Desarrollo 1 Unidad 1 - piaget, delval y wallon PDF

Title Desarrollo 1 Unidad 1 - piaget, delval y wallon
Author Rodrigo Zambrano
Course Psicología del Desarrollo I
Institution Universidad Autónoma de Entre Ríos
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piaget, delval y wallon...


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Phillipe Ariés EL NIÑO Y LA VIDA FAMILIAR EN EL ANTIGUO REGIMEN. El autor propone dos tesis del niño y la familia en el antiguo régimen. La primera se refiere principalmente a nuestra antigua sociedad tradicional, donde no podía representarse bien al niño, y menos al adolescente. La duración de la infancia se reducía al periodo de su mayor fragilidad, cuando este no podía valerse por sí mismo, en cuanto podía desenvolverse físicamente, se le mezclaba con los adultos rápidamente. El bebe se convertía en seguida en adulto sin pasar por las etapas de la juventud. En la sociedad medieval el sentimiento de infancia no existía, no quiere decir que no haya existido afecto por los niños, si no, que no existía distinción entre el niño y el adulto ya que, cuando el niño podía desenvolverse físicamente sin la ayuda de su madre o su nodriza, pertenecía a la sociedad de los adultos y no se distinguía de ellos. La transmisión de valores y conocimientos y en general la socialización del niño no estaba garantizada por la familia ni controlada por ella. Al niño se le separaba rápidamente de sus padres, la educación durante siglos fue obra del aprendizaje, gracias a la convivencia del niño con los adultos, con quienes aprendía lo necesario. La presencia del niño era tan efímera e insignificante que no había tiempo ni ocasiones para que su recuerdo perdure. El arte medieval representaba al niño como un hombre reducido, en miniatura. El niño era diferente del hombre, pero solo por el tamaño y fuerza, mientras que los otros rasgos eran semejantes, sería interesante compararlo con un enano. A todo esto, existía un sentimiento superficial denominado mimoseo, teniendo lugar en los primeros años de vida del infante, cuando el niño aun es una cosita graciosa, la gente se divertía con él como si fuese un animalito, una mascota. En estas sociedades había lugar para el infanticidio tolerado: Era un crimen severamente castigado, no obstante, se practicaba en secreto, disimulado como accidente, si el niño moría, no se le daba mucha importancia, otro lo reemplazaría en seguida. El niño se encontraba en una especie de anonimato. La familia tenía como misión la conservación de bienes, la práctica de un oficio común. No tenia función afectiva, que no significa que el amor escaseara siempre, solo que no era indispensable para el funcionamiento de la familia. Las relaciones afectivas y comunicaciones sociales se daban fuera de la familia, en un círculo denso formado por vecinos, amigos, sirvientes, niños, ancianos, mujeres y hombres, donde el afecto se daba de forma espontanea, lo llamaríamos sociabilidad a estas reuniones, fiestas y visitas. En sociedades como estas, unánimes cristianas, debían estar bautizados y lo estaban. Los adultos no siempre manifestaban interés en hacerlo, a veces lo olvidaban. Estos se hacían en fechas fijas, dos veces al año, no existían certificados ni registros, nada obligaba a los adultos a hacerlo sino su propia conciencia. Los baptisterios eran grandes tinas donde se sumergía a los niños, si el niño moría en estas circunstancias, no había alboroto. Los eclesiásticos medievales se inquietaron por el hecho y multiplicaron los lugares de culto y ejercieron presión sobre los familiares para que tomen el sacramento ni bien luego del nacimiento.

