Ejemplo del comentario de texto de weber PDF

Title Ejemplo del comentario de texto de weber
Course Teoría Sociológica II: Moderna
Institution UNED
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Comentario de texto (Ejemplo)“(...) La idea de redención es en sí antiquísima, si por redención se entiende la liberación de la desgracia, el hambre, la sequía, la enfermedad y, por último, el sufrimiento y la muerte. Pero no alcanzó un significado específico hasta que no se convirtió en expresión d...


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Comentario de texto (Ejemplo) “(…) La idea de redención es en sí antiquísima, si por redención se entiende la liberación de la desgracia, el hambre, la sequía, la enfermedad y, por último, el sufrimiento y la muerte. Pero no alcanzó un significado específico hasta que no se convirtió en expresión de una ‘imagen del mundo’ sistemáticamente racionalizada, y de la toma de posición hacia esta imagen. Pues lo que quería y podía significar por su sentido y por su cualidad psicológica, dependía justamente de esta imagen del mundo y de esta toma de posesión. Son los intereses, materiales e ideales, no las ideas, los que dominan inmediatamente la acción de los hombres. Pero las ‘imágenes del mundo’ creadas por las ‘ideas’ han determinado, con gran frecuencia, como guardagujas, los raíles en los que la acción se ve empujada por la dinámica de los intereses. Según esta imagen del mundo se orientaban el ‘de qué’ y el ‘hacia dónde’ se quería y -no olvidarlo- se podía ser ‘redimido’ (…)”. (Max Weber, Ensayos de sociología de la religión).

El texto trata de la relación entre el plano ideal y el material, la religión y la sociedad, los sistemas de ideas y el cambio histórico. Afirma la capacidad (“con gran frecuencia”) de las imágenes del mundo para ejercer una influencia efectiva en la sociedad. Esta influencia se produce de una manera específica, y esta manera y sus consecuencias inmediatas constituyen el problema de fondo. El texto procede de la “Introducción” que Weber redacta para los Ensayos de sociología comparada de la religión, dedicados a las religiones chinas: confucianismo y taoísmo; indias: hinduismo y budismo, así como al judaísmo antiguo, y es por sí mismo uno de los hallazgos más relevantes de su sociología. Pese a aparecer bajo la categoría de “Introducción”, este escrito recoge los frutos que Weber había obtenido de sus investigaciones concretas, condensando y sistematizando en él el aparato conceptual usado en sus estudios empíricos. De ahí su relevancia teórica. Weber escribió la “Introducción” hacia 1913-15, cuando se decidió a publicar las investigaciones empíricas sobre las distintas religiones universales. Una motivación para la realización de sus investigaciones empíricas fue contrastar la tesis expuesta en La ética protestante y el espíritu del capitalismo, tesis que consistía en “una especie de versión”, como él mismo escribió a su amigo Rickert, del “idealismo histórico”. En esta específica versión va a radicar, como hemos dicho, la problemática. En un plano general, Weber se opone al materialismo histórico y a la teoría nietzscheana del resentimiento. Para Marx, la religión estaba en función del ordenamiento económico. Según él, las promesas del más allá no son sino un mundo al revés donde los negativamente privilegiados se encuentran reflejados de forma positiva. “Los últimos serán los primeros”. La concepción de Nietzsche, aunque bien distinta, va a ser también de carácter reduccionista. El filósofo alemán tomará al resentimiento como fuerza creadora de la religión, que consistiría en la inversión por

