vez, se desarrolla, crece, o incluso, puede decrecer y perder 8

funcionalidades. Según esta definición sistémica todas las ciudade...


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