La segunda se ubica en las sociedades industriales, a fines del siglo XVII se produce un cambio rotundo en las costumbres. La escuela sustituyó el aprendizaje como medio de educación, lo que significa que el niño dejo de convivir con adultos para aprender. El niño es separado de los adultos en una especie de cuarentena llamada escuela o colegio, este proceso se llamó escolarización. La familia se convierte en un lugar de afecto necesario, este sentimiento se manifiesta con la importancia que se le da a sus estudios. Esta comienza a organizarse en torno al niño, que sale del anonimato y adquiere tal importancia que no es posible reemplazarlo. Conviene limitar su número para poder ocuparse mejor de cada uno. Aquí aparece la comadrona, que tendrá por misión proteger al niño. Se pasa de un infanticidio tolerado a un respeto cada vez mayor a la vida del niño. Nuestra moral contemporánea exige que los adultos se abstengan ante los niños de toda alusión, sobre todo chistosa a la sexualidad, este pensamiento era desconocido en la antigua sociedad.

CAPITULO II: EL DESCUBRIMIENTO DE LA INFANCIA. En el arte medieval no se representaba a la infancia, ya que no había espacio para esta en la sociedad. El único rasgo de infancia solo se media por la reducción de los cuerpos de los niños, solo su talla los distinguía de los adultos. En la biblia esta representación es de la misma forma. En el mundo de roma y hasta finales del s. XVIII no aparecen niños caracterizados por una expresión particular, si no como hombres de tamaño reducido. Los hombres del S. X y XI no tenían interés por la imagen de la infancia, ni siquiera representaba para ellos realidad. La infancia era una época de transición, pasaba rápidamente y se le perdía enseguida el recuerdo. Hacia el S.XVIII aparecen varios tipos de niños algo más cercanos al sentimiento moderno. El primer tipo de niño era un ángel, representado bajo la apariencia de un hombre joven, un adolescente joven: un monaguillo. Estos niños más o menos jóvenes se los educaba para que puedan ayudar en misa y estaban destinados a ser ordenados. El segundo tipo de niño, que será utilizado como modelo en la historia del arte, son el Niño Jesús y la Virgen Niña. El sentimiento de la pequeña infancia se lo atribuye al Niño Jesús que aparece vinculado con la ternura de su madre. La evolución de una imagen más real y sentimental comienza en la pintura. En la época gótica aparece un tercer tipo de niño: el niño desnudo. La representación de la muerte y el alma se convierte, en el mundo del arte, como la imagen de la joven desnudez. Cabe recordar que en arte medieval el alma se representa a través de un niño desnudo y asexuado. Durante los siglos XV y XVI, la infancia se desprende de la iconografía laica. Esta iconografía se transforma, queriendo representar escenas de costumbre, las mismas se inspiran en las edades de la vida, sentidos, elementos. El niño se convierte en un personaje frecuente en estas historietas. En dichas representaciones se observa que los niños están juntos a los adultos.

Así, la gente comienza a interesarse por la representación de la infancia por su aspecto gracioso o pintoresco. A todos les agradaba la presencia del niño en el grupo y en la multitud. En el S. XV surgen dos nuevas representaciones de la infancia: El retrato y el putto. En el primero la representación nunca era la de un niño real. La nueva afición por el retrato significa que el niño sale del anonimato y se mantiene su frágil probabilidad de sobrevivir. Se comienza a fijar el deseo por conservar el recuerdo del mismo. El retrato del niño muerto en el S. XVI, marca un momento importante en la historia de los sentimientos, no se lo representa al niño solo si no en la tumba de sus padres. Los niños que rodean a los difuntos no siempre están muertos, al lado de los niños que estaban vivos se ha representado a los que ya estaban muertos. Cuando la familia se separa de la parte religiosa, se comienza a representar al niño solo y este, se convierte en uno de los modelos favoritos. En el S.XVIII encontramos, además del mimoseo y la atención extrema, el interés por la salud física y la higiene. Es aquí donde aparece una nueva sensibilidad por esos seres frágiles y amenazados. Se comienza a creer en el alma inmortal del niño. En el segundo, el putto, el niño se representa desnudo, se reconoce en él al Eros recuperado. Su desnudez estaba disimulada con nubes, vapores o telas. Cuanto más disminuía esta desnudez más discreta se la hacía. No se podía representar la infancia sin evocar la desnudez. Aunque esta no fue la representación real del niño, ya que nadie se imaginaba al niño histórico en la desnudez. Fue finalmente en el S. XVII en donde los retratos de familia se organizan en torno al niño, que se convierte en el centro de esta composición. El descubrimiento de la infancia comienza en el S. XVIII, en escenas literarias y en la pintura, donde se intenta descubrir la niñez, su cuerpo, sus modales y de su balbuceo. El niño ha conquistado un puesto central en la familia, la cual no solo se ocupa por su futuro en la sociedad sino también por su presencia y mera existencia. Delval Mecanismo del desarrollo La adaptación. El origen de la actividad del individuo se origina cuando este se encuentra en desequilibrio con el medio en el que vive. Una vez que realiza acciones el equilibrio se establece momentáneamente hasta que vuelve a surgir otro desequilibrio y el individuo debe actuar nuevamente. Para desarrollarse, el organismo joven necesita hacer un determinado conjunto de acciones que luego no están presentes en el adulto. Los organismos son seres activos que actúan en su medio modificándolo. En su actividad el individuo tiene que adaptarse, para ello el medio es modificado pero, cabe aclarar, que el organismo también se transforma. El desarrollo mental que se ha producido en el hombre es el resultado de la adaptación y que a su vez esta facilita la supervivencia de la especie.