obra del sentimiento de venganza de lo que la ética aristocrática considera bueno y malo en sentido moral. Así, “los últimos serán los primeros” no sería sino la expresión del resentimiento de los negativamente privilegiados. Weber rebate las dos teorías y en este transfondo teórico se inscribe el texto. El pasaje tiene tres partes. En primer lugar afirma Weber la existencia universal (“antiquísima”) de la redención, que define como la liberación del sufrimiento. El adjetivo “antiquísima” y la frase “pero no alcanzó un significado específico hasta que no se convirtió…” aluden a un proceso. En efecto, en otra parte de su sociología de la religión describe Weber el paso de la redención de culto a una más sublimada redención ética. Es en este segundo caso cuando es necesaria una cierta intelectualización, pues se plantea el problema universal de la teodicea: la conciliación de la existencia del mal en el mundo con la existencia de un dios benévolo. Estamos ya ante imágenes del mundo “sistemáticamente racionalizadas”, que se van a conectar con las formas de vida de los individuos y con las formas de la vida social (economía, política, arte…). Por ideas puede entenderse, por ejemplo, la concepción de un dios todopoderoso, y por imagen del mundo cualquier racionalización de la salvación del alma. Ambas se distinguen por el grado de complejidad. La segunda parte emerge con contundencia y está coronada por una metáfora iluminadora y persuasiva a un tiempo. Esta conocida proposición afirma que los intereses dominan de manera inmediata la acción de los hombres, pero ocasionalmente, aunque con “gran frecuencia”, las ideas son eficaces en el ámbito socio-cultural, cambiando, como “guardagujas”, el rumbo de la dinámica social. Aquí está el “cómo” entiende Weber la influencia de las ideas en la sociedad. En principio, distingue entre ideas e intereses, y, dentro de estos, entre materiales e ideales. Los primeros tienen por objeto bienes terrenales como el bienestar, la salud, la longevidad, y los segundos bienes soteriológicos como la gracia, la redención, la vida eterna, la superación de la angustia ante la muerte. Para Weber, como señala en otro lugar, hay una necesidad material, a la que responden los intereses materiales, y otra espiritual, a la que responden los intereses ideales. Ambos intereses estarían, a mi juicio, interpenetrados en una dinámica común. ¿Cómo podríamos entender la relación de ideas e intereses en épocas normales y cómo en las de cambio histórico? La clave está en esta imbricación mutua. La consecución de los intereses necesita de ideologías que los legitimen, por lo que éstas se vuelven tan reales como aquellos; y, a la vez, la realización de ideas necesita de intereses que las soporten. Por otro lado, en tiempos de cambio histórico, y con esto llegamos a la tercera parte, a la última frase, surge el tema de la redención, el hecho universal de la necesidad de salvación, de la formación de intereses ideales. Las ideas proceden de manera autónoma en la definición del “de qué” y del “hacia dónde” se quiere y -subraya Weber- se puede ser salvado. Esto es, las ideas plantean y resuelven más o menos sistemática y racionalizadamente el problema del sentido. Tras cada necesidad de redención se percibe algo que en el mundo real carece de sentido, así como la exigencia consecuente de dotarle de uno. Esta exigencia es la virtualidad razionalizadora propiamente religiosa, y aquí adquieren las ideas su eficacia histórica. Los bienes de salvación de las religiones, sus medios de salvación y sus vías de salvación, dice Weber, dependen en gran manera de la situación de intereses de las capas que las soportan. Así, para la formación de los bienes de salvación es decisivo que sea una casta

burguesa, campesina o noble la que soporte las ideas religiosas. Pero una vez que las ideas se han formado con cualesquiera influencias y obtienen el carácter de una “imagen del mundo”, y una vez que la imagen del mundo se ha hecho socialmente dominante, entonces puede ésta ser históricamente efectiva y dar una orientación a la dinámica de los intereses. ¿Cómo? Influyendo directamente en la ética secular, en la conducta de vida, y de ahí en el resto de esferas de la vida social. En resumen, podríamos decir que Weber parte de un postulado universal en que basa la independencia de la religiosidad y su capacidad de racionalización: la universalidad del hecho del “sufrimiento”, del que las religiones de salvación nos redimen. Esta redención precisa de una racionalización del problema del sufrimiento en el mundo, del problema del mal. Ésta es la fuerza que impulsa la racionalización progresiva de las imágenes del mundo, que adquieren de este modo una dinámica propia, un impulso hacia formas más racionalizadas. Cuanto más racionalizadas estén, más sistemáticamente se delimitan la vía y los medios de salvación, aumentando así la incidencia en la conducta de vida general de los individuos. Por eso pueden cambiar la inmediata dinámica de los intereses con cierto grado de autonomía, diferenciándose así del idealismo clásico así como del materialismo histórico y de la teoría del resentimiento. En la “inmediatez”, la acción está dominada por intereses; pero en los periodos largos, las imágenes del mundo pueden actuar en el proceso histórico cambiando su rumbo.

El pasaje analizado es un texto escabroso difícil de comprender si no se recurre a otros contextos. La metáfora central tiene un eficaz efecto persuasivo, pero es escurridiza al análisis. ¿Cuál es exactamente el efecto “guardagujas”? Si lo entendemos como la pregunta por cómo influyen las ideas en la historia, entonces nos topamos con uno de los postulados de la sociología weberiana: la concepción del hombre como actor, como persona dotada de la capacidad y la voluntad de dar al mundo un sentido. Este postulado caracteriza en buena parte la sociología weberiana de la religión y su sociología en general, y es responsable de que el plano de las ideas aparezca siempre como relativamente autónomo y sobredimensionado. Podría afirmarse que éste es el sesgo de la sociología weberiana, pero en mi opinión se trata de un programa de investigación conscientemente parcial, el programa de la sociología comprensiva de la acción, que se desentiende de una sociología general....


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