El desarrollo psicológico es la prolongación del desarrollo biológico. La adaptación es un proceso activo. Se modifica el medio, se modifica el individuo. Asimilación y acomodación. En el proceso adaptativo deben diferenciarse dos aspectos: Asimilación: incorporación que el individuo hace del medio, la acción del organismo sobre el medio. Acomodación: modificación del organismo por efecto de la influencia del medio. La adaptación es entonces una modificación del organismo en función del medio, favorece a la conservación del mismo, pero a su vez también se modifica el medio. El hombre transforma la naturaleza y se transforma a sí mismo. Son los desequilibrios con el medio los que llevan al individuo a actuar, cuando el organismo no está sometido a tensión no actúa, pero si aparece una modificación es necesario el accionar para controlarla. Para resolver el equilibrio aplica de los medios que dispone, que ha usado en situaciones anteriores, y si no son suficientes busca nuevas soluciones que van a constituir el progreso. Los esquemas. Los reflejos iniciales dan lugar a conductas muy distintas que se ejecutan según sean los objetos. A cada objeto le aplica una serie de acciones diferentes que establecen categorías de objetos. Esas formas de actuación, esas conductas automatizadas que se suceden es lo que se denomina esquemas. Un esquema como una sucesión de acciones que tienen una organización y se repiten en situaciones semejantes. El principio de discrepancia y la resistencia de la realidad. El desarrollo psíquico se produce gracias a que el niño actúa sobre el medio que lo rodea, se acomoda produciendo nuevos esquemas o por combinaciones de esquemas anteriores. Al actuar, sus esquemas se multiplican y el niño de esta forma es como aprende. El número de esquemas se modifica durante toda su vida. Cuando el niño se encuentra en situaciones idénticas a otra anterior aplica sistemas hasta llegar a un punto en que el proceso se automatiza, esta automatización se convierte así en un hábito. Cuando la situación es nueva el niño aplica esquemas que tengan alguna semejanza con una situación anterior introduciendo alguna modificación para atender a lo que hay de nuevo. Si la situación es muy distinta, el sujeto puede no encontrar ningún esquema adecuado, no será capaz de resolver la situación y no se producirán nuevos esquemas. No ha podido asimilar la situación ni acomodarse a ella. El sujeto aprende cuando la discrepancia entre la situación nueva y una situación anterior es intermedia. Si la discrepancia es mínima o máxima el sujeto no logra progreso. De la misma forma que formamos esquemas para la resolución de problemas, elaboramos esquemas que dirigen nuestra acción en las situaciones sociales, a estos se les llama guiones.

Jean Piaget Para Piaget, la inteligencia tiene una doble naturaleza: biológica y lógica. Toda conducta se presenta como una adaptación o, mejor dicho, como una readaptación. El individuo actúa cuando experimenta una necesidad, es decir, cuando el equilibrio se halla roto entre el medio y el organismo: la acción tiende a restablecer ese equilibrio, es decir, a readaptar el organismo. Una conducta constituye un intercambio entre el mundo exterior y el sujeto. Cada conducta supone un aspecto energético o afectivo, y un aspecto estructural o cognoscitivo. Los intercambios con el medio comportan una forma o una estructura de los diversos circuitos que se establecen entre el sujeto y los objetos. La vida afectiva y la vida cognoscitiva, aunque distintas, son inseparables. Lo son porque todo intercambio con el medio supone a la vez una estructuración y una valorización, sin que por eso sean menos distintas, puesto que estos dos aspectos de la conducta no pueden reducirse el uno al otro. Es así como no se podría razonar sin experimentar ciertos sentimientos, y como, a la inversa, no existen afecciones que no se hallen acompañadas de un mínimo de comprensión. La inteligencia es la forma de equilibrio hacia la cual tienden todas las estructuras, cuya formación debe buscarse a través de la percepción, del hábito y de los mecanismos senso-motores. Cada estructura debe concebirse como una forma particular de equilibrio, pero deben considerarse como sucediéndose según una ley de evolución tal que cada una asegura un equilibrio más amplio y estable a los procesos de la anterior. Es la adaptación mental más avanzada, es decir, el instrumento indispensable de los intercambios entre el sujeto y el universo. La reversibilidad no es sino el criterio mismo del equilibrio. Definir a la inteligencia por la reversibilidad progresiva de las estructuras móviles que ella construye, es volver a decir, que la inteligencia constituye el estado de equilibrio hacia el cual tienden todas las adaptaciones sucesivas de orden senso-motor y cognoscitivo. La inteligencia es adaptación. La adaptación debe caracterizarse como un equilibrio entre las acciones del organismo sobre el medio y las acciones inversas. Es una adaptación a circunstancias nuevas. Asimilación es la incorporación de los objetos en los esquemas de la conducta. Incorpora los objetos en las formas de la actividad propia. Opera sobre él. La acomodación concluye en una modificación de la acción, corresponde a la transformación de los esquemas preexistentes del sujeto para adecuarse a las exigencias del medio. Puede definirse la adaptación como un equilibrio entre la asimilación y la acomodación, que es como decir un equilibrio de los intercambios entre el sujeto y los objetos. Estos intercambios se efectúan a distancias espacio-temporales cada vez más grandes y según trayectos cada vez más complejos. Todo el desarrollo de la actividad mental es función de esta distancia gradualmente creciente de los intercambios, o sea, del equilibrio entre una asimilación de realidades cada vez más alejadas de la acción propia y de una acomodación de ésta a aquellas. Es en este sentido que la inteligencia prolonga y concluye el conjunto de los procesos adaptativos. La percepción es el conocimiento que tomamos de los objetos o de sus movimientos, por contacto directo y actual, en tanto que la inteligencia es un conocimiento que subsiste cuando intervienen las sutilizas y aumentan las distancias espacio-temporales entre el sujeto y los objetos. El hábito y la inteligencia

¿Cómo se construye la inteligencia antes del lenguaje? Desde que sobrepasa el nivel de las zonas puramente hereditarias que son los reflejos, el lactante adquiere hábitos en función de la experiencia. El hábito es el hecho primario que explica la inteligencia; el punto de vista de los ensayos y de los errores conduce el hábito a una automatización de los movimientos seleccionados después del tanteo, siendo característico este último de la inteligencia. El hábito supone una relación fundamental de medio a fin: una acción se orienta hacia una satisfacción. Esta relación caracteriza las acciones inteligentes. El hábito, como la percepción, es irreversible, en virtud de que siempre se dirige en sentido único hacia el mismo resultado, en tanto que la inteligencia es reversible. La inteligencia sólo modifica en parte mínima un hábito adquirido y, sobre todo, la formación de un hábito no se halla inmediatamente seguida por el desarrollo de la inteligencia. El hábito constituiría un hecho primario, explicable en términos de asociaciones pasivamente sufridas, y la inteligencia derivaría de él poco a poco, en razón de la creciente complejidad de las asociaciones adquiridas. La asociación se constituye en función de una necesidad y de su satisfacción. No se trata de una asociación, en el sentido clásico del término, sino más bien de la constitución de un esquema de conjunto ligado a una significación. En el plano del hábito es necesaria toda la actividad de la inteligencia para hacer una experiencia, tanto efectiva como mental. El hábito y la inteligencia suponen una actividad del sujeto. El acto de la inteligencia supone tres momentos esenciales: 1) La cuestión que orienta la búsqueda. 2) La hipótesis que anticipa las soluciones. 3) La verificación que las selecciona. Y sólo pueden distinguirse dos formas de inteligencia: 1) Práctica: la cuestión se da por una necesidad: la hipótesis de un tanteo senso-motor, y la verificación de una pura sucesión de fracasos y éxitos. 2) Reflexiva: la necesidad se refleja como problema, donde el tanteo se interioriza en búsquedas de hipótesis y donde la verificación anticipa la sanción de la experiencia por medio de una “conciencia de las relaciones”, suficiente para desechar las hipótesis falsas y retener las buenas. La cuestión y la necesidad son la expresión de mecanismos ya constituidos previamente, y que se encuentran en estado de desequilibrio momentáneo: la necesidad de mamar supone la organización acabada de los aparatos de succión, y, en el otro extremo, cuestiones o preguntas tales como “¿qué?”, “¿dónde?”, etc., constituyen la expresión de clasificaciones, de estructuras espaciales, etc. PERIODO SENSORIO-MOTOR (0 a 1 ½ -2 años) 1er subestadio (0-1 mes). Ejercitación de los reflejos. En un recién nacido la habilidad crece regularmente. No se habla todavía de inteligencia, si de los primeros hábitos. Los reflejos se transforman en conductas instantáneas, que el niño realiza cuando quiere, sin estímulo previo. Al nacer el niño tiene: el reflejo de succión: cuando un objeto entra en

contacto con los labios del niño, éste succiona (por ejemplo, la tetina del biberón). 2º subestadio (1-4 meses). Reacciones Circulares Primarias. El niño se apodera de este cordón y sacude, sin esperar ni comprender nada de las relaciones espaciales o causales, el conjunto del dispositivo. Sorprendido por el resultado, busca el cordón y comienza de nuevo su juego repetidamente. Se llama reacción circular a esta reproducción activa de un resultado obtenido una primera vez por azar. La reacción circular es así un ejemplo típico de asimilación reproductora. En este caso la reacción circular recae en el propio cuerpo, llamamos reacción circular primaria. 3er subestadio (4-6/8 meses). Reacciones Circulares Secundarias. La reacción circular secundaria se refiere que la acción del niño recae a objetos exteriores. Conductas en un solo sentido, que se repiten sin objetivo fijado y al azar. Sin que haya todavía en ello verdadera reversibilidad, es claro que hay allí progreso en la movilidad. Coordinación: visión y presión: progresivamente los esquemas se van construyendo, se coordinan. Imitaciones: El niño imita sonidos y movimientos realizados por un modelo. 4º subestadio (8-10/12 meses). Coordinación de esquemas secundarios y aplicación a nuevas situaciones. Los esquemas construidos por reacciones secundarias resultan ya susceptibles de coordinarse entre sí. Comienza a coordinar medios para alcanzar un objetivo. Así es como, para apoderarse de un objetivo situado detrás de una pantalla que lo oculta totalmente o en parte, el niño intenta primero apartar la pantalla (utilizando los esquemas de agarrar y golpear, etc), luego se apodera del objetivo. Por lo tanto, el fin se ha planteado antes que los medios, ya...


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